Relatos Eróticos Gays

El viejo del parque II. | Relatos Eróticos de Gays

Publicado por Danisampedro91 el 22/03/2023

Cuando aquella tarde salí de los aseos públicos junto al viejo que acababa de darme por el culo, iba algo extraño, cuando caminaba, notaba mi culo abierto, tenía la sensación de que llevaba todavía metida la polla del viejo. Inconscientemente apretaba el culo, tenía la sensación de que me iba a salir el esperma con el que me acababan de preñar por primera vez en mi corta vida. El viejo no dejaba de hablarme pero yo apenas le prestaba atención, miraba para todas partes, me parecía que todos me miraban sabiendo que me acababan de dar por el culo, hasta caminaba de forma extraña, apretaba todo lo que podía el culo, pero seguía con aquella extraña sensación; todos podéis saber como es esa sensación que se siente cuando te abren el culo por primera vez; el caso que sentía mucha vergüenza, me acababan de dar por el culo y llevaba en mis entrañas el esperma con el que el viejo aquel me acababa de preñar. Me había gustado, pero ahora sentía muchísima vergüenza.

Fui caminando con el viejo hasta que dijo de sentarnos en uno de los bancos. Allí siguió hablándome, me preguntó como me llamaba, cuantos años tenía, donde vivía, en fin, todo un interrogatorio. Le contesté a todas sus preguntas y conté el porqué de salir escopeteado la primera vez que lo vi en los aseos, así que en menos de media hora, aquel viejo ya sabía prácticamente toda mi vida. Supo también de que el sábado yo iba a volver, una es que yo le había dicho que sí, que iría, otra que el cabrón estaba seguro de que aquel adolescente maricón al que acababa de desvirgar, lo tenía bien cazado. Por supuesto que me tenía bien cazado, mucho más de lo que yo creía en aquellos momentos, aquello me había gustado demasiado.

A partir de ese día, todos los días que iba a ayudar a la cafetería, me pasaba antes por aquellos aseos públicos, deseaba volver a encontrarme con el viejo, pero no fue hasta el sábado como bien me había dicho el viejo, cuando lo volví a encontrar.

El sábado yo ya estaba allí a primera hora de la mañana, eran las 9 de la mañana cuando ya estaba saliendo de casa. A las 9 y media ya estaba yo en los jardines, por supuesto que había pasado ya por los aseos públicos no encontrando al viejo, así que mientras hacía tiempo, me fui hasta la cafetería. Sabía que ese día no tenía que acudir, pero ya que estaba allí, iría así también aprovechaba a desayunar gratis.

Eran las 10 y cuarto cuando salí de la cafetería, estaba demasiado ansioso por encontrarme de nuevo con el viejo, pero… nada, del viejo todavía no se veían trazas. Me senté en el banco donde me había sentado con el viejo a charlar, desde allí podía ver quien entraba en los aseos públicos. El tiempo pasaba y cada vez yo estaba más desesperado, ya pasaban 10 minutos de las 10 y media, y del viejo no se veían trazas, cuando a lo lejos veo venir al viejo.
Bufff, que alivio sentí al verlo. Las piernas ya me empezaron a temblar, sentía un cosquilleo recorrer por todo mi cuerpo y la polla ya se me puso tiesa como un fierro candente.

El viejo me vio allí sentado esperándolo, cuando entraba en los aseos públicos. Yo muerto de nervios, Dejé que entrara y sin poder aguantarme más, empecé a caminar para entrar tras él. Era como un drogadicto que va en busca de su dosis, necesitaba tener aquella verga de nuevo dentro mía, era como si mi cuerpo la estuviera esperando. El estómago se me encogía y por todo el cuerpo me recorría una corriente que me hacía estar sumamente excitado.

Cuando entré en los aseos ya vi al viejo esperándome, ya tenía su verga de fuera, la cabrona le colgaba medio morcillona, bufff que sensación cuando se la vi, la boca se me hacía agua, no podía quitar la vista de aquella verga que tanto estaba deseando. Como un loco desesperado me arrimé al viejo, llevando mi mano a aquella polla que tanto deseaba, ufff que sensación al tocarla con mi temblorosa mano.

El viejo, dejando que yo acariciara su enorme polla con mis manos, apretaba con su mano el cachete de mi culito a la vez que me decía:
Pensé que no ibas a venir, pero veo que eres de palabra.
¿Tienes ganas de volverlo a hacer, ¿verdad?
¿Te gustó que te la metiera por el culito eh?

Sí, le contesté moviendo la cabeza en señal de afirmación, a la vez que le miraba a la cara sin poder dejar de acariciarle aquella polla que me tenía hipnotizado.

¿Quieres que te la vuelva a meter por el agujerito? Me preguntaba el viejo apretando los cachetes de mi caliente culito.

Sí, le contestaba yo sin dejar de acariciarle la polla, viendo como esta cada vez se iba poniendo más dura y tiesa.

El viejo sin esperar más me metió en el único cubículo que había en aquellos aseos públicos, cerró la puerta una vez entramos en él, se giró hacia mí y sin que yo pudiera dar la vuelta, mientras me mordisqueaba la oreja, empezó a aflojarme la correa del pantalón que llevaba y que era el mismo de la otra vez, un pantalón de vestir de pinzas.

¡Ay como me gustas! Ufff, como me gusta tu culito, te lo voy a follar bien follado, te lo voy a llenar de lechita como el otro día y vas a ser mi mujercita. Ya verás como te va a gustar que te la meta por el culito, eres una zorrita muy caliente y necesitas una buena polla que te calme esa calentura.

Yo que ya estaba más caliente que el palo de un churrero pegaba mi culito todo lo que podía a la entrepierna del viejo, dejando que me fuese aflojando la correa del pantalón, mientras el viejo me mordisqueaba la oreja.
Una vez me hubo aflojado la correa, desabotonó el pantalón y empezó a bajarme la cremallera, cayendo mis pantalones al suelo una vez me los hubo soltado, empezando luego a quitarme la camisa que llevaba puesta, quitándomela por completo y dejándola enganchada en la manilla de la puerta.
Mientras me daba la vuelta para que quedara frente a frente a él, empezó a bajarme el slip, a la vez que me iba acariciando con sus manos.

Yo me retorcía de gusto sujetando con mis manos aquella verga que me tenía loco, notando como el viejo me bajaba el slip e iba acariciándome con sus manos.

¡Ay maricón que calentito me estás, mira como tienes la pollita de empalmada! Me decía agachándose para empezar a comerme los huevos a la vez que terminaba de bajarme el slip quitándomelo junto al pantalón, los cuales colgó junto a la camisa, en la manilla de la puerta.

¿Ay como me gustas! Ufff que bueno estás, que culito más rico tienes…
No paraba de decirme sin dejar de acariciarme mientras me comía los huevos.

Abre las piernas un poco, me decía empezando a meter su mano entre ellas mientras iba buscando mi agujerito.

Yo que tenía mis manos apoyadas sobre sus hombros, abrí mis piernas dejando que metiera su mano entre ellas, notando como palpaba con sus dedos la entrada de mi caliente culito. Noté como presionaba con sus dedos mi esfínter y como luego escupía en su mano pasándola por mi culo y empezaba a meter uno de sus dedos, haciendo que mi esfínter se fuese abriendo y dilatando a la vez que lo iba lubricando con su saliva.

Yo temblaba del gusto que estaba sintiendo, notaba su boca mamando mis huevos y su lengua pasando por el perineo a la vez que sus dedos iban abriendo mi caliente agujerito. Dios, me abría todo lo que podía de piernas mientras me sujetaba a su cabeza sin poder dejar de gemir notando como sus dedos iban abriendo mi culo.

¿Tienes ganas verdad… tienes ganas de pollita eh?
Tenías ganas de verme y estar conmigo otra vez eh…
Me iba diciendo mientras me iba preparando para darme por el culo, sin que yo le contestase nada, apenas era incapaz de hablar, notaba como todo mi cuerpo temblaba de gusto y solo podía sujetarme a él mientras me abría de piernas todo lo que podía.


Ya veo que me echabas de menos y de que tenías ganas de estar conmigo otra vez, mira como tiembla todo tu cuerpo, ¿te gusta lo que te estoy haciendo eh?

Siií, llegué a responder sintiendo como ahora introducía 2 de sus dedos por mi caliente agujerito.

No te preocupes cariño, no te preocupes que te daré lo que estás necesitando, ya verás como vas a poder disfrutar y gozar, con mi polla dentro tuya, vas a ser mi hembrita y te voy a hacer gozar todo lo que tú quieras. Te voy a hacer mío y dar toda la lechita en este culito tan rico que tienes, te lo voy a preñar bien preñadito, te voy a llenar esta barriguita de leche, me decía pasando su mano por mi vientre y abdomen mientras introducía a fondo por mi culo 2 de sus dedos.

Justo en esos momentos se empezó a incorporar, terminando de sacar sus dedos de mi culo, dejándolo bien abierto y dilatado.
Puso sus manos sobre mis hombros a la vez que me decía:
Anda, chúpame la polla un poquito para que te entre mejor, anda que ya te la voy a meter, me decía empujándome para que me agachase a chuparle la polla que a cada paso parecía que estaba más tiesa y erguida.

Yo sin necesidad de que me lo repitiera, sujeté con mis temblorosas manos aquel enorme cipote que tenía el viejo y abriendo la boca todo lo que podía, empecé a chupar y mamar aquella verga que tanto estaba deseando y que muy pronto iba a tener dentro de mis entrañas.

¡Ohhh que gusto! siií, Sí así, así así, ¡ooohhh que boquita! Gemía el viejo sujetándome la cabeza mientras yo le chupaba la polla.

Cuando el viejo se cansó de que le chupara la polla, la sacó de mi boca, ordenándome que pusiera mis manos sobre la pared de aquel aseo, iba a penetrarme y darme por el culo, follándome bien follado.

Me coloqué como me ordenó, mientras él me sujetaba por mis estrechitas caderas, me dejó un poco inclinado y me hizo que abriera un poco más las piernas. Una vez ya me tuvo bien colocado, pasó su mano por el canal de mi culito, palpó de nuevo mi agujero y luego de abrirlo de nuevo con sus dedos, volvió a escupir en su mano, lubricando un poco la entrada de mi agujero. Colocó la punta de su polla en mi esfínter y mientras me sujetaba fuertemente por mis estrechitas caderas, empujó su pelvis, empezando a introducirme aquella enorme verga por el culo.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillaba yo notando como aquella verga iba entrando por mi estrecho y caliente agujero a la vez que me erguía sintiendo como empezaba a ser sodomizado por aquel viejo del parque, con el que había quedado para que me volviera a dar por el culo.

Ya, ya está, ya la tienes toda dentro, ahora vamos a esperar a que tu culito se adapte a mi verga, me decía completamente pegado a mí a la vez que me mantenía abrazado a él para que no me zafase.

Así mi cariño, así, ves ya la tienes toda dentro tuya, me decía mientras trataba de buscar mi boca con la suya.

Yo al notar como mordisqueaba mi oreja con su boca, giré un poco mi cabeza, viendo como el viejo acercaba su boca a la mía, empezando a morder mi labio mientras mantenía su polla clavada en lo más profundo de mis entrañas.

Dios que sensación sentí al notar su boca apoderándose de la mía, en aquellos momentos me sentí totalmente poseído por el viejo del parque, el cabrón me había hecho suyo, ya era su hembrita y me tenía en sus manos, la verdad es que aquello me gustaba y lo estaba disfrutando, sentía algo de dolor en el culo, pero realmente me gustaba, era una sensación extraña que me hacía estremecer todo el cuerpo. Tanto era así, que hasta las piernas me temblaban sin que yo pudiera hacer nada.

El viejo al ver que me empezaba a relajar empezó a impulsar su pelvis para que sintiera bien adentro su verga y al ver que yo no protestaba ni me quejaba, fue empezando a aumentar el ritmo, hasta que ya me tenía dándome verga a todo trapo.

Yo gemía como un poseso, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba sintiendo como el viejo me daba por el culo.

Así, así, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba una y otra vez el viejo, dándome por el culo.

Notaba como sus pelotas chocaban una y otra vez contra la entrada de mi culo, como su pelvis golpeaba los cachetes de mi caliente culito, escuchándose el plof, plof plof plof plof, una y otra vez, cada vez que su pelvis golpeaba mi adolescente culito, entrándome la enorme verga del viejo por el culo.

Así cariño Así, como me gusta follarte, me encanta tu culito. Anda agáchate un poquito más ya verás que así te va a entrar más fácil y te va a llegar más al fondo y te va a dar más gusto, me decía, sujetándome fuertemente por mis estrechitas caderas.

Yo que no dejaba de gimotear escandalosamente, le hacía caso al viejo y trataba de pegar mi culito todo lo que podía a su pelvis, inclinándome un poco más, notando como aquella enorme polla cada vez entraba con más facilidad, clavándose en lo más recóndito de mis entrañas. Cada vez que notaba su pelvis golpear mis cachetes del culo, sentía como rozaba una y otra vez mi próstata, llegando su enorme polla al fondo, haciéndome gimotear y estremecer todo mi cuerpo, abriendo la boca y los ojos como si fuesen platos, de tanto gusto que me estaba dando.

Ya los 2 estábamos empezando a sudar, el cubículo, aunque era grande, era el doble de lo que suelen ser los aseos públicos, parecía una sauna de vapor, cuando noté como el viejo me apretaba más con sus manos mis estrechitas caderas, como apuraba las embestidas y empezaba a gruñir.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Siií, siií, ya, ya me vengo, gruñía el viejo empezando a descargar todo su semen dentro de mi culo, las embestidas que me daba ahora eran frenéticas y podía notar como su polla empezaba a hincharse soltando varios trallazos de lefa.

¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba una y otra vez el viejo, preñándome con su caliente y espeso esperma.

Así que terminó de eyacular, dejándome preñado el culito de leche, mientras su polla se iba desinflando dentro de mi culo, el viejo acariciaba mi espalda y culo, diciéndome:

¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto me has dado! Me decía pasando sus manos por mi espalda y culito.

Yo que no podía hablar, temblaba como un cervatillo al que acaban de dar caza, tenía la polla que me iba a explotar, estaba toda pringada de tanto líquido preseminal que había soltado. El viejo al darse cuenta de que yo no me había corrido, abrazándome a él mientras su polla iba poco a poco desinflándose dentro mía, llevó sus manos a mis genitales, los acarició, agarró mi tiesa y dura polla, empezando a meneármela.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí a la vez que todo mi cuerpo se estremecía al notar su mano agarrar mi polla empezando a meneármela. Me encogí a la vez que me agachaba un poco más pidiéndole al viejo que no, que no me pajeara, que no quería correrme todavía, no quería que me diera el bajón que me daba cuando eyaculaba, pues siempre que eyaculaba me solía dar vergüenza y me arrepentía de lo que hacía y de los pensamientos que me venían cuando me pajeaba. En el fondo todavía quería que el viejo me volviera a follar, quería que siguiera dándome por el culo.

El viejo algo extrañado porque yo no quisiera correrme, y ver lo empalmado que yo estaba, encogiéndose de hombros, dejó que su polla saliese de mi culo, diciéndome:
Bueno, tu verás cariño… dándome una palmada en el culo. Me pasó la ropa y mientras yo me vestía, el se subía el calzoncillo y pantalón, una vez los 2 estuvimos vestidos, sin que nos hubiéramos limpiado y oliendo a sexo, salimos del cubículo, primero salió el viejo, al no haber nadie Enel aseo, me dijo que saliera y así hice, saliendo junto a el viejo del parque.
Fuimos andando juntos por el jardín, iba hablándome para quedar otro día, yo decía a todo que sí, pero en el fondo todavía quería que esa mañana del sábado siguiera follándome, quería que me siguiera dando por el culo, no me importaba a donde me llevara, en aquellos momentos iría con el viejo al fin del mundo.

Me decía que tenía ganas de follarme en la cama, que si yo quería y que me parecía.
Yo le decía que sí, que yo también deseaba estar en la cama con él y que me follara en ella, que me gustaría estar toda la noche o todo el día, que dormir por la noche con él, era difícil, pues no me iban a dejar mis padres, pero podría o ir por la mañana temprano o ir por la tarde y quedarme hasta la 1 o 2 de la madrugada como mucho.

Bueno, me dijo el viejo, eso también puede ser, ven, vamos a ir a mi casa, así sabrás donde vivo y puedes venir ya directamente allí. Así de paso te enseño donde es y donde te voy a follar y preñar este culito tan rico que tienes, ¿Qué dices?

Bueno, le contesté todo contento. Si quieres podemos hacerlo otra vez hoy… Hoy no tengo prisa, puedo quedarme hasta las 11 de la noche, pues mis padres piensan que voy a comer en la cafetería.

El viejo, sonriéndose, me miró a la cara a la vez que me daba una palmadita en el culo diciéndome:
¡Ay, cariño, que putita me eres! ¿Todavía tienes ganas de más polla eh…? Por eso no te corriste, ¿quieres que te vuelva a dar por el culo eh?

Al escuchar al viejo decirme aquello, empecé a ponerme colorado, me daba vergüenza que me hubiera descubierto y que supiera que estaba deseando que me volviera a dar por el culo.

Tranquilo, no te sonrojes, que no te de vergüenza, yo también lo estoy deseando, me gustas mucho y deseo volverte a dar por el culo, quiero que seas mi hembrita y hacerte mío, me gustaría mucho poseerte todas las noches y dormir pegadito a ti.

Así fuimos hablando mientras fuimos caminando, ya habíamos salido de los jardines y cruzado hacia los cantones, luego se metió por la calle alameda, cruzamos la calle San Andres, y se metió por la calle del vista que era donde tenía su vivienda. Era una casa vieja de 3 pisos, pero nosotros nos quedamos en el bajo que era donde el viejo al parecer vivía.

Al llegar abrió la puerta y luego de entrar él, me hizo pasar a mí. Cerró la puerta una vez hube entrado, llevándome a la cocina, era una cocina de esas antiguas, donde prácticamente era cocina y comedor, tenía una amplia mesa de madera con banco todo alrededor, allí fue donde nos sentamos y donde me invitó a beber algo, aunque yo no estaba acostumbrado y no solía beber, acepté la cerveza que me daba, lo que sí le pregunté es si podía fumar, pues eso sí solía hacerlo, y en aquellos momentos estaba algo nervioso y me apetecía fumar, quería relajarme.
Me trajo un cenicero a la vez que me decía que debería dejar el tabaco, pues no era bueno y todavía era muy joven y era más fácil dejarlo ahora que cuando fuese más mayor. Así estuvimos charlando un buen rato, mientras bebimos las cervezas y yo fumaba el cigarrillo. Luego cuando terminamos de beber las cervezas, me llevó a enseñar la casa, llevándome al dormitorio de último, diciéndome que allí era donde me iba a hacer suyo, que era donde me iba a poseer y preñar hasta dejarme agotado y bien satisfecho.
Yo lo miraba a la cara deseando que ya empezara a hacerlo, cosa que el viejo no me defraudó, sabiendo que yo lo estaba deseando, empezó poco a poco a quitarme la ropa, empezó desabotonándome la camisa, mientras me iba acariciando con la mano, a la vez que me decía lo putita y vicioso que era.
Yo que estaba caliente a más no poder y que todavía sentía el culo abierto y preñado de semen, dejaba que el viejo me fuese desnudando, mientras yo palpaba su polla tratando de sacársela, deseaba tenerla entre mis manos y acariciar aquella polla que tanto me hacía gozar.

El viejo iba despacito quitándome la ropa, no tenía prisa alguna, quería excitarme y poner bien caliente, esta vez iba a hacerme chillar y gemir de lo lindo, hasta que me corriera y soltara todo el cargamento que mis pequeñas y adolescentes pelotas contenían.

Fue desvistiéndome poco a poco, no tenía prisa, el que estaba desesperado cada vez más, era yo, cuando empezó a bajarme el pantalón, yo ya le había sacado la polla de fuera al viejo, estaba pringada de restos de semen de la follada que me había dado en los aseos públicos, no estaba erecta, pero sí la tenía morcillona y poco a poco se iba poniendo más dura, a mí me gustaba acariciarla viendo como le colgaba medio morcillona, estaba entusiasmado viendo aquella maravilla de polla, era bastante más grande que la mía, pues cuando no estaba tiesa y dura, se me encogía pareciendo la pollita de un niño.

Así que terminó de bajarme el pantalón y hizo lo mismo con el slip, mi polla salió disparada para arriba, estaba tan pero que tan empalmado que la polla se pegaba tiesa y dura contra mi pubis y vientre.
El viejo al ver cómo tenía la polla de tiesa y dura, agarrándomela con su mano mientras pasaba la otra por mis genitales acariciándome, resopló diciéndome:
Ufff, como está de caliente y excitado mi cariñito.

Yo al notar sus manos acariciándome los genitales, me estremecí a la vez que me encogía e inclinaba hacia el viejo, ocasión que aprovechó el viejo para abrazarme a él, empezando a besarme la boca.
Ya mi cariñito ya me decía, dame la boquita y déjame que te bese y saboree tu boquita, me decía mordiéndome el labio para seguido meterme su lengua en mi boca, empezando a buscar mi lengua y jugar con ella a la vez que saboreaba mi saliva sorbiéndola como si fuera el más rico de los manjares. Siguió bajando por mi cuello haciéndome que me estremeciera de nuevo y gimiera teniéndome que abrazar a él, pues los escalofríos que me daba me hacían temblar todo el cuerpo, sintiendo como pasaba sus labios por mi cuello, dándome pequeños mordiscos que me hacían estremecer de gusto. Al ver como me abrazaba a él y como todo mi cuerpo temblaba estremeciéndose, siguió mordisqueándome el cuello a la vez que sus manos magreaban los cachetes de mi adolescente culito, pegándome más a él.

El viejo al ver como me tenía delirando de gusto, incrementó la placentera tortura que me estaba proporcionando, satisfaciéndose al ver como me estaba haciendo gozar. Así mi cariñito, así, mira cómo disfrutas y te hago gozar, eres como un volcán en erupción, me decía el viejo mientras iba bajando hasta llegar a mis tetillas, donde se paró a morderlas y chuparlas como si fuera a mamar de ellas.

Mientras el viejo mamaba y mordía mis pequeños pezones, yo desesperado empecé a aflojarle la correa del pantalón, deseaba desnudar al viejo para que volviera a poseerme, necesitaba que me hiciera suyo y volviera a darme por el culo, quería y necesitaba aquella enorme polla que el viejo poseía, dentro mía, quería sentirlo muy dentro de mí.

Así que conseguí bajarle el pantalón y calzoncillo, el viejo viendo lo desesperado y caliente que yo estaba, me echó sobre la cama, dejándome allí tumbado boca arriba mientras él se terminaba de quitar toda la ropa, quedando los 2 como Dios nos trajo al mundo.

Una vez ya desnudos por completo, abrió la cama tirando de las cobijas hacia atrás y ordenándome que me pusiera de rodillas y le empezara a chupar la polla mientras él se quedaba de pie, viendo como yo le chupaba aquella verga que me volvía loquito.

Así, así mi cariñito, comete y trágate toda la polla que te va a hacer gozar y disfrutar. Ya verás lo feliz que te va a hacer, mira que pedazo de rabo te voy a meter por el culo. Voy a hacer de tu culito un chochito como el de las mujeres, vas a ser mi hembrita a la que voy a preñar y dejar bien embarazado de caliente esperma.

Yo chupaba la polla del viejo como si me fuera la vida en ello, veía como cada vez la polla del viejo se iba poniendo cada vez más dura y tiesa. Ya llevaba un buen rato chupándole la polla y la mandíbula empezaba a parecerme que se me desencajaba, así que empecé a acariciarle los huevos a la vez que pasaba la punta de la lengua por el capullo, pudiendo así descansar un poco la boca que ya me dolía de tanto abrirla.

El viejo al ver que yo me cansaba se subió a la cama haciéndome tumbar junto a él empezando ahora él a abrazarme y comerme la boca de nuevo, quería excitarme y llevarme al clímax. Quería llevarme al límite y hacerme correr de gusto cuando volviera a darme por el culo, cosa que estaba esperando a que yo se lo pidiese, pero yo era demasiado inocente, apenas tenía experiencia y me daba mucha vergüenza pedirle que me hiciera nada, yo solo me limitaba a dejarme llevar y hacer.

Cosa que creo que el viejo al final se dio cuenta, pues yo ya estaba a puntito de caramelo y no decía nada, eso sí, la polla del viejo que tanto me gustaba, no la soltaba, cada vez que podía, la acariciaba y meneaba con mi mano, deseando que me la volviera a meter por el culo.


Ya llevábamos más de 3 horas desde que el viejo me había dado por el culo en los aseos públicos, cuando por fin me hizo poner tumbado boca arriba sobre la cama, y luego de besarme la boca, metiéndome la lengua en ella, me dijo:
Ya cariñito, ya tu macho te va a volver a coger, voy a follarte como si fueses una mujer, ya verás que rico vas a sentir y como te va a gustar, y fue bajando con su boca por todo mi cuerpo haciéndome estremecer de gusto, hasta que llegó a mi ombligo, donde paró, se colocó en medio de mis piernas, las cuales abrió a la vez que las levantaba pasando sus brazos por debajo de las corvas.
Tiró de ellas hacia arriba a la vez que las llevaba hacia mi pecho, donde casi tocaba con las rodillas. Me tenía completamente abierto y totalmente expuesto dejando mi adolescente culito a su entera disposición.

Así, teniéndome prácticamente, inmovilizado y completamente abierto, colocó la punta de su polla en la entrada de mi agujero, luego de haber pasado sus dedos y comprobar que mi esfínter se abría como una flor al contacto con sus dedos, y a la vez que se echaba sobre mí, empezaba a penetrar con aquella enorme polla que yo tanto deseaba.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí escandalosamente al sentir como volvía a ser penetrado de nuevo aquella mañana de sábado por aquella verga que tanto me gustaba, pudiendo notar como mi culo se abría dejando paso de nuevo a aquella enorme polla que iba a volverme a follar.

¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemí ahora más suave a la vez que me quedaba con la boca completamente abierta, notando como la polla del viejo me había entrado por completo y como sus huevos se aplastaban contra mi esfínter anal.

Ya mi putita ya, ya no sufras más, ya te la has tragado toda, ya te la he metido toda por el culo, mira mira como la tienes metida hasta los huevos, mira como sale y como vuelve a entrar, me decía el viejo poniéndose para que pudiera ver como me entraba y salía una y otra vez la enorme polla del viejo por el culo una y otra vez.

Yo miraba, excitado y sorprendido como aquella enorme verga entraba y salía una y otra vez por mi caliente y adolescente culito, sorprendiéndome como aquella enorme polla podía entrarme por aquel pequeño agujerito que tenía. Pero sí, aquella verga se introducía con suma facilidad por mi adolescente culo una y otra vez, causándome un gran placer que me estaba haciendo llegar al clímax.

Sentía como el pubis del viejo golpeaba una y otra vez mi culo y como su polla se introducía por mi culo una y otra vez, escuchándose en cada penetración que me daba el clásico, plof, plof plof plof plof, plof, plof plof plof plof, y al viejo gritar una y otra vez:

Así, así, ¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba el viejo metiéndome una y otra vez la polla por el culo, haciéndome gozar como jamás había sospechado.
Ya mi pobre y tiesa polla que se encontraba pegada a mi pubis y vientre no paraba de soltar pequeñas gotas de semen, era demasiado el placer que estaba sintiendo, sabía que en cualquier momento mi polla iba a estallar soltando chorros de esperma, podía notar como desde mi culo subía una creciente corriente que me tenía al borde del clímax, haciéndome tener la boca completamente abierta sin poder dejar de gimotear a la vez que tenía prácticamente los ojos como si estuviera ido.

El viejo al ver el trance en que yo estaba empezó a darme por el culo más salvajemente, a la vez que llevaba su mano a mi polla la cual empezó a menear, haciéndome que estallara en un escandaloso gemido y empezara a chillar que me corría.

¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Me corro, me corro, gritaba empezando a soltar unos largos y potentes chorros de esperma que llegaron hasta mi cara y cabecero de la cama del viejo. Dios que tremenda eyaculación estaba teniendo, fue tanto el gusto que sentí, que todo mi cuerpo se convulsionó cuando llegue al orgasmo, haciendo que mi culo se contrajera de tal manera, que incluso hizo que el viejo también estallara en un orgasmo, empezando a eyacular dentro de mi culo, preñándome de nuevo.

¡Ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto! Gritaba una y otra vez el viejo, tapándose sus alaridos junto a los que estaba dando yo.

Así que los 2 dejamos de soltar todo el esperma que nuestros respectivos huevos contenían, mientras ambos nos íbamos recuperando de aquel escandaloso y placentero orgasmo que acabábamos de tener y poco a poco íbamos recuperando el resuello y nuestra respiración se iba normalizando, el viejo empezó a sacar su enorme verga de mi caliente y abierto culito, pudiendo ver yo claramente como salía aquella enorme polla que tanto me había hecho disfrutar y gozar aquella mañana de sábado.

Cuando por fin el viejo dejó que mis piernas volvieran a su posición normal, este tumbándose a un costado mía, cogió mi mano y quedándonos así durante un buen rato, mientras nos recuperábamos de la follada que acabábamos de tener.

Cuando el viejo por fin se repuso, se levantó yendo a buscar una toalla con la cual limpió la tremenda corrida con la que yo había salpicado el cabecero de la cama y mi cara y pecho el cual estaba manchado con mi esperma. Luego de limpiarme a mi y el cabecero de la cama, tumbándose de nuevo junto a mí, tiró de las cobijas, tapándonos ambos con ellas, quedando así hasta que nos dieron las 4 de la tarde que fue cuando ambos nos levantamos.
El viejo estuvo metiéndome mano todo el rato, me tenía abrazado a él como si fuera su mujer, no dejaba de darme besos por todo el cuerpo, ya me tenía los labios enrojecidos e hinchados de tanto que me los mordió y besó. Hasta mi pobre polla no se salvó de las caricias del viejo, ya casi estaba listo para una nueva sesión de sexo, cosa que el viejo no quiso, dijo que mejor lo dejáramos para el siguiente día. Y así fue como al final terminamos vistiéndonos y yo marchando para mi casa, iba algo cansado, pero iba tremendamente feliz, el viejo del parque me había hecho disfrutar y gozar como jamás lo había hecho, además que llevaba el culito bien preñado y repleto de esperma, esperma con el que me había preñado aquel viejo del parque.


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