Relatos Eróticos Fantasias
VIAJE A TEHUACAN EN PANTIMEDIAS | Relatos Eróticos de Fantasias
Publicado por Anónimo el 29/03/2018
El sábado al cuarto para las tres de la madrugada salimos en el coche de mis padres, mi abuela con mi hermana y yo manejando para ir por Jair quien ya estaba en la esquina de su casa esperando. Subió la parte de atrás donde iba mi abuela ya que mi hermana iba en el asiento de adelante, ella traía el cabello suelto que sujetó en especie de chongo, traía puesto un mini vestido amplio de rayón café con lunares blancos y un suéter largo tejido con botones que le llegaba a la altura del vestidito o sea a medio muslo, traía puesta pantimedia de color natural y la verdad de pies a cabeza se veía preciosamente atractiva.
nos fuimos muy temprano porque mi abuela quería llegar a la misa de gallo que celebran en una capilla cercana a su casa, por eso llegamos a Tehuacán como a las cuatro y media de la madrugada, y como ya estaban abriendo la capilla bajamos con mi abuela y entramos a esperar al sacerdote, nos hincamos y rezamos un poco, pero en seguida dijo mi hermana que mejor le diera la llave del coche para ir a dormitar otro poco, fue cuando se levantó de la banca reclinatoria y se sacudió las rodillas con las palmas de las manos y me di cuenta que nomás traía la pantimedia sin calzón, pues se le transparentaron su diabólicas y angelicales nalgas.
pasó otro rato y yo le dije a jair que se quedara con la abuela, y yo me fui al coche y abrí con el duplicado hallando a mi hermana en la parte de atrás donde también me subí, Oris estaba de costado flexionando sus piernas, yo me coloqué tras ella y esperé a ver si estaba dormida, y al parecer que sí estaba durmiendo le levanté suavemente el suéter y el vestidito que de por sí lo traía arremangado casi a la altura de sus queridas nalgas, y fue cuando comprobé con mis ojos las yemas de mis dedos que no traía calzones, seguí acariciándola sobre la pantimedia y era una delicia sentir la lisura de la pantimedia y la la firme dureza de sus desbordantes glúteos, en ese momento el culo de mi hermanita Oris llenaba mi vida era mi más grande
amor, quise meter mi mano por entre la pantimedia pero por lo ajustado no pude meterle el dedo en el ojete para chuparlo.
En la casa de la abuela, después de desayunar Jair se puso a trabajar en el bañito, iba a colocar la puerta y una ventila además de poner otra regadera aunque no era su trabajo de plomero pero lo sabía hacer, y como ya estaba todo el material puesto no tenía nada que esperar. Pero cuando quitó la cortina para empezar poner la puerta a mi hermanita se le ocurrió orinar y le dijo que se saliera porque iba hacer del uno, fue cuando yo salí rápidamente de la cocina y pude ver que Jair se alejó, entonces yo pasé frente al baño destapado y la vi sentadita en la taza del excusado, con la faldita verde que ahora traía puesta arremangada hasta la cintura, y un calzoncito verde limón enrollado en sus muslos, y lucía primorosamente sexy inconcebiblemente graciosa, inocente y hermosa.
Eran a las 9 de la mañana y el calor ya era insoportable, por eso mi hermana quería refrescarse y fue por unos primos hijos de una tía que era vecina, uno tenía diez años y el otro unos ocho, y ellos nos acompañaron al río, para esto mi hermana se quitó el calzón y se puso debajo de la faldita un pequeño short de florecitas rojas y un top de tonalidades verdes, llegamos al cercano arroyo y en una hondonada se metió mi hermana en puro short y top, mientras yo entré con un short de nylon repelente, en seguida que mi hermanita se mojó y las prendas se plegaban a sus tetitas y sus nalguitas paradas a mi se me paró la verga que traté de disimular bajó del agua, pero entre los juegos y roces le pegué mi duro miembro entre sus profundas nalgotas y como no queriendo le metía mano por donde sea, y hasta los primos la agarraban por todos lados, después que salimos del agua, Oris ya no se puso la faldita y nos fuimos a la casa de la abuela, yo siempre atrás de mi hermanita admirando sus lindas piernas, sus bellos muslos, y su adorable culo dibujado a través de la humedad de la braguita floreada.
Ese viaje fue inolvidable, y en el siguiente capítulo contaré lo que sucedió en el transcurso del día y nuestro regreso al distrito federal al otro día.