Relatos Eróticos Lesbicos
Virgen en ginecóloga | Relatos Eróticos de Lesbicos
Publicado por Carolina el 09/07/2011
Historia 100% verídica aunque suene demasiado fascinante para ser real...
Jamás le había prestado atención a mis genitales hasta que, al empezar una relación con una chica, me masturbó con un dedo y me dolía. Descubrí que tenía una infección y decidí acudir al médico. Me recetaron una pomada que, al cabo de varias semanas, no surgió demasiado efecto. Fui a una joven ginecóloga que había abierto una clínica cerca de mi casa y así, sin más reparos, me dijo que debía poner la pomada en el interior de mi vagina insertando, al menos, dos o tres dedos... Al decirla que era virgen, creía que yo era la típica "chica inocente"... Y, me comenzó a explicar que debía masturbarme para que mi vagina se abriera y lubricara para, así, poder introducir dos dedos con la crema... Me empecé a poner a mil y puse mi rostro serio mirándola fijamente a los ojos como si nada. Comencé a excitarme más cuando me dijo que, para masturbarme, debía pensar en mis fantasías más eróticas y así conseguiría un orgasmo que me produciría pequeños espasmos en mis labios vaginales... ¡Uf, si ella hubiera sabido que mis ojos desnudaban su esbelto cuerpo en ese momento...!
Para colmo, luego me dijo que me quitara las braguitas y me sentara con las piernas abiertas en la camilla para ver cómo había progresado la infección... Fue el momento más embarazoso de mi vida: Mojada a más no poder y con su cara en frente de mi coñito depilado.
Diosss! ¡Bendito sea mi autocontrol! Ella esbozó una sonrisa pícara y siguió explorando como si nada... Me abrió los labios lentamente y luego, sin previo aviso, me introdujo un dedo en el ano!! A lo que yo respondí con un "Auchh" y ella me dijo: "Tranquila, es el mejor modo para chicas vírgenes como tú" Y, tras pocos minutos, lo sacó y yo sentí que casi alcanzaba el orgasmo...
UMM querría haber quitado su bata y lamerle sus pezones recios y su linda rajita...
Ella nada más dijo que tenía todo bien por dentro y que, cuando me desvirgara, ya me exploraría por delante... Yo seguía aun con las piernas abiertas hasta que ella, que se notaba algo excitada mirándome, me dijo que me vistiera... Me di la vuelta y sentía como sus ojos se clavaban en mis recias nalgas que formaban mi pequeño culito respingón.
En fin, solo espero volver algún día a verla y cumplir la fantasía que atormenta mis noches calientes.