Relatos Eróticos Intercambios

Enredados con el Doctor y la Enfermera | Relatos Eróticos de Intercambios

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Era el tiempo para un chequeo medico, fuimos Sara y yo al ginecólogo para ver como estaba la cosa después de tanto uso y disfrute… La enfermera nos llamo a entrar a la salita de auscultación. La enfermera era una morenaza caderona de pelo largo pero recogido y sujeto por la cofia de enfermera. Usaba las faldas cortas que dejaban ver sus piernas bien hechas. Al parecer a Sara le calentaba ir allí para enseñar la chucha abierta y en la cara del doctor…malo, malo…porque no podía evitar de mostrar lo mojada que estaba. El Doctor me indico que me sentara por allí atrás mientras el metía su cara en la concha peluda y mojada de Sara, mientras la enfermera ayudaba tomando apuntes y pasando utensilios.

Se respiraba en el ambiente el olor a chucha de Sara, el Doctor no pudo evitar de acercarse y olerla de cerquita, de pronto me fije que la enfermera se agacho a recoger unos apuntes y le vi el culo al descubierto, me miro y se sonrió. El doctor que le miraba la chucha a Sara, se tocaba la pija de vez en cuando ya que las feromonas de Sara habían surtido un efecto en todo el mundo allí. Me miro y pregunto, como esta la vida sexual de ustedes? Sara solo suspiro, yo le conteste:

- Esta muy bien Doctor. Hemos estado muy activos últimamente. Tal parece que a medida que nos ponemos viejos, nos ponemos mas calientes e imaginativos.

- Muy bien esta eso, dijo el Doctor, ya que yo y mi esposa enfermera tambien vamos por el mismo camino.

Sentí como Sara emitió una tos fabricada, interprete eso como una señal de “mira a ver que sale de esta conversación”. Le dije al doctor:

- Cuando usted dice que van por el mismo camino, Doctor a que se refiere?.

- Bueno, acabo de cumplir 50 y mi esposa esta en el punto máximo de su sexualidad a los 42, ella solo piensa en estar ensalchichada todo el tiempo y a pesar de que a mi me gusta mucho el excesivo deseo de ella, a veces no se puede estar arriba de ella todo el tiempo.

Otra tos fabricada de Sara de nuevo. Y yo le dije:

- Doctor, a nosotros nos pasaba lo mismo y decidimos hacer cambios e incorporar a otras parejas a nuestra sexualidad y nos ha resultado increíblemente bueno eso.

- Si...?, Nosotros lo hicimos hace un mes por primera vez. Oímos hablar de un lugar en las montañas donde todos los que están allí de cena llegan a algún acuerdo, y nos fue bastante bien.

- Nosotros estuvimos en ese lugar hace un par de meses Doctor, y estoy seguro de que Sara todavía lo recuerda.

Me refería al tipo de la pinga inmensa y de la gordita con los que culeamos esa vez. Sara haciéndose la loca no decía nada, estaba calladita y le resbalaba el jugo de la chucha caliente.

- después de hacer nuestro primer intercambio, descubrimos que es divertido y agrega una variedad a nuestra relación. Después de haber roto esa barrera, nos sera más fácil el hacerlo de nuevo cuando haya oportunidad.

Esta vez, la tos fabricada de Sara se hizo mas fuerte. Eso me dio la luz verde para lanzar la oferta:

- Doctor, siempre hay una oportunidad, como por ejemplo ahora. Que impide que pudiéramos pasar un buen rato aquí mismo entre nosotros verdad?.

El Doctor se volvió hacia la enfermera caderona que era su esposa, ella se limito a sonreír y a soltar su cofia para mostrar el cabello largo y alborotado.

- Por ejemplo, le gustaría a usted meterle toda su verga a Sara ya que la tiene delante y con las piernas abiertas y esperando?.

Desde donde estaba podía ver la chucha de Sara brillante de jugo. De nuevo el Doctor, miro a su compañera y ella le dijo:

- Sé que te gustaría, hazlo, quiero verlo.

El Doctor, se quito los pantalones dejando ver una pija como las que le gustaban a Sara, ni larga ni corta ni grande ni chica, esas las disfrutaba a plenitud. Bajo la mesa donde estaba recostada Sara poniéndola a la altura ideal para pararse delante y entre las piernas abiertas de Sara. La enfermera que se habia quitado la falda para quedar solamente en una blusa que dejaba ver sus tetas medianas pero de pezones negros y duros. Ella cogió la pinga de su marido y jalándolo de ella procedió a ponerla en la entrada de la vagina de Sara, luego puso su mano detrás del culo del Doctor y procedió a empujar mientras ella observaba como le iba entrando hasta haberla metido toda dentro de Sara, quien dio un gemido de placer y comenzó su numerito, a menear sus caderas despacito mientras atraía al Doctor dentro de ella, agarrándolo de los brazos.

Mientras el Doctor, solo estaba allí parado entre las piernas abiertas de Sara, disfrutaba de sus meneos, la enfermera que se habia arrodillado al costado de la camilla para observar, mostraba su culo grande hacia mi y haciéndose la loca miraba con atención como Sara se meneaba dándole placer al Doctor, pero al mismo tiempo paraba su culo apuntándolo hacia mi. Ya a estas alturas yo me habia empelotado completamente y acariciaba sus nalgas redondas y observaba como salían los pelos de su chucha gorda hacia atrás, le abrí un poco las piernas y ella se acomodo como para que le entrara más fácil, parando el culo y sacando la concha gorda hacia atrás. Yo no quería solamente metérselo y ya, quise tomarme mi tiempo y baje la cara a la altura del culo de ella, procedí a abrirlo un poquito y comencé a pasarle la lengua por toda el área, tenia una corona de pelitos negros y suaves alrededor del culito que me cosquilleaba la lengua cada vez que la pasaba por allí. Pude verle la chucha gorda y peluda bien de cerca, no pude resistir el ver eso tan excitante asi es que metí la mano desde atrás por entre sus piernas tratando de sacar su chucha hacia atrás lo mas que pude y ella lo hizo parando su culo y bajando su torso. Tome sus manos y con ellas abrí sus nalgas y procedí a poner mi verga a la entrada de su concha jugosa, empuje sin misericordia hasta meterlo todo, la vi cerrar los ojos y agitar su cabeza en señal de asentimiento, quería! Y lo quería todo!.

Sara continuaba con sus meneitos calculados, ella sabe muy bien cuando y como hacer venirse a un hombre, pero a este lo estaba haciendo gozar calculadoramente para que le durara lo más posible. La enfermera, con su culo paradito estaba estática, solo concentrada en gozar cada una de mis arremetidas, entra y sale de mi pija dura de su concha caliente y mojada. El Doctor, miro a su esposa en cuatro patas como gozaba la culeada que yo le estaba dando y sin pensarlo dos veces, saco su pija de Sara y la metió en la boca de la enfermera, ella apoyándose con una mano para mantener la posición, y con la otra mano agarro la pija de su marido y comenzó a mamarla. Sara se recostó en la camilla y se puso en cuatro patas mostrando toda esa mata de pelos desde atrás, mostraba los labios gorditos de su concha mojada invitando al Doctor a metérselo de nuevo. Este al ver eso y con la pija mas dura todavía de la mamada de su mujer, arremetió dentro de la chucha de Sara agarrándola por las caderas para comenzar a bombearla a un ritmo rápido y continuo. Sara que sabia lo que tenia que hacer para hacerlo venirse, se quedo quieta y se limito a seguir el compás de la arremetida del Doctor, manteniendo su vagina apretada alrededor de la pija dura del Doctor. Este siguió el ritmo, sin soltar a Sara de sus caderas, vi como entraba y salía de la concha de Sara y esta siguiendo el ritmo, el cerro los ojos y comenzó a respirar fuerte, se veía como intensificaba su placer hasta que con un apretón más de la vagina de Sara, él soltó su leche dentro de ella. Sara sonrió al sentir eso caliente dentro de ella, y bajo el ritmo.

A estas alturas yo me puse de espaldas en la camilla, monte a la enfermera sobre mi y la deje que ella misma buscara su placer, con mi pija dentro de ella, comenzó a menearse bien rápido produciendo un entra y sale de su vagina, note como buscaba el roce de mi pija en su clítoris, sentí su chucha caliente por dentro y cada vez mas mojada. Acelero el ritmo, solo quería acabar y echando la cabeza hacia atrás, soltó una exclamación de sumo placer, la aguante por las caderas, la dije…baja el ritmo. Después de un par de segundos yo mismo comencé a moverla de nuevo y le ordene, búscalo de nuevo! Y comenzó a menearse mas desenfrenadamente acabando tres veces más, al final ya con la respiración entrecortada, se echo al lado jadeando y mirándome como buscando una explicación de como poder tener las fuerzas para seguir viniéndose cien veces mas.

El Doctor Miraba complacido, Sara esperaba, sabia que ahora yo le iba arriba porque siempre la venido que más disfruto es venirme dentro de ella. Se recostó de espaldas, tal como estaba al principio en la camilla, puso los pies en los estribos de la camilla abriendo su chucha gordita, sabrosa y mojada. Puse mi pija tambien mojada pero muy dura todavía dentro de ella y le ordene… Sara, amor… menéate y vente todas las veces que puedas para luego hacerme venir a mi. Comenzó ella con los ojos cerrados concentrándose en su placer y se vino a los tres minutos, relajo la marcha y se vino de nuevo. Sara tiene un limite de cinco orgasmos y allí se queda como un trapo, sin fuerzas pero tranquila y plena de gozo. Cuando llego al tercer orgasmo, quite mi pija de dentro de ella, la di vuelta, le abrí las nalgas y procedí a metérselo entero en el culo. Allí ella comenzó a menearse apretando el culo pata venirse una vez más al tiempo que yo soltaba mi chorro de leche en su culo, al sentir esto ella soltó un “Hmmmm” de placer y de regocijo de que ya todo habia concluido para el placer de todos. El Doctor y la enfermera, su mujer, no se perdían detalle de lo que habíamos terminado Sara y yo. Al terminar nosotros dijo el:

- Que inesperada y linda experiencia, gracias a ambos.

La enfermera que ya se habia puesto sus ropas me miraba sonriente, miraba a Sara inquisitivamente y esta le dijo:

- Te gusto?

Asintiendo con la cabeza y entornando sus grandes ojos dijo:

- Si, mucho…

Y mirando al Doctor pregunto:

- Cariño, si ellos están de acuerdo podríamos invitarlos a nuestra casa de la playa para dentro de dos semanas?.

El Doctor me miro, luego miro a Sara y dijo:

- Les gustaría venir?

Yo me aprestaba a contestar pero Sara se me adelanto diciendo:

- Ustedes tienen nuestra dirección, recójanos el Sábado.

Yo me limite a sonreír pensando en lo que venia, tenia en mente el lindo culazo de la enfermera para la próxima vez.

 

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