Relatos Eróticos Intercambios
Por fin comparti mi mujer | Relatos Eróticos de Intercambios
Publicado por Anónimo el 30/11/-0001
Somos un matrimonio normal con 9 años de casados. Yo tengo 37 y Maria es chiquita, de 33 años y con muy buen cuerpo y unas lolas arregladitas por el cirujano luego de amamantar 3 hijos, por lo que le han quedado grandes pero muy naturales.
Desde novios hemos fantseado con un trio, generalmente con hombres pero tambien aparece alguna linda mujer en los juegos, pero Maria nunca se decidió ya que pensaba que podría perjudicar nuestra relación de pareja a posteriori.
Todo se dió de manera natural. El año pasado viajamos solos a una linda isla del caribe, hotel hermoso, playas de ensueño, calor, mar y unas noches increíbles daban el marco a las mas variadas formas de tener sexo, pero no se habia planteado la idea del trio hasta esa noche en que cenamos en la marina y me sorprendí de ver a Maria muy interesada en un cantinero italiano de unos 30 años. Morocho muy pintón y con muy buena onda . Nos ofreció, luego de charlar largo rato y algunas copas, hacernos de guia en la noche del lugar. Maria tenía un vestido de gasa blanco, sin nada abajo, de esos que solo usan las mujeres en los viajes de este tipo ya que se transparentan o dejan ver laterales muy insinuantes y ella gozaba de sentirse atractiva y mirada por otros hombres.
Sebastian, nos llevó a un lugar muy apartado donde funcionaba un boliche típico sobre la playa misma. Varios lugareños y algunas parejas de turistas bailaban por doquier. A poco de llegar Maria bailaba sensualmente con Sebastian sin que para mi existiera nada de raro, mas allá que la idea macabra ya rondaba mi morbosa cabeza. Sebastian debe haber notado tanto la predisposición de María ( amén de que estaba realmente deliciosa) como mi aprobación a sus acercamientos y disimuladas caricias sobre su sensual vestido, que apenas rozaban los costados de sus pechos. A todo esto Maria ya bailaba en una suerte de trance sexual, como borracha de placer por la situación de morbo que vivía y no evitaba sus acercamientos, al contrario, los provocaba y a la vez me miraba con algo de culpa, miedo y buscando aprobación.
En determinado momento, hacia mucho calor y buscamos refrescarnos con el aire de mar y salimos hacia la playa, al alejarnos un poco del tumulto abracé a Maria de manera de ponerla de frente a Sebastian y la acerqué disimuladamente primero, esperando su reacción y la de él mismo, Tomé sus pechos por debajo de su vestido y una exclamación de placer me indicó el camino esperado. El se sacó su camisa, se acercó y aceptó muy canchero el convite, tomando suavemente los pechos de Maria por debajo de su vestido besando su cuello, mientras yo acariciaba su pequeña tanguita buscando hacerla a un costado para llegar a su depilada vagina que ya se encontraba totalmente empapada en sus jugos.
Maria permanecía inmovil disfrutando, dejando que jugaramos con su cuerpo mientras Sebastian le ofrecía su miembro para que lo tomara con sus delicadas manos, cosa que hizo en forma decidida a pesar de su alteración del pulso, lo que le provocaba un temblequeo en todo su cuerpo. A los pocos minutos Maria yacía sin ropa en las arenas blancas y por primera vez hizo realidad su sueño de tener otro miembro entre sus piernas. Sebastian la penetraba suavemente al principio y luego todo fué pasión y desenfreno. Maria cambiaba de posición, haciendo que yo la penetre por detrás mientras le besaba largamente el miembro a Sebastian y al rato era él quien la penetraba nuevamente hasta que pidió que la penetraramos ambos a la vez por su vagina, cosa que no me extrañó ya era una de sus prácticas preferidas con un consolador simil piel en nuestra casa .
Al principio no fue facil lograr que dos penes de gran tamaño entraran en su hermoso agujero pero una vez que lo logramos, ambos comenzamos a movernos en forma rítmica suave y armoniosamente haciendo las delicias de María que gemía de placer como pocas veces la había visto. La inundé con litros de semen en una excitación enorme y la dejé en manos de Sebastian que le brindó todo tipo caricias y distintas penetraciones posibles mientras jugaba astutamente con su ano preparando la gran final, apoyando la cabeza de su miembro suavemente y esperando los movimientos de ella que con algo de miedo y dolor hizo que la totalidad se perdiera en su interior para luego él mismo cabalgar hasta hacerla acabar de manera increíble.
Yo no daba mas y me coloqué por debajo de ella tratando de meterla en su vagina antes de que semejante embestida hiciera que Sebastian acabase por última vez, logrando una doble penetración de orgasmo y placer inolvidable.
Nos tiramos en la arena los tres exhaustos y muy astuto Sebastian nos dejó solos, nos habia regalado la mejor noche de nuestra vida de pareja y ahora nos besabamos con amor complice, abrazándonos para apaciguar nuestros sentimientos de culpa y confirmar nuestro amor y convencernos de haber logrado una extraordinaria experiencia de sexo en pareja.
A partir de ese dia nuestras relaciones fueron mucho mas sinceras y seguras. No volvimos a practicar un trio pero...........
no faltará mucho para una nueva ocasión.