Relatos Eróticos Gays
Iniciado y desvirgado por mi tío. | Relatos Eróticos de Gays
Publicado por Danisampedro91 el 11/02/2021
Esta es la historia de cómo fue iniciado y desvirgado mi mejor amigo, el cual me pidió que después de relatarme la historia, se la escribiera y publicara donde suelo publicar mis relatos.
Quien lo desvirgó e inició fue un tío suyo, hermano de su madre. Cuando esto sucedió, él era muy joven, todavía era virgen, nunca había mantenido relaciones sexuales ni con hombres ni con mujeres, solo se pajeaba viendo alguna que otra revista que caía en sus manos. Por supuesto que sabía que había hombres que lo hacían entre ellos, de hecho, había caído en sus manos, no hacía mucho unas revistas porno gay. Se las había encontrado dentro de una maleta de su tío, un día que andaba viendo lo que su tío guardaba en ella.
Al abrir la maleta y registrar lo que contenía, pudo ver que su tío guardaba entre las ropas, unas revistas. Estas eran todas revistas pornográficas, y todas ellas porno gay, la cual le llamó la atención y con la cual se pajeó en más de una ocasión.
Ya hacía varios meses que había descubierto en la maleta de mi tío unas revistas pornográficas, las cuales solía utilizar para pajearme y con ellas desahogar mi excitación y calentura, cuando un día al ir a por una y utilizarla para uno de mis desahogos, me encontré con que la maleta estaba cerrada con llave. Mi tío que yo supiera nunca dejaba cerradas las maletas, por lo que sin llegar a sospechar nada, no le di mayor importancia. Solo me fastidió no poder acceder a las revistas para mi disfrute, por lo que ese día tuve que pajearme sin ellas.
En la casa de mis padres, además de vivir ellos, vivíamos 4 hermanos, mi abuela y mi tío, que era hermano de mi madre. En una habitación dormían mis 2 hermanos menores y mi abuela, y en las otras 3 habitaciones, en una dormían mis padres, y en las otras 2 que eran las más pequeñas, en una dormía mi hermano mayor y en la otra yo, junto a mi tío.
En mi habitación solo había una cama, era una cama de matrimonio, donde dormíamos mi tío y yo. La verdad es que yo ya estaba acostumbrado a dormir con mi tío, ya eran varios años que dormíamos juntos. A mí eso me encantaba, me gustaba dormir con él, sobre todo cuando en días de frío me acurrucaba a él. Siempre me abrazaba y dejaba que pusiera mis pies entre sus piernas para calentarme. Nunca había pasado nada ni nunca me había hecho nada de nada, hasta aquel día en que encontré la maleta cerrada.
Aquella noche, al estar durmiendo como de costumbre, desperté al notar como mi tío había metido su mano por dentro de mi slip, acariciaba mi culo e iba bajándome muy lentamente el mismo.
Al despertarme, me revolví a la vez que con mi mano me subía el slip, diciéndole a mi tío que parara, que me había despertado y tenía sueño.
Al momento noté como me volvía a acurrucar entre sus brazos, pegándome a su cuerpo, susurrándome al oído, tranquilo parrochiño, duerme tranquilo, que solo te estoy acariciando.
Al poco rato volví a notar como volvía a meter su mano por dentro de mi slip, acariciándome de nuevo mi culito.
Esta vez no dije ni hice nada, solo quedé atento notando como me acariciaba e iba bajándome el slip por detrás, dejándome el culo al aire.
Aquellas caricias, además de desvelarme me estaban excitando de tal manera, que mi pobre polla empezaba a ponérseme tiesa y bien dura. Cosa que mi tío se dio perfecta cuenta, sabiendo que yo estaba despierto y que me estaba haciendo el dormido, dejándole hacer.
¿Te gusta? Me susurraba al oído pegándome más a él mientras llevaba sus manos a mi barriga e iba acariciándome hasta llegar a mi pene, viendo que lo tenía tieso y duro como un fierro.
¡Ohhh! Gemí a la vez que me encogía haciendo que mi culo se pegara más a él, al notar su mano acariciar mi pene y genitales.
Dios que gusto me había dado al notar su mano acariciarme la polla y genitales. Me había hecho soltar aquel gemido haciendo que doblara mi cintura, quedando mi culito pegado a su entrepierna. Al momento noté el calor que desprendía su cuerpo, notando perfectamente su órgano sexual pegado a mi joven y pequeño culito.
¿Te gustaron las revistas? Me soltó de repente, mientras me acariciaba la polla y genitales, manteniéndome pegado a él.
¿Qué? Contesté yo haciéndome el que no entendía nada.
Ya sé que has visto las revistas, he visto que llevabas una al baño, ¿te gusta lo que viste en ella?
Sin saber que contestarle, me encogí de hombros, diciéndole, no sé.
Bueno parrochiño, pues no vayas a decir nada a nadie, vamos a hacer como hacen en la revista que viste, ya verás como sí te va a gustar, me susurraba mordisqueándome el lóbulo de la oreja a la vez que me pegaba más a él mientras me acariciaba la polla y genitales, haciendo que yo a causa de sus caricias, moviera mi culito restregándome en su entrepierna.
Dios, yo cada vez estaba más encendido, el cuerpo me ardía de excitación. Notaba su pecho pegado a mi espalda, y mi culito pegado a su entrepierna, notando su bulto enorme pegado a él.
Con una mano abrazándome por el pecho, llevó la otra a mi slip, tirando de él para abajo, quitándomelo por completo, a la vez que me decía que estuviera tranquilo y que no hiciera ruido.
Una vez me hubo quitado el slip, dejándome desnudo por completo, manteniéndome pegado a él abrazándome con uno de sus brazos, llevó la mano con la que me había quitado el slip, al suyo, empezando a bajárselo quitándolo al igual que hizo con el mío.
Así parrochiño, así, mira como estoy, me decía restregándome aquel enorme bulto por mi culo, mientras me pegaba más a él y acariciaba mis genitales.
Yo notaba aquel enorme bulto como se restregaba por mi cada vez más ardiente culito, notaba sus bellos púbicos hacerme cosquillas, y un calor que emanaba de su órgano sexual, haciéndome sentir una agradable sensación al contacto con mi joven y estrecho culito.
Parrochiño, quiero que me la chupes igual que viste en la revista. Anda date la vuelta y métete debajo de las sábanas y métela en la boca y chúpala como si fuera un helado.
Me giró con sus brazos haciéndome dar la vuelta, a la vez que levantaba la ropa de la cama haciéndome agachar hasta llevar mi cabeza a su entrepierna.
Yo no sabía que hacer, de repente me veía abrazado por mi tío, ambos desnudos por completo, y allí metido debajo de la ropa de la cama, delante de su polla, a punto de metérmela en la boca.
Cógela con la mano y abre bien la boca, y ve lamiéndola sin morderla con los dientes.
Dios, yo estaba excitadísimo, veía aquella enorme polla delante de mis ojos y no daba crédito. Aquella verga era enorme, no sabía como meterla en la boca como había visto que hacían en la revista, así que, con algo de temor, la agarré con mis manos, y acercándola a mi boca, saqué la lengua, llevando la punta de esta a la cabeza de aquel glande que se asomaba por la piel del prepucio.
Le di un lametazo, notando un sabor algo salado, pero que no resultaba desagradable. Repetí el lametazo a la vez que le iba descapullando la enorme verga a mi tío, viendo como este se agarraba a mi cabeza tratando de empujarla mientras me decía que abriera bien la boca a la vez que daba gemidos de placer.
¡Ohhh parrochiño! ¡ooohhh que gusto! Así parrochiño, así, abre bien la boquita y chúpala toda, me decía empujando mi cabeza para que fuese tragando aquel rabo que iba a desflorarme aquella noche.
Era la primera vez que mamaba una polla, nunca lo había hecho, por lo que era bastante torpe, solo seguía los consejos que mi tío me iba dando, y lo que yo había podido ver en aquellas revistas.
Cada 2 por 3, me atragantaba y empezaba a toser, saliéndome las babas por la comisura de mis labios. Dios, los ojos me lloraban y no paraba de dar arcadas, cada vez que sacaba aquella enorme verga de mi boca, quedaban hilitos de mis babas colgando desde la cabeza de la verga de mi tío, a mi boca.
Mi tío no paraba de gemir y decir, así así, chúpala toda, así, así ya verás como cada vez lo haces mejor.
Hoy vamos a estrenar tu culito, otro día ya te daré a probar la lechita, ya verás como te va a gustar, verás que rica sabe, me decía empujando mi cabeza para que tragara toda su verga.
Ya verás mi parrochiño lo bien que lo vamos a pasar a partir de ahora, vamos a disfrutar todas las noches los 2 solitos, pero de esto no se puede enterar nadie, ¿eh? Me decía.
Después de un buen rato mamándole y chupándole la polla a mi tío, este me hizo subir, poniéndome de cara a él, empezando mi tío a darme besos y mordiscos por todo mi cuerpo. Primero empezó con mi boca, donde saboreó mi lengua y labios, haciendo que yo chupara y probara su lengua, luego mordió mis labios hasta dejármelos hinchados y enrojecidos de tanto mordérmelos, luego fue bajando por mi cuello haciéndome estremecer de gusto, hasta llegar a mis pequeñas tetillas, donde lamió y mordió mis hinchados pezones, hasta hacerme retorcer de tanto gusto que me estaba dando. Gimoteaba y lloraba de tanto placer que estaba sintiendo, que le pedía a mi tío que parara, ¡ohhh ooohhh ohhh! Para, para por favor le pedía sin poder aguantar tanto placer.
Pero mi tío en lugar de parar incrementó aquel placentero suplicio, sabiendo el muy cabrón que cuanto más caliente y excitado estuviera, más fácil y placentero iba a ser mi desvirgue anal. Así que cuanto más me llevara al clímax del placer, más fácil le iba ser darme por el culo y romper mi hoyito.
Yo que no paraba de retorcerme y gemir, no pudiendo aguantar más, empecé a eyacular manchando mi vientre y abdomen con el esperma que salía a borbotones por mi polla.
¡Ohhh parrochiño! Te estás corriendo, decía mi tío sin parar de morder mis pezones y acariciarme los genitales con su mano. Vio cómo me retorcía y empezaba a convulsionar, empezando mi polla a escupir el semen sobre mi vientre, alcanzándole parte del mismo su cara y cuello.
Después de que yo me hubiera corrido, sin dejar de acariciarme los genitales y polla, llevó su boca a la mía, la cual mantenía medio abierta a causa de la extenuación que tenía por la reciente eyaculación, empezando a morderme de nuevo los labios y meterme la lengua en ella sin dejar de acariciarme con sus manos.
Yo estaba que no podía más, notaba mi polla sensible y mi tío no paraba de acariciármela y menearla. Empezó a pasar su mano por mi corrida, llevando luego la mano a mi entrepierna, haciéndome abrir las piernas pasando su mano por mi virgen culito. Iba esparciendo mi semen por el canal de mi culo, parándose con especial atención en la entrada de mi virgen huequito.
Tan pronto encontró mi rosadito y virgen hoyito, impregnando la entrada con mi esperma, empezó a presionar con su dedo mi esfínter, haciendo que este fuese cediendo a su empuje, terminando por entrar su dedo en hasta ahora mi virgen culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemía y retorcía yo notando como su dedo abría mi culito introduciéndose en él, haciendo que mi esfínter se fuese dilatando y dejase paso a aquel dedo que me estaba introduciendo.
Mi tío que no estaba dispuesto a perder aquella ocasión quería hacerme suyo por completo, y no iba a parar hasta haberme desvirgado y preñarme con su leche. Si o sí, aquella noche yo iba a ser suyo, me iba a iniciar desvirgándome y haciéndome suyo, costase lo que costase.
Sin dejar de menearme la polla y acariciarme, iba llevando con su mano todo mi esperma a mi virgen culito, untaba mi rosadito hoyito, e iba metiendo su dedo en él, haciendo que cada vez este se fuese abriendo más y más. Ya me tenía empalmado de nuevo, y mi esfínter a punto de ceder y dejar paso a su segundo dedo.
Cuando por fin consiguió meterme el segundo dedo, no pude aguantar y solté un leve quejido, diciéndole que parara que me estaba haciendo daño.
¡Ahhh! Para, para que me duele. Me estás haciendo daño, le decía llorisqueando a causa del dolor que había sentido al introducirse aquel segundo dedo en mi virgen culito.
Tranquilo parrochiño, tranquilo, me decía dejándome enterrado sus 2 dedos en mi virgen culo. Relájate y no te tenses, que ya casi lo tienes listo. Solo vamos a dilatarlo un poquito más y ya te podré meterla sin que te duela nada. Solo es la primera vez, que hay que desvirgarlo y después ya no te dolerá nada. Después ya te podré hacer mío todas las noches, y follar sin que te duela nada. Ya verás como quieres que te folle a todas las horas, ya verás que gusto y rico se siente.
Poco a poco fue moviendo sus 2 dedos, sacaba y metía poco a poco, hasta que veía que yo me iba relajando y mi semblante cambiaba y no mostraba mueca de dolor alguno.
Ya mi tío presionaba con sus dedos mi interior y abría los dedos haciendo que mi culo se abriese dilatando cada vez más, por lo que sacando sus 2 dedos de mi virgen culo, se tumbó sobre la cama poniéndome de cucharita pegado a él, y levantándome una de mis piernas, me acorruco pegado a él, colocó su verga en la entrada a mi virgen culito, y luego de presionar un poco para que su glande empezara a abrir mi esfínter, dio un movimiento de pelvis a la vez que me sujetaba fuertemente con sus brazos rodeando mi cuerpo con ellos, haciendo que me entrara prácticamente toda su verga de una sola estocada.
¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí al notar como la polla de mi tío entraba en mí, desvirgando hasta ese día mi virgen culito, iniciándome en el sexo gay y haciéndome suyo.
Ya parrochiño, ya te he roto el culito, ahora ya te he desvirgado y te voy a hacer mío. Ahora ya te podré follar y preñar todas las noches, ya verás que bien lo vamos a pasar los 2 solitos.
Después de unos segundos donde esperó a que me acostumbrara a tener dentro mía su enorme verga, empezó a colocarse mejor, incrustándome más su polla en mis entrañas.
Me mantenía abrazado a él rodeándome con sus brazos, a la vez que iba moviendo su pelvis, haciendo que su polla fuese deslizando por mi interior, haciéndome gemir con cada culeada que me daba.
Mordía mi cuello y oreja, mientras con sus manos me acariciaba mi polla y genitales, y con la otra pellizcaba y retorcía mis hinchados y duros pezoncitos.
Dios que gusto me estaba dando mi tío, no podía parar de gemir cada vez que notaba su polla deslizarse por mis entrañas. Cada vez que su polla llegaba a lo más profundo, rozaba mi próstata, haciéndome estremecer y gemir como una putita. Además, sus manos, una pellizcando y retorciendo mis excitados y duros pezoncitos, y la otra acariciándome los genitales y meneándome la polla, me estaban llevando de nuevo al clímax.
Y por supuesto que no tardé mucho en alcanzar de nuevo el clímax. Sin poder aguantar más, empecé de nuevo a eyacular, soltando de nuevo por mi pobre polla, todo el esperma que mis jovencitos cojones, habían vuelto a fabricar desde la primera corrida.
¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemía derramando mi semen sobre su mano y parte de mi vientre, mientras mi tío seguía dándome por el culo.
¡Ohhh mi parrochiño! Te estás volviendo a correr, ¿eh?
Ya es el segundo orgasmo que tienes esta noche. Estás disfrutando, ¿eh mi parrochiño? Me decía sin dejar de darme por el culo y menearme la polla mientras soltaba todo el cargamento de semen que contenían mis pelotas.
Tu tío te está haciendo gozar como nunca, ¿eh parrochiño?
Pues ahora vas a hacer gozar a tu tío, Vamos a follarte Bien follado, vamos a darle duro a este culito y dejarlo bien preñado con la lechita de tu tito.
Sacándome la polla del culo, se puso de rodillas sobre la cama, me colocó boca arriba, me abrió de piernas colocándose en medio de ellas. Con sus manos puso mis piernas sobre sus hombros, luego sujetándome por la cintura, tiró de mí hacia él, y haciendo que mi culito quedara listo para ser enculado de nuevo, llevó su verga a mi rosadita y abierta flor, y dándome una envestida con su pelvis, me enterró su enorme polla hasta los mismísimos cojones.
¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Volví a gemir sintiendo como era ensartado de nuevo por la enorme polla de mi tío. Me había enterrado toda su hombría hasta los mismísimos cojones.
Así mi parrochiño, así, deja que tu tito te haga suyo, dale tu culito y deja que tu tito te preñe con su lechita.
Dios que gusto me daba el cabrón de mi tío, menudo estreno que me estaba dando. Me estaba haciendo delirar de gusto, notaba como me ensartaba una y otra vez su enorme verga en el culo notando sus cojones pegar una y otra vez en la entrada a mi ano, aquello era como un pistón que entraba y salía a toda velocidad, golpeando con su pelvis y pelotas, el hasta ese día mi virgen culito.
Ahora solo se escuchaba los jadeos de mi tío, y el golpeteo de sus pelotas y pelvis golpear mi culito, plof plof plof plof, plof plof plof plof, y a mi tío gimotear, ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto!
Dios, hasta la cama rechinaba, si no se escuchaba en las otras habitaciones, era por que además de ser la más alejada, el ruido de los vehículos que venía de la avenida que pasaba por delante de mi casa, tapaban los ruidos que salían de nuestra habitación.
Los 2 estábamos sudando por todas partes, y la follada que me estaba dando mi tío, era de campeonato, me estaba destrozando el que hasta ese día era mi virgen culito.
Lanzando un alarido a la vez que me culeaba con más fuerza y rapidez, mi tío empezaba a correrse, dejándome bien pero que bien preñado el culo con su tibia lechita.
¡Ohhh mi parrochiño! Ya me vengo, me vengo parrochiño, me vengo, gritaba derramando su semen dentro de mi virgen culito hasta ese día.
Después de haber eyaculado dentro de mi culo y de su polla ya no salía ni una gota de esperma, dejando que su enorme verga se fuese desinflando, mientras esta salía de mi estrenado culito, mí tío echado sobre mí, me comía la boca y me decía si me había gustado.
Te ha gustado mi parrochiño, te ha gustado como tu tito ¿te ha desvirgado y hecho suyo?
Sí, le contesté, sí me ha gustado.
Bueno, pero esto no debe saberlo nadie, ¿eh mi parrochiño? Me decía.
Ahora ya eres mío, ahora vas a ser mi hembrita todas las noches. Me vas a entregar tu culito y vamos a follar y preñártelo todos los días, ¿eh mi parrochiño?
Sí le contesté a la vez que le acariciaba la enorme verga y pelotas.
Y así fue durante más de 10 años, siempre que estaba en mi casa, dormía conmigo haciéndome su hembrita todas las noches. El fue el que me inició, me desvirgó y me dio por el culo todos los días hasta que se murió.
Bueno amigos después de escribir este relato de la iniciación y desfloración de mi mejor amigo, tengo la polla que no para de gotear semen, tengo toda la polla pringada, por lo que no puedo parar de recoger semen con los dedos y llevármelos a la boca saboreando mi dulce néctar. Espero que a vosotros también os haya pasado lo mismo al leer este relato.
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