Relatos Eróticos Sadomasoquismo

Algo de cuero | Relatos Eróticos de Sadomasoquismo

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

A penas la conocía cuando me propuso ir a su casa para tomar algo, y sin saber como, me encontraba sentado en su cama, desnudo junto a ella, quitándole la camisa; entonces, me miró a los ojos, sonrió y me indicó que parara; se levantó de la cama, fue hacia la mesilla de noche y abrió un cajón, de donde sacó unas esposas, preguntándome si quería probar algo diferente; yo, iba cachondo y le dije que si, sin saber donde me metía; entonces, se acercó, me echo en la cama y se colocó encima mío, cogiéndome la mano izquierda y llevándosela hacia una punta de la cama; entonces la esposó en el poste; después repitió lo mismo con la mano derecha mientras me pasaba su vientre por la cara; mi polla iba creciendo mientras daba pequeños espasmos. Se sentó en mi vientre, se giró, y también me esposó los pies. Se levantó de la cama y de marchó de la habitación. No me podía levantar; estaba completamente esposado y sólo podía mover un poco la cadera; esperé mucho tiempo; media hora, una hora, hora y media... mi polla no descansó en ningún momento, y se presentaba firme. Finalmente, se abrió la puerta y ella salió; llevaba un traje de cuero negro muy ajustado, que la cubría hasta los hombros, dejando sus pechos fuera, llevaba un pequeño antifaz que solo le cubría los ojos, y guantes negros; en la mano derecha llevaba una manzana. Se puso delante de mi y sonrió, levantó la manzana y me la puso en la boca, obligándome a abrirla al máximo, de modo que no podía quitármela. Entonces se puso a dar vueltas alrededor de la cama mirándome la polla; se detuvo y se dirigió a un armario, lo abrió; dentro había todo tipo de material sado; látigos, consoladores, mascaras, esposas, prendas de cuero... sacó una caja y se acercó a mi; cogió una tira de cuero con un collar en una punta, que me colocó, y otro de más pequeño que me lo paso alrededor de los huevos y lo ciño apretado; yo tenia que mantenerme en esa posición, porque si me movía, tiraba de la cinta de cuero. Cogió un látigo como de jinete, y me lo paso por todo el cuerpo; los brazos, el vientre, el interior de las piernas... entonces cogió un cojín i me lo puso debajo del culo, haciendo que levantara las caderas, tirara de la cinta y mi polla quedara aun más empinada. Se dirigió a la caja y saco una botella; la puso encima mío y empezó a verter su contenido; era aceite y me lo esparció por todo el cuerpo. Guardó la botella y cogió unas cintas de cuero, que empezó a atarme; en los brazos, en las piernas, y en la polla; la presión que ejercían hacían hervir mi sangre. empezó a masajearme los huevos con la punta de los dedos, tirando del vello rizado; mi polla alcanzaba una erección como nunca había visto; entonces, apartó la mano, cogió más tiras de cuero y me ato los codos y las rodillas fuertemente a la cama para que quedara del todo inmovilizado. Ciñó más fuerte la correa que tenia a los huevos y estos aumentaron de tamaño inchándose. Se acerco a mi cabeza, me sacó la manzana, abrió una cremallera que tenia el traje a la altura del coño, se sentó en mi cara y me ordenó que se lo chupara. Saqué mi lengua y empecé a moverla circularmente, arriba y abajo, derecha e izquierda, y ella gritaba que fuera más rápido, mientras tiraba de la correa que me había atado a los huevos; daba botes encima de mi cara mientras yo le lamía el clítoris; iba a correrme y se lo dije; entonces se levantó y me incrustó otra vez la manzana; se dirigió a mi polla, paso los dedos por el bello y sonrió; puso la mano en la caja y saco una maquinilla de afeitar, me cogió la polla con una mano, y empezó a esquilarme los huevos como si fuera una oveja; con la manzana en la boca, le intentaba decir que ni se le ocurriera hacerlo, pero ya era tarde; con una pervertida sonrisa acababa de depilarme los huevos, y en cierta manera eso me ponía más cachondo; dejo la maquinilla y empezó a hacerme una paja con una mano mientras con la otra me masajeaba los testículos; estaba a punto de correrme y de llegar al clímax, y se paró; le grite que no parara, le supliqué que continuara, pero ella sonrió y sacó un lazo azul que me puso en los testículos; se dirigió al armario y saco una Polaroid; le grite que no lo hiciera, pero sólo la ponía cachonda; empezó a hacerme fotos desde todas las perspectivas, me puso una venda en los ojos y continuó fotografiando; yo le suplicaba que lo dejara, pero solo se reía. Dejó la cámara, me sacó el lazo y noté como me sacaba las esposas de los pies, y me desataba los tobillos me levanto las piernas las abrió, y continuó bajándolas para atarlas en la cabecera de la cama; me encontraba retorcido de manera que la punta de mi polla tocaba la manzana. Cogió el látigo y empezó a azotarme en el culo; podía notar como mi polla daba espasmos a cada azote y los dos nos poníamos cachondos, estaba a punto de correrme y paró; le dije que no parara, pude quitarme la manzana de la boca y le suplique que continuara, entonces, oí como algo de la caja; se acercó y me amordazó con un aparejo que me hacía mantener la boca abierta; note como me quitaba las esposas de los pies y los esposó entre ellos. Me puso una correa atada a los testículos y me desposó las manos de la cama para esposármelas en la espalda. Me levantó de la cama y tirando de la correa, me hizo ir, dando saltitos en una silla donde me ató fuertemente pasando una cadena por todo mi cuerpo; tenía las manos detrás del respaldo; entonces tiró de la correa i mi polla dio un brinco; oí como cogía el látigo y noté como le daba suaves azotes. Conseguí una erección increíble, mis huevos estaban hinchados como un globo y mi polla temblaba de espasmos musculares ya no podía más, iba a erosionar, entonces se paró y me quitó la venda; mi polla estaba roja como un tomate, nunca había conseguido una erección semejante. Cogió unos cordeles y los ató uno a cada testículo, separándolos e hinchándolos aún más. Yo solo podía jadear de placer, mi respiración era acelerada, entonces me quitó unas cadenas, me levantó de la silla y me levanto las manos atándolas en un gancho sujeto a una polea que había en el techo. fue a la pared donde había la cuerda y tiró hasta que quedé completamente estirado como un conejo. Empezó a darme pequeños azotes por todo el cuerpo; era el máximo; ya no podía aguantar más, ella se sentó delante mío con la Polaroid y empezó a fotografiar mi enorme polla mientras le hacía un masaje a mis huevos. En aquel momento todo estalló, una corriente eléctrica salió de mis testículos, pasó por todo mi cuerpo y empecé a dar espasmos cuando mi semen empezó a salir disparado como nunca lo había echo, me corrí como nunca había imaginado y ella estaba fotografiando como el semen salía como nunca mediante espasmos durante diez segundos. Después recorrió mi capullo con la lengua, acabó de lamer el semen y me bajó de la polea sin desatarme, dejándome en el suelo. Nunca había vivido un polvo como aquella vez; desde entonces siempre probamos día tras día, sin que la excitación decaiga. Espero que haya logrado poneros un poco cachondos

 

relatos eroticos
Los relatos eróticos más leídos

 

ENVÍA TU RELATO ERÓTICO

 

Más relatos eróticos

Relatos eroticos