Relatos Eróticos Hetero
Una oficina bien montada
Publicado por Anónimo el 30/11/-0001
Después de mi última aventura, me decidí por continuar mis andanzas con los hombres maduros, así que decidí cortar por lo sano con el maravilloso amante del sexo oral que encontré y esperé a ver quien tocaba a mi puerta en esta ocasión.
Así llegó a mi vida otro madurito, Andrés, este era un empresario, que tenía su negocio muy cerca de mi oficina, lo que me resultó muy conveniente para cuando deseara citarme con él, éste también era divorciado con hijos mayores, incluso tenía una hija de mi edad, lo que me pareció atractivamente morboso…
Al principio me bajó el cielo, la luna y las estrellas, lo que me pareció curioso dado que desde el principio le confesé que era casada y cual era mi situación real, nada me molesta más que crear o crearme falsas expectativas, así que trato de ser lo más honesta posible… Pues bien, cierta ocasión nos citamos en la cafetería del lobby del edificio donde trabajaba, llegó pues a mi mesa un zorro plateado, alto, delgado, maduro, elegantemente vestido, se sentó frente a mi, y me besó la mano, una vez más me sentí derretir…
Tuvimos una larga y agradable conversación sobre todo y nada como suele suceder en estos casos…., no sé por qué, pero le di más tiempo a este hombre de conquistarme, cosa que no hice en otras ocasiones, siempre he preferido ir directo y al grano, pero no sé tal vez me hacía falta escuchar algunos piropos y halagos hacia mi persona…, tal vez los intentos fallidos por recuperar la pasión de mi marido habían minado mi cuatropeada auto-estima, no sé…, pero acordamos de que pasaría por mí al día siguiente para enseñarme su oficina, se despidió de mi, con un beso apasionado y profundo, a mi me dio un poco de temor por que el lugar que elegí era muy peligroso para mi, cualquiera podría verme, pero queridos lectores ¿acaso la adrenalina no es un poderoso afrodisíaco?....
Llegó el día siguiente, yo me vestí como acostumbro, traje sastre de dos piezas, siempre pantalón, dado el calor elegí un blusa de satín naranja de manga corta y unas sandalias de vestir, que resaltaban las uñas de mis pies perfectamente pedicurados, apuré mis asuntos y llegó la hora, bajé pausadamente del edificio y salí con unos lentes obscuros muy grandes, él estaba allí esperándome en su auto, me abrió la puerta y subí, yo un poco nerviosa apreté mi bolso de mano en el pecho, una vez más mis manos temblaban, siempre es difícil la primera vez con cualquiera…
Llegamos a su oficina que no estaba a más de 5 calles, y abrió el local estaba solo, el piso inferior estaba a oscuras y subí por la escalera al piso superior que era una especie de tapanco bien acondicionado con muchos equipos de computo y un gran escritorio, me mostró su oficina, me senté en el sillón del escritorio y me dijo: -desde aquí es desde donde te escribo cada día-, -es agradable…, ¿aquí es donde se te ocurre todo lo que dices que harás conmigo?-, así es, él estaba de espaldas a mi, en eso me levanté y el posó sus manos en mis pechos… yo pasé mi brazo por encima de mi cabeza para acariciar su cuello, él me volteó y me besó…, -abajo hay una cama, no creas que la tengo para tener sexo en la oficina, pero resulta conveniente, ¿no crees?- le dije –si, llévame-…
Me tomó de la mano y bajamos la escalera, justo al área que estaba a obscuras y encendió la luz, era una recámara perfectamente bien montada, me quité el saco y lo acomodé en la silla, me senté en la cama, él se sentó a mi lado y me quitó la blusa, sacó mi brassier y se apoderó de mis senos, apretándolos suavemente, -que firmes y paraditos están-, decía al tiempo que los besaba, chupaba y mordisqueaba…Mmm… yo gemía, eso me encanta…., me quitó el pantalón rápidamente, me acostó y dio unas lamidas a mi clítoris, que ansioso se mostraba erecto por entre mis labios vaginales…, Ohhh…. Mmmm… siiiii papí, másss…, introdujo su lengua en mi ya húmeda vagína, y jugaba con sus dedos en mi clítoris, inevitablemente me hizo tener un orgasmo, que recibió gustoso en su boca….Mmmm… así chiquita, dame tus juguitos…. Que dulce y rica estás….
Me incorporé un poco tratando de zafar su corbata, las corbatas siempre me dan problemas, así que él me miró con mucha ternura, y me ayudó a desvestirlo, mi cuerpo temblaba de deseo, ya no podía más y le pedí que me penetrara, no tenía un pene de tamaño descomunal, pero era de muy buen tamaño, lo pasó por la orilla de la entrada de mi vagína, eso me puso más ansiosa, -por favor papi, mételo…mételo ya-, -espera chiquita, déjame gozarte…, y al tiempo que jugaba con mi desesperación acariciaba mis pezones rosados, y duros…, hasta que finalmente se decidió a penetrarme…MMmmmm.. si así papi dámelo todo!!!..., -si chiquita, gózalo es tuyo, es solo para ti…., y comenzó el delicioso vaivén, lo hacía tan rico que le pedí que se viniera adentro, quería recordar la sensación de ser llenada de lechita, caliente y rica… ¿adentro, nena estás segura?, -si por favor, no te preocupes, ya me operé-, -entonces tómala chiquita, disfrútala- y se vino abundantemente dentro de mi, Mmmmm… hacía un buen tiempo que no sentía el semen caliente dentro de mi, lo disfruté tanto… me recosté sobre su pecho cuando se salió de mi, y me dijo –déjame pedir algo de comer–, –No, no me dejes sola!!, solo abrázame– , –Esta bien, si eso quieres mi chiquita, no te dejo sola…–me dijo condescendientemente, lo seguí besando y me fui bajando, cuando tuve su pene frente a mi, me detuvo, –No, nena, soy muy sensible y me dolerá–, no insistí, pero me pareció extraño, para esos momentos, él estaba empalmado nuevamente, así que sin más me levantó poniéndome en cuatro patas sobre la cama y me penetró una vez más, me apretaba los senos mientras me cogía con más fuerza que antes, Hummm… si papi, así dame duro… más, soy una nena mala, dame mi merecido–, si chiquita, eres una nena muy mala, toma tu castigo–, decía mientras me penetraba con fuerza, hasta que una vez más me llenó de semen calientito…., estaba tan llena de semen y de mi propio orgasmo que ya me corría por las piernas, así que me metí a la regadera para asearme…
Cuando salí charlamos mientras me vestía, y me dijo–¿Qué edad crees que tengo? –, pues...Tú me dijiste que tenías 46, ¿no es así?–, –Si, pero la verdad es que tengo 58–, –¿y por qué no me lo dijiste desde el principio? –, –temí que me rechazaras–, –Bueno, pues la verdad es que me molestan las mentiras, pero me gustó que me cogieras, así que solo procura no volver a mentir….
Regresé a mi oficina, él me llevó, cuando subí me quedé pensando, en que para su edad está en muy buenas condiciones, sin embargo también tuve que cortar por lo sano por que se enamoró de mi, y me propuso que hiciéramos vida juntos…. No entendía que mi corazón estaba y está lleno…
Espero que les hayan disfrutado esta travesura tanto como yo disfruté recordándola….