Relatos Eróticos Infidelidad
La Calentura de mi Esposa no tiene fin
Publicado por Anónimo el 19/12/2018
Hace años que sucedió lo que les voy a contar. Siendo mi esposa Chayo de veintisiete años y yo, de treinta y uno, acordamos para darle un poquito de picante a nuestras vidas llevar a cabo una de mis fantasías que consistía en que debía de conquistar un muchacho joven para hacerlo su novio. Teníamos dos niños uno de siete y una nena de tres, mismos que nos cuidaba una muchacha que trabajaba en nuestra casa mientras mi esposa y yo trabajábamos cada uno en trabajos diferentes, de lunes a viernes. Como sólo teníamos un auto, lo usaba yo. Por las mañanas pasaba yo a dejarla y por las tardes, después de mi salida yo me iba a la universidad a terminar un curso que estaba llevando. Ella, por lo tanto debía de tomar el camión urbano para llegar a la casa. Muchas veces, que no alcanzaba asiento le tocó ir parada con el bus lleno y soportando los arrimones de los chavos que le pegaban sus bultos en las nalgas que dicho sea de paso, eran de lo más apetecibles y paraditas que podamos imaginar. Así que a casa llegaba toda roja y excitada por tanto manoseo. A ella le agradaba y a mi también me encendía que me contara. Varias veces le dije que no se pusiera panty bajo la falda para que el tipo que le tocara atrás de ella sintiera más directo las nalguitas de ella. Dos días a la semana era obligado que llevara el uniforme tipo sastre y los otros días era libre. Era cuando me hacía caso y antes de salir de su trabajo entraba al baño y se quitaba el calzón, guardándolo en su bolso para irse a tomar el camión. Así que, infinidad de veces que le tocaron toda clase de vergas que se le arrimaron entre sus nalgas y que desde que ella sentía se la colocaban en medio de sus nalgas, como iba endureciendo hasta que se la restregaban totalmente.
Era todo lo que les permitía, había quien queriendo propasarse lo paraba diciéndole que se retirara, que era casada. Una vez que le pregunté si estando en la parada del bus, alguien o alguno le ofrecía llevarla en su carro. Si, muchos se paran y me dicen que ellos me llevan. Todo eso a mí me llenaba de morbo imaginarme que alguien se la levantaba para llevarla al motel o a un lugar oscuro. Hasta que por fin estrechamos amistad con un amigo de un primo mío, Paco, el cual aunque ya conocíamos desde que era mediano, no había mucho acercamiento con él. Después de platicar un día que nos lo encontramos en el centro comercial que está cerca de nuestra casa, lo invitamos a que nos visitara y hablar mas a gusto. Este fue el elegido por mí para que se cogiera a mi esposa. Para llegar a este punto pasaron varios meses. Desde que Chayo y yo lo acordamos, empezamos a echar andar el plan para llamar su atención hacia ella sin que sospechara que yo estaba al tanto y hacerle sentir confiado para que no tuviera temor de mí. Mi esposa, sin mentirles era un monumento de mujer; l.64 de estatura, 53 kg de peso, tez blanca, busto pequeño y nalguitas bien formadas y paraditas, que resaltaban más porque siempre usaba tacones altos y contaba con 27 años de edad. Por mi parte, yo andaba en los 31. Paco era de dieciocho, exactamente. Lo recuerdo porque los domingos iba al campo militar a hacer su servicio. De esta manera, cada fin de semana que él venía a nuestra casa Chayo no dejaba pasar oportunidad para insinuarse, coquetearle y darle entrada. Se vestía con ropa provocativa; falda corta, ropa interior transparente, blusa de tirantes, etc. en fin. Si notamos que ya sólo ella era lo que llamaba su atención.
En ese tiempo la distracción era ver películas rentadas los viernes y sábados por la noche. Así que, lo típico era que temprano iba a dejar al niño grandecito a casa de los abuelos, la niña no quería quedarse con ellos. Entonces, llegaba Paco en la tarde y me ayudaba a hacer alguna que otra cosa que tuviera pendiente o, me acompañaba a hacer alguna vuelta. Al regresar le decía a Chayo, prepara alguna botana o cena mientras Paco y yo vamos a rentar unas películas. Bueno, pero vete tu solo, deja a Paco para que me ayude a preparar la cena o que me cuide la niña. Y, así. En momentos de esos fue que mi esposa y él empezaron a agasajarse y le dejó en claro que podían llegar a más pero debía ser mucho muy discreto y que por ningún motivo yo debía de ver o enterarme de eso.
Sobra decir que yo me inventaba cualquier salida para dejarlos solos, o si la niña estaba dormida o despierta, comoquiera no importaba, ella estaba chiquita. Aunque mirara cualquier cosa, no había que preocuparse. Así que a partir de ése momento Paco se convirtió en el novio de mi esposa.
Esa noche cenamos y nos pasamos a la sala a ver las dos pelis que renté. la nena se durmió y la acostamos en su camita. Paco mi esposa y yo nos pusimos a ver la película, apagamos la luz y pareció hecho adrede, a mí me agarró el sueño y me quedé bien jetón. En una despertada que di, mi esposa ya estaba en el otro sillón con Paco. Hey, que pasó? Pues nada. Que te quedaste dormido y mejor te acomodé.
Ah, con razón. Saben que? Me voy a acostar mañana veo las películas. No aguanto el sueño. Síganle ustedes.
Por la mañana que me desperté, mi esposa no quiso levantarse aún. Yo me fui a hacer un café. Por curiosidad, fui a ver donde se quedó la película. Sólo una estaba terminada y la otra no la habían visto.
Cuando despierta Chayo le pregunto; Que fue? Que pasó?
Con una sonrisota que no podía con ella me dice. Óyeme; ya soy la novia de Paco.
Eh? A ver cuenta.
Anoche que te quedaste dormido y me pasé al sillón donde él estaba, empezamos a darnos a darnos besitos y caricias, siempre cuidando que tu no te fueras a despertar. Ya que nos dejaste solos nos destapamos. Me encuero porque quería verme así y apagamos la tv y yo le empecé a jalar la vega. La tiene enorme y gruesa. Me encantó. Se la chupe mucho rato y me dijo que fuera a ver si seguirás dormido. Ni cuenta te diste, fui así como estaba desnuda y me sali. No quise que me cogiera ahí mismo en la sala, nos metimos a la recámara de los niños y allí le dimos duro y duro. No se cuántas veces acabé yo. Paco, sólo una vez y me los echó adentro. Me dejó toda rosada de tanto mete y saca. Te digo algo? El no sabe mucho. Yo lo voy a enseñar.
Este fue el inicio de esa relación con Paco, la cual duró casi tres años. Tiempo durante el cual supo guardar discreción y de mi parte, nunca le reclame nada ni le di a sospechar que sabía todo.
Actualmente, El formó una familia y de vez en cuando que nos encontramos, platicamos brevemente.
Mi esposa fue la que más sufrió su alejamiento. Ella estaba completamente satisfecha con él. La hacía gozar tremendamente. Tengo en mis recuerdos mas vivencias y anécdotas que tal vez comparta mas delante.