Relatos Eróticos Gays
El viejo exhibicionista. | Relatos Eróticos de Gays
Publicado por Danisampedro91 el 08/11/2023
Bufff, yo no sabía que hacer, miraba para la ventana donde vivía el viejo viendo como el viejo se masturbaba exhibiéndose allí para mí. Cuando pasaba alguien el viejo se retiraba hacia atrás para que no se le viera y luego volvía al ataque. Yo ya estaba que me corría en los pantalones.
Era un hombre soltero, vivía con su madre a la que cuidaba, pues era muy mayor, ya hacía años que no solía bajar a la calle. A él nunca lo había visto trabajando, solamente lo veíamos cuidando a aquella señora mayor que vivía en la casa de la esquina.
El edificio era de 5 plantas, pero ya hacía años que solo vivián ellos en todo el edificio. Vivían en el segundo. La vivienda daba justo a un pequeño parque, más bien paseo ajardinado, y por el frente daba a la plaza de la estación de ferrocarril.
Ya haría un par de años que su madre había muerto, cuando todo comenzó. Siempre solía estar mirando por la ventana, pocas veces se le veía por la calle, solo cuando iba a comprar y alguna vez que lo tengo visto ir a la estación de ferrocarril. Pero raro era no verlo mirando por la ventana todas las tardes.
Un día estando con los amigos, al verlo pasar, iba al supermercado a hacer la compra, uno de los amigos al verlo, dijo, ahí va el exhibicionista.
Aquello llamó la atención, por lo que enseguida le preguntamos al que había dicho aquello que, porque decía que era exhibicionista, y contó que un día que estaba sentado en el parque, él viejo se estaba pajeando a la vez que se exhibía por la ventana, enseñándole la polla.
La cosa quedó ahí, nadie volvió a comentar nada, pero aquel comentario a mí me quedó grabado en la memoria. Tenía que saber más, tenía que saber si aquello que nos habían contado era verdad.
Una tarde en la que andaba yo solo, me acordé del tema y para allí que me fui. Fui al parque y como quien no sabe nada, me senté en uno de los bancos que quedaban frente al edificio donde vivía el supuesto exhibicionista.
Tuve suerte porque apenas había nadie en el pequeño parque, era ya algo tarde y la mayoría o estaban jugando en la plaza de la estación o ya se habían marchado para casa. Cuando me senté, en la ventana no había nadie, ya estaba cansado de estar allí sentado, ya estaba dispuesto a marchar cuando veo que por la ventana donde vivía el viejo exhibicionista, se ve al viejo.
Al verme allí sentado mirando para su casa, se me quedó mirando, supongo que estaría pensando en que hacer. Yo me hice el tonto, empecé a mirar para los lados, no quería que supiera que estaba allí para verlo a él.
La verdad es que no se que pensaría él viejo, pero lo que sí estaba claro, era que aquel viejo sabía más de mí que yo de él. Por lo pronto él ya me había visto ir varias veces a los aseos públicos de la estación de ferrocarril. Vamos que ya sabía de mis andanzas.
Como quien no sabe nada, me quedé un rato allí sentado, de vez en cuando miraba de reojo para ver si el viejo hacía algo y bufff, claro que lo hacía, el cabrón sabía muy bien que yo estaba pendiente de él. Estaba mirando fijamente para mi a la vez que se estaba masturbando. Así que vio que yo miraba para la ventana donde se encontraba él, empezó con el movimiento de su mano, era un movimiento muy claro, no dejaba lugar a la duda, además que se irguió más, dejando así que yo pudiera verle la polla, que viera bien la polla y lo que estaba haciendo.
Al ver que yo ya miraba fijamente para él, se descubrió el pecho, parecía una bata lo que llevaba y se la acababa de soltar, dejando que viera su torso completamente desnudo, a la vez que veía como se masturbaba allí delante mía.
Bufff, yo no sabía que hacer, miraba para la ventana donde vivía el viejo viendo como el viejo se masturbaba exhibiéndose allí para mí. Cuando pasaba alguien el viejo se retiraba hacia atrás para que no se le viera y luego volvía al ataque. Yo ya estaba que me corría en los pantalones, estaba que no aguantaba más, y no pude aguantar más, mi polla empezó a soltar trallazos de semen. Me estaba corriendo, viendo como el viejo se masturbaba allí exhibiéndose delante mía, desde su ventana.
No se sí el viejo se dio cuenta de lo que me acababa de pasar, supongo que sí, pero vio como yo me levantaba y marchaba luego de acomodarme la polla. Me iba para casa, estaba todo pringado y no quería estar así, además que ahora el bajón ya me había pegado al correrme.
Pero claro eso solo acababa de comenzar, porque no tardé mucho en repetir aquello. A los pocos días volví a hacer lo mismo, solo que ese día nada más llegar, el viejo ya estaba allí en la ventana. Era como si estuviera esperándome.
Nada más sentarme, ya comenzó la función, apenas pasaba nadie así que el viejo al verme allí sentado mirando descaradamente para él, empezó con su exhibicionismo.
Todo era igual que la otra vez, podía verle con el torso desnudo y su polla que parecía bastante grande, tiesa mirando al techo siendo acariciada por su mano. Cuando veía que pasaba alguien se retiraba hacia atrás, y así que volvía a estar yo solo, volvía a acercarse a la ventana, dejando que yo lo viera. Se acariciaba la polla a todo lo largo, exhibiéndola para que yo la pudiera ver con toda claridad, bufff, aquello a mi me estaba poniendo a mil, cada vez estaba más caliente y excitado viendo como el viejo se acariciaba la polla procurando que yo se la viera.
Ya no solo se exhibía masturbándose allí delante mía, ahora me hacía señas con la cabeza. Me decía o al menos así lo entendía yo, que fuera, que sí la quería que fuera, era como si me estuviera diciendo, “ven, ven mira que tengo para ti, ¿te gusta? Ven”.
Yo no sabía que hacer, miraba como el viejo exhibicionista se acariciaba y masturbaba aquella tremenda polla y como me hacía señas. Estaba claro que quería que fuese a su casa, las insinuaciones eran claras y yo moría de ganas por tener aquella polla en mis manos, así que muerto de miedo y excitado como estaba, me levanté del banco y luego de colocarme la polla que la tenía que me reventaba, crucé la calle dirigiéndome al portal del edificio donde vivía el viejo, sabía que era el segundo, así que nada más llamar al timbre, ya escuché la voz del viejo.
¿Quién es?
Soy yo, contesté, escuchando como sonaba el automático de la puerta.
El viejo me estaba abriendo la puerta del edificio, sabía muy bien que aquel jovencito había caído en sus manos, caliente como lo había puesto no se pudo resistir y ahora lo tenía llamando a su casa.
Entré como alma que lleva el diablo, no quería que me pudiera ver nadie, así que entré rápido y luego de cerrar el portal, empecé a subir andando hasta el segundo piso que era donde vivía el viejo exhibicionista.
Nada más llegar, ya me encontré con la puerta abierta y al viejo esperándome. El cabrón tenía una sonrisa que le llegaba de oreja a oreja, ya tenía al caliente jovencito allí muerto
De ganas por disfrutar de su dura verga.
Ben, pasa no tengas miedo, pasa que estamos los 2 solos, me decía abriéndome por completo la puerta de su casa para que entrara.
Nada más entrar ya pude ver que el viejo estaba solamente con una bata, debajo de ella, estaba completamente desnudo, el cabrón ya se había preparado para recibirme. Así que entré en su casa, esperé a que cerrara la puerta, quedándome allí en el pasillo mirando para él.
Bufff, el viejo no estaba nada mal, sería de 1,70 de estatura, no estaba nada gordo, no es que fuera un adonis, se le notaba la edad, pero joder tenía buen tipo, sobre todo lo que no dejaba de mirar, era el tremendo rabo que tenía el muy cabrón, aquella polla fácilmente mediría unos 17 centímetros, la tenía algo curvada, parecía una banana, no estaba circuncidado, el glande estaba recubierto por la piel del prepucio, los pelos ya eran más blancos que negros y le colgaban unas gordas pelotas.
Al ver como yo me quedaba mirando para su dura polla, nada más cerrar la puerta se acercó a mí a la vez que me decía:
¿Te gusta? ¿Te gusta lo que ves? Me decía agarrándome la mano a la vez que la llevaba a su dura polla para que se la cogiera con mi mano.
Yo no decía nada, solo tragaba saliva mirando para el viejo y para aquella tremenda polla, cuando me vuelve a preguntar:
¿Te gusta?
Mirando para él, moví la cabeza diciéndole que sí.
Claro que me gustaba, por eso estaba allí caliente a más no poder.
Cógela, mira que caliente y dura la tengo, me decía, llevando mi mano a su polla para que la agarrara y la fuera acariciando.
Así así, acaríciala me decía dejando que mi mano se fuese deslizando a todo lo largo, acariciando aquella dura y caliente verga, mientras él llevaba sus manos a mi cintura y me empezaba a meter mano.
Mientras yo le acariciaba la polla, él iba aflojándome la correa del pantalón a la vez que me hablaba e iba diciendo cosas.
Eres muy guapo, me decía aflojándome la correa, tienes un culito muy rico, seguro que está deseando que lo follen y te lo llenen de lechita, ¿verdad que sí? ¿Verdad que tienes ganas de pollita? Me decía el viejo exhibicionista terminando de aflojarme la correa del pantalón.
Yo no era capaz de decir nada, solo tenía ojos para aquella tremenda polla que nervioso y caliente como estaba, acariciaba con mi mano a todo lo largo. Me llamaba la atención lo grande que era y lo curvada que la tenía, se me acordaba a una banana por su forma.
Mientras yo le acariciaba la polla, el viejo no dejaba de hablar y decirme cosas a la vez que me iba quitando la ropa. Ya me había aflojado la correa del pantalón y había tirado de mi camisa para fuera y ahora iba desabotonándola, descubriendo mi torso a la vez que me iba diciendo cosas.
¿TE gusta verdad? ¿Te gusta la pollita? Me decía empezando a acariciarme el pecho a la vez que pellizcaba mis pequeños y excitados pezones.
Yo seguía sin poder decir nada, estaba excitado y muy nervioso, mis ojos no salían de aquella polla que temblando acariciaba con mi mano, mientras el viejo iba acariciándome a la vez que pellizcaba mis tetillas.
¿ya te la metieron por el culo alguna vez? Me soltó de repente el viejo, sin dejar de acariciar las tetillas.
Sorprendido por lo que me acababa de preguntar, levanté los ojos mirándole a la cara y nervioso como estaba, moví la cabeza en señal de afirmación.
Muy bien, me contestaba el viejo. Y seguro que estás deseando que yo te la meta, ¿verdad? ¿Verdad que estás deseando sentirla dentro tuya? Me decía el viejo a la vez que llevaba su boca a mi cuello empezando a mordisquear haciendo que me estremeciera de gusto y soltara un leve gemido.
Dios, el cabrón del viejo me tenía que me subía por las paredes de lo caliente y excitado que me tenía. Vio como me estremecía y temblaban mis piernas cuando mordisqueó mi cuello, haciéndome soltar un leve gemido sin que pudiera contestarle nada, tampoco hacía falta, estaba claro que si estaba allí era porque quería que me follara, moría de ganas por sentir como aquella tremenda polla se introducía por mi caliente y estrechito culito, quería sentir su lechita bañándome las tripas.
El viejo al ver como yo temblaba de gusto, me abrazó a él a la vez que me empezaba a comer la boca. Ay que caliente y salido me andas, me decía besando y saboreando mis labios hasta que metió su lengua en mi boca abrazándome más a él.
Dios, me acababa de meter la lengua y juro que creí que me iba a llegar al estómago, joder, si la polla de aquel viejo era larga, la lengua parecía la de un lagarto. Cuando me sacó la lengua empezó a morder el labio y pasar su lengua por ellos, me había dejado sin respiración, me tenía como ido.
Teniéndome así abrazado a él, fue cuando me empezó a llevar por el pasillo hasta que llegamos a lo que era una sala comedor. Desde allí era donde el viejo se exhibía, era donde tenía la televisión, no había sofá alguno, solo había una mesa y varias sillas. La mesa era grande, era de madera maciza, se veía una mesa rustica y fuerte.
La luz la tenía apagada, pero no nos hacía falta alguna, con la claridad que entraba de la calle y la luz del televisor que tenía encendido, llegaba de sobra.
Nada más llegar al borde de la mesa, ya me sacó por completo la camisa, dejándome desnudo de cintura para arriba. Yo todavía seguía medio aturdido, todavía me estaba recuperando del tremendo morreo que me acababa de dar, tenía la boca medio abierta, los labios enrojecidos e hinchados.
Con mi mano aferrada a aquella larga y curvada verga, dejaba que el viejo me fuese quitando la camisa, luego siguió con mi pantalón el cual una vez desabrochado, tiró de él para abajo junto al slip.
Al momento ya mi polla saltó como un resorte, estaba dura y tiesa a más no poder. Empezó a acariciarla a la vez que la iba revisando.
Andas salido, ¿eh…? mira que empalmado me estás. Te excita y pone caliente el ver como me exhibía por la ventana, ¿eh maricón? Me decía mientras manoseaba mi polla y huevos revisándolos.
Yo seguía sin decir nada, solo me dejaba hacer, viendo como el viejo me manoseaba e iba quitándome la ropa y dejándome desnudo como Dios me trajo al mundo.
Una vez ya me tuvo completamente en pelotas, luego de magrearme el culito y revisarlo a la vez que me iba diciendo lo bueno que estaba, lo mucho que le gustaba mi estrechito culito, poniéndome las manos sobre los hombros, me hizo agachar para que le chupara la polla.
Anda agáchate y abre esa boquita, que quiero que me chupes la polla antes de que te rompa este lindo culito que tienes, ya verás como vas a disfrutar y chillar de gusto cuando te la meta por el culo.
Sin esperar a que me dijera nada más, me puse de rodillas en el suelo y a la vez que sujetaba con mi mano aquella larga polla del viejo, abrí la boca metiéndome el glande empezando a chuparlo.
¡Ohhh! ¡ooohhh que gusto! Gemía el viejo sujetándome con sus manos la cabeza a la vez que impulsaba su pelvis para que la polla me entrara más.
Así así, así maricón así, ¡ohhh que boquita! ¡ooohhh que gusto! Gimoteaba el viejo impulsando su pelvis a la vez que me sujetaba la cabeza para que me tragase toda la polla.
Yo abría todo lo que podía la boca, pero aquello era imposible que me lo tragase todo, era demasiado grande, así que luego de llevar un buen rato chupándole la polla e intentando tragármela toda, luego de que me dieran varias arcadas, me dediqué más a chuparle el glande, le pasaba la lengua por dentro de la piel del prepucio y luego succionaba el glande, haciendo que el viejo se estremeciera de gusto cada vez que le hacía eso.
Así que se cansó de que le estuviera chupando la polla, me hizo levantar, me dio media vuelta reclinándome sobre la mesa, dejándome con el pecho y la cabeza recostado sobre ella, me hizo abrir de piernas a la vez que pasaba su mano por todo el contorno de mi caliente culito. Iba palpando con sus dedos mi agujerito y todo el pirineo, escupió luego en su mano, volviendo a pasarla por mi agujerito, repitió varias veces hasta que, presionando con uno de sus dedos, abrió mi esfínter, metiendo el dedo a fondo.
¡Ohhh! Gemí a la vez que me estremecía al notar su dedo introduciéndose por mi estrecho culito. El cabrón del viejo además de irme preparando iba revisándome todo, cuando noto como se agacha, como me abre más de piernas, como me ordena que saque más el culito para afuera, como me lo va abriendo con sus manos y de repente siento su larga lengua pasando por mi ardiente agujerito.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Grito a la vez que me retuerzo de gusto, notando como aquella larga lengua del viejo va recorriendo mi perineo y agujerito. Dios que gusto, que gusto me estaba dando aquello, notaba como la lengua hurgaba en mi agujero queriendo entrar por él y como el viejo succionaba luego con su boca.
El cabrón del viejo ya me tenía que lloraba de gusto, tenía la polla que ya me pingaba cuando veo que se levanta, se arrima a mí, como colocaba la punta de su polla en la entrada a mi ano, y así como me tenía, sujetándome por las caderas, de una embestida me introducía la polla por el culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité a la vez que trataba de erguirme, al notar como aquella larga y curvada verga me entraba por el culo, pero el viejo me tenía bien sujeto, de una embestida me la había metido hasta la empuñadura, ya me tenía bien ensartado.
Ya maricón ya, ya la tienes toda dentro, relájate y no chilles, es lo que querías, ¿no? No es lo que estabas deseando cuando me veías desde el banco, como me acariciaba la polla y masturbaba delante tuya, ¿eh maricón? Me decía el viejo sujetándome por las caderas a la vez que volvía a impulsar su pelvis, introduciéndome más su polla por el culo.
Dios, el cabronazo me tenía bien ensartado y aún empujaba más queriendo que tuviera toda su polla bien ensartada. Podía notar sus pelotas pegadas a la entrada de mi ano y a aquella larga y curvada verga en lo más profundo de mis entrañas, me la había metido hasta lo más profundo de mi ser.
Poco a poco fue moviéndose, el mete y saca era lento, pero bien profundo. El viejo no dejaba de hablar, me decía de todo, que le gustaba mi culito, que quería que volviera más veces, que ahora mi culito le pertenecía, que no tenía que ir más veces por los aseos de la estación de ferrocarril, que ya me había visto varias veces y que a partir de ahora ya no iba a necesitar ir a ellos, que ahora lo tenía a él, que le pertenecía y era su hembrita, que cuando quisiera polla, solo tenía que ir a su casa, que él se encargaría de darme por el culo y preñarme bien preñado.
Yo estaba que moría de gusto, necesitaba que el viejo me diese más fuerte y rápido, aquella lentitud me estaba volviendo loco, mi polla no dejaba de chorrear, soltaba gotas de semen continuamente, cuando de repente veo como el viejo pegándome más a él, con la polla metida hasta los huevos, me sujeta por las caderas y me hace ir hacia la ventana, era la ventana por donde se exhibía él. Me hizo que apoyara los brazos en el borde de la ventana, y así como me tenía, dándome por el culo, va y me dice, mira para la calle y mira la gente, ¿no te gusta estar así dejándote dar por el culo y que otros puedan verte?
Yo era incapaz de decir nada, me daba mucha vergüenza el que alguien pudiera vernos, que vieran como me daban por el culo me daba mucha vergüenza, me gustaba, pero me aterraba que otros pudieran verme.
Al ver que yo no le contestaba, no le importó mucho, pero eso sí, siguió dándome por el culo allí apoyado al borde de la ventana, viendo pasar a la gente por la calle, Dios, si alguno de mis amigos se les llegase a ocurrir ir a ver al viejo exhibirse como había hecho yo, creo que me hubiera dado algo, pero menos mal que a aquellas horas ya estarían en su casa.
Así me estuvo cogiendo el viejo, parecía que no iba a acabar nunca, cuando siento como el mete y saca ahora empezaba a ser más rápido y profundo, como me decía, así maricón así, deja que te folle este culito, deja que te lo preñe con mi lechita, deja que otros nos puedan ver, que vean lo maricón que eres y que vean como te follo y te preño de lechita.
Ya el mete y saca era rápido y continuo, se escuchaba el plof, plof plof plof plof, plof plof plof plof, del golpeteo de su pelvis chocando con mi culito, mis gemidos y lloriqueos y al viejo decirme de todo.
Así maricón así, dame el culito y que vean como te doy por el culo, que vean lo maricón que eres y lo mucho que te gusta la polla, decía una y otra vez sin dejar de darme por el culo, cuando noto como sus dedos me aprietan más mis caderas, como empezaba a gruñir y de repente su polla empieza a soltar trallazos de semen.
¡Ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba soltando toda su larga corrida dentro de mi culito, Dios, el cabrón me estaba preñando, me estaba dando una follada que no iba a olvidar.
Cuando terminó de eyacular, dejándome preñado con sus mecos, recostándose sobre mi espalda, me hizo girar la cabeza y así como me tenía con la polla todavía metida en el culo, empezó a morrearme, me comía la boca sin importarle nada el que pudieran vernos desde la calle, cosa que a mí me tenía de los nervios. Me temblaban las piernas, tenía la polla toda pringada y chorreando, pero el viejo no me soltaba.
Así que su polla salió de mi caliente y abierto culito, sin que yo lo esperara, agarró mi polla y allí donde estábamos, delante de la ventana pudiendo ser vistos desde la calle, se agachó y metió mi polla en su boca, empezando a chuparla a la vez que con la mano me acariciaba los huevos.
Dios, aquello si que no lo esperaba, si ya estaba temblando de gusto, así que empezó a chuparme la polla, las piernas empezaron a temblar y al momento ya mi polla empezó a soltar trallazos de semen, trallazos que el cabrón del viejo se tragó, el cabrón se tragó mi corrida. Así que dejé de eyacular y de mi polla ya no salía ni gota, fue cuando nos separamos de la ventana, me abrazó a él empezando a comerme la boca. Así que nos tranquilizamos y nos dimos recuperado, me llevó al baño donde nos lavamos y limpiamos un poco, luego me dejo que me vistiera y luego de charlar un rato conmigo y hacer que le prometiera que volvería para dejarme follar otra vez, me dejó marchar.
Iba follado y bien preñado de semen, me había gustado la follada que me había dado el viejo, estaba seguro de que volvería, me gustaba aquella larga y curvada polla, vamos que me gustaba ser la hembrita de aquel viejo exhibicionista.
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