Relatos Eróticos Voyerismo
Nos lo montamos mi esposa y yo en un cine porno
Publicado por ENRIQUE el 14/07/2016
Hola, me llamo Enrique, mi esposa es Dalia y les contaré la vez que tuvimos sexo en un cine porno. Aclaro que tenemos 15 años de casados y llevábamos una vida como todos, tenemos dos niñas y todo normal, además somos profesionistas.
Nos conocimos en la preparatoria, ella era muy recatadita pero siempre tuvo un cuerpazo impresionante y una cara angelical, aunque lo que siempre me volvió loco son sus enormes bubis; de novio, ni dormir me dejaban solo, por acordarme de esas dos hermosuras. Ahora en el matrimonio, nos llevamos bien pero con una rutina en el sexo muy tranquila, que pasó de eso a muy aburrida, lo que nos despertó otra vez esa pasión infernal que ahora tenemos, fue hace cinco años cuando empezamos a fantasear con el sexo y nos platicábamos, lo que nos prendía. Al paso del tiempo, esas fantasías comenzaron a ser más intensas, una era de hacerlo con una de sus amigas, o con uno de mis amigos o de parejas, así como coger en un cine porno, etc.
Un día de verano, le hablé por teléfono desde mi oficina y seduciéndola, le decía que quería cumplir una fantasía y empezamos a ponernos cachondones, era un viernes, así que la puse súper caliente y me dijo “ok, hoy cumplimos una de nuestras fantasías” y antes de colgar, me advirtió “pero no te asustes como me voy a vestir”. La verdad, me puse a mil y luego de salir de la oficina, llegué a la casa y ella ya se había bañado, se estaba planchando el cabello y demás cosas, enseguida me metí a bañar, me cambié, me perfumé y me fui abajo, a esperarla en la sala, a que se terminara de prepararse.
Pasado cierto tiempo, ella bajó y pensé “¡Dios mío!”, nunca me hacía caso que se pusiera sexy pero ese día, hagan de cuenta que me cumplió mi primera fantasía, vestirse súper sexy, como ella dice “como puta”. Al momento, le vi su mini vestido negro y su piel blanca, no, no, no, no, ha sido la vez que más me ha vuelto loco, además enseñaba sus dos grandes bubis con un escote de cuidado y unos zapatos de plataforma negros, la verdad, al escribir esto y acordarme, se me vuelve a parar, ja, ja, ja.
Ya en el camino y sin preocupación, ya que las niñas se las llevó a una cuñada, íbamos platicando como lo hacemos hasta que lo primero que hicimos fue llegar a un bar del centro de Monterrey, ahí bailamos y nos agasajábamos hasta que ya avanzadita la noche, nos salimos y andando por las calles estábamos buscando un table dance pero a donde fuimos, no dejaban entrar mujeres. Así pues, seguimos la búsqueda hasta que pasamos por la calle Isaac Garza, por donde era el cine Aracely y no les miento, le dimos como seis vueltas entre el “sí” y el “no” hasta que por fin, nos animamos y hecho madre, compré los boletos, casi tapándome la cara pero al final de cuentas, ya con ellos en la mano, entramos. Íbamos con unos pinches nervios de la chingada, no sabía cómo estaba el ambiente y por calientes, ahí estábamos, con un forrón de mujer y yo, todo ansioso.
Pasamos a la sala, había tres entradas, dos laterales y una central y nos fuimos por una de las laterales, pasamos en medio de varios hombres que al ver ese mini vestido y esas bubis de mi mujer, ya sabrán, todos se imaginaban a qué íbamos ahí. Subimos unas escaleras y buscamos un sitio para estar cómodos, ahí había unas butacas en unos tipo balconcitos, que estaban solos, enseguida nos sentamos y ni hablábamos. Nos fuimos adaptando al ambiente y al paso de unos 25 minutos, empezó la adaptación, la manita, el besito y de rato, el agasajo, ya no nos importaba nada, era tan caliente ver a tantos hombres bien calientes observándonos.
Recuerdo que ese día estuvo salvaje y nos calentaba tanto que nos vieran en aquel agasajo y que éramos el centro de atención en el cine, nadie miraba la película, todos nos miraban a nosotros, estábamos súper incómodos pero también muy cachondos, así que nos valió la incomodidad. Pienso enormemente que al meterle la mano en el vestido, la verdad fue muy rico notar que no traía ropa interior, era por eso que el vestido pegadito no le hacía ni un piche bordito. Así pues, sólo le moví tantito el vestido y se le salieron sus enormes tetas, de inmediato se las besé con una suavidad que la hacía gemir muy rico.
Ella estaba bien concentrada, con sus ojitos cerrados y yo seguía observando a todos los hombres, con los penes de fuera, masturbándose, entonces le dije al oído “observa todo lo que está a tu alrededor”; para eso, la senté en mi pierna, empezando a observar toda esa escena y con una mirada de coqueta, me volteó a ver, diciéndome “me encanta todo esto que estamos haciendo”. Yo estaba en las nubes con todo eso y ella también hasta que de pronto, me paré y me puse parado atrás de la butaca, enseguida ella se empinó en el sillón y empezó a darme una tremendas mamadotas.
Como estaba empinadita, todos seguían viéndola, era una escena increíble hasta que mi verga ya estaba ya bien mamada, entonces me fui a la butaca y así empinadita como estaba, me la empecé a coger y a hacerla gemir intensamente, pues no paraba. En eso, tres chavos jóvenes pero con enormes penes, se pusieron enfrente de ella, sentados en las butacas siguientes y sólo los observaba pero yo estaba súper intenso. Posteriormente, mi esposa se levantó y me dijo a la oreja que la ponía muy, pero muy caliente lo que estaba viendo, luego se volvió a empinar y la hice gemir de nuevo.
Luego de unos minutos, me sentó en la butaca y volteando hacia donde estaba la pantalla, se empezó a dar unos sentones, al tiempo que los chavos que ahora quedaban a mi espalda, me decían a la oreja “¡qué rica puta traes!, está bien chichona”, lógicamente ellos no sabían que era mi esposa y seguían diciéndome frases que me prendían más, como “préstala tantito, mira cómo le rebotan las tetas a tu puta, préstala tantito para que sienta esta vergota grandota que tengo”. Mientras tanto, ella gemía y me volvía más loco todo lo que me decían los chavos hasta que de repente, ella se movía más intensamente y se vino con unos gritotes que se escuchaban mucho más fuertes que la película porno que estaban pasando; antes de eso, ya habíamos visto a más de 10 chavos venirse solo de vernos.
Luego de venirse, ella se acomodó el vestido rápido y nos salimos entre los hombres, donde hubo algunos arrimones pero no pasó a mayores, como quiera la gente respeta, dentro de lo que cabe; de ahí, nos fuimos a uno de los hotelillos que están cerca de ahí y seguimos cogiendo hasta que le descargué mi leche.
Hemos tenido otras fantasías cumplidas después de eso, que luego les platicaré pero lo que sí les digo es que tenemos cinco años de coge y coge muy rico, afirmando que la vida sexual de las parejas luego de cumplir una fantasía, es hermosa, calientísima y muy placentera, la verdad
les dejo mi correo para contacto, manden fotos....naylu.70@hotmail.com