Relatos Eróticos Autosatisfaccion
El encuentro | Relatos Eróticos de Autosatisfaccion
Publicado por Andres el 07/08/2015
Habíamos programado este viaje por varios meses, a decir verdad no éramos pareja ni nada oficial, solo amigos con ventajas. Nos habíamos conocido en el trabajo, teníamos muchas cosas afines y la respetaba como profesional. En un principio no la había visto como mujer, pero me era muy agradable estar con ella. Era una morena de piel tersa, cabello ondulado, ojos marrones, nariz respingada de contextura gruesa. Buenos muslos, amplias caderas, senos normales de un metro setenta.
Nos tocó hacer mucho trabajo de campo en ese entonces y quedarnos hasta tarde frente al computador proponiendo estrategias.
Una tarde calurosa nos fuimos a tomar un café en un lugar cerca del trabajo. Ella vestía un vestido ligero y calzaba botas vaqueras. Por primera vez veía sus piernas, eran bien contorneadas y suaves, su escote normal me hacía presagiar el volumen y la suavidad de sus senos, quedé impactado, no podía quitarle los ojos a sus carnes, creo que ella se dio cuenta pero no dijo nada. Continuamos con la conversación y sin querer empecé a imaginármela desnuda, besandoles los senos, acariciándole los muslos, estaba sorprendido por mis pensamientos.
Pague la cuenta y como era normal fuimos caminando a su casa a unas cuantas cuadras del local. Llegamos a su casa, como era normal entre y pasamos a la cocina por un café. Sin saber cómo ni porqué ya que no hice nada que pudiera llevar a ello, sentí en el ambiente tensión sexual de parte de ella, pero era solo un sentimiento nada explicito, eso unido a mis pensamientos me tenían con una enorme erección.
Me puse nervioso pero me domine, pensé que era indudable que ella esperaba algo, mi corazón latía fuerte, pero la duda siempre corroe y asalta la mente en estos casos. Si todo es una invención mía y si ella no quiere nada y más encima se molesta por mi actitud si hago un movimiento, puedo quedar como un iluso y si sale con eso que me ve solo como un amigo me muero de vergüenza pensé.
Estuve varios minutos en esa disyuntiva menta de ser o no ser. en un momento dado ella fue a un estante a sacar algo y quedo de espaldas, pude apreciar su trasero solo tapado con la fina tela del vestido y era todo lo que me gustaba, grande, carnoso y algo suelto, se le notaba la tanga que llevaba puesta de color negro, que esta estaba introducida en su trasero dejando sus cachetes libres.
Cuando se dio vuelta vino hacia mí con la taza para servir el café, de verdad que quise abrazarla y besarla, pero me contuve, dudé y me acobarde. Tomamos el café, hablaba solo pensando en que tenía que hacer algo, mi instinto no podía estar tan equivocado. Terminamos el café y ella salió de la cocina al baño. Quede solo y pensando cómo podría hacer y pensé que lo mejor seria que me fuera y listo. Decidí que apenas volviera me despedida .
Cuando volvió no puedo explicar como paso, porque no lo pensé, me levanté cuando entro a la cocina, quedamos frente a frente, nos miramos e instantáneamente nos abrazamos y nos besamos con pasión. Al instante le acaricié los muslos por debajo del vestido, sus besos eran una delicia. Luego ella me tomó de la mano y me llevó al dormitorio.
Se desnudo al frente mio. Era exuberante quedé deslumbrado con sus senos y su cuerpo cálido y abundante en forma de guitarra. Se acercó a mí y comenzó a desabrocharme el cinturón, mientras yo me sacaba la camisa, luego los pantalones y todo lo de más. Mientras terminaba con los calcetines y los zapatos que siempre complican con el apuro, se recostó en la cama y se abrió de piernas invitándome, apurándome para que fuera a ella, su vagina casi sin pelos, podía vislumbrar lo rosadita que era su interior.
Cuando estuve listo me pare al frente con mi pene erecto hasta el ombligo y le dije eres maravillosa, ella me acarició el pene y las bolas, luego me recoste sobre ella, en un primer momento solo para sentir su cuerpo cálido en el mío. Al poco ella se puso sobre mi y sus senos colgaron sobre mi cara, sus pezones eran negros y puntiagudos, suavemente les pase la lengua delicadamente y luego succiona cada uno, era una delicia y al mismo tiempo acariciar su trasero suave y terso, ella suspiraba de placer. Mientras mi pene sin entrar en su vagina la raspaba la entrada y ella de a poco comenzaba a cabalgar sobre mi, sin querer toque su clítoris de esa forma con el costado de mi pene y ella comenzo a tener placer. Cuando no daba más, a punto de acabar ahí mismo, cambie la situación y la puse abajo, quedé dueño de la situación.
Cuando ella pensaba que iba a penetrarla, hice todo lo contrario, me tranquilice, tiré las sábanas lejos y le dije:te quiero besar entera, abrí sus piernas, le bese primeramente los muslos interiores, luego las pantorrillas, los pies que eran preciosos con uñas pintadas de rojo, luego la di vuelta y le acaricie su trasero, era grande, suave, le bese la vagina por atrás, no sentí asco alguno, su olor interior me excitaba, le pase la lengua. No lo dude y le pregunte, te puedo besar el ano, si me dijo es todo tuyo respondió. Puse una almohada bajo su abdomen para que su trasero tuviera mejor ángulo y lo bese. Fue una delicia pasar mi lengua en el, sentir su sabor, ella se estremecía con mi lengua revoloteando por esos lados, que también pasaba por su vagina de cuando en cuando, estuve en eso un buen tiempo.
Luego la di vuelta y le hice un oral a la antigua; estaba toda mojada, no me importo sentir sus humores en mi boca, estuve en eso un buen rato, lo estaba disfrutando. Cuando ya era la hora en que tenía que penetrarla de no se cuanto tiempo en eso, le dije: quiero entrar en tu cueva y martillarte hasta que acabes. Nos preparamos y entre, era una delicia sentir su interior apretado, mojado y tibio.
Ella se movía y yo entraba, luego se movió en círculos, dado un un tiempo ella me dijo que lo sacara que quería besarlo. Salí de ella y retrocedí, quede parado al lado de la cama con el pene erecto y rojo, mojado y apunto de estallar, se acercó y lo beso muy rico mientras me acariciaba las bolas. Tuve que hacer un esfuerzo supremo para no acabar en su boca en ese mismo instante, aunque ya me salia algo de semen, pasó la lengua de arriba a abajo, me succionaba el glande y pasaba la lengua por la base y tal como yo me dijo te importa, no entendi en un primer momento y no que que hacer, repitió pero más clara, quiero besarte el ano también. Nunca me lo habían hecho. Mando a que me recostara al borde de la cama y que pasara mis manos por detrás de las rodillas y las apretara contra mi pecho y levantara el trasero, mi ano quedó expuesto. Ella se puso de rodillas en el piso, acercó su boca a mi trasero, luego tímidamente paso la lengua de arriba a abajo por mi trasero tomando mis bolas también, era una delicia, luego sentí que abría mis carnes de cada lado exponiendo el ano, metió su lengua y revoloteo en todo su interior, que locura sentir eso en mi ano. Estuvo en eso varios minutos, incluso tengo que reconocer que metió un dedo en mi ano y lo encontré rico.
Cuando termino de ese maravilloso trabajo, me miro y me dijo quiero que llegue hasta el fondo. Me hizo sentar al borde de la cama, se subió arriba mío y se sentó sobre mi pene erecto. Primero lo introdujo despacio pero estábamos tan mojados que fue muy rápido y le dolió cuando llegue al fondo, pero se calmó y me beso apasionadamente, empezó a subir y bajar, era una delicia, yo solo me dedicaba a mantener el pene los más erecto posible con el músculo peniano, mis manos recorrían su trasero y sus senos bamboleaban en mi cara, sin pensarlo le metí el dedo medio en el ano, le gusto porque no dijo nada, así que lo introducir entero y era rico estar dentro de ella con el dedo en su ano, si, si, si, si,si, vamos me dijo, vamos respondí, vamos, vamos, vamos, ella gritaba y yo gemía, vamos, vamos, si, si, si, si, de pronto sentí que venía algo fuerte desde adentro, sentí un calor intenso en el pene y algo que subía y subía, explotó todo mi semen, fue grandioso vi estrellas cuadrados con mi cara contra sus pechos sudorosos, salia y salia semen de mi pene, tibio, espeso, reconfortante. Ella me apretaba con fuerza por los hombros, hasta que no aguanto más, unos 30 segundos después, llegó al punto máximo y explotó. Se sentó con mi pene totalmente dentro de ella, echó hacia atrás su cabeza, me abrazo fuertemente y ya no grito más, solo gimió despacito de placer.
Quedamos de ese modo varios minutos extenuados y satisfechos. Mi semen por gravedad escurría de la vagina de su vagina a mis genitales y no me importo. El momento era mágico, no me moví para nada. Reinó un gran silencio. Luego nos dimos cuenta que habían pasado casi cuatro horas.
Me comentó que siempre le había gustado, que estaba cansándose de mi indecisión y que si ese día me iba y no hacia nada, no insistiría más. Desde ese día nos encontrábamos todas las noches después del trabajo y teníamos un sexo maravilloso. Nunca tuvimos un problema en este sentido, cada día inventábamos cosas nuevas. Hasta que llegó el día en que por trabajo tuve que volver a mi lugar de origen en la empresa.
Siempre hablamos por teléfono preocupados el uno del otro, pero solo como amigos con ventaja. Incluso hemos tenido sexo telefónico un par de veces.
Bueno después de un año sin vernos, se nos ocurrió que debíamos juntarnos y ponerlos al día frente a frente. Ella esta viniendo a mi ciudad para pasar cinco días conmigo, estoy muy expectante con lo que va a suceder; luego les cuento.