Relatos Eróticos Hetero
Adictos al sexo | Relatos Eróticos de Hetero
Publicado por Anónimo el 30/11/-0001
Creo que soy un adicto al sexo y en el último par de años, he tratado de llevar a mi esposa por el mismo camino, aunque ella no lo piensa tanto como yo, he logrado hacer algunas cosas para mí muy excitantes (cuando ella logra una gran excitación se deja llevar y disfruta tanto o más que yo las situaciones).
Una ocasión salimos a tomar unas copas a un bar de la ciudad (y como requisito para salir le pedí a ella que no llevara ropa interior), ya en el auto me gusta ir con ella y que me vaya enseñando sus preciosas piernas y sus partes íntimas, siempre lo hace cuando siente que no nos ven, pero a veces acepta hacerlo con alguna posibilidad de ser descubierta, esa noche llegamos al bar y después de unas copas, plática caliente y exhibición de ella hacia mí, nos dirigimos hacia un table dance donde mi plan era exhibirla en cierto modo resguardados en la distracción que allí ocurre.
Una vez allí y luego de un par de copas más, mi mujer estaba excitadísima y me permitía entonces besarla con libertad y acariciarla a través de la ropa, continué mis avances metiendo mi mano debajo de su vestido (un vestido delgado corto, de falda amplia y de tela un tanto elástica) y empecé a acariciar su mojada vagina, al llegar a su clítoris comenzó a dar gemiditos de excitación, entonces me decidí y le jalé el escote del vestido, dejando al descubierto uno de sus blancos pechos, ella se detuvo un poco, pero le pedí que se dejara hacer, entonces continué acariciándola ya con más soltura, los asistentes y meseros pasaban cerca de nuestra mesa y algunos de ellos súbitamente empezaron a desviar sus miradas hacia nosotros, decidido descubrí finalmente ambos pechos y mientras frotaba uno, continuaba mi trabajo en su húmeda cavidad.
Algunos meseros pasaban y yo retiraba mi mano de sus pechos para con una mirada de complicidad, dejar a ellos disfrutar del hermoso panorama, procedí entonces a levantarle el vestido hasta su cintura a fin de dejar libres sus nalgas y buscando poco a poco su ano, ella se encontraba al borde del orgasmo y no daba cuenta del ambiente a nuestro derredor, dejé entonces libres y al descubierto sus pechos y con una mano comencé una exploración delicada de su ano, cosa que la elevó más y que junto con la ayuda de ella misma acariciando su clítoris y dándose dedo en su vagina la llevó a un orgasmo que sólo evidenció por una serie de contracciones y algunos quejidos ahogados por la música del lugar, un mesero había descaradamente seguido el evento y en forma espontánea llegó a servirnos unas cervezas, observando así de cerca la sensual mujer que tenía enfrente al descubierto.
Mi mujer en ocasiones no puede detener su excitación y me pidió con una serie de besos y caricias que continuara, yo me encontraba súper excitado y sólo sentía los latidos con tal rapidez que parecía iba a estallar. Entonces se me ocurrió otra idea y tomando una botella de cerveza, la lubriqué con un poco de saliva, la introduje debajo de la mesa y comencé a meterla en la vagina de mi mujer, la cual inundada como estaba, no opuso ninguna dificultad, entonces comencé a darle placer con la botella, mostrando nuevamente a los meseros alrededor los pechos de mi esposa y ellos dándose cuenta que algo pasaba poco más abajo de donde podían ver, hasta que después de un par de minutos, estalló en otro orgasmo, esta vez más prolongado que el primero, finalicé mis caricias en ella sacando la botella y fingiendo tomar cerveza de ella (cerveza que ya no tenía) para mostrarle a mi mujer como me deleitaba con sus jugos dejados en el improvisado juguete.
Después de un rato más salimos y en el estacionamiento del lugar tuve mi recompensa con unas mamadas deliciosas como sólo ella sabe dar, ella volvió a calentarse (pues se excita mucho al hacerme sexo oral) y nos dedicamos entonces a hacer el amor durante los siguientes minutos, en el estacionamiento pasaron un par de clientes que salieron del table dance y supongo que nos escucharon pero no nos vieron, mi mujer me comentó: "Hoy soy capaz de hacer lo que quieras durante toda la noche", eso me excitó muchísimo, pues una de mis fantasías es ver a mi mujer teniendo sexo con otro hombre, pero ésta no era la ocasión por lo que dejé esa petición para otra vez.
Como pueden ver, tengo la gran fortuna de compartir mis locuras con mi mujer, lo que obviamente me hace disfrutar mi matrimonio completamente.