Relatos Eróticos Filial
El culito de mi hermana Florencia | Relatos Eróticos de Filial
Publicado por Anónimo el 30/11/-0001
Esta historia me sucedió hace ya un año. Resulta que tenia para ese entonces 20 años de edad y mi hermana unos 18 años. La verdad que ella muy repentinamente empezó a formarse como mujer desarrollando su hermoso cuerpo, sus tetas, su culo, digamos todo. Estaba hecha una verdadera hembra. Yo de un día para el otro me empezaba a excitar con sus movimientos y verla tan atractiva aunque fuese mi hermana.
Todo empezó un sábado cuando estaba con mi novia, resulta que esta se había enojado cuando trate de aprovecharme de ella en mi auto. La maldita me dejo y yo estaba al re palo todavía. Llegando a mi casa a eso de las 11:00 PM mi hermana Florencia me abre la puerta. Que linda estaba la nena, estaba mas linda que mi novia, vistiendo una camiseta pegada a sus tetas y una minifalda ajustada.
Se le notaban todas las curvas a la perfección. Y más me excito cuando se dio la vuelta yendo a la cocina mostrándome su culito. Yo le dije de donde venia, contestándome que de a bailar con sus amigas y que recién había llegado. Yo con la calentura que mi novia me había dejado no sabia que hacer. Estaba como loco. Le pregunte dónde estaban nuestros padres lo cual me respondió que habían ido al cine hacia media hora. Estuvimos hablando en la cocina durante un buen rato cuando de repente se corto la luz en toda la casa. Eso era común en mi barrio. En eso ella fue a buscar velas a un cajón, luego yo acercándome le pregunte si las había encontrado. Negándome ella, yo estaba con la idea de poseerla allí mismo, así que haciéndome el que me tropezaba me tire contra su cuerpo apoyando mi vientre en su culo, enseguida me dijo que tuviera cuidado, pero yo comencé a manosearle las tetas sobre su camiseta y refregando mi bulto sobre su colita. Se resistió al principio, pero luego de mi insistencia se dejo llevar gimiendo levemente.
Cuando me disponía a subirle la minifalda escuche el timbre de la casa, eran mis padres. Habían arruinado todo. Así que ella se separo de mí y fue a abrirles la puerta.
Luego de lo sucedido los días transcurrían pero distinto a siempre ya que mi hermanita me miraba de otra forma, hasta que dos semanas después sucedió lo mejor. Fui hacia la pileta, una no tan grande que tenemos en el patio, y allí estaba ella tomando sol boca abajo vistiendo su traje de baño rojo de esos de una sola pieza y ajustados. Acercándome allí me senté en una reposera para tomar sol, y no solo para eso. Un minuto después aparecen mis padres diciéndome que se iban al supermercado que iban a tardar un tiempo en regresar. Al momento en que ellos se marcharon mi hermana me dijo si yo no le pondría crema en su espalda, por supuesto que acepte. Empecé a pasarle por toda su espalda muy despacito hasta que en un momento le propuse ir a bañarnos a la pile, ella aceptando, le dije que me iría a cambiar.
Al regresar ella ya estaba dentro haciendo unos largos. Luego de sumergirme empezamos a competir un ratito hasta que ella sumergiéndose me bajo el short del que rápidamente surgió mi erecto miembro, estaba a full. Se estaba riendo de una forma muy picara cuando la tome entre mis brazos y empecé a besarla hasta acercarla contra el borde de la pileta en la zona baja. Le manoseaba las tetas con una mano y con la otra su culito. Me tienes loca hermanita, te quiero follar ahora, le decía mientras sobaba todo su cuerpo. Me tomo la pija con una mano y la empezó a pajear arriba y abajo, por dios que sensación, me volvió loco y por eso la tome del cuello y la baje hasta quedar su cabeza frente a mi miembro. Abriendo su boca se la metió toda adentro, mamaba de maravilla, como una experta.
La levante de los brazos diciéndole que la quería follar, así que ya de pie la gire inclinándola sobre el borde de la pileta corriendo así su traje de baño hacia un costado y posicionando mi pija en su concha la penetre lentamente. Sus gemidos comenzaron a salir de su boca mientras mis embestidas aumentaban. Estaba por acabar pero no quería terminar ahí, sino en su culo. Ese había sido mi sueño durante tanto tiempo, dársela por atrás. Saque mi pija de su interior y lo posicione en la entrada de su ano, pero su reacción fue repentina empujándome hacia atrás. Me dijo que era un sucio degenerado, o algo así. Luego se marcho dentro de la casa. Durante todo el día no me hablo.
En la noche mientras estaba en la cama todavía repasaba las imágenes de la pileta y todavía quería cumplir mi sueño, dársela por atrás. En eso me fui hacia la cocina a tomar un poco de agua cuando escuche a alguien bajar las escaleras y para mi sorpresa era Florencia que venia hacia aquí. Al verme se asombro y puso cara de enojo. Luego me pregunto por que había hecho eso en la pileta. Le dije que se me había ocurrido en ese momento. Además es lo que más me gusta de ti. Una risita salió de su boca y dándose la vuelta inclinándose sobre la mesa me dijo que esperaba para someterla. Por dios, la posición esa y sus palabras me dejaron fuera de si. Le dije si estaba segura, respondiéndome que estuvo pensando en probarlo. Sin mas ni menos la tome de su trasero, le baje su short de lycra, luego las bragas hasta las rodillas. Le dije que abriera sus nalgas con sus propias manos y así facilitar la sodomizacion.
Posicione mi aparato ya bien erecto en su culito. Con una mano le tape la boca y de uno, dos, tres y hasta cuatro intentos perfore su lindo trasero. Gritos de puro dolor trataron de escapar de su boca, pero mi mano lo impedía. Sodomice ese culito cuanto más pude penetrándolo salvajemente mientras mis huevos rebotaban en sus perfectas nalgas. Me sentía en la gloria, era lo máximo para mí, mi hermana ofreciéndome su culito para sodomizarlo en la cocina. Con mi mano libre tome su cabello fuertemente jalándolo hacia atrás mientras ella sacaba mi otra mano de su boca gimiendo de placer. Sus gemidos eran leves ya que mis padres dormían. Me incline totalmente en su espalda y así la penetración se hacia más placentera, y cuando la metía, ella empezó a gemir mas fuerte así que tuve que taparle la boca nuevamente. Mientras le decía que era mi perra y que lo haríamos todos los días, ella movía la cabeza afirmativamente. Los movimientos se hacían más rítmicos hasta que no pude mas y besándole el cuello le descargue todo mi semen, que era bastante, dentro de sus entrañas, sintiendo luego un suspiro de satisfacción de parte de ella. Por fin había cumplido mi sueño, el de desvirgar el culo de mi hermana sellándolo con mi semen.
A partir de ese día los días siguientes fueron diferentes, lo hacíamos en la terraza, en la habitación de nuestros padres, el baño, el altillo, sótano, etc. Siempre y cuando no estuvieran mis padres.