Relatos Eróticos Gays
¿ Como fue?
Publicado por Anónimo el 30/11/-0001
Todo pasó en un segundo... una distracción, un automovil frenando bruscamente y yo volando por los aires viendo transcurrir toda mi vida hasta el momento de sentir mi cuerpo chocando con el concreto, eso había pasado, lo demás es confuso personas rodeandome, pidiendo un doctor, el auto que se escapa... llegué a una clínica y me preparé para ser atendido.
Un suave sopor me fue invadiendo por completo... haciendo que me olvidara del dolor que estaba sufriendo, fue entonces cuando lo miré entrar a mi habitación, era él, un joven vestido de blanco de piel morena, ojos expresivos, no muy alto de estatura, de cuerpo atlético más bien grueso y algo velludo que con sonrisa franca me preguntaba si me sentía mejor, yo entre atontado y fascinado no sabía ni que responder por lo que susurré que me sentía bien, el pareció no escucharme y acercando su cara a la mía volvió a preguntar como me sentía?, al contestar suavemente mis labios rozaron su mejilla haciendo que el volteara y mis labios rozaran los suyos, el por su parte colocó una de sus manos detrás de mi cuello y con su carnosa lengua se apoderó de la mía aceptando el beso con agrado, al momento sentí como su otra mano acariciaba mi pecho con movimientos suaves y bajando lenta y cariñosamente sin detener su boca candente que me embriagaba de placer. Las delicadas manos de el levantaron la bata azul que me cubría e introdujo su extremidad tomandome el sexo que para entonces estaba más que erecto, creo que fue por los camarones con pulpo que había comido antes, con movimientos cortos pero firmes comenzó a masturbarme y yo simplemente me dejé hacer deseaba reconfortarme un poco de lo que había sucedido un rato atrás... No opuse ningún tipo de resistencia cuando separó su boca de la mía y con ternura desconocida para mi se apoderó de mi falo succionando goloso el glande que generoso le regalaba una gota de liquido preseminal, yo mientras tanto acariciaba su trasero que en suave vaiven se movía aceptando la caricia que le brindaba. Sus labios se posarón en mis testículos y comenzó a devorarlos de tal manera que parecía por momentos que quería comer mis pelotas que para entonces se movían locas de exitación. Fue hasta ese momento que pude fijarme que estaba con una férula y con unas bolsas de hielo cerca de mi tobillo que inflamado sólo imploraba un poco de descanso, el jóven levantó mi bata por el torso y jugueteando con mi ombligo su lengua recorrió mi abdomen hasta llegar a mis tetillas y tomando la derecha con sus dientes comenzó a mordisquearla suave pero firmemente al tiempo que con sus manos acariciaba mi cuerpo por completo. Para entonces, yo me encontraba con mi tranca completamente erecta por lo que tomandolo por la barbilla le dije que me gustaría lamer su culito, el con una sonrisa pícara solo atinó a deshabrochar su pantalón y acto seguido quitárselo mostrándome un trasero y unas piernas que me hicieron sentir una suave oleada de deseo por penetrarle, al pedírselo, el subió a mi cama y colorando su culito en mi cara me invitó a devorarlo, cosa que hice de inmediato, a el le agradó la caricia ya que de inmediato sentí sus carnosos labios envolver mi paquete y sus expertas lamidas en mi palo me hicieron saber lo que estaba gozando, mi lengua buscó entrar en ese tunel de pasión que temeroso se me ofrecía y con unas suaves embestidas fuí entrando lenta pero firmemente en la profundidad de su ser, el gemía y apretaba su culito ante las arremetidas de mi lengua en su esfinter, con dos de mis dedos acaricié las comisuras de su culito, el entendió la caricia por lo que se incorporó y volteó hacia donde yo me encontraba, le dije lo mucho que deseaba poseer ese estrecho agujerito a lo que el sonrió y saliéndose de la cama se dirigió a un maletín sacando de el unos preservativos, nunca me habían colocado un condón con la boca pero la maestría con la que el se colocó el receptáculo para el semen entre los dientes y utilizando los labios para desenvolver el latex alrededor de mi verga me hicieron sentirme más excitado. Colocado el condón en mi pene el procedió a a subir a la cama, ponerse de cuclillas y tomando mi herramienta con sus manos montarme de frente, tiernamente, dirigiendo la embestida a un ritmo tal que se acoplara al tamaño de su estrecho tunel. Era exitante para mi ver la expresión de placer que su cara me brindaba, mis 19 cm. estaban entrando sin problemas en ese sitio que tanto placer me daba, el se reclinó sobre mi cara y me brindó un beso haciendo que su lengua buscara la mía, mis manos en su cadera le indicaban el ritmo con el que me sentía mejor, aunque cuando el tomaba el ritmo deseado mis manos se ocupaban de acariciar sus tetillas, estirándolas, retorciendolas suavemente haciendolo sentir más placer aun, el estrechaba con esta caricia su culito haciendome llegar a la cumbre de placer, su lengua en la mía me hizo sentir un shock eléctrico haciendo que mi pelvis arremetiera contra su culito logrando con esto que el se incorporara y colgándose de un aro colgado en el techo me dejara arremeter a mi libre albedrío contra ese estrecho tunel de placer, de las profundidades de mi ser sentía como estaba por explotar por lo que con mis manos le indiqué que se soltara del aro metálico y fuera el el que arremetiera sus duros movimientos con mi verga, el obedeció y como poseido apretó su culito contra mi pene haciendo que sintiera como si fuera a arrancar mi briosa herramienta, con mis manos en su barbilla acerque su cara a la mía besándolo con pasión en la boca al momento que mi pene explotara inundando el condón con abundante leche blanca siguiendo con las embestidas que arrancaban suspiros en ese tipo que lograba que me olvidara por momentos del dolor que podría sentir un rato atrás, terminando con esto él quitó el preservativo y con una pequeña toalla húmeda quitó los restos de semen que permanecían en mi verga aun con una buena semierección. Yo podía observar la buena erección que el tenía y por agradecimiento o por ardiente deseo le dije que deseaba mamar esa tremenda cosa que colgaba entre sus piernas, el me contestó que disfrutaba le brindaran sexo oral por lo que no dudó en montarse sobre mi pecho y colocar el glande en las comisuras de mis labios embistiendo suavemente para entrar en mi boca, pude sentir un delicioso aroma a limpio con una ligera aroma de su cuerpo que me excitó y me hizo sacar la lengua como niño travieso para recibir esa gran herramienta que tanto deseaba, para brindarle aun más placer le di una sonora nalgada, sintiendo como le agradaba la caricia pues embistió hasta lo más profundo mi garganta, apreté sus nalgas con fuerza, al tiempo que mi amante embestía con fuerza mi boquita y pude notar como una gota de liquido preseminal salía de su verga, mis mano derecha se colocó en la parte de atrás de sus testículos, justo en la parte entre los huevos y el culito, si, lo que muchos conocen como la nuez, al colocar mis dedos presionando esa parte el se arqueó de placer y arremetió con más fuerza: "papito, que rico me haces sentir...!" murmuró, al tiempo que podía sentir como su esfinter se apretaba al máximo y su falo se hinchaba avisandome su próxima venida... un ahogado grito, sus manos presionando mi cabeza para penetrar al fondo mi garganta y su trasero disfrutando de la caricia que le brindaba me hicieron prodigar con más pasión mi entrega, su herramienta salió de mi boca y fuertes chorros de semen se estrellaron en mi cara, llenándola por completo, terminando, el me aseó por completo y me dijó que le había gustado desde que me había visto entrar en la camilla y que era enfermero por lo que durante mi estadía en la clínica me brindaría ese tratamiento extra para acelerar el proceso de curación.
Sentí un profundo dolor, no había nadie en la habitación escuché como alguién se acercaba corriendo por el pasillo y entraba a mi habitación vestido de blanco y con una charola de curación en las manos, diciendo que que bueno que había despertado que había estado inconciente unas horas y que estaban preocupados... entre la confusión lo reconocí ... era el tipo con el que había tenido sexo un rato atrás... le dije que el había estado momentos antes conmigo brindándome un tratamiento extra para mi pronta recuperación... el me dijo que en ciertas ocasiones esas alucinaciones pasaban y sonriéndome acarició con su mano mi mejilla y mi pecho... una sonrisa mía me hizo decirle que con su caricia había hecho que me manchara (eyaculara) a lo que el sonrío de nuevo y me dijo que me asearía pues era mi enfermero... y que me daría trato preferente al tiempo que su mano derecha estrujaba mi verga semierecta....