Relatos Eróticos Voyerismo
Una noche de perversión total en público - Parte 3 | Relatos Eróticos de Voyerismo
Publicado por Gonzo el 29/12/2014
Y ahora era él quien se movía hacia arriba y hacia abajo para que mi verga le invadiera cada vez más adentro del ano, hasta que se sentó completamente sobre mí para que toda mi verga le penetrara, mientras yo le decía al oído que le estaba partiendo el culo y él entre gemidos me decía que sí y que lo quería más adentro. Él se entregaba con la verga suelta bailoteándole de un costado al otro como un resorte, mientras de su culo entraba y salía mi verga con toda libertad, dejando que sus nalgas rozaran y a momentos aplastaran mis testículos, por lo que yo me acomodaba más adelante para que así mi verga totalmente erecta ocupara su culo y mis testículos no sufran el embate de sus nalgas, a momentos me ponía a disfrutar de su verga agarrándola y dándole algo de fricción a modo de que se ponga rígida, pero por la posición en que me encontraba era difícil mantenerme mucho rato haciéndolo, por lo que mejor me ocupaba de resistir su peso encima de mí.
Terminé moviendo mi abdomen y toda mi zona genital hacia arriba para clavar más mi pene en su culo, resistiendo todo su peso y mi peso en brazos y piernas, el por su parte había acomodado sus pies encima del asiento de tal modo que venía con todo su culo abierto sobre mi verga, ya sentía que mis piernas se acalambraban pero en cada embate que le daba, su culo caía con más peso sobre mí y eso hacía que mi verga se fuera más adentro todavía, produciéndole una dolorosa excitación que le hacía gemir con fuerza, sus gritos eran escandalosos, pero él estaba perdido en su excitación recibiendo mi verga en su culo abierto y mantenía sus ojos cerrados todo el tiempo y la boca abierta gimiendo dolorosamente. Al final ya no pudo contenerse más y de su verga empezaron a derramarse gotas de semen por todos lados, regándose por todo su pecho y sus muslos gotas blancas, unas cuantas de esas gotas alcanzaron mis testículos obviamente y él sólo agitaba su verga como un resorte sin control y se abandonaba a ese momento de clímax. Luego que se dejó caer con todo su peso sobre mí, quedando aun con mi verga dentro de su culo, yo empecé a recuperarme de mi excitación, tomaba aire, y de a poco recobraba la conciencia de que estábamos ahí en la banca de la plaza teniendo sexo, de que estábamos prácticamente desnudos o con nuestros sexos expuestos en plena calle y mi sorpresa fue grande cuando a pesar de la oscuridad de la noche, gente se había puesto a nuestro alrededor formando una media luna y nos estaba viendo ahí aun pegados con mi verga en su culo, de inmediato lo empujé a él hacia adelante para liberar mi pene de su ano, a lo que él respondió con pereza y no cooperaba con su peso encima de mí para hacerlo a un lado; para que saliera de su excitación tuve que decirle que había gente ahí y que nos estaban mirando, entonces recuperándose inmediatamente abrió los ojos y vio a toda esa gente a nuestro alrededor: había dos chicos que miraban atentos nuestras vergas, parecía que ni siquiera pestañaban, pero tenían nuestras vergas clavadas en sus pupilas y se notaban excitados por el bulto que tenían en la parte delantera de sus pantalones, a lado de ellos un anciano con los brazos a sus costados y las manos apoyadas en su cintura, mantenía su saco abierto dejando ver toda la parte de adelante de su camisa y también nos miraba atento, aunque con el ceño fruncido, más al costado dos muchachas nos miraban con total asombro en especial una de ellas que se había agachado hasta apoyar las manos en sus rodillas extendiendo el culo hacia atrás para mirar bien, tenía los ojos y la boca bien abiertos, mientras que su compañera se había puesto algo relaja mirándonos, al mismo tiempo que aprovechaba la postura de su amiga para tocarle el culo con una mano, por lo que caí en cuenta rápidamente que la otra muchacha había quedado más sorprendida porque su amiga le estaba tocando el culo en plena plaza, a la vista de todos, que porque nos estaba viendo a nosotros con las vergas descubiertas.
Cuando ya quedamos totalmente relajados sobre la banca, ambos sentados y sin molestarnos en cubrirnos puesto que nos habían visto por demás desnudos y follando. Fue que él totalmente suelto de cuerpo, lanzó una risita y agarrado de su verga, frotándosela dijo a voz viva y sin quitar la sonrisa de sus labios “quien se anima a hacerlo con nosotros, eh”, él estaba ahí en medio de la plaza agarrado de su verga mirando a nuestros ocasionales mirones, y hablando no sólo por él sino por los dos, ofrecía sexo públicamente, yo pensé que nadie se animaría y quedaría todo entre risas y buenas noches, pero no fue así, a pesar que todos se rieron disimuladamente, nadie se movió de su lugar y luego de unos segundos fue el anciano que, mirando a ambos costados libero sus brazos de los costados y alzando la mano dijo: “ Yo sí quiero” y yo no fui el único sorprendido pues de inmediato todas las miradas se dirigieron hacia él, a lo que argumento diciendo: “es que ya me hace mucha falta” y a lo así se fue acercando hacia nuestra banca lentamente, con su paso cansado, puesto que estamos hablando de un anciano de unos 75 años o más.
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