Relatos Eróticos Gays

El chico del gimnasio

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Al pasar la veintena y entrar en la treintena por mi vida sedentaria ya que me dedicaba de lleno a dar clases en varios institutos, mi cuerpo el único ejercicio que recibía era el de las largas caminatas o corridas para llegar a tiempo a cada uno de esos institutos.

Un amigo con el cual me encamaba periódicamente vio la panza que se me estaba desarrollando en demasía y comenzaba a colgar hacia abajo de una forma muy fofa y desagradable, por eso me dijo:

-Que horrible tenés la panza!!!!

A pesar de lo horrible él disfrutaba mucho lamiéndola muy detenidamente antes de dedicarse de lleno a chuparme la pija que era lo que más le encantaba hacer antes de que lo penetrara. El me recomendó un gimnasio cerca de su casa diciendo que allí podía hacer una buena gimnasia semanal para reducir la panza, Empecé a ir al gimnasio de su barrio en el cual había hombres y jóvenes de todas clases, de todas las edades guapos, feos, algunos con unas nalgas impresionantes y de los pectorales ni que hablar....

Comencé a hablar con algunos pidiéndoles consejos de como usar los aparatos o como hacer las flexiones, en cambio con otros sólo nos saludábamos, eso sucede en todas partes siempre se toma más confianza con algunas personas que con otras. Había uno que a mi no me llamaba la atención, era más bajo que yo, con un pectoral tremendo muy peludito y con cara de simpático.

Yo casi no hablaba con él, pero un día vi unas pesas, quise probarlas para ver si podía hacerlo y para ver que se sentía al levantarlas pero no pude hacerlo. Cuando él me vio enseguida vino a ayudarme, comenzó a enseñarme como se hacía, luego de sus explicaciones y la parte práctica del asunto él empezó con las bromas. Desde aquel día yo me fijé que siempre trataba de estar conmigo pero yo no le hacía caso porque no quería que nadie del gimnasio supiera de mis preferencias sexuales.

Los días iban transcurriendo mientras mi panza se iba bajando su amistad iba creciendo ya que él me buscaba para hablar conmigo de cualquier insignificancia y a veces me daba indicaciones de algunos ejercicios para reducir aún más mi panza. Bromeábamos sobre lo que me preocupaba por reducirla ya que yo le había confesado que mi novia fue la instigadora de que yo fuese al gym para eliminarla.

-Las mujeres nos piden cada cosa...!!
Reímos los dos con su ocurrencia y después agregó:

-Mejor búscate un hombre que no pida tanto sacrificio!!

Al oír sus palabras no pude reírme para no delatarme porque sus pectorales cada día que pasaba me atraían más y no sabía como hacer para besarlos y lamerlos por toda su superficie que era bastante por lo desarrollados que los tenía; mirándolo con una cara de cordero degollado le expresé todo mi asombro. Marcos que así se llamaba el gimnasta al verme en el rostro esa expresión despavorida cambió de tema y me dijo que era una broma que por que me lo tomaba como si fuese cierto lo que me había sugerido.
Las bromas de doble sentido continuaron hasta que una vez en las duchas me dijo que me estaba esperando para enjabonarme la espalda, yo me reí diciéndole:

-OK papi ya voy.

Por suerte aparecieron varios compañeros a ducharse y paramos de hablar ante tantas pijas y culos lindos que muy impúdicamente exhibían por allí esos jóvenes. Así estuvimos como una semana, diciéndonos cosas como "te espero en las duchas" "bajo a ducharme, ¿venís?", "¿necesitás que te ayude a enjabonarte?" y yo estaba excitadísimo cada vez que le veía el pectoral lleno de pelos y él me miraba con cara de vicio.

Enjabonaba su verga de una forma totalmente provocativa se daba la vuelta, hacía desaparecer el jabón por la raja de su culo, luego ponía la yema de sus dedos en contacto con su agujero y gemía como que eso le daba mucho placer mientras su verga crecía dentro de su otra mano. Ninguno de los dos invitaba al otro ni siquiera nos atrevimos a tocarnos las pijas cada vez más calientes por su osado comportamiento cada vez más desinhibido. Un día me tomó en brazos, me levantó y mientras yo me reía me dijo:

-Si querés, te levanto hasta con la punta de la verga!!

Acercó su cara a la mía y como yo no aguantaba más el deseo que sentía por él le di un beso en los labios.
Me miró y me dijo que luego hablaríamos pero al salir nos fuimos con los demás compañeros del gym a un restaurante a celebrar el cumpleaños de uno de ellos. Cuando la fiesta terminó Marcos estaba muy bebido y uno de los muchachos que era vecino suyo lo llevó hasta su casa por esa razón no tuve la "conversación" con él que a lo mejor hubiese terminado en alguna cama disfrutando de sus pectorales y por que no de su verga que era chiquita como él pero al estar mojada en las duchas parecía muy apetitosa.
Al día siguiente no nos vimos porque era sábado y yo no iba al gym, nuestro encuentro no se produjo hasta el lunes siguiente donde al verme me puso un dedo en la boca para que no hablase y me dijo:

-Te voy a hacer cosas que te van a gustar!

Yo ya no podía más este tipo que al principio no me había impactado para nada, al entrar en confianza me tenía totalmente caliente y capaz de cualquier cosa por disfrutar de su culo, pectorales, verga... Lo invité a mi casa a cenar y muy gentilmente se excusó diciendo que su esposa lo esperaba para cenar pero si le ofrecía una copa con mucho gusto iría a mi casa para tomarla. Aunque no tuviese bebida con tal de traérmelo a mi departamento, la compraría en cualquier lado, naturalmente le contesté que no había ningún problema que viniese a tomar esa copa que tanto ansiaba.
Sonriendo me dijo:

-Prepárate...!!

Salimos del gym antes de la hora, fuimos directamente a mi departamento, pero él no se aguantó más la calentura que tenía conmigo y en el ascensor me agarró la cabeza, me metió la lengua totalmente dentro de mi boca, mientras con la otra mano me sobaba el culo. Gocé intensamente de esa lengua que no la ansiaba tanto como ansiaba pasar la mía por su pecho pero al fin y al cabo me daba mucho placer sentir esa lengua húmeda y caliente en contacto con la mía. Nada más cerrar la puerta, se quitó la camiseta y me dijo:

-¿Te excita eh? No le contesté y empecé a masajearle esos pechos que me tenían loco desde el día que se los había visto un par de meses atrás.

Sus músculos fueron apretados por mis dedos mientras él miraba todo el tratamiento de mordidas y lamidas que le hacía a su pecho y a sus brazos altamente desarrollados como todo su cuerpo, desarrollado en musculatura pero en estatura se había quedado en el proyecto.

Su cara de vicio era cada vez más notoria con cada lamida o chupada que le daba a cada uno de sus pezones, estaba en eso cuando sus manos me tomaron por los hombros y me apartaron de su pecho, empujando mi boca hacia su ombligo donde muy dócilmente introduje mi lengua y me puse a jugar con los pelillos abundantes que lo cubrían. Ya tenía un bulto muy notorio en el pantalón, pero como no lo había desprendido no podía tocar su verga que me imaginaba que estaría muy dura, tal vez más dura que cuando se la había visto en las duchas unos días atrás.. Yo le bajé la cremallera y le lamí la pija por encima del slip. El se lo bajó con una mano y con la otra me agarró la cabeza cojiéndome la boca con esa pija que se sentía muy aromática y caliente.

Mientras se la chupaba comencé a masajearle las pelotas con mucha delicadeza y uno de mis dedos con mucho sigilo trataba de hurgarle el ano muy disimuladamente. Cuando se cansó me levantó para comenzar a masajearme todo el cuerpo con sus dedos fuertes dejándome una paz placentera, luego me desnudó para que lo condujese a mi cama totalmente desnudos. Allí me empezó a abrazar y a sobar sin el impedimento de las telas que nos cubrían unos momentos antes de llevarlo a mi cama. Al ponerle un dedo en el culo, él lo levantó empinándolo de una forma recontra excitante y me dijo:

-¿Te gusta eh?". Es todo tuyo metémela toda, hoy quiero gozar como un chivo... bien loco!!!
Después se puso en cuatro patas abriendo las nalgas con sus manos para que yo preparase el terreno para la penetración.

-Tené cuidado porque hace tiempo que no me cogen y tengo miedo que me lastimes con eso tan grande que tenés.

Se puso arriba mío acercándome el culo a mi boca mientras él se tragaba mi verga por etapas ya que con cada centímetro que tragaba hacía un alto para respirar y fabricar más saliva con la cual cubrirla e hidratarla. Disfruté muchísimo con cada milímetro que mi lengua iba aflojando de ese esfínter anal que según Marcos estaba muy poco acostumbrado a que lo visitasen... Cuando vi para adentro de su ano el rosado de su recto le dije:

-Ya estás listo. ¿Cómo querés ponerte para gozar más intensamente con cada metida? Salió de arriba mío se puso boca abajo sobre la cama levantando el culo ayudado por una almohada debajo de su vientre, separó las piernas dejando ante mi verga dura, hambrienta y empapada de precum ese maravilloso agujero rosado que mi lengua muy diestramente había abierto para darle placer a mi verga.
Se la metí de un solo golpe (menos mal que estaba bien dilatado). Al principio le dolió un poco pero luego comenzó a moverse fuerte mientras yo le daba palmadas en el culo. Como yo gemía me decía:

-Como disfrutas con mi culo eh? Así seguimos como 10 minutos hasta que él al sentir que mi verga se ensanchaba porque estaba pronta para eyacular aceleró los movimientos de su mano provocándose una eyaculación muy grande, la cual hizo que el esfínter que yo había dilatado tuviese unas tremendas contracciones que agitaron al máximo la parte sensible de mi verga e inmediatamente ésta disparó unos agitados chorros de leche pegándole en las paredes de su recto.

Me desplomé sobre él y cuando mi pija hubo recuperado su estado de reposo se salió solita de su ojete dejándolo semi-abierto porque lentamente sus tejidos comenzaron a retornar a su forma original. Marcos quiso lavarse porque no quería llegar a su casa con rastros de semen que al ir diluyéndose saliesen de su culo y manchasen su ropa interior. Pero antes de retirarse de mi departamento. me pidió un vaso de cualquier bebida alcohólica para cobrar aliento alcohólico y que su mujer no sospechase que había andado en otras cosas.

Al otro día en las duchas del gym, Marcos estaba muy avergonzado pero igual su verga se le levantó con solo ver la mía que lo apuntaba muy discretamente porque había otros compañeros duchándose. Después de vestirse pasó al lado mío y al descuido me susurró:

-Que bien que coges!!! En mi casa pasé toda la noche de verga dura pensando en lo fenomenal que fue el polvo que te echaste dentro de mi culo.
Solamente sonreí y antes de que le contestase alguna cosa él agregó:

-¿Hoy no me ofreces una copa? Yo estaba secando mi verga y ésta respondió por mi, moviéndose agitadamente dentro de la toalla que la estaba secando.

Fuimos a mi departamento y lo cogí con más fuerza que la noche anterior porque su culo después del primer estiramiento sufrido en esa sección no opuso tanta resistencia estando más elástico para permitirme unas estocadas rápidas y profundas. Así acabaron nuestros dos primeros encuentros. No hubo un tercero porque su mujer encontró una mancha de semen acompañado por sangre en la parte de atrás de su slip. Marcos se había lavado bien en mi casa pero parece que mi verga al entrarle tan profundo le había lastimado la piel delicada de su intestino o la leche al salir tan violentamente le había hecho una lesión allí.

En el camino a su casa él sintió mucho ardor en su intestino, cuando llegó se fue lavar nuevamente pero su mujer entró al baño y vio el slip manchado y al preguntarle que le pasaba él no supo que responder e instintivamente se hizo el desentendido como que había hecho de cuerpo y fue tan duro y seco que lo había lastimado. Como su mujer no le creyó se armó una gran pelea y terminó confesándole todo y ella lo abandonó. Al otro día quiso hablar conmigo y me propuso de venirse a vivir conmigo, cosa que no acepté porque para mi él fue solamente una tentación por sus pectorales tan seductores pero nada más que eso.

Dejé de ir al gym cuando mi panza desapareció y a Marcos no lo volví a encontrar por mucho tiempo hasta que un día apareció por uno de los liceos en que yo trabajaba, él había venido a ofrecer accesorios para computadoras. Al verme me saludó muy bien, aunque yo tenía la culpa indirecta del rompimiento de su matrimonio no me guardaba rencor, y entre sus confidencias me contó que se había casado nuevamente.