Relatos Eróticos Orgias
Amor inesperado, Parte III
Publicado por Fantasito el 08/09/2020
Llegó el martes. Todos estábamos impacientes. Marta llegó al atardecer, lucía espléndida. Moni se metió en el baño y se practicó dos enemas, una tras otra. - Quiero estar limpita para mi amor. - explicó. Se dio una ducha con todos los chiches, se maquilló, perfumó con un Dolce Gabanna importado y se tiró en la cama Se hizo dos pajas seguidas, quiero tiernita para Roberto, dijo. Mientras, y solo para pasar el tiempo Marta me hizo una gran mamada (la corté para ahorrar leche)
A las 11 de la noche aparecieron Roberto y Mariela. Ella estaba hermosa. A pesar del apuro descorché un champan bien helado,, de todas formas ya estábamos desnudos. Moni sentada sobre Roberto y yo en un sofá con las dos mujeres a mi lado, tanteando y amasando mi herramienta. Roberto se decidió enloquecer a mi mujer. Le comenzó a lamer la conchita, a mordisquear el clítoris a apretarle fuerte las hermosas tetas, como un buen hdp. Moni farfullaba cosas, inentendibles. Llegó el momento, Roberto le abrió las piernas, la corrió al borde de la cama y se la enterró fuerte, a pesar de estar super mojada, Moni lanzó un alarido, quizás de placer, la violencia de los embates fue lo importante, el cuerpo de Moni bailaba para todos lados, no me quiero imaginar su mente como andaría. Los orgasmos se sucedían, la otras mujeres comentaban: - Esta es más puta que nosotras. - y reían.
Roberto, con toda su experiencia, se aguantaba, en un momento sin avisar se la sacó y dándola vuelta le reventó el culo de un pijazo tremendo. Moni gritó, sollozó pero como ya la tenía adentro, se la aguantó. Al minuto ya eran todo pedidos de más y mas.. Con la eyaculación de su macho, mi mujer llegó a otro orgasmo. Yo no se si ya era tiempo o por los ayes de mi mujer, acabé dentro de Mariela como un búfalo en celo. Martra, urgente metió su boquita y mamó hasta mi última gota. Volvimos al comedor y con unos bocaditos,abrimos otro champan.
Marta fijó su posición. Ahora me toca a mí, ya he pasado muchas ganas, Vení Roberto, reeventame a pijazos.
En la cama, ellos dos hicieron una formidable sesión de sexo duro, Moni y Mariela se sacudieron una batalla lésbica, yo me pajeaba lentamente hasta que bebí los jugos de las dos.
Las mujeres se arrodillaron juntas y hablaron, vaya si hablaron:
- Ya van dos noches que nos ven cojer entre nosotras, ahora les toca austedes. Mariela agregó: - A las mujeres nos calienta ver culeados a nuestros machos. -
_SI, dijo Moni, queremos verlos culear entre ustredes, - Marta apoyó, si así nos calientan más.
Miré a Roberto, Contestó: - Si no hay más remedio. - Aver, comienza vos, Pablo.
La verdad que viendo ese pecho velludo, esos muslos fuertes y peludos y esa pija medio morcillosa, me tenté. Comencé a chuparle las tetillas, lamer y chupar su pecho, jugando entre sus pelos con la lengua, subí y lamí sus axilas muy peludas y sudadas, bajé por su vientre, metí mi cara entre sus pelos del pubis, eran muchos y fuertes. Bajé por una ingle, llegué a sus nalgas, las abrí, metí la lengua en su agujero y después el dedo mayor hasta donde pude. Lo hice tender al borde de la cama, me hinqué a su lado y comencé a pajearlo y lamerle la verga, desde las bolas hasta el glande
Lamía. , besaba, chupaba y pajeaba. Sus bolas ya se llenaron de leche, haciéndose más gordas y redondas. Subí la velocidad de la paja y la mamada, comenzó a moverse y estremecerse, vi que le llegaba la acabada. Metí su cabeza en mi boca y eyaculó una delicia de semen, caliente, sabroso, tan espesa que parecía yogourt. Tragué todo ese esperma yu lamí para no dejar una gota.
Para ese momento, yo tenía la verga que explotaba. las mujeres arrodillaron a mi amante al costado de la cama, con el culo hacia arriba, le abrieron las nalgas y llenaron de saliva su culo. No perdí tiempo, le enterré mi pija hasta el fondo, gritó de dolor, pero enseguida llegó el placer. Mariel agachada le mamaba la pija. Moni y Marta le abrían más las nalgas, mis bolas golpeaban el culo de mi putito. Cuando acabé, a él atmbién lellegó una discreta acabada.
Despuéds todo fue descanso y comentarios. Los santafecinos se fueron al amanecer.
Otras vez nos pondremos en contacto, pero los cinco sabemos que ya no habrá límites a nuestro sexo.
Salvo que consigamos un potro o un elefante para cojer.
Por ahora los dejo, pero tengo muchas anécdotas para contar..
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