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Sesiones de solarium | Relatos Eróticos de Voyerismo

Publicado por Anónimo el 30/11/-0001

Os voy a contar algo que sucedió no hace mucho tiempo cuando mi novia acudió como cada día a su sesión de solarium. Os comento que llevamos algún tiempo en el solarium ya y cada sesión dura unos 20 minutos, eso es algo que sabemos antes de entrar. Los primeros días estuve pensando cómo podría hacer para que alguien la pudiera ver mientras estaba tumbada en la máquina, pues ella llevaba las gafas puestas y no sólo no veía, sino que tampoco oía pues el ventilador de la máquina hacía mucho ruido. La máquina se cerraba por completo, pero quedaban dos huecos muy grandes, uno en la cabeza y el otro en los pies. Por el hueco que quedaba en la cabeza podías verle las tetas y el coño desde arriba mientras que por el hueco de los pies podías verle el coñito y si abría las piernas la rajita y las tetas por abajo.

Al principio sólo le hice alguna sesión de fotos, las cuales son espectaculares, pues no es muy común ver unas fotos así. Mi novia es una chica con tetas bastante grandes. Yo disfruto mucho de ellas sobándolas, comiéndomelas y con cubanas. Correrme en sus tetas es algo indescriptible. Os imaginaréis que para mí es la tía más buena del mundo pese a que sé que no es una actriz de Hollywood aunque para mi gusto ella tiene el cuerpo perfecto, no me gustan las modelos que salen por la tele que no tienen nada donde agarrar y que no son más que un saco de huesos. Me gustan las chicas con curvas y ella las tiene, vaya que si las tiene. Además, es una novia sumisa, le encanta que sea yo quien lleva las riendas del sexo en la cama. Hasta hoy ha accedido a todas mi peticiones, aunque dentro de la normalidad, creo yo, nada de sexo anal ni de sadomasoquismo, aunque sí atarla a la cama, vendarle los ojos y similares. He de reconocer que nuestras relaciones sexuales son muy placenteras. En cuanto al exhibicionismo, a ella le encanta hacerlo sobretodo en la playa y en el coche, pero ante desconocidos. El relato que les cuento a continuación ella lo desconoce, pues no sabe nada de lo ocurrido en el solarium. Para este verano hemos comprado uno de esos bikinis que salen en alguna Web que son diminutos, le tapa nada más que la rajita del coñito y los pezones, además son de los que se atan por los lados, con lo cual quitarlo y dejarle todo al descubierto es muy fácil. Pero este relato lo dejaré para más adelante, cuando llegue el verano y se me ocurra qué hacer con ella.

Ahora vayamos al tema del solarium que es lo que pensaba relatar desde un principio. Pues bien, a base de pensar y pensar se me ocurrió la idea de "invitar" a alguien a entrar. Había que elegir bien pues no era plan que aquello se llenara de gente, sólo dos por sesión, y también el chico que trabajaba en el solarium, pues gracias a él podíamos pasar a la gente una vez había empezado la sesión de rayos uva. El me pidió si podía entrar y le dije que claro. Los primeros días nos limitamos a verla desnuda desde un hueco por el que la veían desde arriba, las tetas y tal, y por el otro, por donde veíamos el coño y las tetas por abajo. Hay que decir que mi novia no sabe nada de todo esto. Ella pensaba que sólo estaba yo allí dentro.

Al cabo de unos días a uno de los chicos se le ocurrió decirme que si le podía decir a mi novia que abriera las piernas y nos mostrara la raja, yo le dije que era una muy buena idea y así hice. Me acerqué y le dije gritando que abriera las piernas, que me apetecía verle la rajita. Ella no sólo se abrió de piernas sino que también se la abrió con las manos con lo cual podíamos verle hasta el agujero. Era increíble. Aquel día eran dos chavales de 18 años y no pudieron aguantar la presión y se masturbaron. Además, uno de ellos se masturbó con el tanga de mi novia en la boca. Eso me excitó bastante. Ese fue un día muy excitante, tengo que reconocerlo. Pero lo más excitante estaba por llegar. Ese día la sesión de mi novia duraba ya 30 minutos. Fue el día que más tiempo estuvo.

Una vez empezó entraron los dos mismos chavales. Uno de ellos me preguntó si podía tocarla, sobarle las tetas y el coño. Yo me quedé parado, pero accedí, me acabó pareciendo una idea genial. Así que la sobaron cuanto quisieron. Obviamente mi novia pensaba que era yo quien la sobaba. Sin embargo, lo más fuerte estaba por llegar. Aquel día se volvieron a pajear mientras sobaban a mi novia y me pidieron que le dijera a mi novia que si podía echarle más crema, que llevaba mucho tiempo y que no quería que se quemara. Todavía le faltaban más de 15 minutos y me pareció una excusa perfecta. La sorpresa fue que la "crema" fue su corrida. Era la situación más excitante que jamás había vivido. Dos corridas de dos tíos que no conocíamos eran restregadas por el cuerpo de mi novia, bueno a las partes que llegaban sin abrir el aparato que eran las piernas, el coño, las tetas y la cara. Yo me sentía extraño, excitado, pero desconcertado. Cuando acabó la sesión, ya hacía 5 minutos que los chavales se habían ido, mi novia me dijo que hoy la había sobado a conciencia y que le había gustado y excitado que le metiera los dedos. Uno de los chavales le había metido sus dedos en el coño a mi novia y no uno ni dos, sino tres dedos. Además, también le metieron los deditos en la boca después de haberle restregado todo el semen por el cuerpo.

Esa fue la penúltima sesión. En la última no pasó nada a destacar. Simplemente pasaron a verla los dos chicos que ese día trabajaban y un hombre de unos 55 años que estaba arreglando una de las máquinas que se había roto. De momento no volveremos a ir hasta abril-mayo. Iré pensando nuevas historias y maneras de exhibirla.

 

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