Relatos Eróticos Lesbicos

Nuestra mayor perversión es un secreto - Parte 3

Publicado por Gonzo el 23/03/2015

Apenas tuvimos el consolador en nuestras bocas ella me tomó por la nuca con una mano y me atrajo hacia el centro, el consolador entro a mi boca ocupando su interior por completo y por poco me atoro con mi saliva al sentir el borde de ese consolador acercándose a mi garganta, por lo que agarré el consolador y me lo saqué un tanto de la boca, ella me miraba, mientras tanto apenas y humedecía el otro extremo del consolador con sus labios, chupaba minuciosamente el borde y luego pasaba sus labios por uno de los costados del consolador yendo y viniendo, hizo eso un par de veces para dejar húmedo el consolador, y luego, abriendo bien su boca dio una buena chupada sobre el consolador y casi llego a metérselo hasta la mitad enseñándome como ella lo hacía, no quise quedarme corta y metí el resto del consolador en mi boca, logré meterme la otra mitad del consolador abriendo bien la boca, ella volvió a sujetarme de la nuca y juntas nos pusimos a chupar ese consolador metiéndonoslo hasta casi alcanzar nuestras gargantas, nuestras bocas iban y venían sobre el consolador hasta encontrarse en medio, el consolador se perdía al interior de nuestras bocas y luego salía cuando soltábamos un poco, nuestras chupadas eran imparables, nuestras bocas iban y venían a ambos lados del consolador. Nuestra abundante baba chorreaba y ya se había lubricado abundantemente el consolador por ambos lados, entonces lo soltamos y lo sacamos de nuestras bocas. Ella al soltarlo dejo chorrear su baba por su mentón y escurriéndose cayó hasta uno de sus pechos, paso por su pezón y aquella baba espesa asemejaba en su teta una gota de leche que al igual que de mis pechos, empezaba a salir.

Volvimos a juntar nuestras bocas, esta vez sin consolador de por medio, mi lengua lamio su labio inferior y lo condujo entre mis labios, chupe ese su labio, su respiración entrecortada me llegaba desde arriba, ella me miraba con sus ojitos de boba excitada y me correspondió chupando también mi labio, jugábamos con nuestras bocas, yo le ofrecía mi lengua y ella la chupaba juntando la punta de sus labios, chupaba mi lengua recogiendo un poco de la humedad de mi boca. Yo me concentraba en chupar sus labios, se los jalaba levemente al hacerlo, en especial el de abajo, ella cerró los ojos y recibió mis besos en sus labios entrecerrados, el aliento se le iba, y al final dejamos el juego de nuestras bocas.

Ella se repuso de su letargo y abrió los ojos, se acomodó mejor y movió los hombros, se mantenía sonriente y arreglaba su pelo para que quedara toda su melena en la espalda, yo recogía los consoladores y despejaba la alfombra para que nos pudiéramos acomodar. Me puse de rodillas, mi rostro quedo al nivel de su provocativo sexo, desde ahí me llegaba el aroma de su vagina, le separé un poco las piernas y toqué uno de sus muslos muy próximo a su entrepierna, un calor agradable se desprendió desde su genital, acaricié un poco más esa entrepierna y luego saqué la mano para tocar su muslo por la parte de afuera, mi intención era que se volteara así que se lo pedí, y ella así lo hizo, se dio la vuelta y me expuso sus dos nalguitas juntas, ese culo firme y redondo me encantaba, así que me di el gusto de darle un par de palmaditas, una en cada nalga a lo que ella respondía metiendo el culo y sacando su sexo hacia adelante. Posteriormente bajé mi mano casi al nivel de donde doblaba su pierna y le pedí que se arrodillara, ella sin voltearse se puso de rodillas junto a mí y se acomodó con las piernas abiertas, al hacerlo sacaba el culo y sus nalgas quedaron separadas. Se puso cómoda acomodando sus piernas, sus muslos se presionaban hacia abajo alcanzando a hacer contacto con sus pantorrillas, y así quedaron totalmente abiertas, enseñándome su ano y también su entrada vaginal, que rodeada por sus carnosos labios vaginales había quedado ligeramente abierta, desde ahí podía ver su raja entera, como esos labios vaginales se juntaban en medio hasta perderse donde se encuentra escondido su clítoris, sus labios vaginales tan rojizos y tiernos eran realmente atrayentes, y es que la vagina de mi hermana era tan excitante que no tarde nada en dejarme tentar por tocarle. Y así fue que le metí una manoseada por toda la raja, sentí un cosquilleo en mi propio sexo al sentir sus carnosos labios vaginales en toda mi mano, su piel era tan suave y ligera que realmente disfruté de pasarle la mano por toda la vulva. Luego se la solté y tomé nuevamente el consolador, me junte más a su costado, mi muslo rozaba el suyo y la tome por las nalgas.

Las nalgas de mi hermana como de toda jovencita de su edad eran redondas y firmes, a mí me gustaba acariciárselas, me gustaba lamerlas pero sobre todo me gustaba acomodarme en medio y ocuparme de su ano. Sus nalgas abiertas hacían que la piel de su ano se dilatara espontáneamente, así que el fondo de su ano podía verse desde afuera fácilmente, puse mi mano encima y cubrí su ano, al apretar ligeramente mis dedos noté como podían entrar a su interior sin mucho esfuerzo, pero no era esa mi intensión sino pasarle el consolador por entre las nalgas rozando toda esa piel arrugada que rodea su ano. Y así fue como se lo hice yendo y viniendo con el consolador sobre su ano; llegando a rozar incluso aquella piel que separa su ano de su vagina, eso seguramente le producía cierto cosquilleo y la estimulaba, haciendo que ella misma mueva sus nalgas para frotarse más con el consolador que tenía en medio, además que me miraba volteando la cabeza con esa su sonrisa radiante que manifestaba el gusto que sentía. Cuando ya termino de menear las nalgas, agarré firme el consolador apuntando uno de los bordes hacia su ano, hice un poco de presión para que entrara hacia adentro pero su ano al parecer no quería recibirlo pues no paso de la entrada, le di un par de nalgadas para que aflojara su esfínter pero ni así cedía el culo, me percate que era cuestión de lubricación para que resbalase hacia adentro, entonces retirando ese borde del consolador de su ano me lo lleve a la boca, le di una buena chupada a modo de lubricarlo y volví a ponérselo en el borde del ano, esta vez sí empezó a abrirse y suavemente comencé a introducirle el consolador, el borde ya había entrado dentro de su ano, entonces afiancé el consolador agarrándolo firme con mis dos manos e introduje un poco más hacia adentro, ella empezó a agitarse y a lanzar unos gemidos pausados, sus nalgas se mecían levemente conforme encajaba más el consolador dentro de su ano, y me gustaba ver como su ano se dilataba a medida que recibía más el consolador en su interior. Con cada metida que le hacía más adentro, su esfínter se cerraba alrededor del consolador y luego se soltaba para que siguiera metiéndole. De entre sus nalgas salía y entraba aquel objeto, entonces con deseo deslice una mano sobre su culo hasta que junté sus nalgas en medio para que el consolador quedara aprisionado y con mi mano continúe agitando sus nalgas para que lo sintiera tanto dentro de su ano como rozando sus nalgas justo en medio. La mantuve así un rato, luego la solté.

Cuando ya había recibido más o menos la mitad de ese enorme consolador dentro de su ano y como veía que aun podía caberle el resto, coloqué una de mis manos al otro extremo del consolador y comencé a empujarlo muy lentamente con la palma de mi mano, haciendo presión para que se introdujera dentro de su ano. Por un momento deje de hacer presión sobre el consolador, entonces su esfínter se soltó y el consolador empezó a salir fuera de su ano, pero lo retuve y nuevamente con mi mano se lo metí hasta adentro, esta vez hice que se metiera hasta quedar afuera solamente la punta del otro extremo del consolador y con un poco más de presión de mis dedos, todo el consolador le entro en el ano.

De su ano dilatado apenas se distinguía el borde del consolador como un tapón que cubría el orificio y ahí se lo dejé, pero la muy viciosa lo quería todo hasta adentro, así que por su propia mano lo introdujo con sus dedos hasta que el consolador se perdiera por completo en el interior de su ano, era increíble como ese enorme consolador podía caberle completo ahí dentro y como su ano podía cerrarse sin dejar rastro del objeto, solamente en el ano de mi hermana era eso posible.

Luego tomé el otro consolador,…

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