Relatos Eróticos Sexo con maduras
Gloria mi vecina erotica | Relatos Eróticos de Sexo con maduras
Publicado por Anónimo el 30/11/-0001
Todo sucedió en un suburbio de Lima, en el Perú. Por esas cosas impredecibles, mi casa de habitación quedó ubicada junto a la de Gloria, una mujer de cerca de 45 años de edad, cuyo matrimonio había fracasado y ahora vivía sola, aunque no deja de realizar fiestas con sus amigos. Sin embargo, y ello lo sabía yo por la cercanía de mi vivienda, nadie había aún redescubierto sus secretos eróticos.
Yo, desde luego, no demoré en mirar sus atributos y de excitarme tan solo pensar en que se trataba de una mujer sola, que seguramente tenía ocultos sus deseos sexuales. Gloria era una mujer de mediana estatura, sin embargo siempre vestía de una forma que hacía resaltar sus atributos, unos senos grandes, cuyo pezón se dibujaba en las coquetas blusas con las que solía salir de su casa. Se colocaba unas faldas, que sin ser minifaldas, permitía mirar sus piernas casa vez que subía a su vehículo que por fortuna parqueaba junto al mío. Tenía unos labios carnosos y provocativos, que invitaban al beso húmedo.
Mis deseos por ella aumentaban día tras día, e imaginándome escenas sexuales con esa provocativa mujer, cuando podía me masturbaba pensando estar encima de ella, haciéndole el amor. Como en algunos días quedaba solo en casa, estaba pendiente cuando ella salía o llegaba y al mirarla tras las cortinas del ventanal mi verga se ponía dura y en algunas oportunidades logré masturbarme viéndola, porque ella no podía observarme.
Algún conocimiento existía entre nosotros y eso, y la vecindad, me daba lugar a frecuentes encuentros en los que ella y yo nos saludábamos. No creo que ella jamás, en esos encuentros, haya notado los inmensos deseos que tenía por poseerla. Así pasaban los días, entre miradas a su casa y masturbaciones al verla llegar.
Las cosas empezaron a facilitarse un día en que ella cayó en cuenta en mis habilidades para fotografiar. Supo que varias de mis obras habían sido publicadas en la Revista Caretas que se editaba en Lima y que tenía que ver con las estrellas del espectáculo. Voy a insertar aquí el relato del encuentro de ese día.
Gloria, me dijo “Supe que Ud. toma lindas fotografías, me gustaría, si se puede, que me tomara algunas para enviarlas a mis hijos que se hallan en el exterior, será posible”. En la niebla de las cosas que no podían lograrse y todo pasaba en ganas, advertí que se abría una puerta y no tuve inconveniente en responderle que lo haría con mucho gusto. Mi verga respondió a las circunstancias y sin que Gloria lo notara en lo más mínimo, se colocó mas dura que de costumbre. Le pregunte si deseaba las fotos de estudio, en el interior de su casa o las prefería a campo abierto. Ella me dijo que prefería que se las tomara en la sala de su casa, que quería vestir elegantemente, que quería unas tomas de estudio. Y así concertamos la cita para la tarde de un sábado, día que escogí porque yo me quedaría solo por todo el fin de semana.
Llegue a su casa a las 3 de la tarde, ella me abrió la puerta y mis deseos crecieron mas y más. Se había vestido con una blusa blanca, de seda que dejaba ver su brasier del mismo color y desde luego sus hermosos y grandes senos. Su falda era negra, mas alta que de costumbre, de hecho ella estando de pie ya sus piernas se miraban por lo menos 10 centímetros por encima de sus rodillas.
Las cosas se facilitaron para mis intenciones. Le pedí que posara como yo se lo indicara y ella dijo que esa tarde era yo quien disponía todo. Le tome fotos de pie, junto a la ventana, junto a un arbusto que había en la sala de su casa, pero especialmente la capté sentada en el sillón principal de la sala, pidiéndole repetidamente que cruzara las piernas. No solamente hice las fotos que ella necesitaba, aproveché para hacerle acercamientos a sus senos, muchas fotos, e igualmente a sus piernas, porque la falda se subía cuando ella se sentaba y sus bellos muslos quedaban descubiertos por lo menos 40 centímetros, eran unos muslos deliciosos, redondos, cubiertos por unas excitantes medias de seda semioscuras, casi utilizo una película de 12 tomas en captar unas de su rostro y otras de sus piernas, sin que ella se diera cuenta. Pensaba así en el archivo que tendría en el futuro para mis masturbaciones, las ampliaría y con ellas gozaría muchísimo.
Pero nunca creí que mis deseos sexuales se harían realidad esa tarde. La sesión fotográfica transcurrió hasta las 7 de la noche, y por fortuna nadie llegó a la casa de Gloria. Entre toma y toma de fotos, Gloria me ofreció un vino delicioso y supo, porque me lo preguntó y yo le conté, que ese fin de semana estaría solo en mi casa. Consumimos 2 botellas de vino y yo, con el licor, me sentía más erótico y sexual que nunca. Tenía frente a mí, algo embriagada, a Gloria, mi vecina, mi sueño erótico de todos los días.
“No cree que quedaría bonita una fotografía en mi alcoba?” me preguntó. Claro, nunca dude en responder afirmativamente, mi verga casi se salía de entre el pantalón, cuando subimos las gradas, ella adelante y me permitía no solamente volver a admirar sus piernas, sino que ahora descubrí que su culo era bellamente formado, provocaba agarrarlo y yo que iba tras ella... mmmmmm.
Llegamos a su alcoba y Gloria había llevado consigo una botella de vino más. Antes de las fotografías, abrió la botella y cada uno tomamos 1 copa grande, cuando ella ingirió el vino me di cuenta que sus labios carnosos se humedecían al frotar ella misma su lengua. Se sentó sobre la inmensa cama que tenía en su alcoba, y capte ahí varias fotografías, le pedí que se recostara y lo hizo, le pedí que al subirse en la cama cruzara sus piernas y lo hizo, mi cámara no descansaba un segundo, la luz del flash interrumpía en la penumbra de la habitación. Pero en ese instante ni yo ni ella aguantamos más.
En efecto, Gloria me pidió que me sentara junto a ella en la cama y que brindáramos una copa de vino más. Acepté gustoso, al sentarme Gloria puso su mano sobre el bulto que emergía entre mis piernas y mi verga ya estaba húmeda pues algunas gotas habían caído sobre la tela y se notaban. Yo puse mis manos sobre uno de sus senos y lentamente lo acaricié y en ese momento Gloria me ofreció sus labios carnosos, la bese apasionadamente, introduje mi lengua en su boca y puse vino en ella que aún tenía en la mía. Gloria se acostó y me alargó sus brazos, volví a besarla, muchas veces mas, mientras mi mano jugueteaba con sus senos, pero ya lo hacía sobre la redondez de sus pezones porque logre abrir la blusa e introducir mi mano en ella.
Gloria me dijo: “Ud. esta solo, quiere dormir solo esta noche?”. Ella adivinó mis deseos y volvió a decirme: “Aprovechemos esta noche, nadie sé dara cuenta, apagaré el telefono y nos quedamos aquí, a la madrugada Ud. sale a su casa sin que nadie se percate”. No demore un segundo en aceptar la propuesta de mi erótica vecina. Gloria me dijo que me pusiera cómodo, y lo que hice fue desnudarme completamente mientras ella bajaba al primer piso y colocaba seguridad a la puerta de acceso, apagó todas las luces para que nadie sospechara que la casa estaría ocupada esa noche.
Regresó y me encontró ya desnudo entre las sabanas, mi verga tenía una erección como hace mucho tiempo no la tenía y me puse boca abajo para frotarla en la cama y así imaginar como esa noche haría el amor con mi erótica vecina.
Gloria iba a desnudarse. Pero, recordando mis fantasías con ella, le pedí que esa noche se dejara la corta falda que llevaba su brasier. Ella me dijo: “Si eso lo excita, tengo una falda un poco mas corta y un brasier de encaje, negro, casi transparente, le gustaría que me lo pusiera?”. Desde luego que mi respuesta fue afirmativa, y entro al baño de donde salió con una mini igualmente negra pero mucho más corta y el brasier como ella lo había descrito. Mi verga ya goteaba, el liquido seminal ya surgía mucho más seguido y mojaba las sabanas. Gloria se acostó y no demoré un instante en volver a besarla, en chupar sus bellos senos, en mordisquear sus pezones, ella gemía, se retorcía de placer y ansiosamente buscaba con su mano mi verga que ya estaba súper húmeda.
Gloria me dijo: ”Papito (nunca pensé que iba a decirme algo así), disfrutemos esta noche, quiero que sea una noche de sexo, de placer, gocemos los dos, entreguémonos al sexo rico, béseme, hágame suya, haga conmigo lo que quiera”. Eso ya fue el colmo para mi verga que estaba pegada a ella, casi se salía el semen.
Me subí sobre ella, bese su cuello, puse mi lengua en sus lóbulos, masajeaba sus senos y deliciosamente introducía sus pezones en mi boca, Gloria seguía retorciéndose y solamente atinaba a decir: “rico papito, delicioso, hace mucho tiempo que no gozaba así, amor, delicioso, sigue, bésame, hazme todo, sigue chupando mis senos, son tuyos”.
Seguí disfrutando de su cuerpo, cada instante mas, subía su minifalda negra y acariciaba sus muslos, baje hasta ellos y los empecé a lamer, Gloria ya no aguantaba más, casi gritaba pero se negaba a hacerlo para que nadie se diera cuenta de nada. En ese momento, cuando yo acariciaba y lamía sus piernas, me dijo casi dejando de gemir” Papi, penétrame, quiero que me metas toda esa verga deliciosa, mira que estoy húmeda, quiero sentirla muy adentro, toda mi amor, toda, penétrame por favor, hazlo ya”. No la dejé terminar y volví a subirme encima de ella y abrí con mis manos sus muslos y la penetré “aaahhhh, rico, rico, delicioso” era lo único que repetía Gloria, jadeando.