Relatos Eróticos Autosatisfaccion

Nuestra mayor perversión es un secreto - Parte 2 | Relatos Eróticos de Autosatisfaccion

Publicado por Anónimo el 18/03/2015

Separando las piernas, dejó que su vagina se abriera y la muy desvergonzada metió una de sus manos entre sus muslos por atrás y separó sus labios vaginales, se frotó en medio sin quitarme los ojos de encima, al roce de sus dedos sus carnosos labios vaginales sobresalían perfectamente hacía adelante dejando al descubierto su rojizo y húmedo clítoris, él mío estaba palpitando al ver a mi hermanita desnuda manoseándose en frente mío. Cuando dejó de manosearse, yo aún más desvergonzada que ella, me puse a tocar mi vagina en frente suyo, estrujé unas cuantas veces mis labios vaginales de arriba hacia abajo y luego di unas palmaditas encima de la zona de mi clítoris palpitante, luego me di la vuelta para enseñarle mis nalgas, lo quería hacer bien, quería que ella realmente me viera el culo así que flexione un poco las rodillas metiendo la espalda y sacando el culo en dirección a ella, para que se abriera bien y mi ano quedara completamente expuesto a sus ojos, me cogí las nalgas con ambas manos por los costados y las separé hasta sentir como mi ano se abría para que ella viera hasta adentro, seguramente quedo abierta y expuesta también mi entrada vaginal, mis dos orificios de entrada puestos a disposición de su vista. Yo estaba segura que con eso había quedado con más deseo de tocarme y con seguridad quería palparme las nalgas, sentir mi jugosa entrepierna y hasta darse el gusto de meter un par de dedos en mi vagina, estaba tan segura que había quedado más deseosa de mí que, me di el gusto de darme unas palmadas en las nalgas con ambas manos y volver a exponerle mi ano sujetando mis nalgas a los costados, luego me solté y me di vuelta para mirarla como ella me había mirado momentos antes cuando se tocaba.

Sin dejar de mirarla tomé mis tetas, y comencé a apretarme los pezones con los dedos para que chorreara otra vez mi leche, más sucia que ella me sacaba la leche en sus vistas frunciendo mis pezones aprisionándolos con mis dedos, manoseaba mis pezones a mi antojo, ella, excitada más que nunca me miraba hacerlo. Tomaba mis dos pezones y los jalaba hacia adelante sacándome más gotas de leche, que ahora, saltaban hacía adelante, y me complacía viendo como se le hacía agua la boca por beber cada una de esas gotas, y dejar que salten directo a su boca. Liberé uno de mis pezones, pero fue solamente para sujetar todo mi pecho, y amasándolo hacia arriba me llevé el pezón a la boca y cubriendo toda mi aureola con la boca empecé a mamar mi propio pecho y a beber mi leche, eso la puso tan deseosa que de seguro quería pedirme a gritos que la deje mamar mi otra teta, pero yo me puse a mamar sola y a disfrutar de mi leche.

Mientras mamaba de mi propio pecho la veía, estaba intentando mostrarse calmada y ligeramente meneaba sus propios pezones con las manos, masajeaba encima de sus pezones como si quisiera sacar de ellos lo que salía a borbotones de los míos, no dejaba de mirarme. Yo ya había dejado de disfrutar de mi pecho y de mi leche, y entonces le dije que si se acercaba le daba de mamar de mis tetas, su boca se notaba ansiosa, salivaba dispuesta a beber de mis pechos, le excitaba hasta conmocionarse el solo pensar que le dejaría tomar la leche directamente de mis pechos.

Deliberadamente, la jovencita se puso tierna, bajó la cabeza y mirándome de reojo como una niña boba; tomó con ambas manos una de sus tetas, con una mano tenso la piel de su seno hacia arriba hasta que su pezón se elevó, con la otra mano tomó su pecho por debajo y lo condujo directo a su boca, y aun mirándome como me miraba se la metió a la boca, introduciéndose hasta adentro y lo más que podía toda su teta, su pezón y su aureola se perdieron dentro de su boca y se dio a sí misma una buena chupada, luego, dejando su teta dentro de su boca con más ganas apretó su pecho por los costados con ambas manos, como si estuviera exprimiendo una naranja para sacarle todo su jugo. Y luego de que toda su teta se perdiera entre su boca y sus manos dio por finalizada aquella mamada dejando libre su enrojecido pecho. Juntó sus senos en medio con sus pezones despuntados y con los dedos de una mano empezó a remover uno de sus pezones para volverme a mirar.

Yo le pedí que se acercara y le dije que le daba de mamar de mis tetas, pues se lo había ganado después de haberme excitado tanto, ella empezó a acercarse, aun jugaba con sus tetas y eso me gustaba porque sus pezones siempre despuntaban hacia adelante como sea que ella manejara sus pechos, eran unas tetas tan redondas que apenas cabían en sus manos y sus pezones salían de entre sus dedos. Ella ya se me acercaba a paso lento, mirándome como una loba hambrienta; hambrienta y sedienta porque se iba a comer mis tetas, yo iba a dárselas, con todo y leche, pero no sin antes probar de las suyas, aun cuando no tuvieran leche que ofrecerme. Y fue así que cuando ya la tuve a mi alcance, le tomé una de sus tetas con la mano, con la otra lleve su melena tras su hombro para que no me estorbara, y sintiendo el peso de su pecho sobre mi mano, me agache lo suficiente para ponerme a lamer. Como mi mano tomaba su pecho por debajo dirigí su pezón hacia mi boca, y como sus pezones siempre despuntaban hacia afuera, no tuve problema en tener totalmente despejado y liso todo el rededor, en la primera lamida sentí su pezón salido aplastándose sobre mi lengua, totalmente entregado a mi lengua su pezón se dejaba hacer a voluntad, una lamida tras otra y su delicioso pezón ya era mío, apretaba su pecho por los costados y a la vez le hacía lamidas tan intensas que sentía incluso la piel de su aureola al contacto de mi lengua, esa teta era agradable, mi boca no se cansaba de lamer encima, no se cansaba de venir una y otra vez sobre su ligero pezón. Apreté más su pecho por los costados con mis dedos y su pezón salió hacia el centro de mi lengua como una protuberancia, aproveché para lamer su rico pezón por debajo llevándolo hacia arriba y estaba tan sobresalido ese pezón que podía manejarlo con la punta de mi lengua y llevarlo hacia arriba hasta que su propia punta se pegara a la piel de su aureola. Dejé de lamer, acaricié ese pecho cubriendo su pezón con mi mano, sobaba llevando el peso de ese seno hacia arriba y hacia abajo, luego le di un beso por encima del pecho y la solté.

Ahora si estaba lista y dispuesta a entregarle los pechos a mi hermanita para el deleite de su ansiosa boquita, hice los hombros hacia atrás dejándole mis pechos bien expuestos. Ella se agachó a recibirlos en su boca, me tomo por los costados y mis tetas fueron a dar a su boca, ella se metió en medio y alternaba en chuparme una y otra teta, sacaba la lengua y recogía la leche de mis pezones, ponía sus labios alrededor de mis pezones y se ponía a chupar. Recargó su cuerpo agarrándose de mis costados, así lamía placenteramente; se detuvo en uno de mis pechos, se puso a mirar como brotaba de mi pezón derecho la gota de leche, se relamía los labios del gusto y antes que chorreara la gota hacía abajo, juntó los labios alrededor de mi pezón y absorbió esa gota de leche, apoyando una mano por debajo de mi pecho ligeramente empezó a apretarlo y bebía de él sin descanso. Yo sentía como succionaba mi pecho y me sacaba la leche, eso me excitaba lo mismo que me aliviaba, ella mamaba sin detenerse, sin siquiera soltar mi pezón por unos segundos, succionaba seguido la leche, se la quería beber toda de una sola vez y entonces se tomaba el tiempo para succionar sin pausa ni descanso. Quería llenarse de toda la leche, beberse mis pechos hasta dejarlos vacíos, yo solamente la miraba como disfrutaba al hacerlo, la miraba recargada sobre mis pechos con su boca pegada a uno de mis pezones succionando hasta llenar su boca y tragárselo todo. Bebió de mis pechos hasta quedar satisfecha.

Cuando se levantó de mis pechos y me miro, vi como entre sus labios juntos aun había quedado algo de leche, me miro agradecida, sonriente y excitada. De mis senos aun brotaron un par de gotas que se quedaron en la punta de mis pezones, pero hasta mis aureolas quedaron humedecidas de las lamidas que había recibido; limpie esas gotitas de leche de mis pezones con mis manos y a la vez me las lleve a la boca para lamerlas. Luego la tomé a ella por la nuca y me acerque a darle un beso, aproveché de saborear su lengua junto a la mía, relamí dentro de su boca ese sabor a leche que había quedado, ella muy excitada me agarró con firmeza y paso su lengua a mi boca para lamerme intensamente, metía y sacaba su lengua de mi boca, nuestras lenguas se relamían ahí dentro, fue intenso y saboreamos de intercambiar nuestras lenguas. Luego me solté de su cuerpo y me di vuelta para rápidamente buscar un par de consoladores que traía en el bolso.

Volví con ella, esta vez agarrada de mis consoladores, uno más grande que el otro, ella al verme agarrada de ellos se sonrió y limpio el exceso de saliva de su barbilla. Mire mis consoladores y me decidí por el más grande, era un consolador lésbico, largo y flexible, de dos bordes para doble penetración. Se lo puse en frente, ella lo agarró y probó con sus labios uno de los bordes, definitivamente le encantaba, y eso me daba una idea de donde iba a parar ese consolador, a una de sus cavidades genitales, ya sea su ano o su vagina. Pero primero iba a parar a nuestras bocas, ambas tomamos el consolador por el medio, apuntamos los bordes a nuestras bocas y empezamos a metérnoslo lo más al fondo posible…

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