Relatos Eróticos Voyerismo

Una noche de perversión total en público - Parte 4

Publicado por Gonzo el 30/12/2014

Se sentó a nuestro lado en la banca y con esa lentitud que le caracterizaba abrió su pantalón y metiendo la mano para buscar su verga, la sacó y luego se puso a mirarnos sin decir una palabra, como esperando que nosotros actuáramos al ver su verga ahí expuesta, no la tenía ni muy erecta ni muy flácida tampoco, pero se notaba que tenía la punta de su verga arqueada levemente hacia abajo, nosotros nos quedamos viendo esa curvatura de su verga y esos pelos canosos que tenía alrededor cubriendo en parte sus enormes testículos que parecían estar cargados de semen, eso lo hacía deseable y yo ya quería chupársela para sentir su verga chueca en mi boca; el viejo nos quitó los ojos de encima para recorrer con su mirada a los espectadores que teníamos de frente y que estaban mirando su verga curveada y rompió el silencio diciendo en vos alta, refiriéndose a esa curvatura que cada vez se hacía más notoria; que era a causa de tanto masturbarse él sólo, luego volvió a mirarnos a los dos, como llamándonos con su mirada hacia su verga pues bajaba la mirada hacia ella, entonces los dos nos acomodamos a sus costados y poniéndonos de cuclillas empezamos a meternos su verga a la boca, la traíamos de un lado al otro para probarla con nuestras chupadas, el anciano se acomodó en el espaldar de la banca y quedó relajado dejando que chupáramos su verga a nuestro gusto. Él estaba disfrutando en esa posición de las tremendas chupadas que le dábamos a su verga, nos metíamos su verga entera a la boca y acariciábamos sus testículos, yo me agarré de su verga y comencé a disfrutarla dentro de mi boca, sintiendo su punta curveada en mis dientes y en mi lengua, aproveché de saborear en mi lengua aquella punta redonda, bajé mi mano y acaricié sus testículos, eso le encantaba al viejo, entonces empecé nuevamente a ocuparme de su verga, sacándola de mi boca y abriendo bien la boca con mi lengua hacia afuera empecé a lamer lentamente el largo de su verga, subía desde abajo lamiendo, recorriendo con mi lengua la piel de toda su verga, recogiendo el calor y el sabor de esa verga en el borde de mi lengua, llegaba hasta la punta ahí juntaba mis labios daba una buena chupaba y seguía con la lengua lamiendo hacia abajo ese pene, hice eso unas cuantas veces para satisfacción del viejo y la mía propia, cuando de pronto, sin quitarle la mirada de encima al anciano, llegué con mi lengua hasta sus gruesos testículos y empecé a chuparme uno de ellos, el viejo se sentía tan a gusto que lanzó un gemido corto y cerró sus ojos ladeando su cabeza, entonces seguí lamiendo su testículo y se lo chupe, luego hice lo mismo con su otro testículo mientras mi compañero se encargaba de meterse la punta de esa verga en la boca y darle también sensacionales chupadas, se la chupamos hasta cansarnos de hacerlo y el también ya estaba por demás excitado con el tratamiento que habíamos hecho de su verga. Incorporándose del espaldar de la banca se deshizo de su saco, mientras nosotros nos pusimos de pie a sus costados con nuestras vergas paradas y fue que al verlas así, él las cogió en sus manos, una verga en cada mano, nos las jalaba, y es que él las quería en su boca, sí, él quería nuestras vergas en su boca y nosotros no nos hicimos a los cortos, dejamos que el viejo nos las chupara, con todo y la torpeza con la que lo hacía, mientras nosotros desabotonábamos su camisa y acariciábamos su pecho, en tanto él, agarrado de nuestras vergas las degustaba a boca llena, su barba mal afeitada me picaba en la verga y en los testículos y a pesar que me aliviaba su lengua húmeda no me gustó mucho que siguiera lamiendo mi verga, el que si disfrutaba de que se la lamiera era mi compañero que incansablemente movía su vientre con sus manos apoyadas en sus propias nalgas para metérsela más adentro, yo hice que me la soltara, ya no quería más meter mi pene en su boca así que el viejo agarro la verga del otro con ambas manos y tomando impulso levantó su culo de la banca, temblequeando un poco sus piernas se puso agachado para seguir metiéndose esa verga en la boca y saco el culo hacia atrás donde yo me encontraba, su culo había quedado completamente expuesto ya que al temblequeo de sus piernas habían resbalado su pantalón y su largo calzoncillo que más parecía una bermuda.

Sacándose esa verga de la boca por unos segundos, me echo su mirada silenciosa encima como reclamándome porque no procedía con su culo, yo titubeé en ese instante dudando que el culo del viejo soportaría mis embestidas, pero ante la mirada con el ceño fruncido del viejo, no tuve más opción que empezar a agarrar esas nalgas y dirigir mi verga en medio de ellas, acomodé lo mejor que pude al anciano, pues éste solo se dedicaba a lamer la otra verga y no ayudaba con su peso moviendo las piernas, hasta que ya en posición más o menos aconsejable, me hice de su culo, lo agarré por las nalgas, con lo que me volvió una gran excitación que endureció mi verga y entonces comencé a meter y meter mi verga en ese viejo culo, por la resistencia que encontraba al intentar meter la punta de mi verga entendí que el viejo nunca había sido penetrado en su vida y que ese culo me iba a dar trabajo, de repente el viejo cogió mi muslo intentando acercarme más hacia él, volví a acomodar mi verga en el borde de su ano y volví a intentar abrírselo, aun encontraba resistencia, entonces cogí la punta de mi verga con los dedos y se la comencé a meter con firmeza haciendo presión con mis dedos para que entrara, a lo así logré que la punta de mi verga abriera su angosto ano, el viejo empezó a moverse y a gemir con esa verga metida en su boca, yo le estaba metiendo la mía en su ano y lo que más me excitaba era encontrar un culo tan estrecho que apenas y se dejaba penetrar, aquella resistencia me decía que era el primer culo virgen que tenía en mi vida y aproveche en estrenarlo y dejarlo bien abierto.

Mi verga llego al fondo de su culo y empecé a embestir al viejo, dándole duro para que sintiera todo mi pene, estaba disfrutando de la penetración que estaba haciendo , cuando en eso veo llegar a una mujer mayor de unos 60 años más o menos, una mujer alta y robusta que se puso en primera fila, muy cerca de nosotros, a disfrutar de la follada que le estábamos haciendo al viejo, ahí parada vio como tenía al viejo agachado entregándome su culo, y yo dándole duro haciendo que todo su cuerpo temblara y se moviera hacia adelante donde recibía en su boca las embestidas que mi compañero le estaba haciendo con su verga, sí, ambos lo penetrábamos, uno por el culo y el otro por la boca, al viejo le chorreaba la baba por los costados de la boca, y es que la verga del otro abría de tal modo su boca que no podía salivar, yo por mi parte ponía a sacudir mi verga dentro de su culo de manera que ya lo tenía bien dominado y el viejo se dejaba hacer, en un momento de gran excitación, mientras lo penetraba se me ocurrió llegar lo más al fondo que podía de su ano, entonces preparé mi verga para ello y embistiéndolo con todas mis fuerzas se la clave hasta lo más profundo que llego la punta de mi verga, el viejo soltó la verga de su boca y lanzó un grito desgarrador por el dolor que le cause dentro de su culo, en ese momento no supe que hacer y me quede quieto, todo el peso del cuerpo del viejo se me vino encima, prácticamente él se dejó caer encima mío, yo fui a dar sentado sobre la banca y el viejo cayó pesadamente sobre mis piernas, ambos nos quedamos ahí cansados y agitados.

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