Relatos Eróticos Infidelidad
Nuestro primer trio | Relatos Eróticos de Infidelidad
Publicado por Jose el 01/03/2012
Nos llamamos Jose y Lidia y somos de Andalucía. Tenemos 41 y 40 años respectivamente y los dos podemos decir que estamos bastante bien para nuestra edad. Mi mujer es delgada, morena de pelo, ojos verdes y tetitas pequeñas pero bien colocadas y totalmente naturales. Tiene un culo y unas piernas perfectas que causan miradas cuando usa minifalda.
Nuestra vida sexual es satisfactoria, aunque yo llevo tiempo planteándole la posibilidad de un trio con otro hombre pues me excita mucho la idea de verla gozar con otro teniendo en cuenta que solo ha follado conmigo en toda su vida.
Ella nunca ha aceptado, aunque a veces parece que deja la puerta abierta a este tipo de fantasías. De hecho, alguna vez hemos conectado la webcam y ella se ha mostrado desnuda, si bien, reconoce que le excita le da muhca vergüenza.
Esta historia comienza en otra ciudad hace tres años. Un chico de 41 años, bastante atractivo, camarero de un bar de copas se hace bastante amigo de los dos, hasta el punto de que alguna que otra vez nos ha visitado y ha dormido en nuestra casa. Ella reconoce que le gustaría follárselo, y él muestra interés por ella si bien se corta por respeto a mí, ya que no sabe de mis tendencias por este tipo de fantasías, ni de la predisposición de mi mujer para acostarse con él.
Sé que ellos chatean frecuentemente, y tienen conversaciones picantes entre ellos, aunque ella dice que sólo es como amigos.
En su último viaje, salimos a tomar unas copas los tres, y volvimos a casa a las 4 de la mañana más o menos, todos con un punto de alcohol que nos tenía bastante deshinbidos, pues mi mujer y él bailaron alguna que otra canción, asi como un par de sevillanas bastante agarrados.
Al llegar a casa decidimos tomas la ultima copa antes de acostarnos. En el salón nos sentamos los tres, ella en medio de nosotros dos. Ella llevaba una minifalda muy corta, y una blusa negra que dejaba ver el sujetador entre los botones de la misma. Yo notaba que él la miraba en un todo un poco más atrevido que de costumbre por lo que sentí que podría por fin culminarse mi fantasía.
Ella, en un momento de la conversación, dijo que le dolía bastante el cuello y la espalda, por haber estado tanto tiempo de pie y bailando, y me pidio que le dira un pequeño masaje.
Yo le dije que no tenía ganas, además de que no se me dan nada bien, así que le dije a nuestro amigo que si él sabía darlos a lo que contestó que sí.
Ella me miró con tono de complicidad, y accedió a que nuestro amigo le diera un masaje en el cuello y la espalda.
Empezó a masajearle el cuello, pero la blusa le molestaba, así que le pedí a Lidia que se tumbara boca abajo en el sofá y se quitara la blusa y el sujetador. Ella nos dijo que le daba vergüenza, a lo que le dije que nuestro amigo ya la había visto en topless por lo que daba igual. Por fin accedió, se quitó la blusa y el sujetador y se tumbó boca abajo, teniendo cuidado de cubrirse las tetas antes de tumbarse para que se le vieran lo menos posible.
Nuestro amigo comenzó a masajearle la espalda, el cuello y yo veía que ella se iba poniendo cada vez más caliente.
Cuando llevaban un rato, le dije que se diera la vuelta, y que aprovechara la facilidad y el arte que tenía nuestro amigo a la hora de dar masajes relajantes, a lo que ella accedió sobre todo debido al alcohol y al calentón que llevaba.
Nuestro amigo me miraba como pidiendo carta blanca pues entendía que esto no era normal y que estaba poniendo a mi mujer en sus manos.
Ella se dio la vuelta y quedaron sus tetitas a la vista de los dos. Yo tenía un empalme espectacular, y podía adivinar que nuestro amigo estaba igual que yo.
Tras diez minutos de masaje, él comenzó a tocarle las tetas, y ella empezó a cerrar los ojos y a suspirar, muestra de que estaba superexcitada.
Yo sin preguntar, cogí y le bajé la minifalda, dejando su tanga a la vista de los dos, dandome cuenta de que estaba supermojada.
Empecé a tocarle el coño, pasando mi mano por encima del tanga, y poco después le metí un par de dedos a lo que ella respondó diciendo :" ¡ya la hemos liado! Te dije que como empezáramos no tendría fin y tendrías que aceptar lo que pase. "
Nuestro amigo comprendió exactamente lo que pasaba y comenzó a besarla y a restregar su polla erecta debajo del pantalón por todo el cuerpo de mi mujer.
Yo me retiré para ver el espectáculo, y observé como él empezó a meterle los dedos a mi mujer que se retorcía de placer, ella le intentanba buscar la cremallera del pantalón para bajárselo, hasta que al final él se retiró, se bajó el pantalón y los calzoncillos dejando al aire su miembro que apuntaba a mi mujer. Debo decir que era un pene algo más grande que el mio, pero tan sólo un par de centímetros por lo que debía estar en torno a 19 cms.
Ella lo tomó en sus manos y comenzó a pajearlo, mientras él seguía empleándose en masturbar su coño.
Al poco rato, le dije que le comiera el coño, puesto que es lo que más le gusta, a lo que nuestro amigo no puso ningun reparo y comenzó a chuparle y morderle el coño mientras mi mujer se retorcía de placer, y yo intentaba que bajara la voz pues nos iban a escuchar los vecinos.
Él, poco a poco, fue situándose más próximo a la postura del 69, hasta que ella se metio su polla en la boca comenzando a chuparla y lamerla con rapidez y deseo.
Tras un rato así, le dije a nuestro amigo que a ver si era capaz de hacer a mi mujer eyacular, cosa que yo era capaz de conseguir a veces. él me miró con una sonrisa pícara, y comenzó a masturbar a mi mujer enérgicamente, hasta que pasados un par de minutos mi mujer grito un "¡ me corrooo!" y un chorro de líquido salió disparado mojando el brazo de mi amigo.
Tras esto, el su puso un condón que le acerqué, y acerco su polla al coño de mi mujer. No hubo que empujar nada, pues tan pronto la cabeza del pene de él se acerco al coño de mi mujer, éste entró rapidamente, emitiendo mi mujer un gemido de autentico placer por ser follada por nuestro amigo común que tanto le gusta.
Estuv bombeando más de 5 minutos seguidos, yo mientras acerque mi polla a mi mujer, y comenzó a chupármela, a pajearme, hasta que me corrí sobre sus tetas puesto que ya no podía mas despues de tanto morbo, fantasía, excitación que se veían cumplidas despues de mucho tiempo.
Al final, nuestro amigo se corrió dentro del coño de mi mujer (con el condón puesto claro), y ella quedó completamente extenuada, poniendose las bragas y él los calzoncillos.
Tras este momento hubo un silencio entre los tres, que rompí preguntando si nos tomábamos otra copa. Todos dijimos que sí, y el ambiente se fue normalizando poco a poco, al menos, todo lo normal que se podría esperar viendo a ella con una cara de satisfacción total, desnuda tan solo con el tanga puesto, y nuestro amigo con los calzoncillos. Yo me los puse también y comenzamos a hablar de como había empezado nuestra fantasía, por que él en lugar de otro, y nos confesó que a él le hubiera gustado que su mujer hubiera sido así, pero que no se lo había planteado porque entendía que no lo iba a aceptar.
Al poco tiempo, él se empezó a empalmar, y le pedía a mi mujer que aprovechara la estancia de él en casa, por lo que comenzó a pajearle y terminaron echando otro par de polvos más delante mía.
Al día siguiente él se fue a su casa, y desde entonces seguimos chateando con él, hablando por teléfono como si nada hubiera pasado.