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Sexo oral en oruro | Relatos Eróticos de Gays

Publicado por Gonzo el 28/09/2016

Yo tenía unas ganas locas de chuparme una polla ¡malditas y desquiciadas mis ganas! pero eran muchas y no me las aguantaba, así que salí en busca de una, rica, carnosa, que se deje chupar por todo lo extenso, después de dejarse acariciar por supuesto, deseaba agarrar el falo con una mano mientras que con la otra tocar las bolas bien firmes de un chico que me mire hacérselo, con la boca entre abierta y jadeando de placer, un chico que disfrute cuando le esté mojando la verga con mi boca, y a medida que más le pase la boca encima más dura se le ponga, no sé si encontraré un chico así pero estoy antojado de hacerlo.

Soy hombre y puede parecer una locura porque hasta ahora he sido heterosexual, pero estoy antojado de probar una polla, así sea que lo haga por única vez pero quiero hacerlo. Entonces salí de casa buscando la experiencia de probar el pene de otro hombre, sabía lo que quería, pero no se me ocurría como buscarlo ni donde, hasta que después de dar un montón de vueltas por el centro de la ciudad se me ocurrió al fin una idea, me metí a un café internet o cibercafé y pedí una máquina, en ella me puse a escribir un aviso que decía:

“Busco polla para mamar y huevos que se dejen chupar, busco a quien se deje hacer hasta que se le escurra la leche. En cuanto al interesado en poner su verga no necesita tener experiencia, sólo tiene que tener las ganas de dejarse hacer y disfrutar. Sin embargo, los que estén buscando probar polla como yo, por favor abstenerse.”

Es decir que con el anuncio quería dejar claro que yo sería el único en hacer sexo oral, no sé si eso había quedado claro pero no quise dar más revisiones al texto de las que ya había dado y concluí dejando mi número de teléfono móvil y mi correo electrónico, lo copie en un montón de hojas, luego lo mande a que se imprimiera, acto seguido corte cada anuncio y compre pegamento (en la copiadora por suerte y tenían). Con los anuncios ya listos, me fui por cada poste y cabina de teléfono que encontré en los alrededores y estuve pegando aviso por aviso, con cada anuncio que pegaba me imaginaba lo que pensarían al leerlo, más de uno se sorprendería, a uno que otro le disgustaría mi atrevimiento y de seguro habría a quienes les avivaría el libido al imaginarse si lograba mi cometido con ese anuncio, eso me excitaba y me entraban las ganas de masturbarme, pegue un par de anuncios más pero ya me había picado el bichito de la excitación y ya no me aguante las ganas, a toda prisa me metí al baño público de la plaza, me introduje a uno de los compartimentos, bajé mi pantalón y también mi calzoncillo, y sin reparos le di placer a mi pene hasta acabar. Antes de salir de ese compartimento pensé en poner ahí uno de mis anuncios, pero imaginé que nadie lo tomaría en cuenta puesto que había un sinfín de anuncios escritos a mano en la puerta y hasta en las paredes, y de seguro todos eran sólo bromas y mi anuncio sería tomado como tal, por lo cual me abstuve de hacerlo.

Salí de ahí y cerca del baño público fui a pegar mis últimos anuncios. Finalizada mi labor guardé la esperanza de que alguien lo leería y me llamaría, así que me espere un buen rato por los alrededores de donde había dejado mis anuncios, incluso me fui a sentar en una de las bancas de la plaza como lo hacen los viejitos. Así se fue la tarde, ya obscurecía y nadie llamaba, decepcionado por no haber logrado mi propósito me marche a casa, me sentía desilusionado por todo el trabajo que me había pasado en vano.

Al día siguiente volví al centro de la ciudad, vi uno de mis anuncios y pensé que quienes lo habían leído lo tomaron a broma al igual que los anuncios que se encuentran escritos en los baños. Pero me pregunte también que hubiera pasado si tan sólo uno de los que leyeron mis anuncios lo habría tomado en serio y se hubiera atrevido a llamarme. -De seguro en este momento aún lo estaríamos pasando bien- y me puse a imaginar cómo sería ese lujurioso encuentro:

Los dos en la intimidad de una habitación… o mejor aún, ni siquiera pasaríamos de la sala, el caso es que él se pondría frente a mí con su erección formando una carpa en su pantalón y yo me sentaría en el sillón teniendo muy cerca de mí el tentador espectáculo de su excitación. Sin pensarlo liberaría la presión de su pene abriéndole el pantalón, dejaría que salga hacia adelante ensanchando su ropa interior, el primer toque a esa verga para tantear su grosor y tamaño sería encima de su calzoncillo, obviamente también tocaría sus bolas ahí abajo, de seguro le gustaría la forma en que pase mi mano rozando su pene encima de la tela. Y sin mayor tardanza le llevaría la ropa interior para abajo, pensándolo bien, le bajaría el pantalón y el calzoncillo al mismo tiempo, y ya teniéndolo desnudo de la cintura para abajo, no me aguantaría las ganas de ser tentado por el aroma y el calor que desprenda su verga, de inmediato me lo metería en la boca y comenzaría a chupar su pene.

Hasta que se ponga más erecto no soltaría ese pene de mi boca, hasta mojarlo, hasta sentir lo largo que es dentro de mi boca, hasta sentir esa rica punta abriéndose paso sobre mi lengua hasta mi garganta. Me consumieron las ganas en ese momento de sentir esa verga en mi boca y sin poder disimular por completo mi placer me fui a sentar en las gradas de la catedral que es lo más cercano que tenía en ese momento, una vez sentado cómodamente me puse a fantasear con más ganas.

Me metería en su culo y me pondría a lamer sus bolas, las saborearía, las chuparía sin detenerme y por sus gimoteos sabría que él lo está disfrutando también, que lo esta pasando tan bien como yo, lamería sus ricas bolas con tremendo deseo mientras mi mano cruza entre sus piernas hacia adelante para acariciar su rico pene erecto, firme recibiendo mis caricias, a momentos se lo agarraría y lo masturbaría hasta hacer que menee sus nalgas, entonces sus bolas entrarian en mi boca y sus nalgas se abrirían a los costados de mi frente, nunca me había imaginado comerme unas bolas así, dejando que me invada con sus nalgas y yo imparable disfrutando con mi boca de sus adorables testículos, pero no dejaría de chuparlos, de metérmelos en la boca ¡dios! que rico seria eso y hurgarle el pene desde abajo entre sus piernas, ese pito calientito que se pondría a hervir mientras lo masturbaba.

Luego de eso terminaríamos besándonos en la boca, para eso yo ya me habría acomodado en su espalda, él estaría de costado y con las piernas abiertas recibiendo las caricias de mis labios en su boca y mi mano agarrando su pene para terminar de masturbarlo, en un momento dado nuestras lenguas chocarían mientras iba exprimiendo sus pene, haciendo que el borde saliera hacia afuera como queriéndole reventar, un pene tan erecto como el que imagino no había tenido entre mis manos, de hecho nunca había tenido en manos uno más que el mío. Y sus bolas estarían quietas y aun mojadas por lo que le había hecho con mi boca, pero luego dejaría su boca, conduciría mis labios hasta su pecho y agarraría su pezón a chupadas, el chico estaría super excitado y yo también, esa verga en mi mano a punto de estallar como un volcán listo para dejar salir su semen blanco, nos acomodaríamos mejor en la cama, él de seguro se acomodaría boca arriba y yo me mantendría de costado friccionando su pene, él se quedaría quieto porque sabría que ya se viene, y yo no pararía de friccionar su verga pues desearía que se viniera de una vez.

Él no se aguantaría y con una mano me cogería del cuello, me haría bajara la cabeza un poco y me besaría en la oreja, luego yo volvería a besarlo en la boca, eso le gustaría mucho de seguro, eso y que le agarrara el pene, el estaría disfrutando de mi masturbación, gimiendo de placer pero ni aun así pararía de besarme, hasta que luego de darme unos apasionados besos se quedaría con la boca abierta, cerraría los ojos, no pararía de gemir y de gritar, yo en ese momento sentiría que se viene en mi mano porque no se puede contener. Finalmente ese pene explotaría de placer totalmente erecto, lo sujetaría bien con mi mano y contemplaría como saltan esos chorros blancos en el aire, una fuente de semen saliendo descontrolado, nada más importaría en ese momento, sólo escucharlo gemir, verlo totalmente agitado y su pene en mi mano soltando su semen.

Cuando ya haya terminado de eyacular, llevado por un sobresalto de exagerada morbosidad y por mi excitación, dejaría suelto su pene, me impulsaría y me arrodillaría sobre la cama levantando su pierna hacia arriba y me iría directo a hurgarle entre las nalgas, y es que no aguantaría el deseo de separarle las nalgas con la mano y darle un manoseo en pleno ano, cosa a la que él accedería sin oponerse después de haber sentido tanta excitación descontrolada que lo había llevado a la eyaculación.

Luego me abalanzaría sobre su pecho para besarlo por última vez y lentamente iría dejando su ano, dejando que mis dedos resbalaran hacia sus bolas, para finalmente agarrarlo de la entre pierna muy cerca de su nalga y darnos juntos el último beso. Y ahora me siento totalmente conmocionado con lo que acabo de imaginar, me quedo ahí sentado en las gradas de la catedral por un rato y una vez calmado mi ímpetu sexual me pregunto si encontraré en esta ciudad alguien que esté dispuesto a recibir placer en su verga de mi boca.

 

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