Relatos Eróticos Orgias
Penetracion con enema
Publicado por Anónimo el 30/11/-0001
Al igual que a mí , le entusiasmaba todo lo referente al sexo. Me comentó que con su pareja practicaban de todo, que ambos recibían sexo oral y anal incluso, que con asiduidad buscaban a una tercera persona, y más cosas íntimas, por lo que poco a poco fuimos entablando una amistad, intercambiando pareceres, opiniones y sugerencias, hasta que uno de esos días me invitó a que viajara a su ciudad para así poder conocernos personalmente, ya que por fotos si nos conocíamos. Yo al principio dudé un poco, pero después lo pensé detenidamente y acepté la propuesta. Cogí el autobús desde Huelva hasta Valencia, y tras un largo viaje llegué a mi destino, bajé y comencé a buscar con la mirada a Luis, pues había quedado en la salida de la estación. Al rato di con él, estaba aguardando en la puerta de la estación fuera de su coche, y acompañado de su compañera Anabel, la cual estaba guapísima, mucho mejor que en las fotos, quedé maravillado de su aspecto, vestía un jersey ceñido al cuerpo de color negro, con un escote para dejar entre ver sus atributos, un pantalón vaquero muy ajustado y unos zapatos de tacón finísimo, su larga y sedosa cabellera rubia se movía al son que el viento marcaba.
Nos saludamos afectuosamente, y acto seguido subimos al coche con destino a su casa. Durante el trayecto, no mencionamos nada respecto al tema que me había llevado allí, hablábamos sobre mi viaje, de lo largo, del cansancio, recordábamos nuestros primero encuentros en la red, poco a poco íbamos conociéndonos un poco mas con profundidad. Minutos después llegamos a la casa, una bonita urbanización muy tranquila, pasamos al salón y nos sentamos los tres. Hasta que el tema cambió, y comenzamos a dialogar sobre nuestra afición, el sexo, todos sabíamos a lo que habíamos ido, y el propósito era disfrutar lo máximo.
Me hicieron pasar a su dormitorio, allí en una mesa había de casi todos los artilugios sexuales, un depósito de plástico de dos litros de capacidad, peras vaginales, cánulas para acoplar a las gomas, bolitas chinas, dilatadores anales, guantes de látex, preservativos, crema dilatadora, una sonda, y más cosas. Mientras yo visionaba todo este material, el cual me parecía algo fuerte, Ana se levantó, diciendo que iba a calentar varias ollas de agua, y se iba a cambiar y a preparar, por lo que nos quedamos Luis y yo solos, yo solo hacia pensar en lo que le íbamos a hacer a Ana, ya que suponía que todos esos aparatos eran para usarlos con ella. Después miré a la pared, y colgado de varias alcayatas que anteriormente tenían cuadros colgados, había varios depósitos de dos litros, ahora todavía vacíos, en la cama, un gran plástico y unas toallas de playa encima, en las mesitas varios vibradores, preservativos, una caja de guantes de goma, y otros de látex, peras vaginales y anales de gran capacidad, gomas largas y sueltas, diversas cánulas, y un consolador de cintura. La habitación estaba en penumbra, fuera lucía un sol espléndido, pero ahí había una luz tenue y sensual, con un ambiente muy acogedor.
Después pasé al servicio, me duché, y volví envuelto en una gran toalla, Luis estaba totalmente desnudo, sentado en una de las sillas, y junto a él estaba Anabel, tan bella como antes, con su cabello suelto, aunque su atuendo había cambiado, ahora llevaba unos zapatos negros con tacón de aguja, medias negras unidas a un liguero, braguitas de las que llevan agujero delante y detrás, y un sujetador escotado del mismo color, pintada, y su cara revelaba que estaba ansiosa de comenzar.
Yo me senté en una silla, y ellos tomaron la decisión de comenzar, los depósitos de lavativas que antes estaban vacíos colgados en la pared, ahora estaban llenos de agua caliente que humeaban un poco, en el suelo había una gran olla con mas agua, y junto a ella un cubo. Luis se levantó de su asiento, y con una sonrisa, se situó a cuatro patas encima de la cama, bajando los codos, quedando por tanto todo el culo en pompa, y la cara reposada sobre la cama. Anabel se levantó, y me indicó que yo observaba, y que después me uniría, ella se enfundó unos guantes de látex, puso un almohadón en el suelo, y se arrodilló frente al trasero de Luis. Lo primero que hizo fue embadurnarse el dedo corazón de la mano derecha con la crema dilatadora, y con total suavidad, lo aplicó en el sonrosado ano de Luis, él agradecía ese suave masaje, y su pene hasta ahora flácido comenzaba a tomar consistencia. Cuando estaba completamente embadurnado el ano, con suavidad comenzó a introducirlo en el culo, esta acción hizo que se contrajera, aprisionando el dedo dentro, ella como respuesta, con la mano izquierda le cogió suavemente el pene, y comenzó a menearlo con dulzura hacia delante y hacia atrás, por lo que unido al movimiento de entrada y salida del dedo, hizo que empezara a jadear muy suavemente. Mientras tanto, me quité la toalla, y empecé a acariciar mi pene, suavemente, para irla poniendo a tono. El dedo entraba y salía con mucha facilidad del ano de Luis, esto hizo que ella soltara su desarrollada verga, después sacó el dedo de su culo para rápidamente añadir crema también en el dedo índice, e introducirlo poco a poco dentro del ano que ya respondía con facilidad a la introducción.
Esta situación se prolongó durante un tiempo, hasta que Anabel dijo que ya estaba totalmente dilatado el culo, entonces liberó ambas manos de los guantes, y cogió uno de los dilatadores anales, y se lo aplicó a Luis para que el ano no se le cerrase, acto seguido cogió una de las gomas que pendían de la pared, con mucha suavidad retiró el dilatador anal y empezó a realizar pequeños círculos y a jugar con la cánula en la puerta del ano, metiéndola, sacándola, hasta que al fin la dejó quieta y abrió el grifo de la entrada del agua, por lo que un torrente de agua tibia inundó su cuerpo. En ese momento, Anabel me llamó, me puse a su altura, y me dijo que aguantara la cánula, que ella iba a salir un momento, así lo hice, la aguanté mientras el agua seguía entrando en el culo de Luis.
Estaba yo concentrado en eso, para que no saliera mal, cuando noté algo a mis espaldas, era Anabel que sigilosamente había vuelto a entrar, yo estaba arrodillado, y ella empezó a acariciar mi trasero, notando como un dedo rondaba mi ano, lo cual me produjo una placentera situación, entonces me dijo al oído que se iba a tumbar en la cama para comerse la polla de Luis, que de mientras, yo también le acariciase el culo y la vagina a ella. Eso hizo, y mientras le chupaba fervientemente la polla a Luis, yo metía y sacaba en su culo los dedos medio e índice de la mano izquierda, y con el pulgar entraba y salía de su húmeda y chorreante vagina. Cogí una de las peras y con mucha suavidad se la apliqué a Anabel en su culo, era una pera vaginal, por lo que la cánula al ser gruesa, entró en su cuerpo abriendo un ancho surco, y haciendo que se escapara un pequeño gemido de su garganta, y seguidamente vacié lentamente en su interior el contenido de esta, cuando terminé, en lugar de sacarla, solté la presión y comenzó a llenarse un poco al regresar parte del líquido, por lo que a continuación volví a apretar y le volví a introducir nuevamente el agua en su cuerpo, esta vez la saqué con cuidado de no derramar agua, y cogí otra de las peras que ya estaban preparadas, repitiendo la misma operación, su cuerpo rondaba el litro de agua.
Luis ya se estaba terminando el agua del enema, por lo que a Ana, le introduje en su culo unas bolas chinas, quedaron embutidas dentro. Luis ya se había terminado el agua, por lo que le saqué con cuidado la cánula, mientras Anabel seguía comiéndose sus genitales. Tras esto, ella dejó de tragarse la polla de su compañero, se levantó, y se colocó el cinturón con pene, y con mucha delicadeza, fue acercándose al ano de Luis, del cual goteaban sinuosas gotitas de agua, lo acercó, y con un leve empujón comenzó la introducción, cosa que Luis acusó con un gemido pues el agua que ya inundaba su cuerpo lógicamente fue empujada por la presión. Él estaba muy excitado, gemía como si estuviera a punto de correrse, además con su mano derecha se masturbaba su pene, solo duró un poco más la penetración de Anabel, la cual era bastante salvaje, a parte de vérsele experta, se notaba que lo había hecho más veces, todo esto hizo que él se corriese, que expulsará todo su semen de su verga. Acto seguido y con cuidado retiró el pene de plástico de su culo, procurando no derramar agua, y Luis se fue rápidamente al aseo a evacuar.
Se quedó Anabel en la cama sobreexcitada, en su intestino tenía el agua y las bolitas taponaban su salida, yo con dulzura y picardía movía estas, causándole un gran placer. Me puse el preservativo, la abrí de piernas, y la penetré por la vagina, tenía el culo entapado, y yo me la follaba por su coñito, ella me decía que le diera fuerte, que estaba a punto, cuando noté que empezaba su orgasmo, aceleré el ritmo más, tiré rápidamente de las bolas, por lo que el agua salió rápidamente, y a continuación me corrí, el orgasmo había sido inmenso para ambos.