Relatos Eróticos Autosatisfaccion
Solo morbo | Relatos Eróticos de Autosatisfaccion
Publicado por Anónimo el 30/11/-0001
No sé muy bien por qué escribo esto, la verdad es que
no sé muy bien lo que busco. Quizá solamente que
alguien me diga que no es tan rara mi forma de ver las
cosas, o que alguien me cuente que realmente son esas
sus fantasías y que nunca se ha atrevido a hacerlo
como lo he hecho yo.
Bien, me presentaré. Tengo 32 años, soy moreno con
ojos verdes, y para no aburrir a nadie con mis
descripciones físicas, sólo diré que me considero más
o menos normal y que las chicas que he conocido a lo
largo de mi vida, siempre han pensado que no estoy
mal.
Esta historia que voy a contar por supuesto es real,
me aburre el cybersexo, e intentaré ser lo más fiel
posible a los acontecimientos.
Todo comenzó ya hace años, cuando empecé a utilizar
internet. Pronto descubrí los chats de sexo y de
alguna manera, me he hecho asiduo en ellos. He tenido
bastantes veces sexo telefónico, es algo que me excita
mucho. Al final el chat es demasiado frío y sobre todo
no sabes realmente con quién estás hablando.
El teléfono es otra cosa. Normalmente empezamos
contándonos nuestras fantasías, lo que nos gustaría
hacer, lo que hacemos o hemos hecho con nuestras
parejas, poco a poco la conversación se va calentando
y empezamos a masturbarnos. Me gusta saber cuando ella
va a llegar al orgasmo, normalmente le pido que me
haga una indicación, llegar juntos es el culmen de la
conversación. A veces, me gusta dirigir los actos de
la chica con la que estoy hablado, le voy indicando lo
que quiero que haga y ella me describiendo cómo lo
hace y qué es lo que siente. Oír la voz temblorosa de
una mujer mientras se excita, sentir sus gemidos, cómo
se estremece su cuerpo con cada palabra, sus gritos
cuando llega al orgasmo. ummmmm, no puedo evitarlo,
siempre que he encontrado a alguna chica dispuesta no
he dudado en hacerlo.
Algunas conversaciones han sido memorables. Recuerdo,
por ejemplo, la vez que conversé con una pareja. Los
dos follaban imaginado un trío, mientras yo, al otro
lado del teléfono, me masturbaba. Otra vez lo hice con
dos chicas a la vez, mi gran fantasía cumplida, ellas
tenían un manos libres y les iba contando cómo me
gustaría hacérselo a las dos. Los tres, entre grandes
gritos y gemidos, llegamos a la vez, fue un orgasmo
que aún recuerdo.
Si bien, como digo, he tenido bastantes experiencias
telefónicas, casi nunca he repetido con la misma
chica. Tengo miedo a la hora de volver a llamar,
siempre pienso que es posible que ella no esté
dispuesta y se provoque una situación embarazosa o
que, simplemente, el teléfono al que llamé no era el
suyo. Sólo con una chica lo hice durante algún tiempo.
Fue ella, tras la primera llamada, la que dijo que
quería que la volviese a llamar. Me dio las horas
idóneas y me le pidió con tanta insistencia que no
pude negarme a ello. Tuvimos bastantes conversaciones,
alguna bastante morbosas.
Recuerdo una vez que cuando la llamé estaba en el
autobús. Al decirme que no podíamos hacer nada, que
esta en el autobús, empezamos a hablar amigablemente.
La conversación empezó a subir de tono, aunque ella no
podía hablar abiertamente por que la gente de su
alrededor la podía oír. Digamos que sus mensajes eran
cifrados y que yo los tenía que interpretar. En un
momento dado, me dijo que no iba a salir porque tenía
mojada la ropa, yo lo comprendí inmediatamente. Le
pregunté que si había algún sitio en el autobús donde
pudiera estas más o menos separada del resto de los
viajeros. Ella me contestó que se iba a sentar al
final porque así me podría ver cuando llegase a mi
casa. Mediante frases crípticas me siguió indicando
cómo se estaba acariciando y cómo se había metido la
mano bajo la falda. Cuando ella estaba apunto de
llegar, la palabra clave cuando esto ocurría era
pronunciar su nombre, no me pude aguantar y empecé a
chillar como un loco mientras me corría. Tras el
auricular pude oír una especie de gemidos
entrecortados que sin duda correspondían a su orgasmo.
Cuando volví a llamarla al día siguiente, me contó que
mis gritos fueron tan fuertes que habían alentado a
algunos viajeros que había cerca de ella y que, en ese
momento, tuvo que agachar la cabeza para esconderla
tras el asiento delantero porque ella también empezó a
correrse.
Esta experiencia nos excitó tanto que no paramos de
masturbarnos pensando en ella durante días. Y poco a
poco, nuestras experiencias comenzaron a ser más
atrevidas.
Yo solía llamar sobre las 7 de la tarde y al principio
casi siempre la pillaba en casa. A partir de aquel
día, curiosamente, rara era la vez que esto ocurría.
Muchas veces la pillaba en el coche, camino a casa,
según decía, y terminaba aparcando, siguiendo mis
indicaciones, en alguna calle o aparcamiento y
masturbándose como loca mientras hablaba conmigo.
Estoy seguro de que era real que esta en estos sitios
porque a través del teléfono se oían ruido que así lo
mostraban.
Desde aquel momento los juegos empezaron, cada vez, a
ser más arriesgados, y aunque la pillase en casa,
siempre se nos ocurría algo que hacía que la situación
nos aumentase la calentura. Por ejemplo, una vez se
nos ocurrió salir a la terraza. Cada uno en su casa,
tras un rato de conversación y estar inmensamente
calientes, nos sale a la terraza. Los dos nos apoyamos
en la barandilla del balcón se podía oír el tráfico a
través del teléfono, y empezamos a masturbarnos. Yo me
desabroché los pantalones y me saqué la polla, y
aunque mi terraza tiene una especie de mamparas que
ocultaban parcialmente mi acción desde la calle, desde
cualquiera de las otras terrazas se me podía ver
perfectamente. A parte de la gente que pasaba por la
calle, vivo en un 2º piso, que podía observar mis
movimientos y mi cara de satisfacción. Ella, según me
contó, salió a la terraza con una falda y sin nada
debajo, sabía que el solo imaginar esa situación me
excitaba sobremanera, y se masturbaba mientas me
contaba lo que ocurría en la calle. Cuando se puso a
gritar ¡FÓLLAME JAVI!, ¡FÓLLAME JAVI! .Gritaba de tal
manera que estoy seguro de que lo oyeron todos los
vecinos, eso la excitaba.
Aunque todas fueron muy morbosas, y podría estar horas
contando historias, la que con más excitación recuerdo
es al que ella llamó "su regalo de cumpleaños". Varios
días antes habíamos estado hablando y me pidió que ese
día, a esa hora, la volviese a llamar. Cuando abrió el
móvil, por sus movimientos en la voz, deduje que iba
caminando, como así me dijo, y me hizo una detallada
descripción de su vestimenta.
- Voy vestida como una verdadera puta- le encantaba
hablar así. Su voz era casi un susurro, imaginé que
para que nadie la oyese.- Llevo una camiseta que me
marca las tetas y se ven mis pezones erectos, ummmmm.
estoy caliente, unos zapatos con un tacón altísimo y
una falda muy corta, casi se me ve el culo y..!adivina
qué llevo debajo!
- NADA.
- Exactamente, NADA.- sabía que era una de mis
fantasías, una chica por la calle sin nada debajo.
Me explicó que ese día iba a ser todo muy diferente, y
que iba hacia un pub en el que había quedado con su
novio, era su cumpleaños, y tenía un regalo muy
especial para él y para mí.
Me dijo que había llegado al pub y se había sentado en
un taburete alto, junto a una mesa, me fue contando
cómo algunos chicos observaban sus piernas cruzadas y
me describía sus miradas de deseo. Yo estaba
excitadísimo, le dije que iba a empezar a masturbarme
ante que su novio llegase, pero me dijo que esperara.
Empecé a jugar con ella:
- Quiero que te abras de piernas y que se pueda ver tu
coño, no hace falta que haya nadie delante, elige una
posición y ábrete de piernas durante al menos dos
minutos. Yo te digo cuando las debes cerrar.
Seguimos con juegos parecidos hasta que me dijo que
veía a su novio entrar en el pub. Le dije que colgaba,
que ya me contaría, pero ella me contó de forma rápida
su plan. Iba a poner el manos libres y guardaría el
teléfono en su bolso, tenía agujeros y se escucharía
la conversación. Yo lo único que tenía que hacer era
oír y no hacer ningún ruido.
Aunque en el pub había música y se escuchaba un cierto
ruido de fondo, pude más o menos seguir la
conversación. La oía sobre todo a ella, había
colocado, según me contó después, su bolso cerca y se
encargaba de repetir todo lo que estaba haciendo.
- Te gustas cómo vengo vestida?.Te voy a hacer un
regalo muy especial. Méteme la mano entre las piernas.
Espera, yo te beso, me acerco a ti y me tocas.
- Me ha encantado la cara de sorpresa que has
puesto. mmmm. Me estoy poniendo caliente. ¡Vamos a
aquellos sillones!.- En ese momento debió aprovechar
para colocar su bolso entre los dos.
- Ahhh. ¿A que estoy empapada?, me estoy poniendo a
10000. y tú tampoco vas mal, te estoy tocando la polla
por encima del pantalón y la tienes durísima..
La verdad es que a su novio le debía resultar un poco
extraña su forma de hablar, normalmente, cuando estás
con alguien en la intimidad no te dedicas a repetir
todo lo que haces o te están haciendo. Él, lo debió
considerar un juego porque enseguida empezó, de la
misma manera, a relatar lo que estaba haciendo.
- Bájame la cremallera y méteme la mano dentro..
- No, no me lo puedes decir al oído, todo lo que me
digas tiene que ser en voz alta. Que se pueda oír
bien.
- ¡Nos van a escuchar! . Hay gente en la barra.
- Eso es lo bueno. En voz alta o no seguimos..
- Quiero que me la chupes.
- ¿Qué?, no te he oído bien..
- Estás loca. ¡Quiero que me la chupes!
- Vale. Ponte un poco de espaldas a la barra, te voy a
sacar la polla y me la voy a meter en la boca, te voy a
lamer de arriba a bajo y luego me la voy a meter hasta
el fondo de mi garganta.
- Ahhhhh. Se están mosqueando. Hay un tío en la barra
que nos está mirando.
- Méteme un dedito.
- . Me estas volviendo loco.
- ¿Quieres que lo hagamos en el servicio?
- ¿Aquí?, ¿estás loca?
- Sé que es una de tus fantasías, ese es mi regalo de
cumpleaños. Nos vamos al servicio de tías, yo entro
sola. Cuando no halla nadie salgo a por ti. >Nos
metemos en un de los váteres y me follas hasta que te
hartes.
La conversación se interrumpió, oí una especie de
movimientos, puertas que se abrían y cerraban, voces
de chicas en el fondo y por fin:
- Vamos al tercero, es el que está mejor..
Ahora la música de fondo apenas se oía y la
conversación era mucho más nítida.
- Me voy a sentar en el water y te la chupo. ummmm. la
tienes durísima.
- Ummmmmmm. Me gusta cuando me tiras contra la pared
como un salvaje, así, así,.. Tócame las tetas mientas
me das con la polla en el culo..
- Quiero que me chupes tú a mí, me siento en la
cisterna y me lo comes.. Cómeme las tetas, sabes que
me encanta..
La verdad es que aquello parecía un partido la
retransmisión de un partido de fútbol, pero los
gemidos y el imaginarme la situación me habían puesto
tan excitado que ya iba por mi segunda paja.
- Quiero que me folles!, ¡FÓLLAME!.
- ¡No chilles, nos van a oír!, hay gente fuera.- de
vez en cuando se oía una puerta abrirse y las voces de
algunas chicas en el fondo.
- ¿Cómo quieres hacerlo?, por detrás, ¿verdad?.. Me
apoyo en la cisterna, me abro de piernas y la clavas
mientras me sobas las tetas.
- ¡Habla más bajo!, nos van a oír..
- - AAAAHHHHHHHHH.. ¡vamos, fóllame!, ¡fóllame!, así,
así,.ahhhhhh, sigue, sigue. Espera, n o te corras.
quiero que terminemos yo encima de ti. Siéntate en el
water y yo me monto encima de ti, quiero verte la cara
cuando te corras..
Seguí oyendo gemidos y todo terminó con un gran grito
de ella que s cortó bruscamente. Al día siguiente me
contó que su novio le tapó la boca justo al llegar al
orgasmo por que estaba gritando de tal manera que
estaba alertando a toda la gente del pub.
- ¿Te ha gustado mi regalo?
- Ufffff.. Me ha encantado. Me he corrido como un
salvaje. Te quiero.
En ese momento decidí, exhausto tras mi segunda
corrida, corta la conversación.
No sé si alguien habrá sido capaz de seguir el relato
hasta aquí, siempre he pensado que esto no lo lee
nadie, pero si es así habrá una pregunta que todo el
mundo se haga:
¿Nos llegamos a conocer alguna vez?
Bueno, eso ya es otra historia que me imagino que
algún día me decidiré a contar. Lo que sí me gustaría,
es que alguien, me sentiría muy recompensado con ello,
me escribiese y me contase que le parece todo esto,
qué ha sentido al leer esta historia y si quiere que
la concluya.