Relatos Eróticos Gays

Gustavo y el mecánico de Cabarcos.

Publicado por Danisampedro91 el 04/06/2023

Después de haberme dado por el culo en el concesionario donde trabajaba José, el mecánico de Cabarcos, cada vez que pasaba por delante del concesionario, si veía a este o a su compañero, además de ponerme muy nervioso, todo mi cuerpo se estresaba. José, seguía haciéndome alguna seña a modo de saludo cada vez que me veía, cosa que me ruborizaba y hacía que mi estómago se encogiera, no se me iba de la cabeza la cogida que me había dado hacía unos pocos días, allí mismo en el taller del concesionario. No solo se me encogía el estómago y me ruborizaba, es que me temblaban hasta las piernas.

Con su compañero, me pasaba algo parecido cada vez que lo veía allí en la puerta. Veía como se me quedaba mirando, este no me saludaba, pero la manera de mirarme no me daba buena espina, se me quedaba mirando fijamente, haciendo que tuviera que apartar la mirada. No sabía porque me miraba así, antes de que me viera salir del concesionario el día que me había cogido José, nunca se había fijado en mí, pero desde ese día, siempre se me quedaba mirando, era como si supiera que su compañero me había dado por el culo. Eso al menos era lo que yo pensaba, pues había visto como su compañero me despedía dándome unas palmaditas en el culo y había visto lo nervioso y enrojecido que yo había salido de allí.

Desconocía si sabía que su compañero José, era homosexual, o no sabía nada de los gustos sexuales de su compañero. Tampoco sabía si José, le había comentado algo, yo suponía que no, eso al menos es lo que yo creía; que ingenuo e inocente era yo, pero más pronto de lo que yo pensaba, lo iba a saber.

No habían pasado ni 20 días, cuando un sábado por la mañana al pasar por delante del concesionario, veo que está José en la puerta y que, al verme, además de saludarme como tenía costumbre, me hace señas para que me acerque.

Dios, al momento ya me puse todo nervioso, la cara se me empezó a enrojecer y las piernas me temblaban. Temía que quisiera repetir lo de hacía unos días. Tembloroso me acerqué para ver que era lo que me quería y así que estuve a su lado, me invitó a pasar igual que la otra vez, ahí yo temiendo que quisiera volver a darme por el culo en el vestuario del taller al igual que el otro día, le dije que no, que me dijera allí que era lo que me quería. Al comprender el temor que yo tenía, fue cuando me dijo que estuviera tranquilo, que solo iba a hablar conmigo, que no me iba a llevar para darme por el culo como en la otra ocasión.

Anda, pasa que quiero proponerte algo que estoy seguro de que te va a gustar, me decía llevándome sujetado por el brazo.

Esta vez me llevó hacia la oficina, donde ya vi a su compañero cuando nos íbamos acercando. No sabía que era lo que me quería proponer, me había dicho que me iba a gustar, pero al ver que me llevaba junto a su compañero, aquello me tenía completamente desconcertado.

Cuando me hizo pasar delante de él a la oficina, quedé aún más desconcertado al ver como me ponía la mano en el culito diciéndome:
Anda, pasa no tengas vergüenza y escucha lo que te voy a proponer:

Ya sabes que me gusta mucho este culito tan rico que tienes, sabes que deseo volver a follártelo, pero esta vez quiero que sea en mi casa igual que la primera vez, solo que, en esta ocasión, además de cogerte yo, también quiere hacerlo Gustavo, me decía señalando a su compañero.

Dios, yo no podía creerlo, no solo me estaba descubriendo delante de su compañero, además me estaba diciendo que me querían dar por el culo los 2, quería no solo volverme a dar por el culo él, además quería que también me dejase coger por su compañero. Ahora entendía porqué me miraba de aquella manera su compañero cada vez que me veía, estaba claro de que le había contado todo. Dios que vergüenza estaba sintiendo en aquellos momentos, mi cara era un poema, un poema enrojecido, pues la tenía completamente enrojecida, hasta creo que las orejas me echaban humo de lo calientes que las tenía.

Me había quedado sin saber que hacer o decir, miraba incrédulo para José, el mecánico y no decía nada, veía como me sonreía y como con su mano no dejaba de manosearme el culo, esperando a que yo dijera algo. No era capaz de mirar a su compañero a la cara, me daba muchísima vergüenza. No era una persona fea, era del montón, era de la estatura del mecánico, 1,75 centímetros, algo más joven, sobre unos 45 años, le calculé, pero al contrario que José, este sí tenía una ligera pancita cervecera. Estaba siempre vestido de traje y corbata, suponía que sería por el cargo y el trabajo que tenía que desempeñar.

¿Bueno, tú que dices?
¿Te gustaría follar con los 2?
¿Dejarías que te diéramos por el culo los 2?

Lo haríamos en mi casa, por ejemplo, esta noche, te recojo a las 9 en la parada del autobús, allí en la misma estación y te llevo para mi casa. Así luego si tú quieres y no tienes problemas en casa, te puedes quedar a dormir conmigo toda la noche, ¿Qué te parece? Me decía pegándose por detrás a mi sin dejar de meterme mano allí delante de su compañero.

Yo seguía sin decir nada y sin poder mirar a la cara del compañero, me daba vergüenza, además que me estaba excitando el magreo que me estaba dando el muy cabronazo. Sabía muy bien como ponerme cachondo y lo estaba logrando.

Empezó a comerme las orejas y mordisquearme el cuello, haciéndome estremecer a la vez que me susurraba, anda, di que sí, ya verás que bien lo vamos a pasar, ya verás como te vamos a hacer gemir y chillar de gusto, anda se bueno y deja que Gustavo pruebe este culito tan rico y sexi que tienes, ya verás cómo te va a gustar.

No sé, le contesté sin saber realmente que hacer, por una parte deseaba volver a estar con el mecánico de Cabarcos, pero con lo que no contaba era con que me propusiera que participara su compañero Gustavo, como se llamaba.

Tratando de convencerme, no dejaba de meterme mano allí delante de su compañero que, con una media sonrisa, veía como el mecánico me metía mano. Yo esa mañana de sábado, había bajado vestido con una sudadera y pantalón de chándal, debajo solamente llevaba puesto el slip y el manoseo que me estaba dando el mecánico, me estaba haciendo que me empalmase, pudiéndose notar lo excitado y empalmado que me estaba poniendo.

Me gusta cómo vas vestido, me susurraba el mecánico, así puedo tocar mejor este culito tan sexi que tienes.

El cabrón no dejaba de meterme mano, me daba muchísima vergüenza que lo hiciera allí delante de su compañero, que no perdía detalle de cómo me estaba manoseando el mecánico. Seguía sin saber que hacer, por una parte, tenía ganas de volver a estar con el mecánico, deseaba que me volviese a meter por el culo aquella gorda polla que poseía, pero por otra, me daba algo de miedo de estar con los 2 a la vez.

¿Qué dices? Anda di que sí, ya verás lo que te vamos a hacer gozar, me insistía una y otra vez el mecánico sin dejar de meter mano. Ya metía sus manos por debajo de mi sudadera y al ver que debajo no llevaba nada más, empezaba a acariciarme con su mano el abdomen y pecho. Así que tocó mis tetillas, pudo ver lo excitado que ya me tenía.

¡Ay cabrón que bueno estás! Tienes los pezoncitos hinchados y duritos, te estoy poniendo cachondo, ¿eh?
Te gusta lo que te estoy haciendo, ¿eh mariconazo?
Pues ya verás como te va a gustar si dices que sí, lo que te vamos a hacer esta tarde en mi casa.

Viendo como se estaba poniendo la cosa y temiendo de que me desnudase allí mismo y me follase delante de su compañero, terminé por decirle que bueno.

Al ver que yo ya había cedido, pero no con mucha convicción, temiendo que a última hora me arrepintiera y no acudiese a la cita, agarrado como me tenía por detrás, me llevó a donde estaba sentado su compañero que no dejaba de sonreír, viendo como el mecánico no dejaba de meterme mano, a la vez que me decía:
Ven, ya verás que pedazo de polla tiene Gustavo, ya verás que polla te va a meter por el culo esta tarde. Al cabrón lo tienes que revienta de lo cachondo que lo pones, ya verás que polla más rica tiene, me decía llevándome hacia donde estaba sentado su compañero.

Yo que estaba que me moría de la vergüenza que me daba, enrojecido y excitado como ya estaba, dejé que me llevase.

Bufff, así que vi el tremendo rabo que se gastaba el carajo de Gustavo, todo mi cuerpo se estremeció. Vi como sacaba su polla larga pero bien larga, era mucho más larga que la del mecánico, no era tan gorda, pero… bufff, menuda polla que tenía, yo calculo que le debía medir unos 18 centímetros, realmente no lo sé, pero por ahí andaría.

Mira, mira que pedazo de polla tiene, mira lo que te va a meter por el culo esta tarde cuando vengas. Mírala bien porque va a ser toda para ti, Gustavo te la va a dar todita, ya verás como vas a gemir cuando la tengas toda metida en este culito tan rico que tienes, me decía el mecánico, sin dejar en ningún momento de meterme mano, mientras me tenía agarrado por detrás.

Yo no dejaba de mirar aquella larga polla, mi cuerpo se había estremecido al ver semejante verga, la tenía a 2 palmos de mis narices y aquella visión me tenía completamente excitado, hasta las piernas me empezaban a temblar.

Cógela con la mano ya verás lo larga que es, ya verás que gusto te va a dar cuando te la meta por el culo, ya verás como te vas a retorcer de gusto, me decía el mecánico, tratando ahora de meter sus manos por dentro del pantalón del chándal que llevaba puesto. Al ver que no podía meterlas por llevar el pantalón sujetado por además del elástico el cordón con el que lo ataba, empezó a buscar el cordón y deshaciendo el lazo que lo sujetaba a mi cintura, metió sus manos por dentro, empezando a palparme la polla y viendo lo dura y empalmada que la tenía, me decía:
¡ay maricón, mira cómo estás!
¿Te hemos puesto cachondo eh?
Seguro que estás deseando que te meta la polla por el culo, ¿verdad mariconazo?
Anda, cógela y mira lo que te va a meter por el culo, me insistía.
Yo que a aquellas alturas estaba deseando agarrar aquella larga polla con mi mano, estiré el brazo agarrando la polla del compañero, polla que esa noche me iba a meter por el culo. Dios que sensación y escalofrío recorrió mi cuerpo al tocar aquella caliente y dura verga, tenía una piel muy suave, el prepucio cubría el glande en su totalidad, ya tenía pringada la punta, con la excitación ya había empezado a soltar líquido preseminal, haciendo que la punta se le viese brillante y pringada. La tocaba acariciándola a todo lo largo y moría por llevar mi boca a ella y así poder chuparle todo aquel líquido que le estaba empezando a salir. Sin poder aguantarme, fue lo que hice, agachándome llevé mi boca a ella, empezando a chupar el glande de aquella larga polla.

Gustavo, el compañero del mecánico, al sentir mi boca chupando y succionando su verga, soltó un gemido a la vez que apoyaba sus manos sobre mi cabeza, empujándola hacia abajo para que me la tragase toda.
¡Ohhh! ¡ooohhh! Gemía a la vez que su cuerpo se retorcía y temblaba del gusto que le estaba dando al notar mi boca chupando su polla. Llevó sus manos a mi cabeza, empujándola para que me la tragase toda.

Mientras yo trataba de tragarme toda aquella verga del compañero del Mecánico, José viendo como su compañero se retorcía de gusto, me acariciaba con sus manos las cuales ya me había metido por dentro del pantalón de chándal, palpando y sobando mi polla que a aquellas alturas ya la tenía empalmada. Empezó a metérmelas por dentro del slip, y a la vez que me acariciaba el culito, me iba bajando este junto al pantalón del chándal.

El cabrón viendo como yo me aferraba a la polla de su compañero y viendo como este, estaba gozando, se estremecía a la vez que mordía los labios y los ojos le bizqueaban, me estaba empezando a bajar el pantalón del chándal junto al slip. No era capaz de aguantarse más, me iba a poner con el culo al aire y me iba a coger allí delante de su compañero.

Yo que noté como me bajaba el pantalón del chándal junto al slip, quise incorporarme, pero las manos de su compañero sujetándome la cabeza, me lo impidieron.
Chupa cabrón chupa, no te muevas, abre bien la boca y trágala toda, era lo primero que le había escuchado decir al compañero del mecánico.

Intenté otra vez incorporarme, pero al ver que no me soltaban, me rendí y dejé que me terminase de bajar el pantalón del chándal y slip. Ya estaba resignado, además que en el fondo yo también lo estaba deseando, aquellos 2 cabrones me habían excitado y puesto bien caliente.

Ya el mecánico me tenía con el culito al descubierto, me iba acariciando con sus manos para excitarme más y no me resistiera, cuando siento sus manos subiendo por mi abdomen, haciendo que la sudadera que llevaba puesta se fuese subiendo hacia mis hombros, dejándome prácticamente desnudo allí en la oficina del concesionario donde aquellos 2 cabrones me tenían, acariciándome, haciendo que me recorriese por todo el cuerpo un escalofrío que me hizo estremecer de gusto. Llegó a mis tetillas las cuales después de acariciar, empezó a pellizcar a la vez que las retorcía.
¡Ay mariconazo que bueno estás! Me decía el mecánico, mira que hinchados y duritos tienes los pezones, te gusta lo que te estamos haciendo, ¿eh maricón? Estás disfrutando cabrón, que mira como tienes hinchados y duros los pezoncitos.

Dios, el cabrón me los retorcía y pellizcaba con fuerza, haciendo que me doliese cuando los pellizcaba con sus dedos. Me había hecho que me retorciese a causa del dolor que me había dado, cuando de repente se oye decir en el concesionario:
¡¡Hola!!
Alguien acababa de entrar y al no ver a nadie, había gritado hola para que lo escucharan y lo pudieran atender.

Dios, al momento ya me soltaron los 2, mientras yo me incorporaba y subía el slip y pantalón del chándal, José el mecánico, salía raudo de la oficina para atender a la persona que acababa de entrar, no fuese a entrar en la oficina y viese el tremendo espectáculo que tenían montado allí, con un jovencito prácticamente desnudo, al que tenían inclinado haciendo que mientras a uno le chupaba la polla, el otro lo tenía con el culo a punto para meterle la polla por el culo.

Vi cómo Gustavo el compañero del mecánico, guardaba su larga y dura polla, mientras me subía el slip y pantalón del chándal, volviéndomelo a sujetar apretando el cordón que llevaba, el cabrón estaba todo sofocado, tenía un empalme de campeonato, además se acababa de quedar con las ganas de soltarme toda la corrida en la boca, aquella brusca interrupción lo había jodido, lo había dejado con una calentura y empalme de campeonato.

La verdad es que yo también me había quedado con las ganas, estaba empalmado y caliente a tope, hasta era difícil disimular el empalme que llevaba, pues se podía notar perfectamente lo abultado que tenía el pantalón del chándal. Como no sabía si salir o esperar a que ellos me lo dijeran, me quedé esperando a ver que me decían, hasta estaba dispuesto a esperar y dejarme coger allí por aquellos 2 machos salidos. Cuando luego de salir Gustavo, luego de componerse, a ver quien era y que era lo que quería aquel potencial cliente, hacía aparición en la oficina el mecánico, diciéndome que saliera, que mejor continuaríamos por la tarde en su casa.

No me falles, recuerda, a las 9 de la noche te recojo en la parada del autobús que está junto a la estación, ya verás que vas a disfrutar, ya viste la polla que se calza Gustavo, ya verás como te vamos a hacer gemir y chillar de gusto, me decía dándome 2 palmaditas en el culo. Ah, y vente con esa ropa que llevas puesta, me gusta como vas vestido, me pone muy caliente verte así con esa ropa, me decía el mecánico despidiéndose mía.
el cabrón también se había quedado con las ganas, cuando ya me iba a encular, se había ido todo al traste, dejándonos a todos calientes y excitados.

Salí del concesionario yéndome para mi casa, llevaba un empalme y calentura de 3 pares de cojones, pero bueno, solo era cuestión de esperar a que dieran las 9 de la noche, porque ahora sí, ahora sí tenía claro que acudiría a la cita, me habían dejado muy caliente y excitado.

Cuando llegué a casa, ya fui directo a comer, ya iban a dar las 2 de la tarde. Así que comí, me fui a tumbar y ver la televisión, luego iría al baño y me prepararía para la noche que me esperaba, iría con aquella ropa como me había pedido el mecánico, no me gustaba mucho, pero le iba a hacer caso, pues lo más seguro es que no saliésemos de su casa, seguro que me iban a tener allí todo el tiempo dándome por el culo y no me equivocaba nada.

Cuando dieron las 7 de la tarde, ya algo nervioso y ansioso porque diesen las 9, me fui al baño. Me iba a duchar y preparar, cuando de repente me acordé de lo gorda que era la polla del mecánico, y antes de meterme en el baño, fui a por un enorme destornillador que tenía, lo solía usar como consolador, era bastante gordo y grande, tenía el mango de madera que medía unos 15 centímetros, era bastante gordo como dije, luego del mango venía lo que era el destornillador, que mediría unos 20 centímetros, eso era lo que me servía para meter entre los barrotes del banco que tenía y de esa manera quedaba lo que es el mango fuera, quedando boca arriba y así poder sentarme sobre él. Lo enjabonaba para que pudiera resbalar bien por dentro de mi culito, haciendo lo mismo con el agujero de mi culo, y de esa manera me iba sentando poco a poco, dejando que aquel viejo destornillador se fuese introduciendo por mi culo, a la vez que me lo iba abriendo. Una vez conseguía metérmelo todo, yo quedaba sentado con el mango del destornillador introducido por mi culito. Me costaba porque era bastante gordo, pero así además de dejarme el culo preparado, me lo dejaba bien dilatado por unas cuantas horas. Era lo que desde hacía algo más de un año, solía hacer cuando iba de cruising en búsqueda de machos que me rompieran el caliente y vicioso culito que tenía. Mientras estaba allí sentado con el destornillador introducido por mi culo, yo ojeaba una revista fumándome al menos un par de cigarrillos. Tengo estado allí sentado una media hora, en más de una ocasión terminé corriéndome, eso me solía ocurrir cuando andaba muy caliente y no me resistía a pajearme con aquel improvisado consolador, pero siempre me dejaba el agujero bien abierto y dilatado, así ya no tenía problemas cuando iba de cruising o a los aseos públicos y me topaba con pollas tremendamente grandes y sobre todo gordas. No solían ser muchas, pero sí en algunas ocasiones me tenía sucedido, como fue por ejemplo la polla que tenía el mecánico de Cabarcos, que ese día por no ir preparado, me había roto el culo, pero roto de verdad, me había hecho sangrar y menudo dolor que me había dado cuando intentó meterme la polla por el culo, había chillado como un puerco cuando lo llevan al matarife, luego le pedía que esperara, espera espera le chillaba yo viendo como iba a intentar metérmela por segunda vez, cosa que ni puñetero caso me hizo, de una embestida me la metió hasta los huevos. Luego una vez ya la tuve toda dentro, el dolor que me había dado cuando me intentó meterla por primera vez, ya me había pasado, en esa segunda ocasión, ya mi esfínter viendo lo que se le venía encima, se había abierto como si el cabrón tuviera inteligencia y supiera que, si no se abría por las buenas, lo haría por las malas.

Una vez fui al baño e hice lo que tenía que hacer, antes de meterme a la ducha, me senté en el banco con aquel improvisado consolador, introducido por el culo, estuve por lo menos unos 10 o 15 minutos sentado leyendo una revista, y así que me cansé, me levanté, recogí todo y me metí a la ducha.
Mientras me duchaba, pasaba mi mano por la entrada de mi culo, notando que podía meterme 3 dedos sin problema, tenía el agujero del culo bien abierto y dilatado, así que me lavé bien y una vez listo, salí del baño, guardé el destornillador donde solía tenerlo, cogí la misma ropa que tenía puesta esa mañana y que no era otra cosa más que el pantalón del chándal y la sudadera, me las puse y salí de casa para ir a la parada del autobús como me había dicho el mecánico. Eran las 9 menos cuarto cuando llegué a la parada donde habíamos quedado.
Ya estaba algo desesperado, cuando antes de que dieran las 9, ya vi venir al mecánico, venía en el mercedes que tenía. Nada más parar un poco más atrás de la parada del bus, ya fui yo todo apurado a subirme al auto. No me gustaba que me vieran ver cómo iba con un hombre maduro que podría ser mi padre, me daba vergüenza que algún conocido pudiera verme, no me gustaba que supieran que era homosexual, eso me daba mucha vergüenza, así que nada más verlo ya me metí en el auto.

Ya estaba, ya me tenía en el auto y ahora me iba a llevar a su casa como lo hizo la primera vez que me dio por el culo, ya tenía a su jovencito maricón al que le iba a dar por el culo junto a su compañero, Gustavo. Me iban a coger los 2, luego él quería que me quedase a dormir con él, así me tendría hasta el día siguiente y podría volver a darme por el culo, me iba a preñar bien preñado, me iba hacer que me hartase de polla, me iba a hacer su hembrita.

Nada más subirme al auto, poniéndolo en marcha, el mecánico me saludaba preguntándome como estaba.
¿Qué, cómo estás? ¿Estás nervioso? Me preguntaba acariciando con su mano mi pierna.

Bueno, un poco, le contesté.

Pues tú tranquilo, que solo lo vamos a pasar bien, ya verás, me decía frotándome la pierna con su mano.

¿y como andas de caliente? Me pregunta de repente llevando su mano a mi entrepierna, empezando a palpar y sobar mi polla y genitales, haciendo que me encogiese a la vez que soltaba un gemido.

Viendo como me había estremecido y soltaba un leve gemido al palpar mi polla y genitales, llevó la mano al volante mientras me decía, ya veo que estás caliente, esta mañana quedaste con ganas de polla, ¿eh?
Yo no le dije nada, miré para él sin decir nada, el cabrón sabía muy bien que sí, que me habían dejado con ganas, lo mismo que se habían quedado ellos.

Enseguida llegamos a la casa donde vivía el mecánico, cuando estábamos aparcando el auto, fue cuando me dijo que su compañero, Gustavo, ya nos esperaba en su casa.

Bajamos del auto y ya nos metimos en el edificio donde vivía, era una casa vieja, no recuerdo bien, pero creo que solo era de 3 plantas, no tenía ascensor, teníamos que subir andando. Nada más cerrar la puerta, era toda de madera, del portal, ya me abrazó a él, empezando a magrear metiéndome mano por todas partes.

¡Ay cabrón que bueno estás! ¡Que ganas tengo de follarte! ¿Me hiciste caso, eh…? Te pusiste esta ropa con la que tanto me gusta verte vestido, me decía manoseándome los cachetes del culo, a la vez que llevaba su boca a la mía empezando a darme un morreo que me dejaba sin aliento. Mordía mis labios y metía su lengua en mi boca, no me daba respiro. Cuando por fin me dejó, yo me quedé totalmente sofocado y enrojecido, hasta los labios me los había dejado hinchados del morreo que me acababa de dar.

Yo estaba nervioso, tenía miedo de que alguien pudiera vernos, me daba pánico de que pudieran ver como un hombre mucho más mayor que yo, me abrazaba a él, como me metía mano y como me besaba de aquella manera. Que alguien pudiera vernos, era algo que me aterraba, que vieran como aquel hombre que podía ser mi padre me hacía suyo y como yo me dejaba entregándome a él, era algo que me daba pánico.

Así que se cansó de meterme mano y de comerme la boca, empezamos a subir para su casa.
Nada más entrar, luego de dejar las llaves en el taquillón de la entrada, ya me llevó a la sala donde viendo la televisión, se encontraba su compañero Gustavo, el cabrón ya estaba completamente desnudo. Al vernos ya se levantó, acercándose a nosotros.
Dios que escalofrío recorrió todo mi cuerpo al ver la tremenda polla que le colgaba, joder sí que era larga la polla. No era tan gorda como la del mecánico, pero el cabrón tenía un buen rabo, aquello cuando me lo metiera por el culo, me iba a hacer estremecer y chillar como una putita. La polla le colgaba inclinándose un poco a la izquierda, el prepucio le recubría el glande y toda ella desde la base a la punta, parecía del mismo grosor, solo el capullo parecía un poco más estrecho, cosa que hacía vérsele una polla muy sexi y atractiva, vamos que daba ganas de cogerla y llevarla a la boca.

Gustavo al ver como yo me quedaba con la boca abierta mirándole la polla que le colgaba del medio de las piernas, agarrándola con la mano me dijo:

Ahora sí que no te vas a escapar, mírala bien porque va a ser toda para ti, te la voy a meter toda por ese culito que tienes, te la voy a meter hasta los huevos.

Escuchar aquellas palabras me hacían estremecer, un escalofrío recorría por todo mi cuerpo, haciendo que todo él se erizara. Veía aquella polla y no dejaba de pensar en lo que me iba a hacer estremecer cuando me la metiese por el culo, escuchar como me decía que me la iba a meter hasta los huevos, me hacía estremecer y daba escalofríos de solo pensarlo.

Vi como se acercaba a mí con aquella mirada de depredador y al querer dar un paso atrás, tropecé con José el mecánico que al momento ya me abrazó por la espalda. Tranquilo, no tengas miedo que no te va a hacer nada, solo quiere hacerte gozar, lo tienes que revienta de lo caliente que anda. Mira que pedazo de polla tiene, mira lo que te va a meter por el culo, me decía metiendo sus manos por debajo de la sudadera que llevaba puesta, llevándola hacia mis hombros, tratando de quitármela, dejándome desnudo de cintura para arriba.

Yo al ver que me quería quitar la sudadera, levanté los brazos para facilitar que me la sacara y al momento ya noté la boca de Gustavo, chupando y mordiendo mis tetillas.
Dios, nada más sentir su boca mordisquear mis pezoncitos, ya me retorcí de gusto, quise abrazarme a él, pero no pude, José me estaba quitando la sudadera y aquello me lo impedía.
¡Ohhh ooohhh! Gemí a la vez que mi cuerpo se estremecía, al sentir como me mordisqueaba los pezones, sin que yo pudiera hacer nada. Al momento ya mi polla dando un respingo se empezó a empalmar.

José al ver como yo gemía y como me retorcía de gusto nada más terminar de sacarme la sudadera, sin dejar de abrazarme por detrás, empezó a mordisquear mi nuca y orejas, mientras me iba susurrando:

Relájate y disfruta, ya verás como te vamos a hacer gozar, me susurraba sin dejar de mordisquearme las orejas y la nuca, mientras sus manos buscaban el cordón del pantalón del chándal. Noté como deshacía el lazo y como empezaba a bajarme el pantalón junto al slip.

Dios, estaba en manos de 2 auténticos depredadores, me estaban chupando y mordisqueando por todo el cuerpo mientras me iban quitando la ropa poco a poco. Yo estaba que me estremecía de gusto, no sabía si iba a aguantar, estaba ya muy caliente y temía que me fuese a correr antes de que me empezasen a dar por el culo. Desesperado llevé mis manos a la polla del compañero del mecánico y así que se la agarre con mi mano, empecé a pajearlo, quería excitarlo y que me la metiese por el culo cuanto antes. Él al ver lo excitado y desesperado que yo estaba, mientras su compañero trataba de sacarme el pantalón del chándal y slip, me hizo inclinar y que le chupase la polla.

Así maricón así, chupa la polla, chúpala bien que te la voy a meter por el culo, me decía sujetándome la cabeza a la vez que impulsaba su pelvis, tratando de meter toda la verga por mi boca.
Mientras chupaba la polla, el mecánico ya me había sacado el pantalón del chándal junto al slip, también me había sacado las deportivas que llevaba, dejándome completamente desnudo. Ya me tenían completamente en pelotas, inclinado chupándole la tremenda polla que se gastaba su compañero Gustavo, polla que me iba a meter por el culo.
Mientras yo chupaba desesperado aquella larga polla, el mecánico empezó a pasar sus manos por mi culo, había escupido en su mano pasándola luego por mi agujerito, notando que ya yo venía algo lubricado y que mi ojete, al presionar con sus dedos, se abría dejándolos entrar.

¡Ay cabrón, ya vienes preparado! Mira como tu culo se traga mis dedos, bufff, este ya está listo para ser enculado.

Al escuchar lo que decía el mecánico, Gustavo temiendo que su compañero ya fuese a meterme su polla por el culo, sacándome su verga de la boca, mientras me daba la vuelta para que mi culito le quedase a su entera disposición, le soltó al mecánico:

Déjame a mi ser el primero que sabes que tengo prisa, ya sabes que tengo que ir a casa de mi suegra a buscar a mi mujer que me está esperando. Y así como me tenía, haciendo que me quedase inclinado, dio con su pie en los míos, haciéndome que me abriera de piernas teniéndome que sujetar a la cintura del mecánico para no caerme.

Así maricón así, ábrete bien de piernas que te la voy a meter por el culo, te la voy a meter hasta los huevos, y sin esperar a más, noté como me abría el culo con sus manos, como luego colocaba la punta de su verga en la entrada a mi culito, como me sujetaba con sus manos por las caderas y como mientras tiraba de mí hacia él, movía su pelvis metiéndome de una atacada toda su polla por el culo.

¡Ohhh ooohhh! ¡ooohhh ooohhh! Grité al sentir como aquella larga polla me entraba por el culo, a la vez que todo mi cuerpo se erguía, estremeciendo por la enculada que me acababan de dar.

Quieto cabrón, no te me escapes, me decía tirando de mis caderas hacia él, pegando mi culito a su pubis, pudiendo notar sus vellos púbicos y pelotas pegadas a él. La hostia maricón, como se ha tragado tu culo mi polla, menudo culo tienes, cabrón, me decía a la vez que impulsaba su pelvis, tratando de que su polla me entrase más profundamente.

Yo que estaba sujetado a la cintura del mecánico, abría los ojos y boca, notando como me tenía ensartado en aquella larga polla. Me sentía totalmente abierto, pudiendo notar como aquella verga me había llegado a lo más profundo de mis entrañas, me tenía completamente empalado, estaba dentro de mí y ya me había hecho suyo, ya me tenía clavado en su polla, haciéndome chillar y gemir de gusto.
Dios, así que empezó con el mete y saca, pensé que me iba a morir de gusto, me abría todo lo que podía de piernas, sintiendo como me sujetaba por las caderas y como me pegaba todo lo que podía a él, clavándome bien profundo aquella verga.

Así maricón así, dame el culo, dame el culo, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba una y otra vez metiéndome la polla por el culo. Notaba sus huevos y pelvis golpear una y otra vez los cachetes de mi culo, como sonaba el constante golpeteo, plas, plas plas plas plas, plas, plas plas plas plas, los jadeos que daba y el:
¡Ay que gusto! ¡Ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡Dios maricón que culito tienes! Gritaba una y otra vez clavándome su polla hasta los huevos.

Yo estaba que me derretía del gusto que me estaba dando, me seguía sujetando a la cintura del mecánico, que ahora se había sentado en el sofá, y mientras yo estaba siendo follado por su compañero, él me iba acariciando el pecho y abdomen con sus manos. Pellizcaba y retorcía mis erectos e hinchados pezoncitos a la vez que me iba diciendo:
Así putita así goza y disfruta de la follada que te están dando, disfruta que después te voy a seguir follando y hacer que goces, yo. Hoy te vamos a dejar bien preñado, hoy vamos a dejarte bien empachado de polla, te vamos a dejar el culito tan abierto que va a parecer un coñito, te vamos a dejar esta barriguita bien preñada de semen, te la vamos a llenar de lechita.

Mientras me iba diciendo todo eso el mecánico, y su compañero Gustavo seguía dándome salvajemente por el culo, el mecánico luego de pellizcarme y retorcer los pezoncitos, fue bajando con su mano acariciándome el abdomen, hasta que llevó a mi polla y genitales. Palpó y acarició mi polla comprobando lo dura y empalmada que la tenía y lo pringada que estaba, goteaba sin parar líquido preseminal del placer y gusto que me estaba dando aquella follada que me estaban dando.
Yo al sentir su mano acariciándome la polla y genitales, le pedí que no lo hiciera, que no quería correrme todavía. Deja, deja no me pajees que si no me voy a correr y después ya no quiero seguir dejándome dar por el culo.

Joder, al escuchar aquello el mecánico, fue como si le acabara de echar un balde de agua fría, al momento dejó de acariciarme llevando sus manos a mi cara, empezando a comerme la boca a besos.

¡Ay mi putita, no me vayas a hacer eso! Me decía comiéndome la boca mientras su compañero seguía dándome por el culo. Estando así comiéndome la boca, fue cuando escuchamos como su compañero que me estaba dando por el culo, empezaba a gritar que se corría.

¡Ya, ya me vengo, ya me vengo! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ahhh aaahhh! Gritaba pegando mi abierto culo a su pelvis y empezando a soltar chorros de semen dentro de mi culo.

Dios que pedazo de corrida me estaba largando, parecía que no se había corrido en toda la semana, el cabronazo, debía llevar bastante tiempo sin descargar aquellas pelotas, porque más que una corrida, parecía que se estaba meando, tremenda corrida que me había dejado dentro, este cabrón sí que me acababa de dejar bien preñado. Hasta las piernas me temblaban del gusto que estaba sintiendo.

Cuando ya hubo descargado sus pelotas, eyaculando y dejando su caliente esperma dentro de mi culito, recuperando la respiración, fue sacando su larga polla de mi culo, dándome un tremendo gusto que me hizo gemir.
¡Ohhh! ¡ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Gemí estremeciéndome de gusto al sentir como aquella polla salía de mi culo.

Dios, tremenda polla que se le veía, la hostia que pedazo de pollón que acababa de sacarme del culo, eché la mano a mi agujerito, comprobando lo hinchado y abierto que me lo había dejado, joder menuda polla que acababa de darme por el culo y que gusto me había dado, todavía las piernas me temblaban y la polla seguía soltando gotas de líquido preseminal.

Me quedé sentado en el suelo de aquella sala, recuperándome de la follada que acababan de darme, mientras el mecánico me acariciaba la cabeza, dejando que la apoyara sobre su regazo. Sabía que ahora me iba a dar por el culo él y la verdad no me importaba, hasta lo estaba deseando.
Vimos como su compañero Gustavo se iba a lavar la polla que llevaba toda pringada de semen, como luego se vestía, y antes de que se despidiera hasta otra ocasión, yo ya estaba siendo follado por el mecánico.

Me había hecho sentar sobre su regazo a horcajadas poniéndome de cara a él.

Cuando me puse a horcajadas y empecé a sentarme sobre él, metiéndome aquella gorda polla que tenía por el culo, abría la boca sintiendo como aquel trabuco que me estaba metiendo por el culo, me abría en canal. Dios como chillaba sintiendo como me abría en 2 y como me iba entrando por el culo aquella gorda polla, ¡ooohhh ohhh! ¡ooohhh ohhh! Chillaba notando como me iba entrando la polla por el culo.

Así, así maricón, abre bien las piernas y deja que se abra el culito, ábrete bien Que ya te está entrando, me decía el mecánico sujetándome por las caderas, viendo como su gorda polla me iba abriendo el culo. Impulsaba su pelvis a la vez que tiraba de mis caderas hacia abajo para que la polla me entrara bien profundo y yo me quedara sentado sobre su regazo con la gorda polla totalmente introducida.

Así que ya la tuve toda dentro, ya más relajado, me abracé a él, empezando ahora yo a comerle la boca. Le mordía el labio y se lo chupaba, dejando que luego el metiera su lengua en mi boca y se la chupara. Dios que gusto, que placer me había dado, hasta mi polla había soltado un chorrito de líquido preseminal que pensé que me corría de gusto.

Dios, ya me tenía completamente empalado en aquella gorda polla, haciendo que me sintiese completamente abierto. Así que mi culito se adaptó al grosor de aquella verga, apoyando mis manos sobre sus hombros, empecé a subir y bajar, haciendo que su polla me fuese entrando y saliendo por mi abierto y dilatado culito, haciendo que gimoteara sin poder parar, Dios que placer y gusto me estaba dando. Al principio iba despacio, así que mi culito se acostumbró, ya galopaba como un poseso, clavándome una y otra vez en la polla del mecánico.

Justo cuando estábamos en pleno acoplamiento, fue cuando vino a despedirse Gustavo. Al ver como me tenía totalmente ensartado en su polla el mecánico y como yo gimoteaba clavándome una y otra vez sobre la polla de su amigo y compañero de trabajo, pasando su mano por mi espalda acariciándola, nos decía:
Bueno yo os dejo que se me hace tarde, espero poder volver a follarte, zorrita. Menudo culito vicioso que tienes cabrón, o estás en celo o eres todo un mariconazo que no se cansa de que le metan la polla por el culo. Espero volver a follar ese culito. Nos dijo, marchándose de la casa del mecánico, quedando allí los 2 follando como conejos.


Yo ya estaba que no podía más, las piernas las tenía agotadas de tanto sube y baja, los 2 sudábamos como si estuviéramos en una sauna, cuando José el mecánico, abrazándome a él, me recostó sobre el sofá, haciendo que su polla me saliese del culo al tumbarme boca arriba, pero al momento ya se colocó él de rodillas sobre el sofá, quedando en medio de mis piernas las cuales tenía completamente abiertas y echándose sobre mi a la vez que llevaba mis piernas hacia mi pecho, ya me volvió a meter la polla por el culo, metiéndola bien a fondo y haciéndome volver a gemir, ¡ooohhh ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba yo sintiendo como su polla me volvía a entrar por mi abierto y dilatado culito.

Ahora las culeadas que me daba, eran mucho más rápidas y profundas, su polla parecía un pistón entrando y saliendo por mi culo.
Se escuchaba su polla entrando por mi abierto culo y su pelvis golpear una y otra vez los cachetes de mi culo, chof, chof chof chof, chof, chof chof chof, junto a mis gimoteos constantes y a él gritar:
Así maricón así, abre bien las piernas que hoy te voy a dejar preñado, hoy te voy a dejar el culo bien abierto maricón, me decía una y otra vez, jadeando por el gusto que le estaba dando el estar dándome por el culo, teniéndome allí totalmente abierto de piernas, entregándole yo mi culo para que me lo preñara.

Al poco de estar follándome salvajemente, teniéndome allí tumbado boca arriba, completamente abierto de piernas, noté como su respiración y jadeos se incrementaban, haciéndose más audibles y como de pronto todo su cuerpo empezaba a convulsionar, pudiendo notar como su gorda polla se hinchaba, empezando a soltar largos trallazos de semen, preñándome el culito y dejándome en lo más profundo de mis entrañas la semilla con la que me estaba preñando.

Era la segunda corrida que me dejaban esa tarde noche en mis tripas, primero fue su compañero, Gustavo, que me había dejado lo que me pareció la corrida de un caballo, y ahora era la del mecánico, que me estaba preñando en esos momentos.

Me corro, me corro, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba una y otra vez el mecánico llenándome las tripas con su esperma calentito y espeso.

Una vez terminó de eyacular soltando todo el semen que habían largado su polla dentro de mi culo, una vez recuperada el resuello, salió de mí, dejando que por fin cerrara mis piernas y pudiera estirarlas por primera vez desde que me había llevado a su casa, aquella tarde noche.

Una vez ya totalmente recuperados, dejó que me pusiera la sudadera, el slip y pantalón del chándal, me dijo que no me los pusiera, que quería tenerme así sin ellos puestos. No me quedó más remedio que hacerle caso, tampoco es que me importara mucho, así también no mancharía el slip con las corridas que me habían dejado dentro de mi culito, no se fuera a ir escurriendo por el abierto y dilatado culito que me habían dejado aquellas 2 tremendas pollas. Si a él no le importaba que pudiera mancharle el sofá, a mi tampoco me importaba mucho.

Pero ahí me equivocaba, antes de ir a la cocina a buscar unas cervezas para beber, de comer yo le dije que no quería nada, él me dijo que fuese al baño y soltase todo el semen que me habían dejado en mis tripas y que me lavase un poco, que podía hacerlo en el bidet o ducharme si lo prefería.
Fui al baño y ya fui directo al bidet, allí a la vez que me lavaba, metí 2 de mis dedos en el culo, pudiendo comprobar lo abierto y dilatado que me habían dejado el ojete, y una vez bien lavadito y secado, salí yendo para el sofá, donde acababa de ser follado.

Allí sentados estuvimos bebiendo unas cervezas, yo 4, pues tenía bastante sed, comer no quise comer nada, así que una vez nos cansamos de ver la televisión y videos de jovencitos gay que eran cogidos por tremendos machos con pollas enormes, nos fuimos para la cama. Yo iba caliente a tope, no me había corrido en ninguna de las 2 folladas que me habían dado, y por encima al ver aquellos videos gay de jovencitos siendo cogidos por tremendas pollas, me habían puesto más caliente, cosa que pudo comprobar el mecánico, pues mi polla estaba dura y empalmada, no podía ocultarla, pues me había ordenado que me quedase desnudo de cintura para abajo.
Así ya sabía que me estaba llevando para la cama totalmente excitado y caliente. Sabía muy bien que me iba a volver a dejar coger, que lo estaba deseando, cosa que era lo que él quería, quería que fuese yo quien le pidiese que me follara, que le pidiera que me diese por el culo y que me entregase completamente a él.

Así que nos metimos en la cama y apagó las luces, estando los 2 completamente desnudos, me abrazó a él, haciendo que pegase mi espalda a su pecho. Teniéndome así abrazado a él, empezó a meterme mano, acariciaba mi polla y genitales mientras mordía mi cuello y oreja. Dios, el muy cabrón me estaba poniendo a mil, yo soltaba gemiditos a la vez que pegaba mi culito todo lo que podía a su entrepierna, quería notar el calor de su polla y huevos en mi culo, ardía en deseos por que me volviera a coger, pero no quería pedirle que me cogiera, quería que fuese él, el que me volviese a abrir de piernas y me obligase a entregarle el culito, volviéndome a dar por el culo, que me follase salvajemente como había hecho hacía unas 3 horas sobre el sofá.

Estando así con una excitación y empalme de campeonato, no se como fue, pero me quedé completamente dormido. Cuando desperté, ya entraba la claridad en el dormitorio donde estábamos durmiendo y a donde me había llevado con la intención de volverme a dar por el culo, antes de dormir, pero al ver él que yo me había quedado grogui, dejó que durmiese, ya me follaría por la mañana nada más despertase.

La verdad, es que desperté al notar como me acariciaba y como mordía mi cuello, susurrándome cositas al oído.
Dios, si cuando me había acostado llevaba un empalme de campeonato, ahora no era menos como estaba de empalmado y caliente. Viendo que él me seguía teniendo abrazado a él, le pedí que me dejara levantar para ir a mear, estaba que reventaba con las ganas que tenía de orinar, cosa que hicimos los 2, pues a ambos nos apretaban las ganas.

Mientras estuvimos meando, no dejó de meterme mano, quería tenerme bien caliente y excitado, sí cuando nos fuimos para la cama me dejó que durmiera, ahora no estaba dispuesto a dejarme sin darme una buena follada, ahora iba a darme por el culo y follarme bien follado.
Me estuvo acariciando la polla y huevos, luego acariciaba mi culito al que metió 2 de sus dedos, comprobando que mi culo seguía todavía dilatado e hinchado, a causa de las 2 folladas que me dieran la tarde noche pasada, vio que lo tenía completamente limpio y que estaba listo para ser follado otra vez.

Cuando volvimos para la cama, ya me llevaba abrazado a él, nada más llegar ya me tumbó boca arriba, echándose sobre mi y empezando a comerme la boca. Dios, aquel hombre era insaciable, me comía la boca mordiéndome los labios y cuello, metía su lengua en mi boca jugando con mi lengua y chupándola. Me tenía los labios completamente enrojecidos e hinchados de tanto que me morreaba. Luego fue bajando por mi cuello hasta llegar a mis tetillas las cuales chupó y mordió, haciendo que me estremeciera y gimiera teniendo que llevar mis manos a su cabeza excitado por el placer que me estaba dando. Así que se cansó de chupar y morder mis ya erectos y duros pezoncitos, volvió a subir a mi cuello, el cabrón sabía muy bien que ese era mi punto débil, que cada vez que me mordía ahí, yo me estremecía todo haciendo que todo mi cuerpo temblara, veía como me retorcía y gemía escandalosamente, y como mis piernas se movían como si tuvieran vida propia.
Así que empezó a morderme el cuello, yo empecé a gemir a la vez que temblando, me abrazaba fuertemente a él, ¡ohhh ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Dios, me retorcía abrazándome fuertemente a él, viendo como mis piernas se movían sin que yo pudiera hacer nada.

Ahí me estuvo torturando un buen rato, incluso me había hecho varios chupones, chupones que no me gustaba que me hicieran, pues luego se veían perfectamente y era objeto de comentarios burlones, claro que lo que nadie sabía era que el que me los había hecho, era un hombre maduro al que me había entregado, dejándole que me diera por el culo, un hombre al que le había entregado el culo para que me follase y preñase bien preñado, un hombre que me había hecho completamente suyo y hecho su hembrita.

Así que dejó de morderme el cuello dejándome varios chupones muy claros y visibles, llevó sus manos a mis piernas, las cuales hizo que las abriera poniéndose el de rodillas en medio de ellas. Me iba a follar, me iba a dar por el culo como le gustaba a él, le gustaba follarme viéndome la cara y mirándome fijamente a los ojos, a la vez que me tenía completamente inmovilizado.

Nada más colocarse de rodillas en medio de mis piernas, ya me las levantó, agarrándomelas por las corvas, las levantaba llevando mis rodillas a la altura de mis pechos, y teniéndome así completamente abierto e inmovilizado, vi como llevaba su polla a la entrada de mi abierto y dilatado agujerito, como ponía la punta de su polla en la entrada y como yo ya sabía, daría un rápido movimiento a su pelvis, haciendo que aquella gorda polla me abriera el culo, introduciéndose por completo en mí.
Dios, viendo como se preparaba para penetrarme, yo solo viendo aquella gorda y tiesa polla, ya me estremecía, sabía que me la iba a meter de un empellón, era su costumbre. Me aferraba con mis manos a sus brazos los cuales apretaba fuertemente, cuando escucho que me dice que me relaje y no me tense.

¡Ohhh ooohhh! Chillé a la vez que todo mi cuerpo se estremecía, al sentir como su pollón me entraba por el culo, ¡ooohhh ohhh! Volví a gemir ahora ya más relajado al ver que ya toda su polla, me la había metido por completo, me la había enterrado hasta los huevos, dejando sus pelotas pegadas a mi abierto culito.


Ya, ya está, ya la tienes toda dentro, me decía mirándome a los ojos y viendo mi cara de placer y dolor a la vez. Al ver que ya mi cara se relajaba y lo miraba con los ojos abiertos como platos y la boca abierta soltando gemidos, ya empezó con el mete y saca.

Así maricón así, dame el culo, dame tu culito que te lo voy a volver a preñar, deja que te lo abra bien ya verás como vas a gozar y disfrutar con mi polla dentro tuya.

Así, así maricón, gime y disfruta con la follada que te estoy dando, ya eres mío, eres mi hembrita, a la que me estoy follando y a la que voy a preñar y hacerte mío. Te voy a dejar mi semilla en esta barriguita tan linda y sexi que tienes, así llevarás ahí mis hijos dentro tuya.

¡Ay que gusto! ¡ay que gusto cabrón! ¡Ay que gusto me da follar este culito! Te voy a dejar bien abierto el culo cabrón. Te voy a dejar bien ensanchadas las caderas y así te entre mejor mi polla por el culo y pueda sujetarte mejor, te voy a hacer toda una hembrita. Que todos sepan que eres mía, que eres mi hembrita, que me perteneces.

Dios el cabrón del mecánico no paraba de taladrarme el culo con su pollón, metía y sacaba metía y sacaba sin parar aquel pollón que tenía por mi culo, como si fuese un pistón a toda velocidad.

Yo ya tenía los ojos en blanco, abría la boca gimoteando de tanto placer que estaba sintiendo, mi polla no dejaba de chorrear líquido preseminal, tenía todo mi vientre y pubis pringado del liquido que soltaba mi polla. si me tocaba la polla estaba seguro de que empezaría a escupir trallazos de semen, estaba apuntito de caramelo, cuando de repente escucho gritar al mecánico que se corría.

Me corro, me corro, ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! ¡ay que gusto! Gritaba una y otra vez soltando varios trallazos de semen, que quedaron preñándome de nuevo el culito. Vi como todo su cuerpo convulsionaba, mientras eyaculaba dentro de mi abierto y dolorido culo, al cual le habían dado una buena ración de polla aquella tarde noche y amanecer.

Antes de que su pollón me saliese del abierto y dolorido culo, llevó su mano a mi polla la cual no había dejado de soltar liquido preseminal, y nada más empezar a acariciármela, yo explotaba en un orgasmo, haciendo que mi polla empezase a soltar trallazos de semen que fueron a parar a mi pecho y abdomen, dejándome completamente exhausto por el tremendo placer que me había dado.

¡Ohhh ooohhh! ¡ooohhh ohhh! Me corro, me corro, gritaba yo retorciéndome de gusto, viendo como mi polla escupía chorros de semen que iban cayendo a borbotones de mi polla, bañando mi pecho y abdomen.

Al ver como me corría de gusto, José, el mecánico que acababa de follarme, se echaba sobre mí, apoderándose nuevamente de mi boca, la cual besaba y comía con desesperación.

Dios que gusto y placer me había dado el muy cabrón, me había llevado al clímax del placer, me había dejado completamente relajado y satisfecho. Podía notar como mi cuerpo aún temblaba del placer que había sentido, cuando soltaba mis piernas dejando que las estirase a todo lo largo, y una vez ya los 2 repuestos, nos levantamos, nos metimos en la ducha donde nos duchamos los 2 juntos y donde se cansó de meterme mano y morrearme, dejando los labios, completamente enrojecidos e hinchados.
Así que salimos de la ducha, ya por fin me dejó vestir, y luego de hacerme un café a modo de desayuno, me llevó de vuelta a mi casa. Me dejó frente al portal donde vivía, no le importaba que nos pudieran ver juntos, cosa que a mí sí, pero no me quedó más remedio que aceptar lo que el hiciera, el cabrón me estaba haciendo su hembrita y no quería dejarme escapar. Se despidió de mí, diciéndome que ya nos veríamos, que ya era su hembrita, que llevaba su semilla dentro de mí y que le pertenecía, que ya me volvería a llevar para volverme a follar y hacer suyo de nuevo.

Un poco preocupado por lo que me acababa de decir, salí del auto metiéndome en el portal de mi edificio, subiendo para mi casa. Iba totalmente relajado y con el culo algo dolorido, pero iba tremendamente satisfecho por la tremenda sesión de sexo que había tenido aquella tarde noche del sábado y amanecer del domingo, tremendas folladas que me habían largado aquellos 2 sementales, me habían dejado el culo bien abierto, hasta tenía la sensación de que con las folladas que me habían dado, me habían ensanchado las caderas un poco más.

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