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Experiencia anal
Publicado por Anónimo el 30/11/-0001
He probado todas las fantasías posibles del sexo anal: lo he hecho masturbándome con los más diversos objetos, desde velas y cirios, pasando por una variada gama de verduras y legumbres como pepinos, zanahorias y calabacines, hasta consoladores de silicona de los tamaños más diversos, algunos inflables, otros vibratorios e inclusive algunos con la fría sensación del metal. Alguna vez una mujer me dio un beso negro, introduciéndome su lengua dentro de mi ano, lo que me hizo ver estrellas. No me considero gay, pero ya lo he probado con algunos varones en medio de un trío bisexual, experimentando alguno que otro cierto dolorcillo que luego se transforma en intenso placer. Puedo por ello asegurar que disfruto con fruición y deleite en toda su intensidad las sensaciones del sexo anal.
Sin embargo últimamente sentía que no llegaba tan intensamente al orgasmo como antes. Mi ano se dilata ya con cierta facilidad lo cual hace que las penetraciones sean cada vez menos dolorosas. Tenía que experimentar algo más fuerte.
Hace pocos días encontré en la nevera de mi casa un huevo de plástico de tamaño similar al de un huevo de gallina. Dicho huevo es hueco por dentro pues permite colocar en su interior una pequeña bolsa conteniendo carbón activado para el control de los malos olores. Como ya el carbón estaba muy viejo y no servía para nada, decidí darle al huevo un uso diferente. Lo llené con algunos balines de hierro para darle peso y le amarré en la parte inferior algunos alambres eléctricos trenzados. Metí luego el huevo dentro de un condón de silicona. Estaba listo para ser utilizado.
La primera inserción fue muy dolorosa. El diámetro del huevo exigía una buena dilatación previa, pero lo forcé hasta que entró dificultosamente por mi abertura anal. Sentí como si mis intestinos quisiesen abrazar aquel cuerpo extraño y no lo fuesen a soltar nunca más. Afortunadamente disponía de los alambres trenzados para jalarlo y poderlo sacar. Cuando se tiene el huevo dentro es realmente difícil que salga por sí solo, ni siquiera tratando de expulsarlo. Se necesita de la ayuda de la mano para poderlo extraer.
La segunda vez que lo hice con el huevo me fue mucho mejor. Con la ayuda de un consolador comencé a trabajar dentro de mi ano con el fin de que estuviese dispuesto a recibir a su nuevo invitado. Embadurné mi orificio con abundante aceite y crema humectante para que hubiera una buena lubricación y procedí a introducírmelo. Al principio como siempre dio alguna dificultad, pero al fin entró con el ano previamente dilatado. Luego, me introduje el consolador hasta alcanzar el huevo y empujarlo más adentro. No sé explicar lo que se siente pero es algo emocionante y perturbador al mismo tiempo. Se está ante algo desconocido. Predominan las ganas de defecar, pero al mismo tiempo se controlan relajando el esfínter y masturbándose el pene al mismo tiempo. Cuando ya no puedes más, eyaculas con el pene casi fláccido. Se queda así con la sensación de poder tener otro orgasmo casi simultáneo, que es posible aún con los pocos restos de semen que quedan en tu interior.
Por supuesto que existe la inquietud de expulsar algunas heces durante ese momento. No me considero escatofílico o sea aquel que disfruta con las heces. Pero para poder disfrutar del sexo anal se debe atravesar por un proceso un poco largo para llegar a acostumbrarse a tener contacto con la materia fecal, sin tener que sufrir de náuseas, pues aquello es inevitable a menos que se tenga la seguridad de tener los intestinos completamente limpios. Se debe por lo tanto estar casi siempre en el sanitario con papel higiénico y agua a la mano, estar constantemente lavándose y lubricando el ano.
Además subsiste la sensación de dolor que aunque es de corta duración puede llegar a ser muy intenso. Aquí es donde se debe afrontar cierta dosis de masoquismo. Afortunadamente es uno mismo el que lo está controlando y puede en cualquier momento interrumpir lo que está haciendo si ya no es posible soportarlo más. Especialmente recomiendo que cuando exista algún tipo de sangrado lo mejor es interrumpir pues puede ser riesgoso, en especial por la probabilidad de adquirir alguna infección. Afortunadamente esto se puede superar después de algunos días sin ningún problema.