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Exhibicionismo a bordo | Relatos Eróticos de Voyerismo

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Nos gusta viajar en coche para no tener que depender de horarios de trenes, autobuses o aviones, parar donde y cuando nos venga en gana y continuar cuando nos apetece. Pero como nada es perfecto, las horas en carretera son agotadoras y sobre todo aburridas. Eva suele dormir todo el rato mientras yo me concentro en la carretera y escucho música durante largas horas.
La primera vez que pensé en ello íbamos camino de Gijón a pasar unos días en casa de unos amigos, era a mediados de Junio y el sol entraba con fuerza a través de los cristales del coche, Eva dormitaba con carita de ángel, el asiento ligeramente reclinado hacia atrás y los pies apoyados en el salpicadero, vestía blusa blanca sin mangas, no demasiado escotada y minifalda azul celeste que se recogía buscando su cintura justo hasta el final de sus muslos,desde mi posición no podía más que imaginar la maravillosa vista que un hipotético observador obtendría desde la parte delantera del coche.

Con mucho cuidado, poco a poco, intentando no despertarla fui estirando de la tela hacia arriba, para obtener una visión algo mejor, Eva al notar el contacto se removió un poco en sueños facilitándome así la labor, ya que al deslizarse ligeramente hacia delante por el asiento del coche la faldita se le subió tres dedos más, lo justo para mostrar sus braguitas A esas alturas ya empezaba a notar que algo se despertaba dentro de mi pantalón, provocadopor la visión de los ricillos de su conejo saliendo entre los agujeritos del encaje blanco de su prenda íntima.

No sé cuantos kilómetros estuvo en esa posición, lo que sí recuerdo es que atravesamos un pequeño pueblo y tuve que parar en un semáforo en rojo, había gente alrededor y mi primera intención fue taparla un poco, pero algo me detuvo, la situación era excitante, recuerdo a un lugareño que caminaba paralelo al coche, pasó a escasos dos metros de nosotros y estoy seguro de que no pudo dejar de notar los pies de Eva en alto y sus largas piernas completamente desnudas y aunque tampoco creo que alcanzara a ver mucho más, sentí una punzada de excitación justo debajo de los huevos.
Al salir del pueblo cogimos la autovía, estaba casi desierta, el único vehículo que se divisaba era un camión frigorífico que avanzaba, a lo lejos, en nuestra misma dirección. Cuando estaba a punto de alcanzarlo, una pícara idea pasó por mi cabeza, reduje la velocidad hasta adecuarla casi a la del camión y empecé a rebasarlo muy lentamente, desde mi posición, no podía ver si el conductor se fijaba en ella pero la sola posibilidad de que lo hiciera hizo que unas gotitas de semen asomaran por la puntita, la escena duró apenas unos segundos (que a mí me parecieron horas) y justo cuando terminaba de adelantar al camión, el conductor hizo sonar el claxon, eso me indicaba que no se había perdido detalle, ¡qué sensación!.

Eva se despertó unos kilómetros más adelante completamente ajena a lo que había sucedido. Yo por mi parte no le conté nada, temía que me tomara por un obseso o algo parecido (también yo lo pensaba cada vez que me masturbaba recordando la escena) pero sí que desde ese día le sugerí varias veces que en los viajes largos las minifaldas ayudan mucho a matar el aburrimiento de la carretera.
Eva siempre hizo caso omiso de mis sugerencias hasta hoy. Hemos decidido pasar el fin de semana en Pamplona, a unos 440 Km. de nuestro pueblo (Villareal), se ha puesto ropa cómoda para el viaje, una falda cortísima y un top semitransparente que, seguro me amenizará un poco el camino. Como siempre a los diez minutos de salir a la autopista ya se ha dormido (¿o no?), con los pies en el salpicadero, y la rodilla derecha apoyada en la ventanilla, o sea enseñando las bragas a cualquiera que pase por ese lado del coche, así es que dando por hecho que ella ha captado mis indirectas voy a empezar a jugar. He pasado al lado de varios coches todo terreno pero ninguno de ellos parece percatarse de la situación (ellos se lo pierden) delante de mí tengo una autocaravana, esta vez lo voy a hacer con más descaro, me pongo en paralelo y mantengo la velocidad, el conductor me mira primero a mí extrañado y casi inmediatamente fija la vista en la entrepierna de Eva, el hombre tiene la boca abierta y los ojos fuera de las órbitas, de repente da un pequeño bandazo y ambos nos acojonamos pero enseguida se normaliza la situación y el conductor vuelve la vista a su objetivo, esta vez con una sonrisita en los labios.

Acelero y voy a buscar otra ¿víctima?. Casi de inmediato llego a la altura de un camión y repito la operación, el conductor se da cuenta rápidamente de la situación, me da un poco de corte pero aguanto el tirón hasta que veo que el muy cabrón tiene una cámara digital en la mano y está haciéndole fotos a Eva, acelero rápidamente, no esperaba esa reacción, ni que el tío lo tuviera todo preparado, estoy excitadísimo, solo pienso en la cantidad de pajas que se va a hacer viendo las fotos de las bragas de Eva ¡Oh Dios mío! Incluso enseñando las fotos a sus amigos...no puedo más voy a parar en el primer sitio que encuentre a ¿aliviarme? en el cuarto de baño.

Hemos llegado a un bar de carretera y ya estamos sentados a una mesa frente a un café (previo paso por el aseo), ya estoy más tranquilo y Eva pone cara de sopa mientras se pregunta por que cojones he parado a mitad de camino (nunca lo hago). Me fijo bien y veo que esta sentada con las piernas bastante abiertas, no sé si por morbo o porque no se da cuenta debido al sopor, el caso es que empiezo a excitarme de nuevo, yo no puedo ver el espectáculo, de hecho no le he visto las bragas en todo el viaje ya que estaba girada hacia la derecha, solo me he imaginado la vista del hombre de la caravana y del camionero.

No lo puedo creer, la caravana está aparcando justo enfrente del bar y de ella bajan un hombre, una mujer y un perro, entran en el bar, el hombre enseguida reconoce a Eva y (como no ) elige la mesa justo al lado de nosotros, mi novia sigue en la misma postura y el cincuentón se está poniendo las botas, no puedo describir la sensación que tengo, lo único que sé es que estoy a punto de correrme sin siquiera rozarme la polla. No lo puedo resistir más Eva esta distraída mirando por la ventana y no se da cuenta de nada, tiro la servilleta al suelo, tengo la imaginación disparada, ¿se habrá puesto las braguitas caladas que tanto me gustan?, al agacharme a recoger la servilleta, miro en la dirección de sus muslos y ahora sí, ahora sí que mi leche está empapándome el slips, el amor de mi vida no me ha defraudado, la mujer a la que ahora quiero más que nunca no lleva puestas las braguitas caladas...simplemente no lleva nada.

 

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