Relatos Eróticos Fantasias

Un sueño hecho realidad, una fantasía erótica más | Relatos Eróticos de Fantasias

Publicado por Rafael Sánchez el 01/08/2017

Hola, me llamo Rafael, quería haceros participes de lo ocurrido en mi vida, disfrutando de tres chicas maravillosas, a la vez. Mi relato es real y si me animo a escribirlo es por hacer partícipe al resto del mundo de que les puede ocurrir a ellos. Soy un hombre normal, de 41 años, ni guapo ni feo, con un cuerpo atlético de hacer mucho deporte y sí, me considero afortunado de tener una polla hermosa, según el sexo femenino, y de controlar mucho mi eyaculación. Mi vida era como la de cualquiera, salía con una chica de 35 años, Charo, morena, ojos marrones, muy guapa, con una excelente figura, a la que le gusta mucho el sexo y, aunque hacíamos nuestras fantasías siendo muy complaciente y activa, nunca me atreví a proponerle lo que me ocurrió.
Todo comenzó una tarde a mediodía, cuando me dirigía hacia mi casa, había poca gente por la calle, casi nadie, en la soledad del camino me crucé con dos chicas muy guapas, una rubia y otra morena, jóvenes, de unos 20 años, muy atractivas y me llamó la atención que fuesen cogidas de la mano, eran como dos ángeles. Pasaron de largo a mi lado, a los pocos metros, me giré para contemplarlas y mi gran sorpresa fue que se habían parado y, aprovechando que estaban casi solas, se besaban en la boca con pasión. Me quedé unos segundos admirándolas, bloqueado por la visión de dos chicas tan hermosas besándose y acariciándose, como sus lenguas salían y entraban en sus bocas, pero decidí seguir caminando porque no quería molestar. Esa tarde y los días siguientes, no me podía sacar de la cabeza ese beso entre las dos chicas y cuando follaba con Charo me excitaba pensando en ellas.
Hasta ahora todo normal, pero a los pocos días ocurrió algo sorprendente. Caminaba por la misma calle y delante mía había un hombre bebido metiéndose con una chica, “que te pares tía, que estas muy buena y quiero hablar contigo”, “como no lo hagas te vas a enterar”. Yo me extrañaba al oír esas palabras, no sabía si eran una pareja de novios peleándose, pero al pasar por su lado pude comprobar que era la chica morena del beso y en su rostro se reflejaba el miedo, desamparo, la petición de auxilio. Sin pensarlo, me coloqué entre ambos, rodeando con un brazo a la chica y le dije: “Hola Elena (nombre que me inventé y fue el primero que se me ocurrió), ¿qué tal estás?, me alegro verte, ¿algún problema?”. Me giré hacia el hombre, diciéndole “¿pasa algo con mi novia?”, este dio un paso atrás y pidió disculpas, que solo le decía que era muy guapa. “Eso ya lo sabe, porque se lo digo yo, así que adiós”. El borracho siguió caminando, mientras hablaba en voz baja, alejándose. Nosotros nos quedamos parados, yo seguía rodeando con mi brazo izquierdo su espalda y estaba un poco nervioso por la situación, algo violenta. Al girarme para mirarla y soltarla, con intención de pedirle disculpas por si le había molestado mi intromisión, se abrazó a mí fuertemente, dándome las gracias, le temblaba la voz y su cuerpo se estremecía del miedo pasado, así que la abracé fuertemente, notando su pecho en mi pecho, sin apartarse. Comenzó a llorar y aproveché para coger su bello rostro y contemplarla de cerca, era realmente joven y hermosa, daban ganas de besarle los ojos para secarle las lagrimas, pero lo hice con mis dedos y le dije “vamos, te acompaño, si no te importa”, respondiéndome “sí, por favor, tengo miedo de que vuelva”. Comenzamos a caminar y yo miraba el camino pensando como entablar una conversación donde pudiese comentar que la había visto antes besándose con una chica. Al pasar cerca de un bar le dije: “creo que es mejor que entremos a tomar algo, estas muy nerviosa y en casa se preocuparan si te ven así”, ella me contestó que “precisamente estaba sola en casa, por lo que aún tenía más miedo”. Nos presentamos, diciéndome que se llamaba Susana. Se pidió una infusión y comenzamos a charlar, intenté que se evadiera de lo ocurrido contándole historias alegres o absurdas y comencé a ver sonrisas en su rostro de alegría; en ocasiones al reírse me cogía la mano, y me hablaba de lo bien que me había portado con ella. Hasta que ella me preguntó que si tenía novia, a lo que le contesté que sí, y aproveché para decirle directamente: “yo sé que tú tienes pareja”, “¿como lo sabes me contestó, con una sonrisa?”, no lo había hecho nunca pero creí que debía ser directo: “sé que eres lesbiana”. Su sonrisa desapareció, su mirada se dirigió al suelo y el rubor apareció en sus mejillas. Entonces fui yo el que cogió su mano, me acerqué a ella y le dije: “perdón, perdón, he sido un animal, peor que el borracho, te pido disculpas, te ruego me mires a los ojos o me sentiré muy mal”, me miró y yo aproveché para darle un beso en la mejilla. “Si me dedicas una sonrisa te cuento como lo sé y la mano no te la voy a soltar hasta que vuelvas a reír”. Sonrió y me preguntó ¿Cómo es que lo sabes, si no lo sabe nadie? Le expliqué lo que vi, el beso con la chica rubia, y le hice comprender que me resultaba hermoso. Volvió a tranquilizarse y continuamos charlando un par de horas. Ella ya estaba más tranquila, y me dijo que feliz de haberme conocido.

A salir del bar le dije que como estaba sola, no me parecía bien dejarla ir, pero que yo tenía que hacer una gestión, que por favor me acompañase, y así lo hizo. Fuimos a mi casa, que estaba cerca, a coger el coche, y acudimos a casa de un familiar a darle una documentación. La veía sentada a mi lado en el coche y me sentía afortunado y se lo hice saber. Susana decía que la afortunada había sido ella por conocerme. Recibió una llamada de su amiga y volvió a ponerse nerviosa contando lo ocurrido, por lo que le dije: “Te quiero pedir un favor, le dije, que te parece si vamos a buscarla y tomamos algo los tres, me la presentas y le cuentas lo ocurrido en persona, creo que servirá para que estés mejor”. Gloria, que es como se llama la otra chica, dijo que sí, pero poco tiempo porque tenía que estudiar. Vivía en una zona residencial algo alejada, cuando apareció acercándose al coche, mi polla comenzó a reaccionar, llevaba unos pantalones ajustados con un culo maravilloso y una camiseta blanca que marcaban unas tetas grandes y redondas y le dije a Susana “sois afortunadas, ella es preciosa y tú también” y ella me dijo “ella me gusta mucho, no sé si es bueno, pero es así”. Tras las presentaciones no dirigimos a un bar y charlamos un rato,hasta que Gloria tenía que marchar y al despedirse me dijo, “gracias por todo Rafael, pero ¿Cuándo podremos volver a verte?” eso me abrió la puerta que yo esperaba. “Si os viene bien, el sábado quería ir de compras, acompañarme, luego almorzamos y pasamos la tarde-noche juntos, hacemos lo que queráis”. Me pidió el teléfono y me dijo que le parecía bien, que tenía un examen por la mañana, que yo quedase con Susana y ella se unía un poco más tarde. Tras despedirnos, llevé a Susana a su casa, como vivía cerca de la mía y es una zona de difícil aparcamiento, aparqué en mi casa y fuimos andando hasta la suya, tomándome la confianza de cogerla de la cintura, para comprobar su reacción, la cual en vez de ser de rechazo me gustó porque iba feliz, abrazada a mí y muy sonriente. En su portal, nos despedimos con un beso en la mejilla y miradas ilusionadas, por ambas partes, diciéndole que si podía llamarla para saber que estaba bien, ya que estaba sola, a lo que me contestó, “me puedes llamar cuando tú quieras”. Así lo hice, al llegar a casa, me puse ropa cómoda, me senté en el sofá con la tele y la llamé. Hablamos muchísimo rato y yo aprovechaba para acariciarme la polla, aunque la conversación no era nada erótica. Nos despedimos con ganas de seguir hablando.
Me encontraba como un adolescente, nervioso, con ganas de que llegase el sábado. Hablé con Charo, mi novia, contándole lo ocurrido, omitiendo mi atracción hacia ellas, y que como ella iba a estar fuera el fin de semana, había quedado con estas chicas para tomar algo, cosa que a ella no le pareció mal, “te tienen que estar muy agradecidas”. Al día siguiente, fue Susana la que me llamó para charlar y saber como estaba (yo estaba deseando hacerlo pero me contuve, eso me demostró que ella no desestimaba mi amistad), me dijo que llamase también a Gloria, y así lo hice, creando un grupo de whassap para hablar los tres. Les pedí que me enviasen una foto de las dos juntas y, cuando lo hicieron, no podía dejar de mírala. Susana, morena con piel blanca y suave, mirada dulce de ojos azules que le resaltaban el rostro aún más, labios gruesos, cuerpo de modelo, muy bien proporcionado. Gloria, rubia muy guapa de ojos azules y con picardía en la mirada, un cuerpo espectacular a pesar de que la ropa no le favorecía, donde sus tetas eran un referente maravillosas, grandes y redondas y en la foto las disimulaba con una camisa ancha.
El día de antes seguíamos hablando por teléfono, yo les decía que la gente iba a pensar que era su padre y ellas se reían, echándome piropos, por lo que yo correspondía con lo mismo. Y les dije “quería hacerles una petición: quiero que seáis vosotras mismas, que mi presencia no os incomode, pero que vengáis con minifalda y escote, muy sexys”. Tardaron un poco en responderme las dos: primero risas y luego me dijeron “tú nos has dado confianza y nos sentimos a gusto contigo, eres una gran persona y amigo, y lo de sexys ya hablaremos las dos, pero si no te gusta nos lo dices con confianza tú también, nos gustaría complacerte en tu petición”.
Era el gran día, primero habíamos quedado a las 11,00 h de la mañana Susana y yo en una cafetería cerca de casa. La estaba esperando y cuando apareció se me aceleró el pulso. Vestida con una chaqueta cruzada negra y una minifalda recta, pegada, que dejaba ver unas piernas perfectas, y unos tacones de vértigo. Al llegar nos dimos dos besos y me preguntó ¿te gusta? A lo que respondí ¿tu ropa? Muchísimo, pero más me gusta la persona que va dentro de ella. Se sonrió y me volvió besar en la mejilla. Pasamos un rato allí esperando a Gloria, que no iba a tardar y, por supuesto, el tema de conversación era lo sexy que estaba. Cuando apareció Gloria no sabía dónde mirar; llevaba un vestido blanco con la falda muy corta muy ceñida, marcando sus curvas. Era un sueño hecho realidad, pero eran lesbianas. Me sentía un hombre muy afortunado, pensaba que eran dos mujeres de bandera y se habían vestido para mí como yo hubiese deseado en el mejor de mis sueños.
El salir de compras era una excusa para quedar con ellas pero que me apetecía ir a una tienda a comprar algo con ellas y para ellas, así que tras pasear por varias tiendas, fuimos a una de lencería en la que yo suelo comprar para Charo. Tras mirar muchas cosas, todo les gustaba, elegí un conjunto de tanga y sujetador muy bonitos, uno en blanco y otro en negro, para cada una de ellas y unas medias a juego. Ellas decidieron entrar al probador y llevárselo puesto, salvo las medias. Salieron muy contentas de la tienda porque no se esperaban el regalo ni que fuese tan bonito. Yo les dije: “soy feliz viendo lo contentas que estais, merece la pena, aunque reconozco que más bonito tiene que ser verlo puesto” y comencé a reírme, y ellas también.
Tras pasear fuimos a almorzar a un restaurante italiano donde yo conocía a los dueños, a los que había llamado para que me reservasen una mesa en especial, en una habitación un poco apartada que, aunque no tenía puerta, estábamos alejados de la gente, con una mesa redonda y solo nos molestaba el camarero de vez en cuando, para servirnos. La comida fue muy alegre y distendida, y el vino las ponía muy risueñas, con miradas cómplices, pero muy formales. Nos sentamos Susana en medio, Gloria a su derecha y yo a la izquierda. Antes de los postres Susana, se excusó para ir al baño, por lo que aproveché para hablar con Gloria a solas. “Siento que os sentáis incomodas por mi culpa”, “porque dices eso, si estamos superfelices”, me contestó con cara sorprendida, “Gloria, si yo fuese tú ya me había comido a besos a Susana, aquí no os ve nadie más que yo, y no me puedes negar que estáis las dos preciosas, por dentro y por fuera, así que cuando vuelva dale un beso como se merece”. “Así lo haré”. Susana entró con una sonrisa en los labios, con mirada alegre, la dejamos colocarse en medio, y dijo: “bueno ¿y ahora qué?” y dije yo “creo que Gloria quiere darte algo”. Gloria acercó su rostro al de Susana y comenzó a besar los labios, al principio con delicadeza, luego con pasión, y Susana le correspondían. Sus cuerpos se abrazaron intentándose fusionarse en uno. Mi polla quería salir del pantalón con una erección enorme. Decidí extender mi mano y acariciarle el pelo a Susana, mi pierna rozaba con la suya y mi sorpresa fue que extendió su brazo izquierdo y su mano acarició mi muslo, al principio tímidamente, pero al final ascendió hasta acariciar mi polla encima del pantalón suavemente, sin dejar de besarse. Pararon, saliendo un suspiro de sus bocas, volviendo las manos a la mesa por la llegada del camarero, pero la excitación era grande, en mí y en ellas. No sabía cómo tomarme lo de que me acariciase, así que decidí yo también acariciarle los muslos, por debajo del mantel, ella me miró y me sonrió en gesto de aprobación lo que me disparó aún más la excitación. Deseaba salir de allí y llevarlas a casa. Por lo que les dije que tras almorzar creía mejor tomarnos una copa en mi casa, que estaríamos más a gusto, a lo que las dos accedieron. Caminábamos alegres, cogiéndonos del brazo y de la cintura de forma indistinta.
Mi casa es muy amplia y bien decorada, se sorprendieron de cómo era y el dormitorio que fuese tan grande. Fuimos al salón y les serví una copa, las dos sentadas en un sofá estaban preciosas, sentí necesidad de ir al baño. A mi vuelta, Gloria besaba a Susana con deseo, recorriendo con sus manos todo su cuerpo sin pudor alguno, levantándole la falda y masajeando sus tetas bajo la ropa. Me acerqué por detrás y vi que Susana estaba extasiada, disfrutando muchísimo, sin acariciar a Gloria, por lo que me coloqué detrás de ella y comencé a acariciarle los muslos, levantándole el vestido para poder contemplar su redondo culo y extendí la mano para acercar la mano de Susana al culo de Gloria, acudiendo las dos manos para aplastar y abrazar esos glúteos, mientras yo acariciaba los muslos y le pasaba la mano por el ano y vagina. Susana tiro de mi para que me acercase más a ella, quedando en medio el cuerpo de Gloria; mi rostro quedó cerca de la boca de Susana por lo que le di un beso el cual fue correspondido, por lo que decidí darle otro más intenso y al acabar, gire mi rostro y bese a Gloria, la cual no sé si me esperaba pero me respondió con su lengua. Como no sabía cómo reaccionarían ante mi presencia decidí ser más cauto y me retiré a contemplarlas. Estaban muy excitadas, por lo que les dije: “desnudaros, aquí o en la cama, pero tanta ropa os sobra”. Se incorporaron y los tres de la mano nos dirigimos al dormitorio. Sentadas en la cama se besaban y acariciaban y me pidieron que si me podían quitar el pantalón para verme la polla. “Es vuestra”. Comenzaron a abrirme el pantalón y mi polla estaba dura y deseosa de mujer. Al verla comentaron que era muy grande, aunque ellas no tenían mucha experiencia y comenzaron a acariciármela a la vez que ellas se besaban, así como me lamían la polla y sonreían, Luego nos desnudamos y nos metimos en la cama, yo decidí tomar una actitud pasiva, que fuesen ellas las que me usasen si les apetecía, yo las miraba como frotaban sus cuerpos, o las acariciaba. Se corrieron varias veces y decidieron masturbarme, para que me corriese. Charlábamos y volvíamos a empezar. Me contaron que no podían estar así, porque no disponían de un lugar para follar tranquilamente, que siempre tenían miedo de que apareciesen sus padres, por lo que yo les dije que mi cama, mi casa, podría ser su “nido de amor”. La noche fue maravillosa, pero no era lo que yo deseaba del todo.
Mi historia podía acabar aquí, pero mi sorpresa fue aún mayor. Cuando hablé por teléfono con Charo, mi novia, al día siguiente, me preguntó por mis amigas lesbianas y le dije que fueron una sorpresa y que ya le contaría en persona cuando estuviese en casa. Tras llegar y follar los dos, desnudos en la cama, me preguntó por ellas, y decidí contarle todo lo ocurrido, mi sorpresa fue que mi polla volvió a excitarse y ella se dio cuenta, lo cual aprovechó, después me pidió ver una foto y le enseñé la que me habían enviado. “Sí, es verdad, están bien, quiero conocerlas. Supongo que habrás quedado con ellas ¿no?”. Me quedé muy sorprendido, ya que no sabía el motivo de su conducta, no sabía si era por celos, aunque no estaba muy irritaba, pero lo decía seria.
Yo quedé con Susana y Gloria para tomar algo entre semana y cuando vi el momento oportuno les hablé de Charo que, al hablarle de ellas, quería conocerlas, “les había hablado muy bien de ellas y que deseaba saber si era verdad todo lo maravilloso que yo contaba de esas personas”. Así que quedamos para el sábado siguiente. Pensé “lastima de sexo que me voy a perder”. Quedamos para ir al cine, ya que las tres querían ver la misma película. Primero en una cafetería para tomar café, estaba nervioso ya que no sabía cómo iba a ser la reunión, ni el comportamiento de Charo, tan solo me dijo que no me preocupase, que era sábado, y no trabajábamos. Llegamos primero nosotros y ellas prefirieron venir juntas en taxi, que no pasara a recogerlas, supongo que por Charo. Tras presentarlas, comenzaron a charlar como si se conociesen de toda la vida, temas banales, de cine, música, ropa,… Todo bien, luego nos dirigimos en coche hasta el cine, los cuatro. Ya casi llegando, Charo se giró mirando el asiento de atrás y les preguntó “por cierto, ¿os gustó la polla de Rafael?”; yo respondí “Charo, por favor”, respondiéndome “si no pasa nada, simplemente es la más grande de las que yo he visto y quería saber su opinión, hay para todas”. Lo decía en un tono alegre y con mirada picara, no de enfado, cosa que me sorprendía aún más, no sabía que pretendía. Tras aparcar y bajarnos del coche, cogió a Gloria por la cintura y le susurró, “¿paso algo malo?, os habéis quedado muy serias y yo no pretendía eso”. “No, fue todo maravilloso, pero nosotras no tenemos la experiencia en hombres que tú tienes y que nos lo pregunte su novia nos hace sentir raras”. Y Charo dijo: “Lo entiendo, Rafael llevaba razón”, quedando los tres confundidos mirándonos las caras y pregunté “¿en qué llevaba razón por una vez? “En que son dos chicas excepcionales como personas, a la vez que guapas y atractivas”. A lo que Susana y Gloria respondieron con sonrisas, diciéndole “pues la que habla no se puede quejar de belleza, porque eres muy bella y estás muy, muy bien”.
Compramos las entradas y en mí persistía la incertidumbre a pesar de verlas hablar con naturalidad y bien. Ya en el interior del cine, decidieron entrar al baño, las tres juntas. Yo esperé fuera comprando unos refrescos, tardaban y me dirigí a la puerta de los aseos a esperarlas. Las vi salir riéndose a carcajada limpia, felices y contentas, lo cual produjo en mí una relajación total. Cuando fuimos a entrar a la sala, Charo se acercó a mí y me dijo que se sentía atraída por hacer el amor con una mujer y estas le parecían ideales, delicadas, femeninas, atractivas y conectaba muy bien con ellas. Tras sentarnos, en la oscuridad de la sala me preguntó Susana si había algún problema entre Charo y yo por culpa de ellas, y le dije “al contrario, precisamente me acaba de decir que le gustaría ser muy amiga vuestra y que os trate muy bien, como os lo merecéis, jajaja”. “Me alegro que todo vaya bien”, “sí, díselo a Gloria que no esté preocupada y dale un beso de mi parte que llevas mucho rato sin darle cariño” y así lo hizo quedando con las manos entrelazadas en el regazo de Susana, lo que aporveche para coger con la mano izquierda la mano libre de Susana, se me acercó y me dijo “ nunca me había sentido tan poderosa, comparto dos personas maravillosas”, me giré y acerqué mi boca a su oído para decirle una cosa, pero quería que Gloria también me escuchase así que la avisé para que se acercase y le dije, mirándola a los ojos: “Susana yo no quiero compartirte con nadie, ni que me compartas a mí, yo te quiero y deseo como eres, por lo que en tu ser incluye a Gloria y quiero y deseo a Gloria, que está unida a ti en cuerpo y alma, así que tener a una es tener a las dos, no compartidas, sino todo lo grande a ambas, e igual me ofrezco yo a vosotras”, acto seguido bese a Susana con pasión, Gloria me acarició el rostro y me dijo: “eres un hombre único, especial, hemos tenido mucha suerte en conocerte” sintiendo la mano de Charo en mi entrepierna ¿Qué haceis? ¿Vais a empezar aquí? Me gire y la bese a ella, “aquí no cielo, pero había que aclarar cosas”. Durante la película, todo fueron caricias y roces complices.
Salimos del cine comentando la película y contentos, decidimos tomarnos una copa en un bar de moda y Charo dijo de irnos a casa, los cuatro. No sé que rondaba por su cabeza pero sé que quería sexo ya que tenía esa mirada chispeante que incita a besarla y la convierte en puro deseo. Por lo que pasé a la acción. Ya en casa, puse música, preparé unas copas mientras ellas chalaban como amigas de toda la vida y les dije “me gustaría tener fotos vuestras y hacernos fotos juntos, ¿os apetece?”, “vale, pero luego nos las pasas” me dijo Susana. Soy aficionado a la fotografía, saqué la cámara y les hice fotos a cada una de ellas, primero solas, de retrato, fáciles de hacer por lo guapas que eran, y luego fotos en grupo hasta que ellas decidieron que me pusiese yo. Primero cogí a Charo, la abracé, sonreíamos y nos hacíamos las típicas fotos de pareja, hasta que le dijo Gloria “ponte más sexy”, ella se subió un poco la falda y ponía mi mano suavemente en mi entrepierna. Yo le acariciaba el culo. Luego me puse con Gloria y Charo realizaba las fotos, al principio muy formales, como dos amigos y nada más, pero luego la rodee por su cintura, con mis brazos debajo de sus tetas, haciendo que estas luciesen más esplendidas y Charo decía: “mucho mejor, más bonitas”, me fui animando, acariciándole en cuello, besándoselo y tocándole el culo y las tetas mientras nos besábamos, por lo que estaba excitándome muchísimo. Luego fue el turno de Susana, pasando directamente a hacernos fotos más comprometidas, mientras tanto, Gloria y Charo nos animaban a besarnos y acariciarnos. A esas fotos se unió Gloria, abrazándonos los tres. Yo las cambiaba de sitio pero siempre muy juntos, abrazados, rozando nuestros cuerpos y con miradas muy complices. Al acabar, volví a coger la cámara y se puso Charo en mi lugar,con las dos chicas, al principio muy formales, pero poco a poco se fueron animando, se abrazaban, se cogían por la cintura, hasta que Charo puso sus manos en las tetas de Gloria diciendo “que pechos más bonitos tienes, dan alegría”, a lo que Gloria respondió poniendo sus manos en las tetas de Charo y diciéndole “no te puedes quejar, tú también las tienes estupendas, pero me gusta que te gusten las mias” y se besaron en los labios, al principio con timidez, pero luego con pasión. Susana les acariciaba el culo, el pelo,…a las dos.
Yo no dejaba de echar fotos, me excitaba la visión de Charo con otra mujer; eran mujeres hermosas comiéndose a besos y caricias, hasta que ese momento se interrumpió, ya que Charo decidió parar y dijo: “chicas vamos a ponernos cómodas, seguirme”. Me quedé solo en el salón, inquieto, muy excitado pero con incertidumbre, no sabía que pasaba, hasta que minutos más tarde, aparecieron las tres chicas vestidas con la lencería de Charo. Entraron riéndose y me preguntaron ¿te gusta? Les dije “estáis maravillosas, más atractivas imposible”. La imagen era espectacular, parecían tres modelos, tres ángeles, vestidas muy sexys. Charo llevaba un corsé blanco con ligas y medias blancas, del que casi se le salían las tetas, y unas braguitas blancas que tapaban muy poco pero que dejaban ver su precioso culo; Susana iba con unas medias negras con encaje en la blonda que atraía la mirada hacia sus piernas y su entrepierna, braguita negra casi transparente y un sujetador con unos tirantes que invitaba a sacarle las tetas sin quitárselo, estaba guapísima. Gloria estaba superexcitante, unas botas muy altas por encima de las rodillas, medias negras que contrastaban con su blanca piel y sus exuberantes tetas al aire, las cuales llamaban la atención como dos faros en la niebla y ella lo sabía, por lo que prefirió no taparselas. En ese momento me moría de ganas por abrazar a las tres, tener sexo con todas, así que me acerqué una a una y las besé con pasión. Nos abrazamos los cuatro y les dije: “soy un hombre muy afortunado y feliz”. Diciéndome Charo: “sí, lo sé, pero ahora debes hacernos el amor a las tres y tratarnos como nos merecemos”. Nos besábamos y acariciábamos indistintamente, tumbándonos en el sofá, donde me quitaron las bragas, dejándome ver sus coños desnudos. Yo estaba sentado besando a Susana, y Gloria lamia y besaba la espalda y el culo de Susana. Charo, se arrodilló delante de mi polla diciendo “me gustas, te voy a comer entera”, por lo que comenzó a ensalivarla con la lengua y a metérsela en la boca, mientras giraba la lengua en el glande. Me gustaba mucho, era una experta, aumentando la intensidad de la mamada conforme pasaba el tiempo, por lo que cogí con mi mano derecha su cabeza y le hacía introducirse la polla hasta la garganta, ella intentaba tirar para atrás pero no la dejaba que parase de mamar. Gloria se acercó a ella, no sé si para relevarla en la mamada o para besarla a ella, pero al notarlo deje que Charo sacase mi polla de su boca y comenzó a besarla con deseo, entremezclando sus lenguas como si intentasen follarse una a la otra. Charo paró y volvió a besarme la polla mirando a Gloria, acercando su cabeza para que también la chupase, era increíble, las dos mujeres me besaban y chupaban indistintamente y se besaban entre ellas. Mientras, Susana se había sacado las tetas y me las metía en la boca, pero también se apartaba y miraba a las chicas como me la chupaban, en su rostro se adivinaba lujuria, envidia, lo que no sé si por bajarse a mi polla o por irse con las chicas, el caso es que ella volvía a mi boca con su lengua y yo aproveché para acariciar su ano, lo que provocó una reacción de sorpresa en ella, así que les dije a Charo y a Gloria: “lubricarle el ano con vuestra saliva, que es hermoso para darle placer”, y mi sorpresa es que fue Charo la que se adelantó, dejando a Gloria en mi polla. Yo con mis manos le abría el culo a Susana y Charo hundió su boca en él, moviendo su lengua como ella sabe, lo que produjo en Susana un rostro de satisfacción y placer, suspiraba, gemía, lo que incitaba a Charo a introducir más lengua, comenzando a meterle un dedo. “Estoy muy caliente, méteme la polla” dijo Charo, y se subió encima mía, moviendo sus caderas sin cesar. Yo tenía a Susana delante, pero intentaba abarcar a los dos mujeres, con la excitación introduje dos dedos en el culo de Susana, la cual, también movía sus caderas de placer y Gloria, acariciaba, y besaba a Charo, hasta que esta se corrió de forma brutal y al hacerlo, sus piernas temblaron, su cuerpo se estremeció como nunca, cayendo exhausta encima de Susana, la cual la abrazó besándola suavemente. Eso me dio un minuto de tregua, cambiando de posición, me puse de pie y cogí a Susana por detrás, la incliné hacia el sofá y le metí mi polla en su coño, no sé si ella lo deseaba, pero con la excitación supongo que le daba igual un vibrador que una polla. Miré a Gloria y le dije: “ponte delante de ella y que te coma el coño” y así lo hizo, se subió al sofá y le ofreció su cuidado coño, respondiendo Susana con una comida de campeonato. Con una mano le agarraba la cadera a Gloria y con la otra le pellizcaba los pezones. Las dos estaban maravillosas y con placer. Charo se incorporó tras un breve descanso, acercándose a Gloria, besándola y yo volví a meter mis dedos en el culo de Susana, la cual comenzó a gemir, lo que me invitaba a introducir más y más mis dedos y a aumentar el ritmo de mis movimientos, hasta que Susana dijo “sigue por favor, no pares, me corro”, corriéndose y cayendo entre las piernas de Gloria, la cual la abrazaba con todo su cuerpo, como queriendo reanimarla para que siguiese. Yo ya estaba a punto de estallar, así que paré sentándome, pero Charo se acercó diciéndome “me ha faltado mi culo, follamelo”. Así que dándome la espalda y conmigo sentado, se clavó mi polla en su ano lubricado por la corrida anterior. Sentir su ano en mi polla me daba la sensación de durar poco, así que miré a las chicas y les dije: “delante tenéis un coño para vosotras, ayudarme a que se corra” saltando las dos como animales en celo que buscan una presa se pusieron delante de ella, comenzando a besarla, a comerle las tetas, a la vez que ella no dejaban de mover su culo con mi polla dentro, bajándose las dos hasta su coño y comiéndoselo con maestría. La imagen de las dos chicas con sus rostros pegados era muy excitante, se besaban a la vez que no le daban tregua al coño de Charo, lo acariciaban, e metían los dedos, lo besaban, lo lamian, y yo seguía en su culo, hasta que Charo comenzó a decir que no podía más, que se corría, y así lo hizo, dejando de mover su culo y dejándose caer sobre mí. Gloria y Susana, se abalanzaron sobre Charo, besándola suavemente, y dijeron “eres maravillosamente excitante” a lo que Charo respondió besándolas con las pocas fuerzas que le quedaban. Yo estaba a punto de correrme, pero aún me quedaba por follarme a Gloria. Me puse en pie y la cogí de la mano. Ella estaba con las botas altas y las medias, lo que me excitaba mucho más, por lo que, para no correrme rápidamente, le dije “acompáñame al baño” y así lo hizo, fuimos dados de la mano y al llegar abrí la ducha con agua fría, “lávame la polla con agua fría para que no esté tan caliente” y cogiendo mi polla con delicadeza, fue mojándola y enjabonándola, pero con sus caricias no iba a bajar nunca, así que le cogí la mano y comencé a besarla y a acariciarle las tetas, hasta que mi polla quedó menos sensible y con media erección. Me sequé y volvimos al salón. Charo y Susana estaban tumbadas en el sofá acariciándose suavemente, besándose, mientras nos esperaban, Yo besé fuertemente a Gloria y le dije “te quiero follar, chúpame la polla”, para lo que me puse de pie cerca donde estaban tumbadas las dos chicas y arrodillé a Gloria a su lado. Ella comenzó a chuparme la polla muy delicadamente, y Charo y Susana comenzaron a acariciarle el pelo, pero al poco rato, se incorporaron, para besarle el cuello, la espalda y llegar hasta su culo, a lo que Gloria respondió sacándolo hacia atrás, para ofrecérselo. Gemía a la vez que mamaba por la excitación al acariciarle el coño. Me excitaba verla como movía el culo buscando que le tocasen más y más, lo que hizo que Charo y Susana se levantasen para meter una la lengua en el coño de Gloria y la otra en su ano. Con la excitación, cogí la cabeza de Gloria y le introduje la polla todo lo que pude, respondiéndome ella con una mirada indefensa ante mi brusquedad, por lo que decidí bajar el ir, metiendosela más suave para no incomodarla. Ella estaba casi extasiada, se iba a correr, por la intensidad de sus gemidos y me había soltado la polla, así que la cogí en brazos, abrazándome ella con sus piernas, estabamos de pie y la baje de altura clavándole la polla de un golpe, sintiendo su caliente y estrecho coño en toda mi polla, comenzando a moverse de arriba a abajo. Apoyé su espalda en la pared y la follé hasta que me dijo que no podía más que se corría, “para, para” pero eso fue un aliciente para no parar hasta que explotó, quedando abatida en mis brazos, pidiéndome que no siguiese, estaba totalmente entregada. La dejé caer entre Susana y Charo y estas comenzaron a besarla para que se recuperase. Mi polla no podía más, deseaba correrme y así se lo dije a las chicas, incorporándose las tres y acerqué mi miembro a sus rostros, por lo que entendieron rápidamente que deseaba correrme mientras me la chupaban. Fue maravilloso. Tres bocas, tres lenguas, succionando, besando, lamiendo, hasta que no pude más y les dije que me corría, y así lo hice en la boca de Charo, luego en la de Gloria y Susana comenzó a compartir con Gloria los restos de mi semen. Yo quedé exhausto, sentándome en el sofá sin fuerzas. Ellas siguieron besandose, miestras se restregaban el semen y lo pasaban de unas a otras, hasta que se quedaron limpias, acercandose ami y me preguntaron si me había gustado. “¿A mí? Ha sido maravilloso, soy unas mujeres increíbles, en hermosura, en complacer sexualmente, activas y lujuriosas, soy diosas del sexo. Estaría así toda la vida”. Ellas rieron y me besaron. “Tu sí que eres maravilloso” me comentó Susana y los cuatro desnudos y abrazados estuvimos un rato. Cuando recupere algo de fuerzas, preparé algo de beber y comer, mientras ellas hablaban de lo ocurrido, hasta que decidimos trasladarnos al dormitorio.
Desde esa noche mi vida cambió al tener mi pareja (novia o esposa, como queráis llamarla) y no sé cómo definirlo si son dos amantes, si es un intercambio de parejas, novias de mi mujer,… el caso es que se han integrado en nuestras vidas, son muy amigas las tres, incluso si yo no estoy quedan en casa para follar, o yo quedo solo con las dos.

 

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