Relatos Eróticos Lesbicos
Con mi novia
Publicado por Anónimo el 30/11/-0001
Este relato sucedió, hace un tiempo, cuando yo estaba estudiando en Granada, y mi novia vivía conmigo. Ella se llamaba Mónica, era una chica maravillosa, muy atenta conmigo, intentaba satisfacerme en todo lo posible, era morena, mediría sobre 1,72, pesaba unos 55 kilos, tenía unas hermosas tetas redonditas, su cuerpo era atlético, y el culo era respingón.
Un día, estábamos viendo la televisión, y empezamos a hablar, hasta que no se como, le comencé a contar una fantasía erótica que tenía. Le dije que de pequeño me gustaba ponerme la ropa de mi madre cuando ésta no estaba en casa, que me excitaba muchísimo, incluso le dije que había estado tentado en probarme la suya, ella reía a la vez que me decía que le gustaría verme vestido de mujer. Acto seguido se levantó, y se fue a su cuarto, y me trajo ropa suya, y me dijo que me la pusiera, yo le seguí el juego, me desnudé, y me puse las braguitas y el sujetador negro, donde metí dos hombreras que imitaban las tetas, después me puse unas medias negras con liguero, mi pene quedaba camuflado, y no se notaba mucho, la lencería no me quedaba muy mal.
Tras esto, ella se sentó en la cama, y me empezó a decir que estaba muy guapa, muy sexy, esto me excitaba mucho. Mónica llevaba puesta una falda negra, con unas medias grises y una camisa blanca arriba, ella se remangó un poco la falda, dejando ver sus hermosos muslos, y me preguntó si me gustaba la falda, tras decir esto, se la subió un poco más, quedando el borde a unos pocos centímetros de sus bragas blancas, las piernas se veían suaves y duritas. Ella me miró y me dijo que si me gustaban las tías, yo puse cara de sorprendido, y me dijo que ella nunca había estado con una tía, que era su primera vez, se había metido en el papel, me tomaba como una chica.
Seguidamente, Mónica me dijo que me acercara y acariciase sus piernas, me aproximé, y empecé a tocárselas, estaban duritas, pasé mis manos a todo lo largo, frotándolas por fuera y por dentro del muslo, tocando el borde de sus medias grises, ella se dejaba y me decía que era una lesbiana. Después me acerqué a ella y empecé a besarla, primero suavemente y luego mi lengua pugnó por entrar en su boca, ella enredo su lengua con la mía, mi mano pasó a su cintura y la atraje hacia mí, por mi mente pasaba lo excitante de la situación, dos chicas besándose, ya que había quedado por sentado que yo me pasaba por mujer. Seguí acariciándola, hasta que en una de esas maniobras noté como ella abrió las piernas, subí mi mano y pude tocar su entrepierna, sus bragas blancas, Mónica empezó a jadear, moviendo sus caderas de manera instintiva como buscando mi mano, su coñito buscaba su satisfacción, adelantaba su coño hacia mi mano, yo le seguía el ritmo.
La besé en el cuello, en las orejas, mientras no dejaba de acariciarle con mi mano su entrepierna, ella gemía ya sonoramente, preguntaba por lo que le estaba haciendo, comentaba que le gustaba, que no parase, me llamaba putita, el oírla me estimulaba más, mis dedos empezaron a separar el borde de sus bragas de la piel, hasta que sentí su coñito rasurado, ella seguía jadeando, pronto llegué a tocarla completamente, sus labios mayores dejaban escapar un fluido viscoso, estaba lubricando, acariciaba su clítoris, de arriba hacia abajo, ella se estremeció, después la penetré con dos dedos, y sus movimientos se convirtieron en convulsiones, dejando escapar un grito ahogado, había llegado al orgasmo, después se dejó caer sobre la cama.
Después me levanté, me puse de pie, allí estaba con su ropa interior, ella se me acercó al rato, me miro de cuerpo entero, y me dijo que estaba muy guapa, y centro su mirada en mi entrepierna, y me dijo que me había excitado también, era innegable. Ella me cogió de la mano, y me recosté sobre la cama, apoyé mi espalda en el espaldar, ella se reclinó sobre mí, dándome la espalda, yo puse mis manos en su delgada cintura y la fui pasando hacia sus piernas, levanté un poco su falda y sentí la tersura de su piel, mi miembro estaba muy rígido y lo apoyé en sus nalgas, ella instintivamente se hizo hacia atrás para pegarme sus nalgas duritas, podía sentir la dureza de mi pene, ella frotaba de manera insistente su culo, refregándolo contra mi pene guardado en las bragas negras, su falda la tenía levantada, por lo que directamente me refregaba con sus braguitas blancas.
Seguidamente, Mónica me dijo que era una putita, yo me excité más aun, me levantó, y me puso de rodillas, boca abajo, con la cabeza apoyada sobre la almohada, me quitó las braguitas, dejándome el sujetador y las medias, y después me separó las piernas, podía admirar mis nalgas, a continuación, se metió el dedo índice en la boca, lo chupó, lo ensalivó, y seguidamente lo acercó a mi culo, apretó y fue metiendo el dedo en el agujero, yo daba ahogados gemidos, después de entrar el dedo casi entero, lo sacó, y volvió a lubricarlo un poco más con su saliva y nuevamente fue culo adentro sin que yo dejase de gemir, así estuvo un tiempo, penetrando el ano, ella me llamaba zorra y puta mientras lo hacía.
Después, cambiamos los papeles, ella se tumbó en la cama boca arriba, le quité las bragas, tomé mi pene con mi mano, levanté su falda, eché sus braguitas a un lado, y le puse en la entrada de su vagina mi verga, frotándola por el agujero, sus fluidos habían empezado a salir y mojaron mi pene, se la empecé a meter suavemente, su cara demostraba el enorme placer que sentía, Mónica abrió mas sus piernas, empecé a meterla y sacarla despacio, ella se volvía loca y empujaba su pelvis hacia mi cuerpo, se la seguía metiendo y sacando lenta y suavemente, allí estaba yo, con el sujetador y las medias, follándome a mi novia, era una perfecta escena lésbica. Más tarde, empecé a penetrarla un poco más fuerte, ella me aprisionó por la cintura con sus piernas, agarrándose con sus manos mis nalgas, así estuvimos un tiempo, hasta que llegamos ambos al orgasmo, gemíamos de placer. Después se la saqué y nos abrazamos un largo rato, mientras ella me decía que había sido una buena iniciación lésbica para ella, mientras reía.