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Mirando a karen

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Karen era mi cuñada. 15 años menor que mi esposa, la vi crecer casi sin darme cuenta. Sin embargo, cuando cumplió los 16, noté todo lo que se había desarrollado y lo hermosa que seria en el futuro.
No me equivoqué, a los 20 años era una joven muy atractiva : de bellos ojos verdes, pelo dorado, no muy alta de estatura, sobresalía en ella lo que con el tiempo se transformaría en mi obsesión : unos enormes senos, blancos y turgentes, donde se adivinaban unos pezones deliciosos y rosados, el manjar de todos quienes como yo adoran a las mujeres de tetas grandes.
En esa época supe que viviría con nosotros por un tiempo para continuar sus estudios. Sin embargo era solo un pretexto para salir de su casa y vivir con nosotros pues siempre se había sentido mejor en nuestra casa que en la de sus padres. No obstante mi oposición, ella se vino a vivir a casa y le acomodamos un cuarto muy bonito y cómodo para que pudiera estudiar.
A la vez, y como yo deseaba verla desnuda para admirar esos tremendo globos, instalé en su habitación y en el cuarto de baño dos cámaras muy pequeñas y ocultas, pero de magnifica resolución que se conectaban a mi computador y mediante un programa especial podía elegir yo cual de las cámaras ver o ambas a la vez.
Las primeras semanas no me atrevía a conectar las cámaras por temor a ser descubierto, pero con el paso de los días fui conociendo la rutina de mi cuñadita y finalmente un día, cuando ella entro a ducharse, encendí las cámaras y me senté a observar : Karen se desnudaba lentamente, como disfrutando del placer de mirarse al espejo gigante que teníamos en la ducha. Abrió su blusa mirando de frente al espejo, y luego soltó con suavidad su brassiere. La vista de esas enormes tetas fueron un goce especial para mi, senti que mi pene se elevaba al máximo y unos deseos incontrolables me llevaron a correrme una paja intensa, mientras observaba esas tetas tan deliciosas que se balanceaban con cada uno de sus movimientos, ya sin tener la sujeción del brassiere. Karen se observaba de perfil y luego de frente, tomaba sus enormes globos y los levantaba y luego los masajeaba y volvía a contemplarlos, como enamorada de su propio cuerpo. Seguramente así era. Luego se desnudo completamente y para que mi excitación fuera mayor vi que tenia su concha depilada y un culo redondo, blanco, perfecto. Sin poder contenerme, me corrí una paja a mil por hora y no paré hasta que la ultima gota de leche dejo de brotar de mi tranca tan dura. Seguí observando y la vi ducharse y luego secarse con suavidad, poniendo mucho cuidado en sus tetas, las que secaba lentamente.
Pase entonces a mirar la otra cámara, la de su cuarto. Karen entro a la habitación, se saco la toalla y se tendió en la cama para descansar un momento, la vi cerrar los ojos y pocos instantes después su mano estaba entre sus piernas acariciando su chorito depilado y húmedo : ! se estaba masturbando ! era lo máximo que yo podía desear y nuevamente sentí como mi pene se ponía duro y una excitación enorme me envolvía. Ella, con una mano acariciaba su clítoris y con la otra acariciaba sus deliciosas tetas con un movimiento cada vez mas intenso hasta que por fin su cuerpo su puso tenso y luego la vi quedar completamente relajada con la mano todavía acariciando su conchita.
Perdí la cuenta del numero de veces que me masturbe en esa hora. Esa joven era bellísima y verla realizar todo eso era un sueño para mi.
De tiempo en tiempo volvía a presenciar esas sesiones que siempre finalizaban con una masturbación en su cama. Por mi parte yo no dejaba de admirarla y pajearme varias veces.
Un par de meses después llevo a casa a un joven, alto y bien parecido al que nos presento como su novio. De inmediato caí en la cuenta de lo que vería muy pronto. Y así fue : en la segunda venida a casa, cuando mi esposa no estaba, llegue un poco antes del trabajo y sentí ruidos en la pieza de Karen. Sin decirle que había llegado, fui a mi habitación y encendí la cámara de su habitación : el espectáculo estaba por comenzar : tendida en la cama, Karen se dejaba besar apasionadamente por su novio, quien , de mas esta decir, junto con besarla, recorría su concha y sus tetas sin parar. En un momento ella al parecer le dijo basta, y él se sentó al borde de la cama un poco frustrado y evidentemente caliente. Entonces ella, se levantó, se puso frente a él y al igual que en el cuarto de baño, comenzó a desnudarse lentamente. El joven quedo boquiabierto por un instante, pero reacciono de inmediato y antes de que ella terminara de desnudarse el ya se había sacado toda la ropa y podía ver yo su tranca, larga y gruesa lista para introducírsela. Ella rió, y termino de desnudarse para delicia de él. Sus enormes tetas parecían mas grandes y su culo mas rosado, estaba bellísima parada delante del novio para que la admirara. El se acerco y su boca busco de inmediato una de sus tetas mientras sus manos tocaban la concha depilada y el hermoso culito que le ofrecían. Ella suspiraba y se dejaba tocar y chupar. Luego ella abrió un poco las piernas y él arrodillándose hundio su cara en esa concha tan deliciosa. Su lengua salía y entraba en el agujerito de Karen haciéndola gozar mucho. Ella tomo la cabeza de su novio y la apretó mas contra su chorito, en un orgasmo increíble. Luego de eso lo hizo acostarse en la cama, dio un rodeo y se dejo caer para quedar en un 69 perfecto. Karen chupaba la verga con ansiedad, mientras sentía como la lengua de su novio volvía a meterse en su concha. Seguramente la excitación de él era tanta que a los pocos segundo vi como un enorme chorro de leche mojaba los labios el rostro y el pelo de Karen. En ese mismo instante ella se puso tensa, tal cual yo la veía cuando terminaba de masturbarse, y dando un grito de placer hundió toda su concha en el rostro de su novio hasta casi ahogarlo. Yo me masturbe por cuarta vez desde el inicio de lo que veía y mi pene ya estaba adolorido de tanto pajearme. Pero no podía dejar de ver a mi hermosa cuñada como gozaba y hacia gozar. Unos minutos mas tarde, ella volvio a excitarlo. Tomo el pene de su novio y lentamente comenzó a pajearlo, era toda una experta ! ! ! El continuaba acariciando sus tetas gigantes y las chupaba con tantas ansias como si quisiera sacarle leche de esos enormes globos. La técnica de ella dio resultado, puesto que en un minuto yo veia la verga de él nuevamente dura y gorda entrar y salir de la boca de Karen. Cuando la sintió lista, ella le puso un preservativo, se unto una crema en el hoyito del culo y le ofreció el culo mas hermoso que él haya visto en su vida. Una mezcla de ansiedad, placer y envidia me inundaba. Como me hubiese gustado haber probado esas tetas ese culo y ese chorito ! ! ! ! ! pero la visión bien valía la pena así es que seguí mirando : él casi sin poder creer lo que le ofrecían, se acomodo detrás de ella y comenzó a meterle la verga en ese hoyito virgen y delicioso. De más esta decir que apenas entro la punta de la verga él acabo dejándola insatisfecha por el momento. Sin embargo ella no se molesto, por el contrario, se dio vuelta y comenzó a masturbarse delante de él, metiendo unos dedos en su chorito u un dedo en el hoyito del culo. A los pocos instantes ya acababa en un nuevo orgasmo. Mirándola a ella, no me di cuenta de que él tenia nuevamente el pene tieso. Se saco el preservativo, se puso otro y esta vez, aprovechando la posición de ella, se lo enterró completamente y de un envión en el chorito recién masturbado. Él se movía con ansias sobre ella, entrando y sacando su verga de la conchita rosada de Karen, al mismo tiempo que chupaba las tetas con pasión y ansiedad. Eso volvió a calentarla y arqueando las piernas, rodeo la cintura de él con sus blancas piernas permitiendo que la verga entrara al máximo. Un nuevo orgasmo nos llego a los tres, pues junto con ellos mi mano subis y bajaba en una nueva paja que me hacia fente a la pantalla. Quedaron ambos exhaustos, pero felices, besándose y acariciándose. Apague el monitor y quede pensando en todo lo que habia visto. Me alegré de haber tenido esas cámaras ocultas, y de tener una cuñada tan hermosa y voluptuosa.
Nunca le he contado ni he insinuado nada a Karen, aunque sigo deseándola.