Relatos Eróticos Zoofilia

Trio de perros | Relatos Eróticos de Zoofilia

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Mi historia pasó hace algunos años, recorría las calles de San José, Costa Rica, como tantas veces lo hice en busca de acción y vaya que la conseguí, después de varios minutos de buscar un buen bar tipo taberna, pasé por una en la que no dudé en entrar, este lugar era uno de los pocos en los que ponen películas porno y además hay mujeres.

Así, recién llegando al lugar, pedí una cerveza y me acomodé en una de las sillas de la barra para disfrutar de la película que en ese momento estaba, no pasaron muchos minutos cuando una bella chica, morena, de ojos preciosos negros y con gran picardía se me acerca y me dice que si me hacía compañía, no lo dudé ni un segundo y le dije que si, la invité a una bebida y charlamos mientras miraba afanado la película y a la vez acariciaba suavemente el cuerpo de esta bella chica, ella me acariciaba a mi y eso me calentaba más, así me invitaba a que fuéramos a un cuarto para disfrutarnos mutuamente y me decía que me haría todo lo que aparecía en la película, vaya que estaba caliente, sin embargo le dije que quería ver un poco más la película y que la invitaba a otra bebida, a esas alturas ya llevábamos unas cuatro o cinco y eso ya calentaba los sentidos y la euforia empezaba a florecer en ambos.

Ya casi me iba con ella cuando en la cinta que sigue sale una escena de zoofilia, me terminó de calentar mirar como dos españolas se morreaban entre si y de un momento a otro, una de ellas se incorpora y va hacia la puerta de salida, la cual abre, dejándola entreabierta y cuando pasa un tío lo llama, al acercarse este, le dice algo al oído y este entra a la casa, cuando se ve donde trae un perro con correa y empiezan a mamarle la polla al perro y luego las penetra a ambas, eso me hizo calentarme y en son de broma le dije a la chica que si hasta eso haría, no se si era el efecto del licor o el morbo o que, pero me dijo que si y yo al escuchar esto, no quise desaprovechar el momento y le dije que no fuéramos al cuarto, que la invitaba a mi departamento y para mi sorpresa ella aceptó, por lo general nunca aceptan salir del lugar de trabajo, a menos que haya mucho dinero de por medio, pero en esta ocasión fue así.

Durante el camino yo iba inspeccionando el camino, metiendo mi mano por debajo de la falda y acariciando por encima de las braguitas su rica conchita y ella jugaba con mi verga, que lubricaba por montones y eso como que a ella le trastornaba, pues cada gota que salía de líquido pre seminal, lo tomaba con sus dedos y jugaba, esparciéndolo por mi glande y haciendo resbalar sus dedos en él.

Así, llegamos a mi departamento y una vez que entramos, le ofrecí un trago, el cual aceptó, mientras lo bebía, yo comenzaba el acoso, besando su cuello y tocando sus senos, poco a poco, muy lentamente, fui despojándola de sus prendas hasta dejarla con solamente sus braguitas, comencé a chupar sus tetas y acariciar su abdomen, tenía un vellito muy fino, rubio, que recorría desde su ombligo hasta que se hacia más tupido, creo que a esto es lo que le llaman el caminito del amor, luego me consumí en su entre pierna y disfruté con su vagina, recorriéndola toda con mi lengua, jugando con su clítoris y más disfrutaba como se movía con su cintura como cogiendo mi lengua con su cuca, sentía como vibraba con cada penetración de mi lengua y yo cada vez me calentaba más, en eso hizo algo que me gustó más aún, me acostó y ella se dio vuelta comiéndome la pija y poco a poco me acercó su concha de nuevo a mi boca para hacer un 69 perfecto, me sentía completamente extasiado y luego de un rato paré la situación y la puse en posición para que se sentara sobre mi verga, cuando ya casi terminaba, la hice parar y cambié de posición, esta vez la acosté y tomándole las piernas la levanté sobre mis hombros y con mis manos levanté aún más su cintura y la penetré, su expresión lo dijo todo, estaba disfrutando mucho todo lo que le hacía e igualmente yo disfrutaba con lo que me dejaba hacerle, pero aún faltaba lo mejor, cuando alguno de los dos íbamos a terminar, yo paraba la acción para rendir más tiempo, ya que por experiencia, se que mientras más dure en llegarse al orgasmo, más se disfruta, así esta vez la puse en la posición de perrito.

Una vez así y sabiendo que en el estado de excitación en que estaba me permitiría cualquier cosa, le dije que quería penetrarla por detrás, como pensé, ella accedió y manos a la obra, mi experiencia de la que presumo, me enseñó que para no causarle dolor desagradable a la mujer cuando se penetra por el ano, se debe o ella debe masturbarse el clítoris, eso deja que uno trabaje con más facilidad esa parte, por lo que así lo hice, con mi mano derecha, la empecé a masturbar su rico clítoris y con equilibrio fui poco, muy poco a poco, penetrándola, es más ella era la que se iba penetrando, así misma, ya que se hacía para atrás, lentamente y poco a poco empecé a sentir como mi verga se iba introduciendo en ese hoyito tan caliente y suave, es una sensación diferente cuando se penetra por ahí, cuando la penetré por completo, le pregunté si le dolía, me contestó que no, para nada, con un tono que me excitó a seguir por más tiempo y una vez que ya estaba a punto de terminar, me abalancé con más ritmo y fue sensacional la corrida que tuve, como hace mucho no me venía, paré por completo, saqué mi miembro y le dije: “Ahora si a cumplir lo que te pregunté en el bar, solo falta algo para hacer todo lo que vimos en la película”, ella se sonrió entre incrédula y nerviosa y le dije: “Quédate aquí, así un momento”, cuando regresé, traje a mi precioso labrador negro, ella se asustó y me dijo un poco arrepentida: “¿Era en serio?, yo nunca lo he hecho con un animal y me da miedo”, yo le dije que tranquila, todo lo que tendría que hacer, era seguir mis indicaciones y prepararse para disfrutar una buena experiencia, yo no dejaría que le hiciera daño.

Para que tomara confianza, le indiqué primero que se hiciera amiga de mi dócil y fiel amigo peludo, ella empezó a acariciar su cabeza, luego ya con confianza tizón, lamía sus manos, su cara y le indiqué que le acercara su sexo, ella lo hizo y el olor de los fluidos vaginales, más mis fluidos en su ano y vagina, enloquecieron el gusto e instinto del animal y lamió sin contemplaciones, ni reparos todo su sexo, desde la vagina, hasta su ano y esto excitó y terminó por quitarle el miedo a mi chica, luego de una buena lamida, le indiqué apartarse un momento y seguirse masturbando, mientras yo saqué unos calcetines y traje cinta adhesiva y le cubrí las patas delanteras para que no le hiciera daño, ella me preguntó que hacía, al explicarle, su cara fue entre sorpresa y admiración, diciéndome: “vaya de veras que eres experto en esto”, yo solo sonreí y le contesté que “solo era estudiado en la materia, aplicaba lo que en algún momento había leído y lo que había visto en alguna película”, una vez preparado todo, le dije que se pusiera de nuevo de cuatro patas y así lo hizo, tizón se acerco y le dije que jugara con su verga para que la fuera conociendo, me preguntó que si no era peligroso que le pegara alguna enfermedad, le contesté que no, que las enfermedades de los animales, pocas veces se transmiten al humano, solo algunas bacterias o parásitos, pero mientras el animal este limpio, cuidado y se lleve al veterinario, no hay peligro.

Así tomo confianza y jugo un buen rato con el aparato de mi fiel amigo, tomando la funda que cubre su aparato y lo hacía para arriba y abajo, le dije que lo hiciera con más rapidez y este tomó ritmo y movimientos característicos de los perros al copular, mientras su bulbo creció, le dije que lo soltara un momento y le empecé a explicar que eso era lo que producía que se pegaran los perros cuando copulaban, que debía tener cuidado que esta vez no dejara que le entrara por completo, sino podía hacerle daño, de todas maneras yo la cuidaría, ya lista e instruida en el arte, le dije que volviera a jugar con el aparato del animal, este de nuevo se entusiasmo, al igual que ella que se excitaba con el jugueteo con ese aparato, nuevamente le di la instrucción de que fuera su perrita y que se moviera como tal, a su alrededor, que le acercara su traserito cerca de su hocico, el levantó sus orejas y la volvió a ver con deseo y no tardó dos segundos en montarla, al sentir al perro sobre si, se asustó y quiso huir, pero él la aprisionó con su patas, y vale que estaban cubiertas por las medias, sino hubiera clavado sus garras en esa bella piel morena.

Así afianzándose, empezó a moverse tratando copular con esa bella humana, yo me acerqué y podía ver como aquella pija en su intento por penetrar aquel rico hoyito, más bien hincaba sus redondas y firmes nalgas, humedeciéndolas cada vez que su falo tocaba la piel y así siguió tratando de atinar la abertura, así entonces me acerqué y acaricié la espalda de la bella chica para calmar cualquier temor, decididamente metí mi mano tomando aquella pija y la dirigí hacia su vagina, al sentir el can que entraba en aquella gruta, embistió con gran poder y pude escuchar como la mujer soltó su primer gemido de placer, yo miraba como esa pija iba penetrando esa vagina que minutos antes había sido mía y ahora la compartía con él, oía como empezaba a exhalar mi perro amigo, me imagino que por el esfuerzo, miraba como aquella verga se engrosaba y antes de que entrara su bulbo, volví a meter mi mano para evitar que entrara y quedara abotonada aunque me hubiera gustado verla pegada al perro como toda una perra en celo, cuando el bulbo alcanzó un tamaño considerable para que no entrara. Lo solté, ella gemía pidiendo más, yo le pregunté que le parecía a lo que ella respondía que era una experiencia increíble, cuando el bulbo alcanzó su tamaño máximo, el perro se detuvo de sus embestidas, le pregunté a ella, si quería parar ya, a lo que sorpresivamente me respondió que aún no había terminado, por lo que le dije que si quería seguir, me dijo que si; como el perro había sentido que no estaba abotonado, su pija se comprimió rápidamente, le dije que se quedara en la misma posición y le acerqué al perro que sin dudarlo se subió de nuevo y empezó a coger aquella mujer, pero no atinaba, por lo que le dije que bajara un poco sus caderas, esta lo hizo, pero creo que demasiado, pues tizón atinó y penetró.

Ante un pequeño grito lastimero de Sinaí, me percaté del motivo, el había atinado el ano de su perrita y claro la chica tuvo que sentir algo de dolor, por lo que le dije que la ayudaría a quitárselo de encima, a lo que nuevamente me sorprendió cuando me dijo que se lo dejara terminar, los dejé continuar y me acomodé a observar como esa mujer y ese perro disfrutaban de ese sexo animal, mi excitación llegó a un punto que tuve que empezar a masturbarme mientras ellos gozaban, por lo que me relajé por completo y me percaté de lo que pasaba cuando ella de nuevo se quejaba lastimeramente, pero ya no podía hacer yo nada, el muy sin vergüenza la tenía abotonada, pero del culo, increíblemente envidiaba ese animal, me preguntaba que se sentiría poseer de tal forma, en que el sometía a su hembra al grado de tenerla unida a su cuerpo hasta que él quisiera y no había nada que hacer, ya mi excitación no tenía límites y sentía que iba a explotar, sentía mi verga casi entumida a tal punto que hasta me dolía, mientras ella se masturbaba, no podía más y fui por una silla, dije que se levantara cuidadosamente y vaya mis cálculos eran correctos, apenas daba para que se sentara.

Imaginen nada más la escena que les voy a describir, como todos los perros cuando quedan abotonados se dan la vuelta, quedan culo a culo con su hembra, ella se apoyó en la silla más acostada que sentada, bien enculada y yo me abalancé sobre ella y la empecé a coger, fue una experiencia increíble cogérmela, mientras ella era cogida por mi perro, ella gemía como loca y yo ya terminaba en ella, pero me ganó, empezó a gritar de una forma, que me éxito aún más y su cara se transformaba en placer, cuando metía mi verga podía sentir el bulbo de tizón era increíble y ya no aguanté y solté una gran cantidad de mi leche dentro de esa vagina caliente, no tardó mucho para que tizón hiciera lo mismo, pero en más cantidad aún, él sacó su verga que era más grande que la mía, y empezó un torrente de semen a salir de ese culo, al igual, pero en mucha menos cantidad de la concha de esa mujer, prácticamente cuando se sintió liberada de tanto placer, la mujer cayó rendida al suelo, exhalaba de tal forma, cualquiera creería que se estaba ahogando, pero al ver su cara sabía que no era así, pues su cara lo decía todo, no hubo necesidad de preguntar si le había gustado.

Cuando pudo pronunciar palabra, solo dijo “¿Donde está el baño?”, se dirigió hacia allá y a los pocos minutos salió de ahí con una cara de alegría, para darme las gracias, me dijo que nunca había experimentado nada igual, quería repetirlo, pero que tenía que recuperarse de esta, me abrazó y me dijo que de ahora en adelante yo sería su amante y que ella sería la hembra de mi perro, después de esa vez no la he vuelto a ver, pero si se volviera a repetir con ella, quiero hacer mucha cosas más.

 

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