Relatos Eróticos Filial
Pierde la virginidad en vacaciones de verano | Relatos Eróticos de Filial
Publicado por Anónimo el 30/11/-0001
Esto que voy a relatar sucedió el verano pasado estando de vacaciones con mi esposa, mis suegros y dos de mis sobrinas que vinieron de otra ciudad a pasar el verano con nosotros, ya que habíamos alquilado una casa por 15 días en las sierras junto a un río.
A mi me gusta pasar varias horas en el agua y el estar viviendo a la orilla del río fue lo máximo, aunque el lugar durante el día tenía bastantes turistas a eso de las 6 de la tarde quedaba casi desierto, y mi esposa y mis suegros alquilaban caballos y paseaban toda la tarde. Curiosamente, la mayor de mis sobrinas, Teresita, desde el primer día que llegamos, siempre se las arreglaba para estar cerca de mi, diría que había como una onda en común entre nosotros, nos gustaban las mismas cosas a pesar de la diferencia de edad, yo 35 y ella 16 apenas cumplidos, pero nos llevábamos rebién, nos íbamos al río a la mañana y salíamos a almorzar y luego regresábamos a seguir bañándonos, no así los demás que siempre estaban ocupados en sus paseos, cabalgatas, cocinando y demás actividades, el tema es que pasábamos mucho tiempo solos Teresita y yo.
Ella me preguntaba mil cosas propias de su edad y fruto de su insaciable curiosidad, en muchas oportunidades mientras nadábamos nuestros cuerpos se rozaban y yo sentía ese cosquilleo de la excitación y me confundía de sobremanera, mil pensamientos me daban vuelta por la cabeza y me decía a mi mismo que no estaba bien lo que estaba sintiendo, hasta que un día, si mal no recuerdo fue el cuarto día después de llegar, mientras jugábamos en el río, el agua nos empujó hacia una piedra grande y ella me abrazó pues esa parte del río era profunda y nos quedamos así unos segundos que me parecieron una eternidad, su cara estaba muy cerca de la mía y ella me dice "me encanta estar cerca tuyo, me hace sentir extraña y feliz", y sin que pudiera salir de mi asombro apoyó sus labios en los míos y tan rápido como sucedió todo esto, me soltó de sus brazos y se alejó nadando, luego de esto nos esquivamos durante toda la tarde y casi que me daba vergüenza el solo mirarla. Pero ya tenía en mi mente sembrada la semilla de la locura, no podía apartarla de mi pensamiento, el destino ayudó por la noche cuando faltando poco para la cena me dicen que vaya a buscar un poco de pan que se habían olvidado de comprar, el lugar donde estábamos es alejado del pequeño pueblo, así que cuando estaba subiendo al auto para ir, Teresita sube al auto y me dice "te acompaño", fuimos hasta el pueblo en silencio, compré el pan y cuando regresábamos me dice que pare el auto porque quería decirme algo, me detuve a un costado del oscuro camino y me dice "ese abrazo en el río y ese beso me hizo sentir algo muy fuerte dentro mío, jamás he besado a nadie y necesito sentir la sensación que sentí esta tarde de nuevo, ¿puedo besarte?". El deseo que sentí fue de abalanzarme sobre ella y comérmela de un beso pero me contuve y nos acercamos suavemente y nos besamos, primero tiernamente y luego más y más apasionado durante 5 minutos y separándola un poco le dije que luego íbamos a continuar ya que nos estaban esperando por el pan, regresamos y cenamos.
Por la mañana, fuimos al río como todos los días, pero nos quedamos en un lugar medio apartado, allí los dos dentro del agua, de la mano, sin ser evidentes con lo que hacíamos, por momentos le acariciaba la espalda y pasaba mis manos por su panza, era increíble la sensación de su piel, tan suave, tan firme, tan blanca, durante toda la mañana no pude salir del agua ya que tenía el pene durísimo, todo el día estuvimos así jugando en el agua, acariciándonos, agarrándonos las manos. Como a las 6 y 30 de la tarde, casi que ya quedábamos solos en el río y nos fuimos unos 50 metros más adelante a una especie de olla donde se encajona el agua del río y allí si estábamos solos, apenas llegamos nos metimos al agua y la apreté contra mi cuerpo y nos besamos con fuerza, mientras nos abrazábamos mi verga dura se apoyaba contra su abdomen y Teresita me dice "me siento muy extraña, eso duro que tenés abajo me hace sentir ganas de abrazarte muy fuerte"; le dije que se tranquilizara y la recosté un poco en la piedra dentro del agua y le dije que mientras nos besábamos le iba a acariciar todo el cuerpo y que si sentía algo que no le gustaba que me lo dijera. Comencé tocándole la pancita, y lento fui tocando sus pechos, allí me detuve varios minutos y luego bajé con cuidado hasta su entrepierna, fui tocando su conchita suavemente sobre su bikini, su respiración era agitada y entre besos me dice "me gusta mucho, siento algo líquido que me baja", no esperé más y le bajé la bikini un poco, cuando toqué su clítoris su cuerpo temblaba, le acaricié allí unos minutos y luego acaricié delicadamente el agujerito de su vagina en unos segundos más comenzó a respirar más agitada y a temblar y me apretó fuerte y su cuerpo se sacudió unas 10 veces hasta que se aflojó, había tenido su primer orgasmo, cuando se repuso del orgasmo me dice "ah!, fue hermoso, abrázame fuerte, te necesito"; mientras la abrazaba le dije que necesitaba sentir lo mismo que ella, le pedí por favor que me acariciara, me bajé mi short y su mano descendió hasta mi pene, le dije que lo acariciara de abajo hacia arriba con fuerza, sus manos eran delicadas y más me calentaba el saber que esas manos nunca habían tocado una verga, mientras la besaba enrollé mi mano en su pelo con fuerza y le dije "ahora mi amor tenelo duro con tu mano", y acabé en medio de fuertes convulsiones.
Seguimos abrazados un largo rato en silencio y aunque los dos queríamos más, nos acomodamos un poco y fuimos a la casa donde nos esperaban para la merienda. El día que siguió fue solo de placer, temprano por la mañana nos fuimos un poco más alejado a una pequeña cascada y durante toda la mañana nos masturbamos en el agua, luego del almuerzo volvimos a la cascada y fui un poco más lejos en mi locura y le saqué a Teresita su bikini, nadie se podía dar cuenta ya que estábamos dentro del agua, la apreté contra mi cuerpo desnudo y le refregaba mi verga por su vagina, le dije que me abrazara la cintura con sus piernas y con mucho cuidado intenté meter mi pene en su vagina, pero no había caso el agujerito era muy chico y el agua no ayudaba con la lubricación, así que seguimos con nuestros juegos de caricias, pero esa tarde tuve un placer inesperado mientras nos tocábamos me animé a tocar su ano y durante casi media hora tuve un dedo metido en su culito, fue maravilloso sentir que era toda mía, había tocado todo su cuerpo, no me importaba si no podía hacerle el amor, ya que durante el día parecía imposible hacerlo por la gente que había en el lugar y por las noches estábamos reunidos en familia, además me pareció que si Teresita iba a hacer el amor por primera vez, debería ser algo hermoso, único, mágico.
Nuevamente el destino acomodó las cosas de una manera increíble, el viernes por la tarde volviendo del río me clavé una espina en el pie, tuvimos que ir a una clínica para que me la sacaran, el sábado estuve bastante mal, rengueaba de una pierna y me dolía el pie ya que tuvieron que hacerme un pequeño corte porque la espina era bastante grande y estaba profundo, coincidentemente ese sábado se celebraba en una ciudad cercana una fiesta de colectividades, adonde teníamos planeado asistir, pero en verdad yo lo que yo menos ganas tenía era de salir, así que le dije a los demás que fueran que yo iba a estar bien, después de varias deliberaciones decidieron ir, pero OH! sorpresa, Teresita dice que ella tampoco iba a ir, que se iba a quedar a cuidarme, hasta ahí en mi mente no tenía nada planeado, pero ya en ese momento deseé que ella se quedara, luego de otras muchas deliberaciones decidieron que iban a ir sin ella y sin mí.
Conclusión...nos quedamos los dos solos, apenas arrancó el auto, nos revolcamos en la cama a los besos y en medio del frenesí nos desnudamos, por fin la tenía toda para mí; llevé a Teresita al living y me senté en un sofá y le pedí que se quedara allí parada para poder apreciarla desnuda, fue hermoso mirar y desear ese cuerpo tan dulce, la senté en el sillón grande y le dije que se relajara y disfrutara, enseguida comencé a besar sus pechitos y fui bajando por su pancita hasta llegar a los suaves pelitos de su entrepierna, su clítoris era dulce como un caramelo, y los labios de su vagina estaban inflamados y suaves, recorrí esos labios desde arriba hacia abajo por lo menos cien veces, Teresita era toda mía y disfrutaba todo lo que mi mente imaginara, la di vuelta y la hice arrodillar sobre el sillón y abriendo sus piernas, empecé a lamer sus delicadas nalgas y luego mi lengua buscó su ano, desde donde estaba y abriendo con mis manos sus nalgas podía ver todo, pasaba con mi lengua de la vagina al ano, el agujerito era perfecto, rosado y con pequeñas estrías, toda su entrepierna era sabrosa, con olor agradable, el ano se abría de a poquito a los empujones de mi lengua, estaba tan absorto saboreando su intimidad cuando de pronto Teresita comenzó a tener un orgasmo, su cuerpo temblaba y sus piernas se aflojaron, quedando acostada en el sillón. Dulcemente le besé su espalda y recogiéndole el pelo, besé su cuello y luego de darle unos minutos para que se recuperara, la levanté y de la mano la conduje hasta el patio, la luna brillaba y la noche estaba clara, y el único ruido era el del río.
Tiernamente la acosté sobre el césped y abriendo sus piernas me acosté sobre ella y besándola dulce un largo rato fui apoyando mi pene en la entrada de su vagina, entre mis suspiros y los de ella, Teresita me dijo "ahora, entra en mí, te necesito", a lo que yo contesté "también yo te necesito, quiero entrar dentro tuyo, quiero sentirte mía, toda mía", mientras nos decíamos así, mi verga iba entrando en su cuerpo, ella apretaba sus músculos por el dolor, pero me iba diciendo "me duele, pero me gusta, me gusta mucho, muchísimo", le pedí con voz entrecortada "amor, relájate dos segundos hasta que te entre toda...así mi vida, así mi amor" y empujé hasta el límite, me miró con los ojos muy abiertos y vi en ellos dolor y placer y el deseo de la entrega y nos besamos mientras nuestros sexos se fundían, el interior de su vagina estaba caliente, suavemente resbaloso, la saqué un poquito y la metí de vuelta, así, iba y venía en su interior un montón de veces, hasta que sentí que comenzaba a tener su orgasmo, me abrazó fuerte, acomodé sus piernas alrededor de mi cintura y se la metí hasta el fondo, en ese momento Teresita dijo "oohhh!, mi amor, me encanta así!" , esas palabras desataron en mi esa ola de placer que antecede al orgasmo, y la apreté más fuerte casi aplastándola contra el césped, entonces comenzaron los orgasmos, mi pene y su vagina se contraían y se apretaban juntos, era la gloria compartida, no pudimos callar los fuertes quejidos y jadeos, pero en ese momento no importa más nada, solo el placer. Luego el silencio, los besos, el deseo de estar así, siendo uno solo. Los días que siguieron fueron una sucesión de placeres, quiero reservarme el contar esos momentos en otra ocasión, ya que de otra manera se perdería el sentido de este relato.