Relatos Eróticos Sexo con maduras

Las perversidades de la patrona | Relatos Eróticos de Sexo con maduras

Publicado por Alfa el 12/09/2008

En una gran mansión ubicad en una colonia de la alta sociedad residia una pequeña señora con su hijo, ella era la señora Martinez, era madre soltera y se las habia visto negras para poder conseguir un trabajo. Ella se sentia afortunada porque su patrona, la señora Smith la apoyo dandole trabajo, permitiendoles vivir ahi y dar las facilidades para que el hijo de la pobre mujer pudiera obtener una buena educación y además de disfrutar del jardín y la piscina. La señora Smith se mostraba muy benevolente y comprensiva. Ya llevaban cerca de 5 años en esa residencia donde Pedrito, asi se llamaba el niño, ya había cumplido 15 años en la primera semana de septiembre del año pasado. El era menudito y delgado pues apenas media 1.55 pero gracias a su madre tenia educación y modales, haciendolo atento y con buen comportamiento.

Pero la vida muestra como las apariencias engañan porque a veces la conducta humana da un giro total o mejor dicho florece el verdadero ser que uno trata de ocultar o controlar utilizando la religión o la falsa educación para mostrar ante la sociedad una forma de ser o comportamiento y hasta gustos que se adapten a los roles de la sociedad.

La señora Smith era alta pues sin tacones media 1.65, aún tenía un buen cuerpo macizo porque, como cualquier mujer que no tiene necesidad de quehacer domestico o rutinas hogareñas se daba su tiempo para practicar la natación o bicicleta. Además se procuraba de tener una buena alimentación. Su esposo casi no estaba con ella porque debido a su trabajo casi siempre andaba en reuniones empresariales en el extranjero ya que representaba a una importante marca internacional. Ellos habían gestado un hijo pero casi siempre estaba en el extranjero estudiando y solo estaba con su madre en los periodos vacacionales.

La señora Smith había pasado largas semanas y hasta meses durmiendo sola. Aún así siempre era amable con Pedrito y con su mami, a pesar de que la habia contratado como sirvienta ella no presionaba mucho a la madre con el quehacer y los mandados. Pero todo iba a cambiar a partir del mes de febrero.

En un fin de semana de ese mes, la mama de Pedrito habia estaba en cama porque se sentía mal de la gripa, ella estaba preocupada porque su patrona iba a festejar su cumpleaños 41 con sus amigas por lo que ella tenía que estar para servir la cena y la bebida y después dejar todo limpio cuando acabara la reunión. Pero muy a su pesar tuvo que quedarse en cama porque su hijo la convencio de que el se haría cargo de atender a su patrona y a sus amigas.

El sabado en la noche Pedrito comenzó a preparar las copas y el vino, hielo y manteles porque durante la mañana la señora Smith le habia dicho que no iba a ver cena, solo era una reunión donde charlaría y jugarías damas chinas. En la noche Pedrito se baño y se puso elegante, con su pantalón negro y su camisa azul rey de manga larga, unos zapatos bien boleados para estar presentable. No queria usar camisa blanca, porque a pesar de la situación el no queria parecerse como un simple mesero. Se peino y hasta se puso unas gotas de loción, con su buena educación queria quedar bien con su patrona y sus amigas, y, porque no, hasta ganarse unas buenas propinas.

La hora de la reunión llegó y Pedrito algo nervioso estaba en la cocina esperando las instrucciones de su patrona, antes el ya habia dejado copas, vino, ceniceros, listos para las damas. El chico se entretuvo con una pequeña televisión que tenían en la cocina. A pesar de estar viendo un programa de aventuras policiacas no era exento de oir las risas de las damas que estaban el la sala. De repente dio un brinco al oir el sonido del timbre, el se levantó y se dirigió a la sala, al llegar su nariz capto una mezcla de perfumen fino femenino con tabaco.

-¡Pedrito, no seas malo y traeme mas hielos!- la patrona le dijo con una sonrisa tierna mientras daba una bocanada a su cigarro. Pedrito se acerco al grupo de damas ya que el tenia que lelgar hasta la mesa de centro a tomar la hielera. Le sorprendio ver varias mujeres, todas elegantes pero maduras, algunas cruzadas de piernas. Al acercarse al tomar la hielera sintio como las damas lo miraban, por lo que apresuro a tomarla e ir a la cocina a poner mas hielos, regreso a dejar la hielera llena y se retiró inmediatamente.

Al llegar a la cocina respiro como si lo estuvieran correteando, se sento y sentia su corazón palpitar fuerte, parecia conejo despues de escapar de una jauría de lobos, sentia un revoltijo abajo de su estomago, juntaba sus piernas porque su mente capto esos pares de piernas femeninas cruzadas que terminaban en zapatillas, el olor a perfume, las voces elegantes femeninas, las miradas de mujer, todo esto era una nueva experiencia para el que su educación conservadora y su caracter tímido no lo exentaban de captar todas esas imagenes. En nada se comparaba a sus compañeras de escuela, niñas de 14 y 16 años. Era algo que el mismo no sabia identificar, lo espantaba pero le agradaba. En eso volvio a oir el sonido del timbre.

-¡Pedrito, llevate esas copas y traeme otras limpias por favor, querido!- y el procedio a recoger las copas usadas, al estar en la cocina oia las risas de las mujeres pero cuando el estaba tomando las copas, ellas callaban, solo oia murmullos y pequeñas risas picaras, ademas de que sentía que cada una de ellas lo miraban. Se dio cuenta de que algunas ya tenia sus vestido un poco arriba mostrando rodillas y mas pierna y pierna. Fue a la cocina dejos las copas sucioas y regreso a colocar copas limpias junto con servilletas y otra vez el silencio interrumpido con risitas y murmullos. Al terminar regreso a la cocina oyendo a sus espaldas mas murmullos y risas.

Por otras tres veces Pedrito tuvo que ser templario para aguantar estar rodeado de mujeres elegantes y maduras. Respiro aliviado al oir que las amigas de su patrona se retiraban, oyó el ruido de autos retirarse y esperó y esperó hasta que oyó el cierre de la puerta. Al fin, el creyó, habia terminado esa experiencia.

Fue a la sala pero se encontró con su patrona sentada y con las piernas cruzadas, como no esperaba encontrar a nadie y siendo un hombrecito no pudo despegar la vista de la porción de ese macizo muslo de la señora que ella mostraba al cruzar las piernas. Ella utilizaba un vestido escotado negro corto, sin mangas, dejaba sus hombros descubiertos y parte de la espalda, unas zapatillas de correa negras mostraba sus pies y sus dedos con las uñas pintadas de rojo.

-¡Apurate a recoger todo, muevete!- la orden imperativa de ella lo volvió a la realidad porque en sus años en esa casa nunca había oido a su patrona usar ese tono de voz. COn todo y sorpresa procedio a recoger copas y ceniceros, mientras la patrona fumaba y seguia sentada con las piernas cruzadas sin despegar su mirada en Pedrito. El llevó a la cocina los trastes y regreso a recoger lo demás.

-¡te tardas mucho apurate!- otra orden imperativa de ella. El chico siguió recogiendo. En esos momentos los ojos de la señora parecían a los de una pantera cuando ven a su víctima indefensa, sabiendo que se va a dar un banquete sin mucho trabajo, sabiendo que era muy superior a su victima y esta ya no tenía oportunidad de escapar. Dentro de la mente de la mujer se gestaban las ideas perversas y sádicas de hacer sufrir a su víctima. Ella procedio a tirar ceniza del cigarro en la alfombra cerca de su pie.

-¡hay ceniza en la alfombra, quiero que la recojas!- Pedrito dudaba en acercarse porque la ceniza estaba cerca del pie la patrona.

-¿estas sordo?- la señora alzó mas la voz haciendo que Pedrito se acercara y se agachara, con la vista fija en el lugar donde estaba la ceniza, al hacerlo no pudo evitar ver el pie se su patrona calzando esa zapatilla negra de correa, pero de repente sintió algo que pasaba por sobre su cabeza al momento que veia que la patrona alzaba ese pie que tenia de apoyo en el piso.

-psst..oye niño!- y Pedrito alzo la cabeza pero solo sintio como su cuello era aprisionado por las piernas de la señora. El trato de levantarse pero la señora aprisiono firmemente el cuello del chico con sus macizas piernas. Pedrito sintio el firme agarre de esas piernas femeninas en su cuello, creyó que lo iban a ahorcar.

-¡señora...!- con ojos soprendidos y con sus manos agarrando las piernas de su patrona trato de buscar una explicación a la reacción de ella.

-¡Callate escuincle y no digas nada!- con una sonrisa malévola la señora solo se puso mas comoda y apoyandose en sus manos solo movia sus piernas para sujetar bien el cuello de Pedrito.

-¡desde que te vi te traigo ganas pero eras un niño y me iban a acusar de violadora, pero ahora ya eres un pequeño hombrecito y ahora ya puedo abusar de ti!-

-¡señora, por favor, no...dejeme!- pero la señora se reclinó un poco hacia atras mientras recorrias sus caderas un poco mas a la orilla del sillón haciendo que la tela de su vestido se moviera hacia arriba dejando al descubierto sus macizos muslos para tener libre movimiento en las piernas. Y utilizandas como tenazas reacomodo la cabeza de Pedrito hasta que ahora eran sus gruesos y macizos muslos los que sujetaban la cabeza del chico.

Pedrito se vio atrapado por las piernotas de su patrona, en sus mejillas sentia la presion de esos portentosos muslos que comprimian mas y mas su carita hasta que su boca fue formando una O. Pedrito sentia dolor en sus pómulos y quijada, no oia nada, solo un vacio en sus oidos, sus pestañas rozaban la piel de los muslos que lo aprisionaban, ante su vista estaba un triangulo blanco con ranuras donde podía ver una mancha negruzca que hacia que ese triangulo se abultara un poco, sus manos solo podían sentir la piel suave de esas gruesas columnas pero también podía percibir la dureza de las mismas, hizo varios intentos inútiles de aferrarse bien a esos muslos para tratar de separarlos de su rostro pero no podía competir con la fuerza que estos imprimian sobre su cabeza para evitar que el escapara.

-¡porrggfff ....frgggggaagaggbvvoorr..!mmggggg...mmgggg!- no podía articular palabra alguna, solo quejidos gluturales que eran apagados por el sexo de la señora que trataba de cubrir su boca.

La señora reia perversamente viendo el pequeño rostro juvenil aplastado por sus muslos, gozaba con ver la mirada de Pedrito, una mirada de suplica y con los ojos llorosos, pero dentro de su maldad sádica no habia espacio para la piedad ni misericordia, aparte del gusto de tener a un jovencito entre sus muslos, gozaba con la sensación de percibir en la parte interna de estos la suavidad de la piel y la calidez que enmanaban del rostro del chiquillo, haciendo que apretara más y mas esa cabecita sin importarle si el chiquillo sufria o podría respirar, aunado a esto, el sentir en la parte externa de sus muslos las suaves palmas de las manos de Pedrito que, infructuosamente recorrian arriba y abajo como buscando una mejor posición de agarre para separar esa tenaza mortal. En nada se comparaba con las toscas y rasposas manos de los hombres o con los rostros mal afeitados que solo le producían molestias e irritación cuando enroscaba sus muslos en las cabezas de estos.

Cuando vio los ojos de Pedrito semiabiertos, aflojo la presión de sus muslos para permitirle respirar, muy a su pesar, porque si seguia podría asfixiarlo, pero a ella no le preocupaba si asfixiaba a Pedrito con sus muslos sino que pronto se le acabaria el placer, por lo que tuvo que dejarlo libre para que Pedrito siguiera con vida y continuara dándole placer con su inocencia y fragilidad. La señora abrio por completos sus muslos dejando libre la cabeza de Pedrito quien cayo debilitado tosiendo y aspirando desesperadamene aire fresco, la señora lo veia sin contemplación alguna dejandolo que se repusiera un poco, porque ella tenía más planes de seguir con su juego erotico perverso.

-¡quiero que te pongas de rodillas para que me huelas, ahora vas a saber como huele una mujer!- la señora abrio sus piernotas mientras que se acariciaba su sexo por sobre la tela de su pantie. Pedrito con trabajos se puso de rodillas tratando de pensar en como podría evitar hacer lo que ella le pedía.

-¡si no haces lo que te digo soy capaz de ir con tu mamita para correrla ahorita mismo y no me importa si se esta muriendo!- en la cabeza de Pedrito había un gran revoltijo de ideas, su cabeza adolorida por lo apretones de piernas, pero lo que no podía entender era la reacción y comportamiento de la señora, aquella elegante señora que siempre era atenta y cariñosa, con una dulce sonrisa y agradable voz, que se preocupaba por su madre y por el, ahora era completamente diferente. Pero ya no tuvo tiempo de seguir razonando porque sintio como su nuca era empujada por un pie en zapatilla.

-¡quiero que me huelas!- la señora utilizaba su pie como gancho para empujar la cabeza de Pedrito hacia su entrepierna. El aún no acercaba su rostro cuando sintio el aroma femenino golpear su nariz, lo que lo sorprendio porque cuando estaba completamente atrapado percibio aroma de perfume y jabón, ahora un aroma mas fuerte y picante sobresalía de estos haciendo que sintiera sus fosas nasales arder e intoxicandolo y mas cuando su nariz se pego completamente sobre ese acojinado triangulo blanco.

La señora recorria sus dedos sobre el suave cabello del chico mientras miraba como el la olía.

-¡eso es querido, tomate tu tiempo, hueleme bien, llena tus pulmones de mi aroma, quiero que todo tu ser se impregne de mi aroma de mujer!- y con eso la señora agarró bruscamene a Pedrito de los cabellos para hacerlo que pegara más su carita juvenil sobre su sexo. Solo esa delgada tela de su pantie impedía un contacto directo pero el aroma que enmanaba de el aunado a que Pedrito solo podía tomar aire de ahi hizo que sintiera que su cabeza girara y girara, se sentía mareado por el aroma de ella. la señora utilizó la punta de su pie en zapatilla para colocarla bajo el mentón de Pedrito y con ella alzó su carita para que el la mirara.

-¿que tal querido, te agrada mi aroma?- pero Pedrito aún seguia mareado y no respondía solo la miraba mientras tragaba salida.

-¡ahora solo quiero besarte, tocar con mis labios toda tu carita y tu boquita!- dentro de su cabeza mareada Pedrito se extrañaba de lo que ella le decia porque desde que había llegado a esa casa ella lo había besado en sus mejillas y en su frente, pero al menos, el reflexiono, eso queria decir que ya podía levantarse y salir de entre las piernas de ella. Y efectivamente la señora se apoyó en sus pies dejando libre a Pedrito, pero solo vio como su patrona alzaba un poco sus caderas del sillón para, con ayuda de sus manos, quitarse el calzón mostrando en medio de sus piernas un revoltijo de bellos donde enmanaba aún mas fuerte ese aroma que ya había impregnado hasyta sus fosas nasales.

-¡con estos labios te voy a besar querido!- la señora acariciaba su sexo mientras miraba a Pedrito que, con los ojos desorbitados miraba por primera vez el sexo de una mujer y antes de que reaccionara, la señora lo tomó de los cabellos para volver a hundir su carita pero ahora sobre el sexo desnudo de ella.

-¡noooorgghhmmmmpp,......!- y Pedrito ya no pudo hacer nada, solo sintio su rostro sumergido en esa zona caliente y olorosa, inmediatamene sintió algo humendo que impregnaba todo su rostro.

-¡asiiiiiii....ooohhhh.....que rico........tu carita........!- la señora decia mientras restregaba su sexo sobre todo el rostro juvenil impregnandolo todo de sus jugos íntimos.

-¡sssiiiiiii.........mmmmmmmmm.....rico............siiiiiii.....!- y una y otra vez la señora se daba gusto con la cara del chico que solo utilizaba sus manos para sujetarse de las caderas o de las piernas de la señora porque ella lo mantenía firmemente sujeto de la nuca. Pedrito se espantaba porque ya no podía respirar, sus fosas nasales se taparon por ese liquido, asi que tuvo que abrir su boquita a todo lo que daba para aspirar aire pero solo recibia ese liquido que le llegaba hasta la garganta.

-¡mmmpphhhhhhhh....oorrggggmmmmmmm!- la señora alcanzó el orgasmo frotando y frotando su sexo sobre la cara de Pedrito que ya se resignaba a lo que ella le hacia. Después de un rato ella lo solto, cayendo Pedrito al suelo de espaldas, mientras la señora con los ojos cerrados se recargaba en el sillón con las piernas abiertas y suspirando con una gran sonrisa en el rostro.

Pedrito de espaldas, tocia y con las mangas de camisa limpiaba su nariz para que sus fosa nasales estuvieran libres y el pudiera aspirar el aire que le fue negado. Trataba de sobreponerse al duro castigo al que fue sometido. Le dolia su cabeza, sus quijadas, su nariz, ademas de que en todo su rostro había humedad femenina, sentia sus labios pegajosos, su nariz y sus fosas nasales estaban impregnadas del aroma íntimo de la mujer. La señora respiró profundamente por el placer que habia obtenido, siempre habia soñado con tener una experiencia con un chico inocente y virgen y lo había logrado, tomo otro cigarrillo, lo encendio y le dio una aspirada mientras veía con gusto la imagen del chico completamente abatido por ella, aquel chico atento y educado, de buenos modales, tímido ahora yacia tirado en el suelo de la sala con su carita roja e impregnada de sus jugos vaginales, mejillas, nariz, boca, hasta las cejas y pestañas estaban humedecidas por sus jugos íntimos. El cuello de la camisa y las mangas de la misma también estaban manchadas. Siguio fumando su cigarro, se levantó del sillón bajándose el vestidoy se hacerco hacia el cuerpo de Pedrito. Y como si no hubiera sido suficiente el castigo, con su pie en zapatilla movia la cara de Pedrito de un lado a otro para observarlo mejor, gustosa de su obra.

-¡me has dejado contenta nene, has salvado a tu madre, ahora quiero que te levantes para que te des un buen baño y te vayas a acostar!- pero el chico aún seguia aturdido y todavía no se reponía del todo.

-¿que no me oyes escuincle del demonio?-, y ese tono de voz hizo que Pedrito se levantara, pero apenas podía sostenerse de pie.

-¡espera!- y el solo detuvo su paso. La señora se encamino hacia el para ponerse en frente.

-¡ya no eres un niño, eres un hombrecito y los hombres saben guardar secretos y no andan de chismosos por ahi, porque no quiero que vayas con tu mamita o con alguien más de chismosito eh, ¿o eres mariquita?-

-¡no señora!- Pedrito a pesar de lo aturdito que estaba, no le gustaba el calificativo.

-¡entonces demuestra que eres ya todo un hombre y aguanta como tal, ah y no te preocupes, yo me encargo de recoger y limpiar todo!- y Pedrito fue a darse un baño. Al terminar, se puso su pijama y depues de ver a su madre que estaba durmiendo, fue a su cuarto y se acosto, sentia su cara caliente, su cabeza le daba vueltas y vueltas cuando cerraba los ojos, y a pesar del baño aún sentía en sus fosas nasales el aroma íntimo de su patrona, sentía una extraña reacción bajo su estomago, tuvo que acostarse boca abajo y después de varios minutos, se quedó dormido, mañana sería otro día.

 

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