Relatos porno de Gays
Relatos eróticos de Gays
Follado en los aseos pĂşblicos de la playa de Riazor
Tranquilo me dijo, a la vez que con una mano en la cabeza me empujaba para que me agachara. Abre la boca me ordenĂł. Temblándome las piernas y mirando para todas partes, a causa del nerviosismo que me habĂa entrado, eso hice. Me agachĂ©, abrĂ la boca, me sujetĂ© a sus piernas con las manos, y empecĂ© a chupar y tragar aquella polla.
Llevaba varios dĂas que andaba salido y caliente a rabiar, deseando que alguien me diera por el ...
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El chabolista del puerto
HabĂan pasado varios dĂas desde que me habĂan sorprendido y follado en la fábrica abandonada, el dĂa que habĂa salido del puerto sin tener suerte a la hora de conseguir trabajo. Pero por suerte, al dĂa siguiente habĂa encontrado trabajo en el puerto; era en una descarga de pescado congelado, con la que al menos tendrĂa trabajo para 7 u 8 dĂas; por lo que no tuve necesidad de recurrir a lo que me habĂa dicho aquel hombre que me ...
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Sorprendido en la fábrica abandonada
Cuando me pasó lo que voy a relatar; fui sorprendido en una fábrica abandonada haciéndome una paja y con uno de mis dedos acariciando mi ano.
En la Ă©poca en que esto sucediĂł, me encontraba realizando el servicio militar en Zaragoza. Por aquellos dĂas estaba gozando de un mes de permiso por lo que me encontraba en la ciudad donde vivo, y vivĂa en aquellos momentos, y que no es otra que La Coruña.
Aquel dĂa habĂa ido al ...
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Venancio, el viejo tendero, Parte 4
Al dĂa siguiente de haber sido follado por Venancio y el camarero Marcos, y Venancio el viejo tendero, me habĂa follado en el portal de mi casa, era sábado, y ese dĂa tenĂa una cena con los amigos. Por supuesto que luego irĂa por el bar en el que siempre parábamos, y allĂ me volverĂa a encontrar con el viejo tendero, Venancio, y Marcos, el camarero del bar. HabĂamos quedado en repetir lo del dĂa anterior.
Ya eran casi las 2 ...
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Venancio el viejo tendero, Parte 3
Los siguientes dĂas seguimos coincidiendo el viejo tendero y yo, en el bar en el que solĂamos parar. Y como ya era costumbre, cada vez que coincidĂamos en los aseos, el viejo tendero, me metĂa mano todo lo que podĂa.
Antes de entrar en el water, habĂa una pileta para lavarse, luego habĂa un urinario, y al fondo estaba el water. El sitio no era muy espacioso, y al pasar hacia el water, era muy fácil rozar al que estaba ...
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