Relatos Eróticos Orgias

Placeres del campo, Parte II | Relatos Eróticos de Orgias

Publicado por Fantasito el 10/09/2020

Emilia, aunque estaba ansiosa esperó su momento que al fin llegó.
Una tarde, luego de su siesta Juan decide ir a la ciudad cercana a comprar insumos para el campo, prepara su camioneta (pick up) y cuando está por salir Emilia le dice: - Papá voy con vos.
Así sucede, en el camino Juan mira de reojo a su hija y ve lo que ella quería que viera. Su faldita, suelta y de tela fina, era mini, pero estaba muy levantada, tanto que dejaba ver su entrepierna. Y Juan nota que su hija no llevaba bombacha. Levanta la vista y mira a su hija que lo miraba sonriente: - Viste algo lindo, papá? -
Nadie habló hasta que llegaron hasta el negocio rural. Juan compró dos bolsas de fertilizante, alimento balanceado para sus caballos y un plaguicida.
Emilia notó enseguida que su padre tenía la voz enronquecida y sonrió para sí misma. Partieron hacia la estancia, en el camino la chica dice: - Papa, entra en ese montecito que tengo ganas de orinar. Dicho montecito tenía árboles y arbustos, por lo que la camioneta no se veía desde la ruta. Perfecto el lugar que la joven había buscado.
Emilia se bajó del vehículo y a los pocos pasos se dio vuelta, se acuclilló, subió la falda hasta la cintura y con las rodillas abiertas, apuntando a su padre comenzó a orinar. Lo miraba sonriente y le decía: - Te parece lindo lo que ves, papito? - - Si la quieres es toda tuya. - -Sólo tienes que bajarte y venir, será toda para vos. -
Su padre no aguantço, bajó del vehículo, tomo rudamente a su hija, la acostó en el asiento con las piernas colgando, sacó sus verga, sus bolas, todo bastante grande y se acercó. Se detuvo un momento, dudando, pero ella habló: - Dale papá, que hace rato que me desvirgaron y tomo la pastilla. -
Juan arremetió. ensartó a la putita de su hija con violencia, lujuria, ferocidad. Su verga llegó a una profundidad mayúscula y su bombeo tuvo la violencia de los enajenados, para placer de la desvergonzada hija. Ella entró en un orgasmo prolongado, se podría decir continuo. JUan eyaculó una gran cantidad y sin solución de continuidad dio vuelta a la putita y le perforó el culo. Emilia deliraba de calentura, sus orgasmos anales no se dejaron esperar. Comenzó a perder el sentido de la realidad, ya no veía los objetos cercanos, por sus ojos cerrados solo bailaban luces multicolores, estrellas fugaces, sonidos inarticulados. Estaba en un profundo pozo de irrealidad. Juan volvió a acabar, retiró su verga del abierto ojete de su hija, buscó una rejilla de la camioneta, se limpió y el dio el trapo a su hija. Emilia volvía lentamente al mundo real. Su balbuceo inconexo comenzó a transformarse en un comentario triunfal y lujurioso.
Cuando todo estuvo ordenado recomenzaron el viaje. Llegaron cuando Alicia, en la cocina, preparaba la cena. Una mirada le dijo a la madre que el plan estaba concretado. Emilia, con una sonrisa triunfal y satisfecha, Juan, con pinta de pollito mojado. - Se completó la familia. - murmuró Alicia entre dientes. - Que dijiste, mi amor? - dijo Juan. - -Nada, que todo está muy bien en la familia, - fue la respuesta.
Cenaron los cuatro en la galería de la casa, con una luz lejana para impedir los insectos.
Al final, Alicia trajo un vino espumante a base de fresas, muy helado y cuatro copas Juan sirvió las copas, brindaron, por pedido de Alicia y después de beber habló la madre:
- Bueno Lautaro, te toca hablar, aclara como es todo en nuestra hermosa familia.. . . . -
Lautaro habló y desde ese momento todo quedó claro, la felicidad de los veranos fue completa.
Sólo queda agregar que los establos fueron muy concurridos, que Capitán fue el rey del arroyo, Que nadie es bienvenido en el verano de la estancia.
Que dos hermosos retoños crecen en el campo y que sus indistinguibles progenitores están orgullosos
En otor momento contaré alguna libidinosa historia.
Un abrazo a todos mis amigos, sin son mujeres, se le suma otra cosita.

 

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