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El futbolero | Relatos Eróticos de Gays

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Lo conocí en el negocio de computación al que fui un día a comprar insumos para mi compu y él me atendió. Lo vi. mirarme y le sostuve la mirada porque me volvió loco: alto (1,85), moreno, ojos claros, 19 años, cuerpo bien formado de futbolista, labios carnosos y una son-risa hermosa.

Iba muy seguido a ese negocio solo para verlo, hasta que un día me encontré con que no trabajaba más. Bueno, ¿qué se le iba a hacer no? Un día hago señas a un taxi y cuando subo me encuentro con que el chofer era Tomás (ese era su nombre) que conducía el auto de su padre. Por supuesto que me volví loco de alegría, aunque no lo demostré. A partir de allí comencé a llamarlo cada vez que necesitaba un auto y se fue transformando casi en mi chofer particular. Y empecé a actuar de a poco. Cuando subía al auto, le daba la mano para saludarlo y la sostenía un poco más de lo normal. Lo iba tocando de a poco, le ponía la mano sobre su pierna así como al pasar y la iba dejando cada vez más. Él no decía nada. Nunca retiró ni corrió la pierna.

Un día, después de un tiempo de no verlo, comenzamos a charlar y yo empecé a tocarlo y a levantar mi mano en su pierna hasta llegar a su pija y la puse encima. Él me miró sonriendo y yo le pregunté si le gustaba. Me contestó que sí. Yo sentía como se le iba parando debajo de la tela de su pantalón. ¿Se imaginan? Era lo que yo estaba esperando desde hacía tanto tiempo. Y me dijo que él también, pero que estaba esperando que yo actuara, porque a ve-ces no estaba del todo seguro acerca de lo que yo buscaba. Ese día fue todo. Pero a los dos o tres días vuelvo a encontrarlo y empezamos de nuevo y Tomàs, que es muy atrevido, me preguntó si quería vérsela y ahí nomás bajó su pantalón y apareció ese trozo que había sido el oscuro objeto de mi deseo. Para no hacer larga la historia, quedamos en que ese fin de semana iríamos a un hotel para parejas. Y así lo hicimos.

Bueno, no puedo encontrar palabras para describir lo que pasó. Cuando entramos empecé a desnudarlo de a poco, descubriendo lentamente su cuerpo, con sus pectorales bien formados y sus abdominales de lavadero. Bajé su pantalón y descubrí un bóxer rojo Calvin Klein que tapaba lo que yo tanto deseaba ver y tener en mis manos y sentir el placer que vendría de allí. Él me fue desnudando también a mí y nos metimos en la cama.

Empecé a besar su cara, sus ojos, el lóbulo de sus orejas, pasaba mi boca por encima de la suya apenas rozándola hasta que la abrió totalmente y mi lengua entró en su boca y que-damos pegados totalmente, mientras nuestras lenguas jugaban un juego que nos calentaba cada vez más, nuestras pijas se enfrentaban duramente, porque estábamos acostados de costado, y yo había metido una de mis piernas entre las suyas. Mientras lo besaba, acaricia-ba sus cabellos y bajaba por su espalda hasta llegar a su culo, y empecé a jugar en ese orifi-cio que yo quería disfrutar.

Sus besos hacían que sus labios se pegaran a los míos, y su lengua jugaba con la mía de una manera tal que nadie lo había hecho antes, pero me despegué y comencé a bajar por todo su cuerpo. Le lamí sus tetillas hasta que las sentí bien duras. Fui bajando y me detuve en su ombligo y un poco más abajo. Hasta que empecé a jugar con su pija por encima del bóxer y cuando la sentí bien dura, y sentí la humedad de su precum, se lo saqué y me saqué el mió. Él es totalmente lampiño, salvo esa pequeña fila de “hormigas” que nacía de su ombligo y que iba a perderse entre sus piernas. Yo seguí jugando con esas “hormiguitas” y sentí como a le gustaba que levantara esos pendejos lentamente con mi boca y los soltara. Los dos totalmente en bolas comenzamos a hacer un 69 que nos llenó de placer.

¡Cómo nos besamos, cómo rodamos en esa cama, sus piernas entre las mías, las mías entre las de él! Las caricias mutuas. Yo encima suyo, él encima de mí. Yo de rodillas mientras él me chupaba la pija. Los dos acostados y yo que jugaba con mis dedos entrando y saliendo de ese hoyito delicioso mientras se quejaba de placer. Hasta que no aguantó más y me pidió que lo penetrara. Debo decir que su pija tiene un tamaño considerable (17 o 18 cms.) pero él pidió primero y no me iba a hacer rogar. De espaldas a la cama abrió sus piernas para mostrarme ese agujero que yo había ido dilatando. Tomé el gel lubricante y me puse yo en mi pija, para hacerlo más fácil, y empecé a entrar de a poco: primero mi cabeza, ahí me detuve un rato para que se fuera acostumbrando y luego empecé a entrar lentamente dentro de él mientras miraba su cara de éxtasis.

Comencé a jugar a entrar y salir hasta que se la metí toda y volví a quedarme un rato quieto y luego empezamos los dos a movernos simultáneamente, ya no sé por cuanto tiempo, mientras su pija dura se apretaba contra mí. En un momento dado Tomás empezó a decir que se corría, pero le pedí que se aguantara hasta que yo lo hiciera también. Así estuvimos hasta que le dije que me venía y él también, así que cuando todo mi semen se desparramó dentro de su cuerpo, yo sentí su líquido caliente mojaba el mío.

Nos quedamos abrazados un rato largo, besándonos yo todavía dentro suyo, hasta que salí y Tomàs empezó a chuparme la pija para sentir el sabor de mi semen, mientras que yo lamí su cuerpo donde habían quedado algunos restos del suyo.

Mientras descansábamos me contaba cómo a veces cuando cogìa con su novia pensaba que lo estaba haciendo conmigo y que también a veces en el vestuario tenía que contenerse por-que había muchos compañeros atractivos, incluso alguno le había tirado onda, pero que prefería estar conmigo, que no tengo un cuerpo como el suyo y que soy más grande que él.
Después de un rato empezamos a acariciarnos y a besarnos nuevamente, y empezamos a sentir cómo nuestras pijas se volvían a poner duras y él a pedirme nuevamente que lo pene-trara, aunque esta vez en otra posición.

Esa fue la mejor de mis noches, y debo decir que tuve unas cuantas, inclusive con futbolis-tas, como la primera. Será que en el mundo del fútbol hay más gays de lo que suponemos?Si a alguien le gustó esta historia, puede escribirme o agregarme a su lista de contactos.

 

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