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El semen que lubrica la ciudad (PAREJITA PAJERITA) | Relatos Eróticos de Hetero

Publicado por Gonzo el 16/12/2014

Este relato ya lo había publicado pero aquí lo vuelvo a publicar con algunas mejoras.


Salgo a la calle, agarro el paso.

Delante de mí va una pareja de amantes cual Adán y Eva. Yo por detrás les sigo el paso observándoles nada más que por mirar. Indeciso y distraído por lo que pienso hacer más tarde.

Al meneo de las caderas de ambos al caminar, me parecen más jugosos los glúteos de él que de ella.

Retomando mi propio paso para poderlos rebasar, y al estar ya a la par de ellos, su caminar apacible y coordinado no deja de llamarme la atención. Entonces al inclinar la mirada hacia ellos, veo como ella trae en la mano el miembro de él, y a la par de marcar el ritmo del paso lleva también el ritmo en la mano.

Al final termino de rebasarlos por completo y llego a la esquina, desorientado sin saber qué rumbo tomar, llevó mi mano al mentón y miró a ambos lados de la calle, aún incluso decidido voltear, resuelto a buscar con la mirada aquella parejita que he dejado atrás en el camino. A considerable distancia veo que se han detenido y mantienen la conversación al respecto de algo, ella ha dejado de tomar con la mano el miembro de él y por lo erecto que ha quedado, mientras él habla efusivamente el miembro le bailotea como si rebotara de un costado al otro, pero ella también mantiene la conversación enérgicamente y aunque no se le nota enojada si se le mueven los senos mientras dialoga. A momentos ambos senos juntos se le van a un costado, luego se devuelven a su lugar, y a ratos como en suave y lento rebote se le van arriba y vuelven abajo.

Cuando ya han pasado un buen rato discutiendo en medio de la calle, a lo así se aproxima una anciana que hace poco acaba de pasar por mi lado; cuando está a punto de rebasarlos, repentinamente ella detiene a la anciana, y ahí comienza una conversación entre los tres, aparentemente algo de suma importancia le va preguntando ella a la anciana, de repente la anciana dirige su mirada a él y lo mira de abajo hacia arriba y termina mirándolo extrañada. En eso, ella le toma nuevamente el miembro delante de la anciana, pero esta vez se lo toma solamente de la punta y sólo un instante como si tuviera que ver con lo que se está refiriendo en ese momento, la anciana mientras escucha atenta lo que ella le dice, se va agachando pausadamente sacando hacia atrás el culo blanco que tiene, hasta quedar agachada con el rostro al nivel del pene en cuestión y espera a que ella termine de hablar para tomarlo con un par de dedos y metérselo a la boca para engullírselo por completo rápidamente, y acabar dándole una buena chupada. Mientras ella espera a que la anciana termine, cruzando los brazos aprisiona sus pechos al nivel de los pezones de tal manera que se apelotonan hacia arriba. La anciana concluye con la felación, y prosigue la conversación, en pero la anciana da sus últimas palabras como sí diera un veredicto y retoma el paso alejándose de la pareja.

Ella desdobla los brazos liberando sus senos y ambos (ella y él) retoman el paso hasta cruzarme por un costado, pasando la calle se detienen enfrente de una puerta, ella se pone del lado de la puerta mientras que él queda enfrente suyo; y mientras van hablando, ella vuelve a tomar su miembro con la mano, removiéndolo hasta suspenderle el escroto por completo hacia atrás dejando su punta expuesta y nuevamente hace que se ponga bien erecto, a lo así se dicen adiós y ella se mete dentro de la casa.

Él avanza hacia la calle alejándose de la puerta, y no sabiendo qué hacer con su erección decide sentarse al borde de la calzada, quedando en frente mío ya que me he quedado ahí parado al final de la cuadra. Y tomando él su miembro con toda la mano, cerrando sus dedos alrededor, decide batirlo frenéticamente de atrás hacia adelante haciendo algunas pausas para descansar la mano, pero al final le da un ritmo más contundente a su mano hasta que sale a borbotones la secreción mientras él lanza un quejido; y luego de expulsarlo todo, dejando salpicada la calle, se queda ahí y yo veo cómo le tiemblan los muslos y las rodillas, y como él se queda ahí sentado a recuperar el aliento.

Si quieres leer completo éste y otros lujuriosos relatos incluidos en mi libro digital: “El semen que lubrica la ciudad” escríbeme a mi correo: ellibrodegonzo@gmail.com

 

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